Teacher Alpha

DulcePanquesito tarafından

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El principal sueño de Louis era poder terminar su carrera de derecho, siendo un omega, la mayoría de las pers... Daha Fazla

Aviso
Guía Omegaverse
Prólogo
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Especial.
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22. Primera parte.
22. Segunda Parte.
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DulcePanquesito tarafından

Silencio, era lo evidente dentro de la habitación. Las cortinas permanecían cerradas, manteniendo fuera el ajetreo de la mañana.

Una mañana poco común, el primer día de clases. El primer año universitario, se suponía que tenía que estar emocionado, debía despertarse con más energía de lo normal, con una sonrisa resplandeciente y miles de historias emocionantes transitando cada neurona hasta estimular  su cuerpo, sentir la dopamina en su sistema y explotar de entusiasmo.

Eso deseaba, despertar con energía, pero en comparación, se cuerpo se encontraba laxo sobre el colchón, de costado, su cabeza recargada sobre la palma de su mano, sosteniéndose con el brazo, mientras su mano libre acariciaba con ternura el pequeño pie regordeto del cachorro.

Sus ojitos se mantenían cerrados, su pancita subía y bajaba al compás de su respiración pacífica. Louis sonrió encariñado, llenándose de ternura.

Paso la mitad de la noche despierto porque su bebé habia decidido no querer dormir, arrastrándose por toda la cama, sintiéndose un adulto. Y Louis tuvo que mantenerse despierto si no quería que cayera por la orilla de la cama.

Durmió tan solo cuatro horas y despertó tres minutos antes de que su alarma sonará para poder apreciar a su bebé durmiendo con aquella tranquilidad endulzante, con mejillas rojas, piel blanca semejante a la nieve, pestañas cortas y nariz abotonada, sus labios delgados y muy rojitos y entreabiertos.

Louis se tomó un tiempo para admirar al cachorro, para absorber toda aquella energía que cargaba de amor y positivismo su vida.

Siempre funcionaba, mirar a su bebé unos cuantos minutos antes de decidir levantarse de la cama y pensar que todo lo que hacía; lo hacía por él.

Acarició el cabello lacio y dorado, plantando un beso profundo en su mejilla rellena para poder iniciar su rutina acostumbrada.

Tomó una ducha rápida, no más de diez minutos para impedir no estar en la habitación si el bebé se despertaba, se vistió, preparo su mochila y la pañalera de el pequeño, preparo igual la fórmula y se dispuso a despertarlo con muchísimo cuidado para evitar que se molestara.

Daniel abrió con pesar sus ojitos, el verde olivo resplandeciente bajo la luz artificial de la habitación. Llevo sus manitas hasta frotar torpemente sus ojos y parte de sus mejillas, sus labios formaron un puchero lastimero. De inmediato, Louis paso sus manos debajo de su pequeño cuerpo, la mano derecha se deslizó bajo su espalda hasta recargarla bajo su nuca y su mano izquierda presionó la baja espalda hasta alzarlo precavido del colchón.

—Buenos días, pedacito de sol. —acerco al cachorro, hasta que su rostro quedó a escasos centímetros del suyo, rozo su nariz con la suya en un beso esquimal suave, sonrió ampliamente al escuchar la risita del cachorro. La enorme necesidad por abrazarlo fuerte se hizo presente. Apretarlo con fuerza contra su pecho y mantenerlo ahí por siempre.

—Hoy es un día, muy, muy importante, amor. —le hablo Louis, como se había acostumbrado a charlar con Daniel, como si él fuese un adulto y pudiera entender cada palabra.

Cuando supo que fue aceptado en la universidad decidió mudarse de inmediato a Londres, para poder ajustarse meses antes a su nuevo estilo de vida.

Lo que significaba que su madre se había quedado en Doncaster junto a su papá, por lo que la única persona cerca con la que podía charlar era su cachorro, ni siquiera era un conversación pero eso bastaba. Louis era conocido por parlotear siempre, algunas veces hasta lo hacía de más.

Llegó a meter a sus amigos en problemas por no saber mantener la boca cerrada.

Su estilo social al menos de los últimos dos meses se reducía a las charlas con su cachorro, respuestas en forma de balbuceos y el intercambio de palabras que tenía con el chico del supermercado.

Pero eso estaba bien, porque había tenido el tiempo suficiente para leer unas cuantas cosas importantes antes de entrar a la universidad y prepararse.

—Estoy un poco nervioso ¿Tú no lo estas? —pregunto Louis al bebé. Caminando hasta el armario para buscar la ropa adecuada para el clima de esa mañana.

Se aseguró de buscar prendas abrigadoras para ambos mientras continuaba hablando sobre sus nervios.

Al encontrarla tuvo que luchar varios minutos con el pequeño para colocarle bien el pañal y unos minutos extra para ponerle la ropa.

Tuvo que correr por la casa buscando lo necesario al observar el reloj y lo atrasado que se encontraba. No recordó peinar su cabello húmedo antes de salir y de milagro pudo recordar no olvidar las llaves sobre la mesa del comedor antes de salir.

