Pasión Italiana (Ya en Físico)

danielacgalvis által

13.3M 747K 228K

Bruno Lombardi. Frío,calculador y el hombre más poderoso de la mafia italiana, su mundo gira en reglas que na... Több

《Sinopsis 》
-Personajes-
《Booktrailer》
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPITULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPITULO 38
CAPITULO 39
CAPITULO 40
CAPITULO 41
CAPITULO 42
CAPITULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPITULO 46
CAPITULO 47
CAPITULO 48
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51
Epilogo
Capítulo Extra
Próximamente en físico
Información sobre la venta del libro

CAPITULO 12

279K 14.7K 10.8K
danielacgalvis által

Canción: High for this - The Weekend

Separe mis labios de los suyos.

¿Por qué no mencionó aquello antes? ¿Por qué espero a que me marchará para decirlo?

A este punto había logrado ciertas cosas en mi vida, independencia y aunque no quisiera alejarme de sus brazos, lo hizo en ese instante era lo mejor para ambos, en especial para mí.

- Lo siento, debo irme - me aleje sin decir más nada, mis piernas fueron más rápidas al momento de introducirme en el complejo de apartamentos y entonces sucedió, escuche su voz ronca decir algo a mis espaldas.

- Si deseas algún día regresar, sólo dímelo y vendré por ti.

No gire mi rostro, estaba roja, ruborizada al punto en que me daba vergüenza admitir que con simples palabras me desestabilizara. Durante el tiempo en que viví a su lado tuve que hacerme la idea de dejar de lado mis sentimientos, cosa que terminó hiriéndome.

Subí los escalones hasta mi apartamento, lo primero que hice una vez dentro fue correr hasta la ventana, el auto negro aún estaba estacionado allí.

No se había marchado. Me quedé varios minutos observando cada cosa que sucediera afuera, después de unos quince minutos el auto se alejó.

>> ¡Se había quedado, todo este tiempo allí!,¿Pero cuál era su razón?<<

Me regresé a mi cama y me deje caer ella dispuesta a pasar una noche más sin pensar en la figura de Bruno Lombardi.

Pero eso era algo imposible.

(....)

- ¡¿Vendido?! - mi grito casi pudo escucharse por todo el complejo.

- Sí, el comprador se mostraba muy interesado.

Debía pensar seriamente en algo que alejara esa mala racha de suerte que había tenido. El apartamento en que había estado viviendo por dos semanas ahora estaba vendido. No podía creerlo.

- ¿No tiene otro disponible señora Miller?

- Lo siento linda, pero este era el único disponible y pues... ya ves, ahora apareció comprador.

Demonios, ¿Qué iba a hacer? ¡¿Qué debía hacer?!

- El hombre dijo que vendría está semana a ocuparlo - entendía que debía dejarlo lo más pronto posible.

- Entiendo, sólo deme algo de tiempo para solucionar mi situación.

- Está bien linda - la señora Miller abandonó el departamento y yo me tumbe en la silla.

El teléfono móvil se veía como una solución a todo, si lo llamaba, quizás...

¡¿Qué estaba pensando?!

- ¿Que voy a hacer?- despeine mis cabellos negros. Estaba desesperada, tomé un buen tiempo en encontrar un apartamento disponible, encontrar otro sería algo complicado.

Aún así no me iba rendir. Saldría en busca de uno nuevo.

Tomé mi bolso de mano y me encamine hasta la puerta, el diario local me seria de ayuda para encontrar algo cercano y que se ajustara a el precio disponible en mis bolsillos, intente buscar y no logre nada en mi búsqueda. Todo estaba ocupado.

¡Que Karma!

No hizo falta recorrer más de cuatro calles antes de regresarme, para darme cuenta de que alguien me estaba siguiendo. Mi vista se giró hacia atrás.

Aquel auto era inconfundible, se detuvo enfrente mío y vi como el vidrio de la ventanilla bajo, Bruno asomo su cabeza a través de este, llevaba una gafas oscuras y un traje de vestir como la mayoría de veces lo había visto.

- Buenas tardes Camila – susurro y yo apreté mis labios.

