Alas De Cristal

Nefertari_KL tarafından

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Me enamoré hasta de las letras de su nombre, de su ternura disfrazada de frialdad. Eso me atrapó, me enloquec... Daha Fazla

Prefacio
Snowflakes
Sky Eyes
Angel
Talk
Protection
Wings
Trip
Guilty
Alexandra
Desire
Ambush
Rescue
Narrator

Confidence

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Nefertari_KL tarafından

—Día Siguiente—

Lena despierta en su cama cubierta por gruesas cobijas, con una rubia abrazándola protectora desde atrás, era una posición acogedora e íntima, pero eso no le molesta al contrario, le encanta sentir la calidez corporal de Zor-El, suspira aun con los ojos cerrados acurrucándose un poco, y su trasero hace contacto con la pelvis de la rubia, la cual parece emitir un quejido, Lena sonríe traviesa mordiéndose el labio, pero prefiere no dejarse llevar por pensamientos perversos, y acaricia el brazo de ésta sobre su cintura, escuchándola ronronear adorable, y es cuando se da cuenta de algo muy importante, está prácticamente desnuda, solo trae puesto su sostén y bóxer, sonrojada abre los ojos girando la cabeza para ver el cuerpo también semidesnudo de su amiga, para rápidamente comenzar a crear escenarios de todo tipo en su mente quizás un poco adormilada.

Ruborizada cuidadosamente gira completamente hasta quedar boca arriba mirando al techo, todavía teniendo el brazo de Zor-El aferrado a su cintura, y trata de no pensar de forma depravada, pues no está desnuda, solo en ropa interior y sabe que debe haber una explicación razonable. La rubia abre los ojos sonriendo maliciosa al ver las mejillas sonrojadas de su amiga, así como el gesto nervioso de no saber nada al respecto, quiere seguir viéndola sufrir pero no es tan mala como quisiera a veces serlo, y por esa razón finge desperezarse al despertar, apartando su brazo para tallarse los ojos, y después mirar a Lena quien se cubre el busto con las cobijas.

-Hola—saluda Zor-El importándole poco estar con un simple sostén— ¿Te encuentras bien?—muestra una expresión inocente aunque por dentro reía malvada.

-Yo... ah...—Lena tartamudea— Sí... estoy bien, pero—se recuesta de lado para ver mejor a la rubia— Por... Por qué...—traga saliva audible— ¿Por qué estamos semidesnudas?-

-¿No lo recuerdas?—ladea la cabeza.

-Lo siento debe... debería recordar pero...— Nerviosa, mira a la rubia sonreír y después reír sonoramente— Eres malvada—se oculta bajo las cobijas avergonzada.

-Al parecer nada en agua helada te afectó, después de dormirte en el sofá comenzaste a temblar y estabas ardiendo en fiebre—Descubre a Lena quien hacía un puchero— Lo siento-

-No lo sientas—suspira aliviada, no por la situación sí no por no recordar, porque de estar con la rubia, jamás lo olvidaría— Lo volvería a hacer-

-¿Cómo te sientes?—pregunta con la cabeza posada en su mano.

-Excelente, aunque es... extraño—se sienta en la cama, aun cubriendo su cuerpo— No me mal entiendas, tienes muy buen cuerpo-

-Tú también— Zor-El no estaba avergonzada, en cambio Lena sí.

-Será mejor vestirse, no pretenderás desayunar semidesnuda, ¿cierto?-

-A veces lo hago—muestra una radiante sonrisa— Pero por cortesía, me vestiré-

Es la primera en levantarse ante la intensa mirada de Lena recorriéndole todo el cuerpo. Sonrojada al punto de verse como una cereza, la pelinegra admira el cuerpo atlético femenino de la rubia, quien de espaldas se ponía los pantalones y después la camisa, pero antes, Lena mira las cicatrices en sus brazos y abdomen, no eran simples marcas, habían sido suturadas.

-Zor-El... —la rubia la mira y comprende— ¿Quién te hirió?-

-Mi pasado—exhala sentándose en la cama, dándole la espalda.

-Es como sí te hubieran...-

-Así es Lena—susurra, aceptando la tortura— Pero no estoy lista...—tensa la mandíbula.