Daniel se había quedado dormido en sus brazos dos cuadras después de salir de casa. El omega aceleró su paso, observando el tiempo límite que tenía en el reloj de su muñeca. Ocho minutos no eran suficientes si quería llegará tiempo antes de que el autobús partiera.

Tuvo que hacer un sacrificio y acelerar su andar, los tarritos con puré de frutas chocaban entre sí dentro de la bolsa de su bebé, alterando su cordura debido al ruido  tintineante de estos.

Los jeans ajustados no le permitían hacer mucho, doblegando su esfuerzo por abrir un poco más su zancada. El problema de las piernas cortas era algo que lo atormentaba desde el preescolar.

La bufanda gris ya lo sofocaba, al igual que el abrigo del mismo tono cubriendo su cuerpo delgado. Sus manos frías dolían, no pudo encontrar los guantes y decidió salir sin ellos. Se arrepentía demasiado.

Sus pasos se aceleraron al mirar el autobús a lo lejos, sus brazos aferraron con más fuerza el cuerpo de Daniel contra el suyo. Pronto, las zancadas largas y aceleradas ya no fueron suficientes, no cuando la fila se reducía a tan solo tres personas.

En un esfuerzo alto y que sobrepasó todas sus capacidades corrió, apresurado, las mochilas en sus hombros balanceándose de un lado a otro, Daniel comenzando a llorar debido al ajetreo.

—¡Alto! —grito fuerte al correr.

Su último paso, largo y casi imposible le permitió poder estirar uno de sus brazos, tomando la puerta de cristal antes de que está cerrará y el autobús se marchara.

Las puertas volvieron a abrirse y Louis subió enseguida los primeros dos escalones, las puertas se cerraron detrás de él y se tomó el tiempo necesario para recuperar su respiración, esperando a que el ardor en sus piernas se esfumara.

—Gracias. —le dijo al chófer después de varios segundos de escuchar su corazón acelerado y sus pulmones contrayéndose.

—Descuida, no eres el único que sale tarde de casa. Tuviste suerte. —le comento el hombre, sonriendo amigable. Louis devolvió la sonrisa y después de acomodar cada mochila de nuevo en sus hombros camino por el pasillo hasta tomar un asiento.

El cachorro continuaba llorando, sus mejillas empapadas y el rostro rojo. Louis intento arrullarlo, sus piernas subiendo y bajando, pero el menor no se veía decidido a parar.

Su mandíbula se apretó e ignorando por completo las miradas de fastidio de los usuarios continuo en su labor de tranquilizar al cachorro.

—Por favor, Dany. —le dijo Louis con la voz dulce. Su mano rozando la espalda del pequeño, acariciando en círculos su pequeño cuerpo para tranquilizarlo. Aunque no funcionó y el pequeño cachorro continuo llorando durante el trayecto, incluso después de bajar y entrar a la escuela. 

Tuvo que caminar un poco avergonzado por los pasillos pues el llanto incontrolable resonaba en todo el lugar, logrando incluso un poco de eco debido a que aún había pocas personas en el edificio.
Observó el reloj en su muñeca y agradeció que aún contaba con diez minutos antes de la hora de la clase para poder calmar a Daniel.

Tomo el celular del bolsillo y reviso el número de su aula. Después de encontrarla entró, dando gracias al notar que se encontraba vacía y busco un lugar en la primera fila, soltó las maletas sin preocuparle las cosas frágiles y se dejó caer al asiento, suspiro aliviado cuando el peso extra eliminó su cuerpo y abrazo a su bebé, minimizando el llanto cuando su carita se escondía entre el hueco de su cuello.

Lucho con su abrigo para poder sacarlo pues el calor ya no le permitía respirar. Maniobrando con dificultad el cuerpo de Daniel y la ajustada manga de su prenda.

Su pierna se agitaba con ímpetu, meneando al cachorro sobre su muslo, con la manga de su suéter amarillo secaba las lágrimas en sus mejillas regordetas y limpiaba el flujo nasal antes de que tocará el labio superior del pequeño.

—Por favor, Daniel, si guardas silencio te comprare ese jugo de mango que tanto te gusta ¿Si? ¿Por favor? Por mi, bebé, por mami. —Louis respiró hondo y tomo con cuidado el pequeño cuerpo de su cachorro, acercándolo a su pecho para arrullarlo. Daba leves palmadas en su espalda, susurrando cosas lindas a su oído para controlar un poco el llanto de su bebé.

La puerta se abrió de pronto, el fuerte aroma a alfa le apretó la nariz. Louis pareció tomar con un poco más de fuerza el pequeño cuerpo entre sus brazos.

El hombre alto entro, el portafolio en la mano derecha, la camisa blanca bien planchada, las mangas dobladas hasta el codo y el pantalón negro cubriendo sus largas piernas.

Louis apretó los labios, sintiendo la mirada verdosa posarse en su anatomía y en el cachorro sollozante.

