𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘: ESE NOMBRE
❪ Cherry. ❫
CRECI TODA MI INFANCIA creyendo que la manera en la que Cinco y yo nos tratábamos era algo completamente normal pero, independientemente de eso, yo no quería tratar a nadie más como lo había hecho con el.
No sentía el fuerte golpeteo que hacia mi corazón dentro de mi pecho, ni el hormigueo en mi piel, no sentía mis mejillas calentarse, y mucho menos la necesidad de sentir las caricias de los labios de nadie más contra los míos. No si no eran Cinco.
Pero cuando se fue, entendí que aquello no era una simple relación. Jamás fuimos lo que fui con Luther, ni lo que fui con Ben, o Klaus. Jamás fuimos lo que fui con Diego.
Con Cinco era especial.
Y después de tantos años, un poco más de dieciséis, o cuarenta y cinco para el, el pensar que ya no era lo mismo me atemorizaba.
—Cinco —llame con voz firme, mientras esté trataba de abalanzarse sobre Klaus, hizo caso omiso a mi llamado así que tuve que hacerlo de nuevo —¡Cinco! —casi grite
—¿Qué? —se detuvo, mirándome con la furia aún latente en sus pupilas. No tuve palabras por la mente para formular algo coherente, así que sujete sus mejillas con mis manos ligeramente temblorosas y empuje su rostro al mío chocando nuestros labios.
Sabía que mi corazón estaba acelerado, sentía como golpeaba mi pecho, tratando de salir de este.
Moví mis labios con temor, la terrible idea de que Cinco no fuera el mismo que en un pasado desapareció cuando una de sus manos se enredo en mi cabello impidiendome alejarme y, contrario a la que se había vuelto una constante pesadilla, fue el quien tomo el control, marcando su ritmo, aquel que me desorientaba haciéndome temblar.
Era Cinco, seguía siendo aquel castaño que me provocaba mil sensaciones con un solo roce.
Su aliento, cálido contra mis labios, me hizo saber que había sido suficiente, al menos en medio de la acera, pues su agarre en mi cintura no se deshacía, y sus dedos en mi cabello impedían que alejara mi rostro del suyo.
—No lo lastimes —pedí en un murmuro, abriendo los ojos para notar como sus largas y afiladas pestañas descansaban contra sus mejillas, su respiración se encontraba agitada, al igual que la mía.
—Es un inútil —hablo lo suficientemente alto para que Klaus lo escuchará, soltando el agarre en mi cabello pero sin dejar de sujetarme cerca de el por la cintura, note como Klaus rodaba los ojos, haciendo a Cinco desviar la mirada de el con un bufido —Todos son unos inútiles —ahora fue mi turno de rodar los ojos.
En definitiva, seguía siendo el mismo Cinco.
—Vamos, relájate viejo —la ironía con la que hablaba Klaus era, de cierto modo, tranquilizante. —¿Saben que? Creo que tengo una idea del porque estás con ese humor —sonrió orgulloso de si mismo, como si hubiera descubierto un nuevo planeta. Entonces, me señaló, de arriba a abajo sin descaro alguno —¿Lo ves? Y aún más con Cherry aquí —fruncí el ceño, sin entender del todo, Klaus bufó exasperado —¡Debes estar caliente como tetera!
Ay Dios mío, Klaus si que estaba drogado, muy drogado para decir eso.
Me removí incómoda, tratando de deshacerme del agarre de Cinco, pero este solo aumento al notar mis planes.
—Todos estos años solo... Seguro te afecto la mente —la naturalidad con la que insinuaba que las hormonas en Cinco estaban alteradas no me interesaba, era normal después de todo, pero la manera en la que Cinco hacia cada vez más presión sobre mi uniforme, acercándome cada vez más a él, eso sí que no era normal —Y vuelves, ves a Cherry después de tanto tiempo...
—No estaba solo —lo interrumpió Cinco, y el ceño tanto de Klaus como el mío se frunció.
—¿Qué? —cuestione, sentí como Cinco se tensaba al oírme, y su agarre se soltaba ligeramente, aunque no lo suficiente para hacerme salir de el.