-Yo entiendo—Zor-El la mira y le regala una sonrisa— No voy a presionarte-

-Gracias—le acaricia el pie— Iré a preparar el desayuno, así podrás vestirte-

Antes de que Lena la contradiga sale de la alcoba. Suspirando la pelinegra rápidamente baja de la cama colocándose la misma ropa de ayer, peinando un poco su cabello para después salir, observando a su amiga batir huevos en un recipiente, mientras la mantequilla se fundía en la sartén.

-Te ayudo—remanga su blusa pero la otra niega.

-La cocina es mía—guiña, abre la nevera y saca el queso manchego— Tú solo mira-

-Hoy estás muy habladora—se sienta frente a la isla de la cocina— Me gusta-

-Desperté de buen humor—vierte el huevo batido en la sartén, moviéndolo con una pala y después el queso— Eres cálida-

-Me usas de bolsa caliente ahora—bromea haciéndola reír— Genial-

-Sobrevivirás—forma una especie de rollo con el huevo y el queso— ¿Tienes pan?-

-En la alacena—señala y la rubia saca la bolsa con el pan, eligiendo uno crujiente— ¿Qué harás?-

-Es una receta mía-

Lena simplemente asiente, viendo a Zor-El partir el pan a la mitad, friéndolo junto al rollo de huevo y queso, hasta tostarlo lo suficiente para después dejarlo reposar en la coladera donde la grasa escurre, el aroma encantaba a la pelinegra, quien saborea sus labios. Minutos después la rubia parte a la mitad el rollo y coloca cada parte en las piezas doradas del pan, sirviéndole una a Lena y otra para ella, pero antes de comenzar a comer, saca dos sodas de la nevera, entregándole una servilleta.

-Dioses... huele muy bien—usa los cubiertos para partir y coger un pedazo y llevárselo a la boca— Delicioso-

-Con este desayuno, estarás satisfecha hasta el almuerzo-

-Aun puedes estudiar gastronomía, ¿sabes?-

-Improbable—hace una mueca— Pero me halaga, señorita Luthor—le toca la nariz con el dedo.

-Agradezco tener buen metabolismo, o esto me haría engordar-

-En realidad quemas calorías al usar la materia gris, y tú eres muy inteligente Lena, no es solo el metabolismo avanzado-

-Me alegro entonces—dice feliz.

-¿No irás a trabajar?—Pregunta la rubia, terminando de desayunar.

-Sí, pero hoy entramos una hora después, mi jefe es comprensible, ayer trabajamos como esclavos—toca su espalda, haciendo un gesto de dolor.

-Yo pude darte un masaje—levanta los trastos para lavarlos— Así no estarías cansada-

-Te agradezco el gesto pero—se para a su lado secando los trastos— A veces los masajes hacen que quiera dormir cual oso Hibernando-

-Eres masoquista—sacude el agua de sus manos para después secarlas con las servilletas.

-Zor-El—coge sus manos, acariciándolas— Tú eres súper linda—le besa la mejilla— Y sí, creo que soy masoquista—arruga la nariz riéndose del gesto en la rubia.

-Bien, no insistiré—acomoda los mechones de Lena— Oye...-

-¿Sí?-

-¿Permiten mascotas en tu edificio?-

-El dueño no tiene problemas, en cuanto no hagan destrozos, ¿traerás a los perros?—pregunta animada.

-No me gusta dejarlos tanto tiempo solos, además Barry podría intentar hurtarlos y no quiero matarlo-

-¿Quién es Barry? Y no vas a matar a nadie—advierte.

-El hombre que intentó detenerte cuando fuiste la primera vez-

-Oh...— Lena siente escalofríos al recordarlo— Entonces trae a los chicos, quiero verlos-

-Gracias—ahora ella besa la mejilla de Lena— Te veré en la noche, debo regresar, probablemente tenga trabajo-

-Aquí estaré esperándote-

Un corto abrazo es suficiente para despedirse, Lena suspira sonriendo como boba, pegando la espalda a la puerta después de cerrarla al despedirla, feliz de haber compartido cama al fin con la rubia, aunque no recordara mucho, era un gran avance, quizás el suficiente para que Zor-El le tenga la confianza para contarle sobre su misterioso pasado.

..

..

..