—Buenos días. —saludo el alfa, seguido de un asentimiento con la cabeza. Louis lo miro caminar por todo el frente del aula, hasta lanzar el portafolio al escritorio y arrastrar la silla hacia atrás.

El hombre no se había presentado pero Louis pudo deducir de quién se trataba en cuestión de segundos.

Sin embargo, todo en su cuerpo se paralizó al escuchar el grito detonante de su hijo estallar.

El alfa tomó asiento, dejándose caer e ignorando por completo al cachorro en los brazos de su alumno. Miro con aquellos orbes brillosos al omega aturdido localizado en la primera fila.

—No sé si lo sepas pero, generalmente, si alguien te saluda se saluda de vuelta. —Louis carraspeo. Sus mejillas de pronto sufrieron un calor característico de él y relamio sus labios.

—Lo lamento yo... estoy un poco ocupado. —Louis quiso sonreír, pero tan solo consiguió gesticular una ligera mueca amigable al recordar su pequeño problema. —Buenos días. —respondió. El hombre asintió satisfecho y tomo el portafolio para buscar algún papel, su atención pronto fue completa y única para la hoja entre sus manos y sus ojos se miraron atentos a las letras impresas en el papel.

Louis se sintió un poco mas aliviado y tranquilo al notar que el profesor no le presto mas atención y continuó intentando tranquilizar al pequeño que comenzaba a llorar más fuerte.

Louis está vez decidió hablar mas bajito, susurrando cerca del oído de Daniel, agitando la pequeña sonaja rosada frente a él en un intento desesperado por qué se distrajera y detuviera su llanto.

—¿Cuál es tu nombre? —le cuestionó el profesor, después de diez minutos. Louis alzó su vista enseguida, frunció un poco su nariz y observó con detalle los intensos ojos del hombre.

—Louis... Tomlinson. —le contesto, su mano dirigiéndose a la espalda del chiquillo, lo arrullo, prestándole atención al profesor.

El hombre asintió, la mirada fría y meticulosa puso a Louis en un estado inmediato de incomodidad.

Daniel se movía incontrolable, pataleando y agitando sus manos, empuñando la bufanda de Louis entre sus manitas.

—Y has decidido estudiar derecho. —Louis mordió su labio más incómodo, su colmillo incrustandose en la piel delicada.

Se había preparado para cualquier comentario negativo. Sabía lo que las personas pensaban. Un omega terminando una carrera era poco usual. De cada cincuenta alumnos en las universidades solo uno era omega.

Pero no esperaba que su profesor le criticara en tan poco tiempo, al menos era lo que sentía venir, era así como iniciaba siempre una charla que terminaba con un Louis molesto e indignado.

—Si, lo decidí desde que entre a la preparatoria. —el profesor entrecerró un poco los ojos, relamio sus labios y chasqueo la lengua.

—Me agrada que busques independencia, es algo poco común. —felicito el profesor.

Louis asintió muchas veces con la cabeza, sin saber cómo contestar. Esperaba cualquier cosa, pero nunca imaginó que uno de sus profesores aceptará que un omega fuese su alumno.

—¿Y él es tu hermano? —pregunto curioso. Louis respiró hondo y negó levemente con la cabeza.

—Es mi hijo. —contesto bajito. Sus ojos azules inspeccionaron al alfa frente a él, en busca de una reacción de sorpresa, pero la sorpresa fue para Louis cuándo el alfa tan solo asintió de nuevo, manteniendo su semblante neutro y libre de prejuicios, Louis lo agradeció tanto.

—Lo lamento yo, solo lo supuse porque...

—¿Porque no tengo una mordida? —interrumpió Louis, una sonrisa cariñosa se dibujo en su rostro y el profesor no supo cómo interpretarla.

El alfa se acomodo en su asiento, un extraño gesto se instaló en su rostro, mismo que Louis distinguió como una sonrisa reprimida, con un poco de inseguridad, pues el gesto fue tan rápido que le dejo un poco de duda.

—No se preocupe, se que todos piensan lo mismo en el primer segundo que me ven. Esta bien.

—Èl es muy lindo. —comento, refiriéndose al cachorro. Louis volvió a sonreír, está vez más amplio, consiguiendo que las marcas expresivas al costado de sus ojitos aparecieran.

—Muchas gracias. —olvido por unos segundos que el cachorro continuaba llorando, así que lo acomodo mejor en sus brazos e intento una forma nueva de arrullarlo.

—¿Cuál es su nombre? —Louis miro al cachorro, su rabieta aún potente.

—Su nombre es Daniel. —su mano suave acarició la coronilla de su bebé, la manga de su sueter volvió a recorrer las mejillas suavecitas y húmedas.

—Excelente nombre. ¿Eres creyente? —Louis apretó los labios, frunciendo su ceño en confusión.

—¿Disculpe?

—Daniel, el significado. Significa Justicia de Dios.  ¿No es así? Corrígeme si estoy mal.