- Hola – respondí en un susurro.

- ¿Todo bien? – alzo una ceja.

- Si – dije enseguida, él me dedico una sonrisa como si supiera que mentía.

- No eres buena con las mentiras – susurro, después bajo del auto y se acercó hasta mí-. ¿Qué ha sucedido esta vez?

- Bueno.. – mire mis zapatos-. El apartamento en el que vivo fue vendido.

- ¿Has conseguido uno nuevo?

- No – negué con la cabeza.

- La oferta de quedarte en mi casa, aún sigue en pie.

- No quiero de nuevo incomodar.

- Nunca me incomodaste – se encogió de hombros.

¿Que debía hacer? ¿Darle una oportunidad? ¿Pensarlo...?

- Camila, ¿me estas escuchando?

- Si – respondí casi enseguida.

- ¿Qué dices?

- Una vez te confesé lo que sentía, y...

- Y reaccione como un imbécil... pero esta vez, te aseguro que las cosas serán diferentes.

¿Diferentes? ¿A que se refería con ello?

Sus ojos azules zafiro se cruzaron con los míos cafés y decidí confiar en ellos.

(....)

Había pasado una semana en la mansión, habían sido los mejores días, o al menos yo los creía casi. Nuestra relación había cambiado, desayunabamos juntos, conversábamos de nuestro día y en las noches desaparecía. Solo en los momentos en que realmente estábamos a solas sin la sombra de sus hombres vigilándonos podíamos darnos otro tipo de afecto, nuestros besos no iban más allá que el roce de nuestros labios, algunos más subidos que otros.

Tenía miedo y temor de perder mi propio autocontrol porque era nueva en esto que empezaba a sentir.

Aquella tarde decidí pasarla en la mansión. Me entretuve tanto en la cocina, mirando cada uno de esos objetos para preparar pasteles que me entro la necesidad de crear un muffin de vainilla con chocolate. Mire la receta por internet, sin importar que las empleadas insistieron en más de una ocasión ayudarme. No necesite mucho tiempo para que estuvieran aquellos panquecitos listos.

- ¿Camila? – escuche su voz cruzar la sala

- Aquí – di un pequeño grito desde la cocina.

- ¿Qué estás haciendo? – dijo curioso mientras se acercaba hasta mi espalda.

- Esto – saque los muffin del horno y los coloque sobre la encimera.

- Huele bien, pero no tan bien como tú – sentí su nariz hacer un roce con mi cuello.

- ¿Vas a probarlos o no? – engrude la crema en su nariz y él sonrió mientras lamia la crema.

- Están deliciosos – volvió a sonreír.

- Hum... - metí mi dedo nuevamente en uno de los muffin y después en mi boca para relamerlo-. Han quedado muy buenos.

Sus manos pronto me hicieron girar colocándome justo enfrente de él, sus brazos se hicieron a ambos lados de la barra de la cocina y sus labios estamparon contra los míos.

Me quede perpleja ante su acción, casi inerte.

- ¿Que sucede? – su mano acaricio mi mejilla-.¿No es lo que deseabas?

- Deseo más – respondo mientras mis manos se enrollan en su cuello y él vuelve a besarme con más intensidad. Me levanta en sus brazos hasta que me conduce con dirección a su habitación. Estoy concentrada en cada sensación que experimenta mi cuerpo con su contacto.

Caemos a la cama besándonos de nuevo, mientras él muerde mis labios, empieza pasar sus manos por mis piernas, se quita en segundos su camisa y junto a ella la chaqueta que tenía puesta, su cuerpo está perfectamente trabajo, imaginaba algo así por la manera en que las camisas se ajustaban a su figura, pero verlo sin una prenda encima es otra cosa distinta, me tomo mi tiempo para sentirlo, para acariciarlo, para tocar cada parte de su piel que se había mantenida oculta para mí, para olerlo....

Oh Dios, Huele delicioso y me mente fantasea con eso. Todo mi cuerpo tiembla, tengo miedo, pánico...

- Puedo detenerme.. si deseas.

- No – lo vuelvo a tomar esta vez de sus cabellos que se enredan en mis dedos.