—E. Eh Crump Boulevard/ S 4Th Street—

Zor-El no había vuelto a su hogar siendo de día, sin embargo le habían informado que los militares rusos no aparecían en vigía desde dos días ya, así que bajando la guardia suspira, mirando como siempre a Barry sentado fumando un cigarrillo, viéndola esbozando esa sonrisa torcida.

-¡Hey Zor-El!—saluda levantando la mano.

Ella devuelve el gesto en un mudo saludo, subiendo las escaleras del viejo edificio hasta llegar a su pequeño hogar, y al abrir es recibida por unos animosos caninos moviendo la cola, ella a veces pensaba que podrían fracturarse la espalda por el brusco movimiento feliz.

-Yo también los extrañé—ellos la llenaban la de babas— Tienen hambre lo sé, ahora les daré el desayuno, después una ducha, hoy visitaremos a una hermosa pelinegra-

Sus fieles amigos las escuchan atentamente, sentados en fila frente a sus tazones, esperando la orden para comer, Zor-El les sirve a cada uno, terminando con el nuevo, Helios, quien se había adaptado a las reglas, y en el momento en que la rubia chasquea los dedos, comienzan a comer. Zor-El quitándose la ropa, entra al baño para una larga ducha, minutos después sale en ropa interior, colocándose una jersey de mangas largas, perteneciente al equipo local, vaqueros azules y unas All Star negras. Peina su cabello en dos trenzas dejando el fleco visible en su frente, sonriendo ante su reflejo al espejo roto que poseía, se veía inocente y ella sabe perfectamente que no lo es, aunque quiere ver el gesto de Lena, se divierte mucho avergonzándola.

-Privet...-

Murmura leyendo el letrero en su techo, sentándose en la cama, mirando a sus perros echarse satisfechos a sus pies, Luna lame su mano, poniéndole el hocico en su pierna, Zor-El sonríe acariciándole la cabeza y ella cierra los ojos disfrutando las caricias de su dueña. Este es el amor incondicional, los cachorros aman a sus dueños a tal punto que los ven como si fuesen lo único hermoso en el mundo, ellos se enamoran del humano quien los protege, y son capaces de dar la vida sin pensarlo. La rubia los ama también, son su única familia y jamás los abandonaría, seguirá rescatando a muchos más, pues desprecia a esas malas personas que los abandonan, y sabía que en algún momento, pagarían tal acción de una u otra manera, esperaba fuese la peor. Dos golpes en su puerta hacen que tensar su cuerpo, hace una señal de silencio a los perros quienes estaban listos para ladrar, pero acatan la petición, manteniéndose en su lugar. Lentamente se pone de pie, caminando sigilosa hasta ver por el pequeño agujero en la pared, y para sorpresa suya, no eran los militares buscándola, era alguien mucho peor, y no quería atender al llamado, pero no es cobarde, así que aspirando aire para después resoplar, abre la puerta tranquilamente, siendo observa por una pelirroja llena de ira.

-Así que este es tu agujero—se mofa pero para su malestar, la rubia simplemente asiente— ¿Sabes a lo qué he venido?—la otra asiente— He investigado y tú, no apareces en registros legales, no existes... Zor-El—lee el nombre en la puerta— Y eso índica que te ocultas de alguien o estás huyendo de la justicia-

La rubia suspira cerrando los ojos, sabiendo que esto sería un problema, la pelirroja estaba obsesionada con Lena, y no descansaría hasta alejarla de quien cree es suya, y forzarla a estar a su lado, se preguntaba, ¿por qué siempre atrae a los dementes?

-Tienes que venir conmigo—abre los ojos mirando la sonrisa fanfarrona de la pelirroja— Y sí te resistes, me encargaré de mostrar un poco de justicia—muestra el arma en su cintura.

Zor-El gira un poco para ver a sus amigos con tristeza y después vuelve la vista a la policía, asintiendo y extiende los brazos, de inmediato Alex le coloca las esposas, halándola del brazo hasta salir del edificio con la mirada de los vecinos siguiéndolas, de inmediato nota a los escoltas de Edge hacer llamadas, esperaba que pudiera liberarla, tenía una cita con Lena, no podía faltar, y tampoco quería preocuparla.

..

..

..