—Oh. —guardo silenció pensativo. —Siendo sincero no lo sé. —libero una risa avergonzada. —El nombre es bonito. Algo dentro de mi me dijo que era el nombre correcto para él me refiero a... fue esa sensación extraña al verlo por primera vez. Tan solo, el nombre vino a mi mente en cuanto lo observé, nunca pensé en el nombre, no durante mi embarazo.

—Algo que solo una madre puede lograr. —el omega observó a su profesor, su expresión neutra, aunque en sus ojos una chispa extraña le causó escalofrío en la espina dorsal.

—¿Y usted? ¿Cuál es su nombre? —preguntó al notar que no le había dicho su nombre.

—Harry, Harry Styles.

—Harry. —Louis saboreo cada vocal, cada consonante al pronunciar aquel nombre. —Es un nombre muy lindo igualmente. ¿Sabe el significado? —Louis sintió el jalón en su cabello y soltó un quejido, dirigió su mano con cuidado hasta la mano de su cachorro, apartando el apretón de sus hebras castañas.

—Dany, te he dicho que eso está mal. Duele. —al parecer Daniel no tenía la intención de obedecerlo en ese momento, ni en ningún otro, porque volvió a tomar su cabello y tiro de nuevo. El omega tan solo suspiro.

—Dueño de hogar. —Louis detuvo su pequeña lucha con el cachorro, para prestar atención a Harry. —Es el significado de mi nombre.

—Un buen significado. —Harry asintió. Su mirada pronto se perdió entre el montón de papeles sobre el escritorio, pensativo y cerrado de un momento a otro.

Louis trago saliva ante el cambio drástico de humor, aunque su profesor no fuese muy expresivo pudo notar que decir aquello le había incomodado un tanto.

No volvió a hacer más preguntas y Harry por supuesto no hizo el intento por recuperar la conversación que pronto se perdía entre el sonido de la extraña agonía de Daniel.

El aula se sumió en un silencio un poco incómodo, al menos para Louis, pues su bebé ya llevaba llorando casi dos horas sin parar.

Los alumnos comenzaron a llegar, en cuestión de minutos el aula se llenaba de alfas y betas y su cachorro continuaba llorando sin control, intento desesperadamente cualquier truco que sabía, lograban calmar al bebé. Ninguno de ellos funcionó.

Comenzó a sentir el ambiente muy tenso cuando todos clavaban su vista en él, posiblemente rogando que hiciera algo por qué el bebé en su regazo parara de llorar y aturdir sus oídos. Cerró los ojos, la desesperación en su pecho. Miro la hora en su muñeca, habían pasado diez minutos de la hora para que iniciará la clase y no pudo evitar sentirse culpable al pensar que posiblemente Harry no iniciaba la clase por él.

El profesor se levantó de su silla, al mismo tiempo en que Louis se alzaba de su banca decidido y sin decir una sola palabra salía del aula con el bebé en brazos. Se apuró, ignorando las miradas curiosas y coactivas que le obligaron a salir con apuró.

—El primer día, a la primera hora y decides ponerte en este estado ahora. ¿Enserio Dany? —Louis gimió bajito, frustrado. —¿Que es lo que sucede, amor? ¿Te duele algo? ¿Tienes hambre? ¿Sueño? Seguramente es eso.

Louis se mantuvo fuera, parloteando como era costumbre, paseándose de un lado a otro por todo el pasillo, haciendo el mayor esfuerzo por lograr que los ojitos de su bebé dejasen de lagrimear y su boca parara de arrojar gritos aturdidores.

—Bueno Dany tú fuiste el que decidió dormir tarde, no yo. —sus brazos ardían después del constante movimiento que continuaba creando para arrullar a Daniel, algo que pensó en dejar de hacer pues no estaba funcionando para nada.

Escucho la puerta abrirse, el profesor salió. Louis sintió un nudo formarse en su estómago, los rizos bien acomodados sobre su cabeza llamaron su atención, aunque no lo suficiente para ignorar el hecho de estar en problemas, posiblemente.

—¿Sucede algo malo? —Louis se mordió la lengua y tan solo pudo negar con la cabeza, sus ojos al igual que los de su hijo se inundaron en lágrimas debido a la desesperación, pues no sabía que más hacer para que el bebé dejase de llorar. —¿Estás seguro? No ha parado de llorar desde que llegaste.

—Lo lamento no sé que es lo que le sucede tan solo... —su voz se cortó un poco. Decidió guardar silencio antes de ponerse a llorar en verdad.

—¿Has intentado calmarlo con tus feromonas? —Louis se atragantó un poco con su saliva.

—¿A-aqui? ¿En un lugar repleto de alfas? —carraspeo y negó instantáneamente con su cabeza descartando inmediatamente la posibilidad. —No, no es una buena idea. Suele ser incómodo, para ellos y para mí. Y es peligroso.

Harry frunció los labios, su mirada se clavaba profundamente en él, analizando con exactitud la situación y al omega frente a él. Saco las manos de sus bolsillos y camino con tranquilidad hasta donde Louis se encontraba, siendo cauteloso y con demasiado cuidado, acercó sus manos hasta tomar con cuidado la cintura del cachorro.