—Oh, estoy muy seguro de que Cherry quiere oírlo, ¿No es así? —si las miradas mataran, Klaus estuviera completamente incinerado.
Cinco no había estado solo, eso era bueno, ¿No es así?
Después de todo, yo tampoco lo había estado, era lo justo. Y tampoco podía reclamar nada, porque no había nada claro entre ambos.
—Se llamaba Dolores —no tenía nada de malo, ¿Entonces porque sentía ardor en la boca del estómago al escucharlo?
Desvíe mi cabeza, tratando de que Cinco no notará mi mueca al escucharlo pronunciar aquellas palabras, aún así sentía su mirada curiosa contra mi, y la mirada burlona de Klaus también.
—Estuvimos juntos por más de treinta años.
¡Ay, por favor! ¿Treinta años?
¿Por qué me había correspondido el beso entonces? Si tenía a Dolores, por más de treinta años, entonces yo era un cero a la izquierda. Un cero con cuerpo de niña, irritado y que ahora mismo quería salir corriendo.
Como pude deshice su agarre de mi cintura, notando como fruncia el ceño y trataba otra vez de colocar su mano en donde antes se apoyaba, pero yo ya estaba a un lado de Klaus, fingiendo que escuchaba sus palabras.
Dolores, Dolores... Otra vez ese nombre.
—¿Treinta años? ¡Oh, vaya! —Klaus estaba tan sorprendido como yo, aunque el no lo disimulaba —El tiempo más largo que he estado con alguien han sido dos... ¡No!, Tres semanas, y solo porque me he cansado de buscar donde quedarme —se encogió de hombros restándole importancia. Solté una risita por lo bajo, que sincero, aunque mi risa llamo la atención de ambos —Y tu, Cherry, ¿Máxima con una persona?
Note la mirada expectante de Cinco sobre mi, pero yo me límite a observar a Klaus en su lugar, su sonrisa burlona me lo decía todo, solo quería causar problemas entre ambos.
Lo admitía, mi única relación había sido con Diego, por un período de los quince hasta que se fue de la academia, de él no existía ninguna otra, ni antes, ni después. Y Cinco no contaba, porque jamás supe que era lo que pasaba.
—Dos años, por ahí —murmure, algo bajo, aunque por supuesto que Klaus adoraba molestar.
—¡Dos años! Y fue con Diego, ¿Cierto? —lo mire mal, mientras esté soltaba una risita.
Klaus pretendía seguir hablando, y yo iba a pretender escucharlo, pero Cinco no, así que cuando menos lo pensé este ya había sujetado mi mano y nos había sacado de ahí, montandonos en la parte trasera de un taxi.
—Siga conduciendo —resto importancia a la sorpresa del conductor.
❪ Omnisciente. ❫
—ASÍ QUE... ¿Diego? —la ojiazul rodó los ojos al escucharlo, había mencionado las mismas palabras por lo menos diez veces en la última media hora.
Lo había ignorado las nueve anteriores, pero está había sido diferente, pues Cinco se había interpuesto frente a ella.
Volvían a la academia, era relativamente temprano y Cherry estaba demasiado incomoda por el cambio en su cuerpo, así que prefería encerrarse en su habitación y pensar en que le diría a su agente. Aun asi, Cinco había insistido en acompañarla por un rato, y ella no se había negado, hasta que el comenzó a hablar sobre el único tema que prefería evitar, su relación con Diego.
Elevó ambas cejas, sin entender del todo porque solo decía aquello, pero suspiro mirándolo antes de asentir.
—Asi que, Dolores —imito ella, Cinco chasqueo su lengua, una sonrisa ladina se instaló en su rostro mientras asentía.
—No sabía que te gustaba —su tono era ligeramente acusatorio, Cherry entrecerró los ojos y se limito a bufar pasando por su lado, en dirección a las escaleras que comenzó a subir con Cinco detrás suya —Digo, al menos pudiste decírmelo.
—No me gustaba —se limito a negar, Cinco rio con ironía, subiendo las escaleras a pasado rápido, sin dejar ni un solo escalón entre ambos.
—Por supuesto que no —hablo irónico —Porque eso es lo que hacemos, estar con alguien que no nos gusta —acuso, Cherry rodó los ojos, habían llegado al pasillo de sus habitaciones.