—Police Officers—

Ahora se encontraba en una celda, sentada en una cama dura y fría, mirando las paredes rayadas, le recordaban ese pasado que cada día la atormentaba, no era momento de caer en la ansiedad, así que cierra los ojos buscando tranquilidad, de inmediato viene a su mente la hermosa sonrisa de Lena y sus perros, eso la tranquiliza.  Pero poco dura la tranquilidad, cuando dos guardias la levantan bruscamente llevándosela a un cuarto blanco, el típico sitio donde eres interrogado. La sientan como si ella no pudiera, al otro lado Alex sonreía, sintiéndose victoriosa, aunque también molesta por no ver reacción en la rubia, ansiaba verla sufrir o siquiera sudar, pero no, parecía una estatúa.

-No tienes identificación, por ende no tienes una de identidad o seguro social, así que... Zor-El—articula exageradamente su nombre— Dime, ¿quién eres?-

No responde, tan solo mira fijamente a Alex, comenzando a incomodarla, ella le había dado la razón en cuanto asentir que era muda, en su primer encuentro, quizás lo había olvidado o realmente era una mediocre policía.

-¿Acaso pretendes qué crea en tu mutismo?—Alex se veía furiosa— Yo sé que no lo eres, te escuché hablando con tus perros-

La rubia ladea la cabeza y para enfadarla aun más, sonríe maliciosa. Alexandra estaba a punto de azotar los puños en la mesa de metal, cuando dos golpes en la puerta la detienen y un hombre de color entra, mirándolas a ambas.

-Tenemos órdenes de liberarla—señala a la rubia y le entrega un folder a la pelirroja— Es protegida de Morgan Edge—Alexandra se muestra sorprendida— No hay nada más que hacer-

-Así que te llamas, Zor-El Edge—menciona sarcástica— No solo eres una mentirosa, sí no que también tienes a Edge de tu parte—azota el folder en la mesa— Por hoy te irás, pero te aseguro, que te atraparé y alejaré de Lena-

Alexandra sale furiosa golpeando la puerta, y el hombre le quita las esposas llevándola hasta la salida, donde un auto negro la esperaba, uno de los guardaespaldas de Edge le abre la puerta trasera y entra sin rechistar, encontrándose con el hombre quien la salvado tantas veces.

-Nunca te habían atrapado, y ahora una patética policía te encontró—menciona el hombre preocupado— ¿Tiene que ver con la pelinegra a quien has estado visitando?—la rubia asiente— ¿Ella es importante para ti?—vuelve a asentir— Bien, pero ten más cuidado, esa mujer no descansará hasta jodernos la vida-

Zor-El suspira asintiendo, mirando por la ventanilla polarizada, pensando en que Edge tiene razón, fue descuidada, debía estar más alerta, Lena era una distracción pero no pensaba alejarse, solo debía protegerse un nivel más que antes.

..

..

..

—Lanksy Bros—

-Lena—Mike la llama y deja de contar el efectivo para verlo— Una mujer te busca-

-¿Quién?—no dijo rubia, así que no es Zor-El.

-Dice ser policía, Alexandra Danvers-

-Maldita sea—gruñe— Cuida el fuerte-

-A tus ordenes cariño-

Guiña y eso la hace sonreír hasta que ve en la entrada a Alexandra, ni siquiera la había escuchado y ya estaba masajeándose las sienes, suspira antes de abrir y encontrarse con esa insistente mujer.

-Hola Lena—trata de tocar pero Lena retrocede.

-No me toques y por favor, habla ya-

-¿Sabías que Zor-El ni siquiera existe?-

-¿Qué?—no le gustaba su sonrisa fanfarrona.

-Así como lo oyes, la he arrestado y antes de que me agredas—levanta la mano impidiéndole hablar— Ella ni siquiera se negó, porque además de ser extranjera, no estaba aquí legalmente, Zor-El ni siquiera debe ser su nombre-

-¿Cómo te atreves a calumniarla?—pregunta enojada— Deja de inmiscuirte en mi vida Alexandra, comprende de una vez, ¡QUE NUNCA ESTARÉ CONTIGO!—eleva el volumen de su voz.