—¿Puedo? —cuestiono, mirando los azulados ojos del omega. Louis trago saliva e indeciso acepto, soltando con cuidado al cachorro, permitiendo que el profesor lo tomara en brazos.

Pudo sentir sus músculos descansar al tiempo en que el peso adicional le abandonaba y su profesor acomodaba el cuerpo de su cachorro en su brazo derecho.

Sus ojos conectaron unos cuantos segundos mientras hacían el intercambió, el mismo escalofrío golpeó la columna vertebral del omega. Fue hasta ese momento que su olfato se agudizó. Sin querer hacerlo, respiro profundamente las variantes notas de citricos amargos, con matices aromáticos de romero que se entrelazaban con matices salados.

Louis soltó el aire aturdido, su estómago achicandoce al notar su imprudencia, sus mejillas se acalorarón porque no dudaba en que Harry había notado su acción poco disimulada.

El alfa se giró, con el cachorro ya en sus brazos, retomando la acción de Louis de pasearse por el pasillo.

Louis se mantuvo en su lugar estático al notar como el alfa hablaba en voz muy bajita, susurrandole al cachorro cosas que no podía escuchar. Lo cargaba tan solo con su brazo derecho mientras que con el izquierdo hacia movimientos frente a su pequeño rostro.

El omega permaneció paciente, escondiendo una sonrisa a la cual no pudo darle explicación. Los gritos disminuyeron, solo  persistían los gimoteos, el llavero de patito colgaba frente al rostro de Daniel (mismo que Louis no supo en que momento el rizado tomo de su bolsillo) la argolla colgando de el dedo de Harry, los ojos verdes del cachorro siguiendo con cuidado el diminuto animal.

En pocos segundos, el profesor había logrado lo que Louis no pudo en toda la mañana, conseguir que su bebé dejara de llorar.

El alfa se giró, mirando a Louis directamente a los ojos, se cohibido un poco, acomodo la bufanda en su cuello, aflojandola para eliminar el repentino calor que le  envolvía el rostro.

—¿Que te parece si entras al salón y tomas tú lugar? Puedo cuidar de él durante la clase.

—Oh no, no es necesario, gracias es...

—Insisto, para que puedas tomar la clase bien.

Dudó, la suela de su tenis haciendo fricción con el suelo debido a su tic nervioso y el profesor, mirándolo directamente a los ojos, el verde penetrando cada rincón de su ser.

No fue hasta que Daniel llevo su pequeña mano hasta los rizos del maestro y jaloneo con un poco de torpeza que Louis reaccionó.

—No, Daniel, eso no se hace. —reprendio, su voz suave y pacífica hacia dudar si en verdad era un regaño o un simple aviso. Hizo el intento por alcanzar la pequeña mano de su bebé, aunque Harry fue más rápido.

Una leve sonrisa se asomó en sus labios, pronto se desvaneció y sus ojos esta vez, escaneaban los ojos verdes del cachorro.

—Asi que, Daniel ¿Quieres pasar las siguientes horas conmigo? —Daniel lo observó curioso, sus ojos viajaron a los rizos del profesor una vez más antes de asentir torpemente, por supuesto, sin entender bien que era lo que el alfa le pedía.

—Entonces ya está. —Louis apretó los labios, derrotado, soltó el aire y miro a su profesor.

—Muchas gracias. —dijo. Acomodo el suéter sobre su cuerpo, eliminando las arrugas en su torso.

—Es un placer. —contesto Harry. Cambiando al cachorro a su brazo izquierdo. —Adelante toma tu lugar. —Louis asintió aún dudoso y camino hasta la puerta del aula, empujó la madera, las miradas inmediatamente se centraron en él, pero las ignoro como había hecho el último año.

Ser un omega joven, embarazado y sin mordida eran razones suficientes para ser el centro de atención a todo lugar al que fuera. Tenía esa parte controlada. Aún así, no podia evitar sentirse asustado y diminuto ante las miradas de todos sus compañeros.

Louis camino rápido hasta su lugar, sus hombros levemente alzados, deseaba esconderse de pronto.

Se sentó sobre el pupitre y busco con la mirada su mochila, saco un cuaderno y una pluma de tinta morada.

El profesor cerró la puerta con cautela y camino hasta el centro del salón, busco el marcador dentro de su bolsillo y observó al alumnado, quienes le observaban confundidos.

—Muy bien ¿Dónde nos quedamos? —Louis trago saliva, observando con pánico a su profesor. No entendía como es que acepto que su profesor tomara cargo de su cachorro. ¡Su maldito profesor!

—El objetivo. —contesto un chico a la izquierda de Louis. Harry asintió, tomo la mano de Daniel y jugueteo con sus pequeños dedos, sin dejar de mirar a sus alumnos.