—Bueno, no me gustaba hasta que te fuiste —bufo, deteniéndose de pronto para enfrentarlo, Cinco casi choca con ella, pero alcanzo a detener sus pasos un escalón debajo de ella.
—¿Es mi culpa entonces? —molesto, era tan notorio que causaba gracia, pero no para Cherry.
—¿Por qué tendrías que ver en algo sobre eso? —cuestiono, Cinco se encogió de hombros y ella rodó los ojos, volviendo a caminar hasta su habitación.
Iba a cerrar la puerta detrás suyo pero fue Cinco quién lo hizo, entrando detrás de ella.
—Si tus gustos cambiaron... —resoplo al escucharlo, más Cinco parecía demasiado concentrado para prestar atención en eso —¿Por qué me besas?
Lo ignoro, nuevamente, deshaciéndose de sus zapatos y saco, mientras aflojaba su corbata y se dirigía a su tocador.
—¿Podrías dejar de actuar como una niña y responder? —lo miro entonces, con la expresión completamente neutra.
—Luzco como una, por si no lo habías notado —respondio con la misma ironía que el había estado usando. Cinco mordió el interior de una de sus mejillas, desviando la mirada por un segundo pero volviendola a ella casi al instante —¿Qué es lo que quieres que te diga? Paso hace muchísimo tiempo, Cinco, te esperé y tal vez para tu fue poco, quizá querías que pasará toda mi vida sentada en esta cama, hasta que finalmente llegarás por esa puerta. Que te recibiera como si mi vida no se hubiera ido mientras todos los demás hacían las suyas. Si eso es lo que querías, entonces lo siento, lamento no haber cumplido tus expectativas, pero tú tampoco cumpliste las mías al irte durante casi dos décadas y volver como si no hubiera pasado ni un solo día —su pecho subía y bajaba, su garganta respaba y podía jurar que sus ojos ardían, pero las lágrimas no eran capaces de salir.
Cinco, por otro lado, se encontraba desconcertado, no lo había pensado así, sus planes eran volver al momento exacto en el que se había ido, pero todo había salido mal y había llegado muchos años después.
—¿Te trato bien? —cuestiono, desconcertado a la ojiazul que lo miro con el celo fruncido.
—¿Qué?
—Diego —respondio, Cherry tuvo que morder su mejilla, ignorando la sensación de desconcierto al ver qué Cinco seguía pensando en lo que había pasado cuando el no estaba —¿Diego te trato bien?
—Sí, Cinco —dejo de lado aquella sensación de vacío, el castaño asintió por lo bajo.
—Sobre Dolores... —iba a continuar hablando, pero fue ella quién lo interrumpió.
—No importa —Cinco la miro confundido —No quiero saber sobre ella... O él, honestamente no me importa —sus palabras lo descompusieron, ¿Realmente no le interesaba?
Pasaron un par de segundos, ambos viéndose fijamente a los ojos, Cinco deseaba explicarle sobre Dolores, era importante para el, aunque no tanto como lo era ella, pero si Cherry no quería escuchar esa explicación entonces, ¿Que sentido tendría decirla?
De pronto, una idea cruzo por su mente, una sonrisa apenas perceptible lo inundo.
—Hare un par de cosas, ¿Cuando vuelva estarás aquí?
—No creo tener más a dónde ir —el asintió.
—Entonces, te veré aquí —salio de su habitación, dejándola hundirse en sus pensamientos.
—¿Y... ENTONCES?
—¿Entonces que?
—¡Cherry! —ella rió.
—Sabes que sí, Diego. Sabes que si quiero ser tu novia.
—APUESTO A QUE con Cinco...
—¿Y el que tiene que ver en esto? ¡No está! ¡Cinco se fue!
—¿Y por qué si lo dices no lo entiendes tu también! ¡El se fue, te dejo!
—¡Cállate! ¡Solo cállate!
El golpe seco resonó por la habitación.
—EN UN PRINCIPIO, si lo hizo.
author's note:
cambié muchas cosas aquí, cuchaO como diría makuin, es que estaba escuchando traitor de olivia, pidoperdon.