-Estás ilusionada con una mentira Lena—niega riéndose— Pronto verás que Zor-El Edge—frunce el ceño al oír ese apellido— No es quien dice ser-

-Vete Alexandra—da la vuelta y antes de entrar la oye una vez más.

-Ella es una mentira Lena, y lamentarás no haberme creído-

Lena de espaldas le muestra el dedo medio, entrando a la tienda para caminar a pasos sonoros y firmes de vuelta al mostrador, donde Mike la mira cauteloso.

-Odio a esa maldita—entonces Mike sabe que puede hablar.

-Esa es la acosadora de tu piso?-

-Así es, no entiende lo que es una negativa y ahora está diciendo mentiras sobre Zor-El-

-Está completamente loca y usa su puesto como policía para hacer lo que le plazca, honestamente deberías mudarte-

-¿Crees qué no lo he pensado?—su frente se pega al mostrador— Pero no quiero darle el gusto de incomodarme, además nunca le creería-

-Sí llegas a creerle, seré el primero el arrojarte al río Mississippi-

-Y te lo agradecería-

Mike atiende a los clientes que entran a la tienda, y Lena siente la mirada de Winn sobre ella, él parece querer acercarse pero desiste y lo agradece, no quiere ofender a nadie, está enojada, no debe descargarse con alguien más.

..

..

..

Zor-El caminaba acompañada de sus fieles amigos caninos, esta vez no podía usar la bicicleta así que había salido una hora antes para poder llegar a tiempo, Lena salía a las 21:00 hrs y hacía quince minutos en el tranvía, por lo que estar antes era prudente. Silbando nota el auto siguiéndola, ahora ya sabe quién es su vigía, por lo que solo suspira siendo halada, los caninos parecían más animados que ella, y eso es porque rara vez los saca a pasear.

No estaba agotada al detenerse frente al edificio de Lena, a veces el duro y cruel entrenamiento que le dieron en el pasado le era útil. Mantiene quietos a los canes, sentados u echados, mirando a las personas caminar por la acera, algunos se detenían a saludarlos y ellos felices era recíprocos a las caricias, eso la hace sonreír, ellos eran inocentes y juguetones.

-Listo—la voz y el flash del celular la toma por sorpresa— Creo que imprimiré esta foto—Lena sonreía ampliamente, hincándose para hacerle mimos a los canes felices.

-Espero haya salido bien—bromea la rubia.

-Ustedes son tan hermosos—se levanta para besar la mejilla de la rubia— ¿Has esperado mucho tiempo?-

-No, hace diez minutos llegamos—nota el brillo en la mirada de su amiga, causó el efecto esperado con esas trenzas.

-Me encanta como te ves con el cabello trenzado—le acaricia las trenzas— Definitivamente he tomado la mejor fotografía-

-Gracias—ríe mordiéndose la lengua.

-Pero vamos adentro, tengo mucha hambre y traje comida china—muestra la bolsa— ¿Te gusta?-

-Sí, aunque bien pude preparar la cena-

-Esta noche no—niega abriendo la puerta del edificio y después entran al ascensor— Además traje algunos aperitivos para ellos-

-Fantástico-

Lena quería preguntarle sobre su estadía en la oficina de policía, pero no quería que pensara desconfiaba de ella, sin embargo esperaba le contase sobre ello, porque después de todo, son amigas, cierto?. Salen del ascensor y caminan por el pasillo hasta entrar al departamento de Lena, Zor-El libera a los perros no sin antes advertirles se comporten, y parecen comprender perfectamente, acompañando a la pelinegra, hasta la cocina.

-Tengo que decirte algo, antes de que ella lo haga—menciona la rubia y Lena sonríe de espaldas, confianza— Me arrestó y acusó de ser una mentirosa, tú sabes que todavía no estoy lista para hablar sobre ello, no quiero que pienses erróneamente Lena-

-Ya estoy enterada—da la vuelta dejando el plato de comida frente a ella— Alexandra fue hasta mi trabajo, está más obsesiva y yo sé que me dirás todo sobre ti cuando lo creas prudente—le toma la mano, sonriéndole.