—Lo principal, para dar inició a su carrera es la formación básica de su carácter teórico, histórico e instrumental. Si tienen bien dominado esto será mucho mas permisible introducirse al conocimiento  de la realidad social contemporánea. En particular, la formación social inglesa. —Harry se paseó por todo el frente del salón, explicando a detalle cada bloque temático dentro del semestre.

Louis se dedicó a tomar notas, escuchando a detalle cada palabra pronunciada y guardandose una risa simpática siempre que Daniel acariciaba con curiosidad la mejilla del profesor.

Harry se las arregló para poder escribir en el pizarrón con el pequeño inconveniente de que Daniel le borraba unas cuantas letras siempre que podía y alcanzaba el pizarrón.

Varias risas se escuchaban vagas en el salón de clases incluida la de Louis.

—Perry Anderson. —hablo Harry alto al terminar de escribir el apellido en el pizarrón, para que su voz no se perdiera.

Giró en su eje, mirando inquisitivo al grupo. Sus ojos viajaron por toda el aula, inspeccionando a cada alumno.

—¿Alguien sabe quién es? —todo el salón quedó en silencio, como si la pregunta del profesor no hubiese sido clara.

Louis observaba por el rabillo de sus ojos al resto de sus compañeros, al menos a los pocos que alcanzaba a ver.

Los ojos verdes de Harry viajaron al omega en la primera fila.

—Louis... —el omega alzó la vista, mordiendo su labio con nerviosismo. El chico carraspeo, aclarando su voz.

—Es un historiador y ensayista político. Inglés, actualmente profesor en la UCLA.

—Bien. Nuestro primer tema será la dinámica Feudal. Dime ¿Sabes cuál de sus libros se puede relacionar con este tema? —Louis respiró hondo, su lengua remojando con cuidado sus labios y sus ojos fijos en el pequeño bebé que volvía a jalonear el cabello de Harry, estuvo cerca de decirle a Daniel que no lo hiciera, sin embargo guardo silencio y esta vez observó a su profesor.

—Transiciones de la antigüedad al feudalismo. —Harry sonrió un poco de lado, su ceja alzándose un poco, con destreza paseo a Daniel a su brazo contrario y devolvió la vista al grupo entero.

—Espero que sepan responderme que es el feudalismo o de lo contrario voy a reprobarlos a todos. ¿Alguien?

La clase continuo un poco anormal, pues observar al profesor hablar de los problemas referentes al desarrollo europeo mientras un cachorro le fastidiaba de cualquier forma posible era poco realista.

Harry terminó la clase, pidiendo a todos los alumnos conseguir el libro de Anderson que Louis habia mencionado y veinte minutos antes de que terminara su hora, la clase finalizó.

Louis guardo con tranquilidad las cosas dentro de la mochila, cada alumno salió a paso lento del aula y Harry se acercó a tomar el borrador del escritorio para borrar el pizarrón.

—Ten. —dijo Harry, extendiéndo el borrador a Daniel, sus ojitos verdes observaron el objeto rectangular con extrañeza. —Es para que borres, tómalo. —el menor empujó con cuidado el borrador, negándose. —¿Enserio? Pasaste la mitad de la clase borrando todo lo que escribía ¿y ahora no quieres borrarlo? —Louis soltó una pequeña risa, el alfa inmediatamente giró, mirando a Louis.

—Mi hijo es un rebelde sin causa, lamento mucho eso. —se disculpo, estirando sus brazos, Harry arrimo el cuerpo de Daniel hasta su madre, el menor inmediatamente se lanzó a sus brazos, su cabeza recargandose de forma inmediata en su hombro.

—Descuida, es muy divertido intentar controlarlo, hizo mi clase menos aburrida.

—Muchas gracias en verdad, no sé cómo agradecerte.

—Esta bien, puedo cuidar de él siempre que quieras. —Louis frunció los labios y agachó la cabeza, no supo porque de pronto se avergonzó.

—Espero que no sea algo constante, o tendrás que lidiar con jalones de pelo a diario.

—Puedo soportarlo. —le contesto Harry, el leve matiz de la broma combinándose con su voz profunda y rasposa. —¿Podrás soportar que tú hijo prefiera a un desconocido más que a ti? —el joven río bajo.

—No, no creo soportarlo. —le contesto de igual manera, burlón y despreocupado. —Pero si eso garantiza que no llore gran parte de la mañana entonces no me opondre.

—¿Cuántos años tiene?

—Oh, el es muy pequeñito aún. ¿No es así amor? —Daniel se acurrucó en su pecho con insistencia.  Harry sonrió con ternura. —Cumplira once meses en dos semanas.

—¿En verdad? Creí que al menos ya tendría un año. Por su capacidad motriz es... Tiene muy buena coordinación.

—Y demasiada fuerza. —recordo Louis. Harry hizo un gesto extraño que le dio la razón.

—Mi cuero cabelludo dolerá al menos las próximas tres horas. —el omega volvió a reír de forma dulce.

—Muchas gracias y perdón, de nuevo. —Louis acomodo la mochila en su hombro, Daniel se levantó, el pequeño llavero de pato escondido entre sus manitas. —Oh, me parece que esto es tuyo. —dijo Louis, quitando de entre sus manos el artefacto. Daniel grito en desacuerdo, un puchero se formó en sus labios.

—No amor, no es tuyo, es del profesor. —Daniel se empujó, en un intento por volver a tomar al patito.

—Esta bien, puedes quedartelo Daniel, te lo regalo, es tu premio por portarte bien durante la clase. —Louis miro a Harry, ignorando la cálida sensación en su estómago.

—No puedo...

—Esta bien. —respondió Harry, tomando el llavero de la mano de Louis, rozando sus dedos, su piel sintió una extraña corriente eléctrica y aguanto el jadeo dentro de su garganta al sentir su estómago encogerse.

—Es tuyo. —le aviso Harry, entregando el llavero a Daniel. —Se llama Duck. —Louis lo miro, jugueteando con el bracito de su pequeño bebé.

—Duck. —repito, Harry miro al omega, conteniendo la sonrisa en sus labios. —Es muy original. —Louis mordió su labio inconcientemente. —Gracias. —El alfa asintió.

—Te veré mañana, Dany. —se despidió del cachorro, su dedo índice golpeando con cariño su pequeña nariz abotonada.

—Dile adiós, amor. —Daniel alzó la vista de el llavero, sus ojitos conectándose con los del alfa y alzó con lentitud su mano derecha, sacudiendola de un lado a otro en pausas, su brazo entero siguiendo el movimiento.

—Nos vemos mañana. —se despidió Louis. Volvió a acomodar las mochilas en sus hombros y comino a su siguiente clase.

El cachorro no paro de sacudir su manita hasta que se encontraron fuera del salón de clases y Louis soltó el aire retenido en sus pulmones, cosa que no había notado en todo ese rato.

Las siguientes clases fueron igual de tranquilas que la de Harry, una breve introducción al semestre, presentación por parte de los profesores y unas cuantas por parte de los alumnos.

Las últimas horas Daniel se durmió en sus brazos y eso fue un gran alivio.

Salió del instituto y camino hasta la parada del autobús, espero el tiempo necesario para tomar el correcto y en pocos minutos ya se encontraba cruzando el umbral del apartamento.

Dejó caer las maletas a su costado y saco sus tenis con poca gentileza, pisando la parte trasera de los mismos para no tener que agacharse y le importo muy poco si estos estorban a la entrada de su casa.

Camino hasta la habitación y acostó a Daniel en la cama, se dejó caer a su lado derecho, ronroneando al sentir la comodidad de su cama suavecita y acogedora.

Miro los ojos verdes y claros de su cachorro y su mano se dirigió automáticamente hasta su cabello rubio, peinandolo hacia atrás. Louis sonrió, acercándose hasta que su rostro se acomodo frente al de su bebé y beso su nariz con cariño.

—Fue un buen día ¿No crees? —le pregunto Louis. El aroma de Harry se mantenía impregnado en la ropa de su cachorro, fuerte y varonil, Louis aspiro con profundidad el aire que le envolvía y el aroma sirvió como un maldito tranquilizante que le relajo cada músculo. Y entendió porque Daniel se había tranquilizado tan de repente cuando esté lo tomo en sus brazos.

Su aroma era tan cálido y acogedor que pronto deseo dormir.

—¿Así que fue por eso que te tranquilizante, solecito? —pregunto su madre. —Y yo que pensé que fue porque él era demasiado apuesto. —rio por la nariz, cerrando sus ojitos. La imagen de su profesor dentro de su cabeza.

Estaba tan concentrado y preocupado en silenciar el llanto de su bebé que no se había detenido mucho en pensar que su profesor era demasiado apuesto y joven.

Y su cabello se miraba muy suave, si él fuera Daniel también tomaría cada oportunidad para tocarlo.

Era atractivo, no iba a negarlo, tenía una mirada tan profunda y unos ojos que fácilmente podían derretirte en cuestión de segundos. Su piel parecía tan suave al tacto.

Su respiración se agitó de pronto, su piel cosquilleaba, su celular sonó al fondo y se alzó de la cama aturdido. Sacudió su cabeza de un lado a otro, empuñó el edredón entre sus manos con fuerza, el segundo tono lo desequilibró y se alzó acelerado y mareado de la cama.

Tomo el celular entre sus manos, contesto por impulso.

—Louis, cariño. —la dulce voz de su madre le saludo. —¿Cómo fue tu primer día de clases? —Louis llevo su mano hasta su boca, mordisqueando la uña de su dedo índice, mostrando su repentina ansiedad.

—Bien, muy, muy bien mamá. —respondió pausado, mirando a Daniel removiéndose en la cama, el cachorro se giró y comenzó a gatear sobre la cama, Louis inmediatamente se acercó para tomarlo de la orilla de su pantalón antes de que continuará avanzando.

—¿Está todo bien? Te escucho pensativo.