-Cuando nada se interponga, yo te diré todo Lena—besa los nudillos de la pelinegra, sonrojándola— Te he otorgado mi voz, créeme que no es por desconfiada-

-Lo sé—ahora ella besa los nudillos de la rubia— Y ya no hablemos al respecto, esa mujer me enfada de solo mencionarla-

-Cenemos entonces-

Zor-El silba y rápidamente sus canes se acercan sentándose a la espera de alimento, les reparte a cada unos los aperitivos que Lena les compró, y después de lavarse las manos cena acompañando a su amiga, una noche agradable para ambas, porque después de mucho tiempo, ya no se sentían solas.

Media hora después los perros dormían y ellas estaban sentadas en la alfombra, jugando domino, esta vez sin apostar, solo pasar el rato ya que la rubia le era repelente el televisor, y Lena comenzaba a pensar en leer más también, era mucho más sano, o quizás solo quería sentirse más cerca de la rubia, opinando sobre autores y lecturas importantes.

-¿Puedo saber, tu cumpleaños?—pregunta Lena.

-04 de Octubre—responde moviendo las piezas— ¿Y el tuyo?-

-03 de Enero—Mira las piezas, pensando en cómo seguir— Tu cumpleaños será antes, espero estar contigo y comer pastel-

-Hace demasiados años que no celebro mi cumpleaños—murmura nostálgica y suspira— Y también espero estés conmigo-

-Lo estaré siempre que tú quieras—se acerca a ella, abrazándola de la cintura, besándole la mejilla.

-Me gusta tu olor—le susurra al oído, olfateando el cabello de Lena quien siente escalofríos.

-Yo...— Lena levanta la mirada sonrojada.

-Y tus labios son perfectos—el pulgar de la rubia roza sus labios— Suaves, rosados y delgados-

Antes de que Lena pueda decir algo más, los labios de la rubia la silencian y nublan, moviéndose pausadamente al besarla, tarda un poco en corresponder pero al conectar, el beso se vuelve delicioso para ambas, como esa conexión el los libros románticos. Zor-El atrae a Lena rodeándole el torso con ambos brazos, disfrutando el beso y los suspiros emitidos por ella, quien le toca los hombros y eso la hace perder el control, empujándola hasta dejarla recostada en la alfombra, colocándose entre las piernas de la pelinegra, que al haberse cambiado de ropa, tenía un short puesto, lo cual la rubia aprovecha para deslizar delicadamente su mano derecha por la pierna de Lena. Todo parecía ir bien pero como era de esperarse, al formarse intenso el beso y los sugerentes movimientos de sus caderas contra la pelvis de Lena, ésta la detiene, empujándola lentamente de los hombros, jadeante y mirándola con ojos verdes brillantes.

-Lo siento—Zor-El se aparta avergonzada por dejarse llevar— Será mejor que me vaya-

Aplaude y los perros rápidamente se levantan llegando hasta ella, quien les coloca las cadenas y camina hasta la salida, con la mirada de Lena siguiéndola, ésta reacciona en el momento que la ve salir y se levanta rápidamente corriendo hasta atraparla en un abrazo por la espalda, deteniéndola.

-No te vayas—pide sintiendo el cuerpo tenso de la rubia.

-Me he sobrepasado contigo—responde enfada, pero consigo— Será mejor irme, no quiero...-

-Te estoy pidiendo que te quedes—interrumpe Lena— Por favor Zor-El-

-Bien—suspira y gira para encontrarse con la sonrisa tímida de Lena— Lo siento Lena, yo solo...-

-Te entiendo—vuelve a besarla cuando se hallan dentro— Solo me sorprendí... no esperaba que sintieras lo mismo que yo-

-¿No estás enfada?—pregunta la rubia algo desconcertada.

-No—ríe dándole otro beso— besas demasiado bien para enfadarme-

-Tú también—corresponde al halago— Y no por ser rusa, significa que esté en contra de esto-

-Me alegro—la lleva al sofá y al estar sentadas, vuelve a abrazarla—  Pero es muy pronto para... bueno eso-

-Eres hermosa, no me culpes por la excitación que me ha descontrolado—Lena sonríe emocionada, pues le era un halago provocarle eso.

-Antes debemos hablar sobre nuestros sentimientos—dice mirando esos hermosos ojos azules— Yo también te deseo, pero no quiero hacerlo sin definir nuestra relación-

-Te diré algo importante—acaricia las mejillas sonrojadas de Lena y ella asiente— Tuve un mentor, a él le cortaron la lengua durante la guerra—Lena la mira asombrada— Y yo elegí el mutismo en su honor, él me enseñó a apreciar la lectura—suspira— Yo huía de los hombres que me hicieron daño, y caí en un escondite, el de mi mentor— contiene las lágrimas— Pero después de meses visitándolo, la última vez que lo vi, estaba colgado en el árbol fuera del escondite, lo ejecutaron-

-Lo siento mucho—la abraza más fuerte— Pero no es tu culpa, sé que eso piensas y por esa razón no quieres hablar sobre tu pasado, temes que esos hombres me hagan daño-

-Nunca me perdonaría sí te hieren—murmura— Después de aquella noche, perdí toda esperanza y me hicieron entrar al ejército...—traga el nudo en su garganta— Hice un amigo, pero también lo ejecutaron—cierra los ojos dolida— De ahí mis pesadillas, todo lo que amo...-

-Yo estaré contigo siempre—Lena se sienta en su regazo, tomándole el rostro entre sus manos besándola— Te lo prometo-

-Alguien está ayudándome a mantenerme oculta, por eso es que no existo en tu país, te juro que no soy espía-

-Te creo, no tienes que jurar—otro beso.

-Vi a mis padres morir a causa de esos hombres también, pero no puedo probarlo—frunce el ceño enojada— Aun no-

-Has sufrido tanto, ya no hables más-

-Te digo esto porque, yo quiero estar contigo, con una parte de mi pasado revelado—la abraza también— Nunca pensé que alguien más pudiese ganarse mi cariño-

-Estoy honrada—Lena besa la nariz de la rubia— Y vamos a dormir, honestamente estoy agotada—se pone de pie tirando de Zor-El pero no logra moverla.

-Yo dormiré aquí—niega al ver el puchero de Lena— No quiero seguir faltándote y...-

-Dormimos semidesnudas y estuvimos a punto de hacer el amor, no voy a aceptar que duermas aquí-

-Pero Lena...-

-Anda—logra levantarla— Ven conmigo a la cama—hala de su brazo.

-De acuerdo—accede y es empujada por Lena a la cama, quien le quita los zapatos y después se arroja sobre ella, besándola— Lena... no...—la aparta con sumo cuidado, dejándola a un lado.

-Solo quería besarte—la rubia la abraza y la pierna de Lena le abraza la cintura, estando ambas de lado mirándose— Me encanta besar tus labios-

-Linda Lena, ya te has percatado de mi poco autocontrol—le besa el hombro— Y tú eres hermosa, no me tortures-

-Tienes razón—se abraza a ella— Buenas noches-

-Buenas noches—besa sus labios y después se acomoda para rodearla con ambos brazos— Mi linda Lena-

..

..

..

—Río Mississippi—

-Señor, aun no tenemos noticias de Zor-El, al parecer el informante fallo al decir que la vio nuevamente-

-Ella está aquí, puedo olerla—gruñe mirando el agua correr— Tengo la sensación de que pronto la atraparemos, mi instinto nunca falla-

-El general ha llamado constantemente, y espera noticias antes de que el juicio reabre-

-Solo debemos hallar a alguien en esta ciudad, que no esté unida a la fugitiva-

-Será difícil, tiene protección y al parecer por alguien muy importante Señor-

-Debemos buscar en altos mandos, los vagabundos y miserables no hablarán, quizás en los mafiosos o incluso la policía-

-Los criminales también se niegan a hablar, así que solo queda la policía, oí que una oficial llevó a una rubia extraña a sus oficinas-

-Investiga, Zor-El es conocida por esa extrañeza, debes hallar la manera de conversar con esa mujer policía-

-Así lo haré Señor—el soldado se aleja.

-Huelo tu miedo Zor-El—él enciende un cigarrillo, sonriendo con malicia— Y te atraparé como un zorro a una liebre-

Ríe confiado, no debía fallar o el General podía destutuirlo, además, la fortuna de los Zor-El era inmensa como para permitir una sobreviviente, todo estaba en juego, desde sus honores hasta la economía, y tenía el presentimiento de que aquella oficial, le sería de mucha ayuda.

..

..

..

Continuará...

Okumaya devam et

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