—Solo, me tomaste por sorpresa yo... yo, estaba a punto de dormir. —Louis cerró los ojos esperando a que su madre creyera su mentira.

Oh, lo lamento mucho, corazón. Solo quería saber que te fue bien. Dime ¿Dany se comportó bien? ¿Cómo está mi precioso querubín?

—El está... perfectamente, muy feliz, de verdad, hizo un amigo nuevo. —Louis sonrió, tomando a Daniel de la cintura para alejarlo de la orilla.

—¿Un amigo nuevo?

—Si. Quiero decir, mi profesor de Doctrinas, Políticas y Sociales es... Muy amigable, creo que le cayó muy bien.

Oh, ¿Es un beta? —Louis mordió su labio y negó con la cabeza, hasta darse cuenta que su madre no estaba presente.

—No, no es, es... alfa.

Eso es algo nuevo. —hablo su madre. —Daniel no soporta que un alfa se acerque a él.

—Lo se, igual pensé que era demasiado extraño. —Daniel se subió al regazo de Louis, moviéndose con insistencia y señalando el piso. El omega lo tomo con cuidado y lo coloco en el suelo.

Daniel comenzó a gatear hasta desaparecer de su vista. Louis suspiro.

Algo tendrá para caerle bien. —respondió simple su madre.

Louis se quedó pensativo, pensando en que era aquello que tendría, no pudo decidir cuál de todas sus cualidades le agrado más a Daniel.

Posiblemente su aroma cálido, o sus chistes que carecían de chiste pero que de alguna manera lo hacían reir. Tal vez era su atractivo o la chispa en sus ojos que Louis no sabía cómo describir. O simplemente Daniel pudo adivinar que se trataba de un alfa que amaba regalar cosas o su voz profunda y pacífica, su amabilidad, su inteligencia.

Llevo su mano hasta su cuello, rascando su nuca al notar cuántas cualidades encontró con tan sólo unas horas de conocerlo.

Imagino que estás cansado, amor. Te dejaré dormir, habrá más tiempo para que me cuentes a detalle todo. Mucha suerte, te amo.

—Igual te amo mamá, gracias. —corto la llamada enseguida y camino a la sala, buscando con la mirada a su pequeño cachorro.

Lo encontrándolo a la entrada, buscando dentro de la mochila de Louis. Los cuadernos ya se encontraban regados a su alrededor, al igual que las plumas.

—¿Que es lo que buscas, sol? —Louis se arrodilló a su lado. Daniel lo miro, balbuceando cosas que  no podía entender. Louis frunció el ceño y ayudo al menor a buscar, enseñándole cualquier cosa que encontrará dentro de la mochila. Recibiendo respuestas negativas del bebé siempre que le mostraba algo.

—No sé que es lo que quieres, Dany. —Daniel hizo un pequeño puchero.

Louis saco la bufanda de la mochila y enredado en esta el llavero de patito salio, golpeando el suelo, Louis lo recogió.

Daniel alzó sus brazos, abriendo y cerrando sus manitas ansioso, sus balbuceos sonaron altos y más revueltos.

—Oh ¿Es lo que buscabas amor? —el omega sonrió, tendiendo el llavero a su bebé. Daniel lo tomó, acariciando el terciopelo amarillo sobre la figura.

—Dup. —menciono, la l y la p atorandose entre sus labios, señalando al pato.

—Si, Duck, amor. Te lo regalo Harry.

—Uuuuh. —contesto, sus manos curiosas continuaban acariciando el terciopelo.

—¿Te gustó mucho? —Daniel asintió con su cabeza, concentrado en el llavero. Louis acarició su cabello y se levantó, dirigiéndose a la cocina.

—Ya tienes un amigo. —dijo mientras abría la nevera. —Es más de lo que yo tengo. —se burló de él mismo. —Un bebé de diez meses tiene más amigos que yo, es una tragedia. —solto una risita. —¿Puede ser mi amigo también Dany? —Louis se asomó por la puerta de la cocina, su bebé lo miro serio y negó con la cabeza seguro. Louis abrió la boca fingiendo estar ofendido. —Que envidioso eres. Yo sería mejor amigo que tú. —se quejo, sacándole la lengua como niño pequeño, su cachorro soltó una risa sonora.

El omega sonrió de oreja a oreja, las marcas a cada costado de sus ojitos azulados.

—Sabes que es verdad, Harry me prefiere más que a ti. —Louis regreso a la cocina, analizando su repentino y extraño comentario final.


...

Hola, hola! Lo prometido es deuda jsjsjs.
Aquí tiene el primer capítulo, espero que sea de su agrado y se mueran de ternura con cada escena bonita que se encuentren.

Gracias por siempre apoyarme en mis proyectos son un amor.

Voten y comenten eso me ayuda un montón a inspirarme, me encanta saber que piensan de la fic. Y me da un montón de ánimos.

Las adorooo. Espero que su día estalle de cosas bonitas y preciosas, nos leemos pronto con un nuevo capítulo.

All the fucking Love.

Okumaya devam et

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