Bruno se posesiona sobre mí, presionando mis senos con su pecho, mientras yo paso mis manos por su espalda, sintiendo su piel, me falta el aliento, mis piernas automáticamente se levantan hacia sus caderas cuando una de sus manos amenaza con dejarme sin ropa interior.

Me mira directamente a los ojos con una sonrisa y yo se la devuelvo del mismo modo.

- ¿Puedo? - pregunta cuando una de sus manos se mete en las tiras de mi vestido.

Asiento a su pregunta y el hace que la prenda baje lentamente por mi piel, al igual que mi sostén-. Tienes unos lindos senos – me susurra al oído, mientras los toca y me estremezco con la sensación de sentir sus dedos acariciándolos, después su boca deja la mía para ocupar mis pezones que se encuentran regidos. Un jadeo se escapa de mis labios mientras mis piernas se enrollan en su cintura, el bulto que asoma entre sus pantalones deja claro que no soportara más, tampoco soportare lo que estoy sintiendo si sigue de esta manera.

- No eres bonita Camila, eres preciosa – me ruborice ante aquello era la primera vez que alguien se expresaba de esa manera conmigo.

Lo sigo besando mientras él se quita sus pantalones, alarga una de sus manos a la mesa de noche y rebusca hasta sacar un preservativo.

- ¿Usas algún método? – la pregunta cae como balde de agua.

- No.

- ¿Entonces?

- Es que..

- ¿Nunca has tenido intimidad?

Aprieto mis labios y después respondo un "No"

- Yo... ¿estás segura? – pregunta y asiento nuevamente.

- Estoy segura – lo tomo de su rostro y él sonríe.

Me sostengo de su cuello y siento sus manos bajar hasta mis bragas, uno de sus dedos juguetea con mi entrada, mi cuerpo reacciona mientras arqueo la espalda, un gemido se sale de mis labios y vuelve esta vez su dedo a recorrer mi piel húmeda producto de la excitación.

Entonces tomo un respiro, me aferro a las sabanas porque se lo que vendrá cuando veo que se deshecho de su ropa interior, ahora solo somos dos cuerpos desnudos a punto de unirse. Cierro los ojos y me dejo llevar por sus caricias.

- ¡Ah! – gimo en un grito que el apaga con sus labios, su miembro a entrado de forma lenta en mi interior, pero ha dolido a horrores. Asi que la sabana se convierte en mi manera de disimular el dolor. Cada embestida que hace es diferente, al principio doloroso, hasta que me acostumbro a tenerlo dentro de mí, me siento húmeda, siento que he llegado al límite de mi autocontrol.

- Eres una mujer totalmente exótica Camila – mis manos abandonan la sabana para ajustarse a su espalda ancha, mis talones presionan contra sus hombros para permitir que siga moviéndose.

- Tú eres perfecto - le susurro a su oído, esta vez pasando mis manos por su pecho perfectamente diseñado. Intento posicionarme encima de él, pero sus brazos me detienen.

- Yo siempre arriba – dice manteniéndome fija en la cama y dándome una sonrisa .– Me gusta llevar el control hasta en la cama – dice hundiéndose más fuerte, mientras arqueo mi espalda, es éxtasis, es pasión.

No respondo nada, solo disfruto, siento que me falta el aire, que esa noche inclusive no será suficiente para cansarme de él.

Entonces sucede... hemos terminado sobre la cama con nuestras respiraciones agitadas.

No sabía lo que era un orgasmo, no sabía lo que era, hasta ahora.

Me dejo caer en su pecho, no me creo que haya sucedido todo esto, tengo de seguro una sonrisa de niña estúpida en mi rostro, pero no me importa, solo me importa despertar en sus brazos, y así lo hago cuando me dejo caer dormida a su lado.

Despierto en la mañana, adolorida, lo busco con mi mirada al otro lado de la cama, pero en cambio encuentro soledad, frunzo mi ceño y observo que en un lado de la mesa hay un hermoso girasol y junto a el, una tarjeta.

Nos veremos más tarde dea, disfruta tu día.

B. Lombardi.

Sonrío como una idiota, y guardo la tarjeta, tomo mis cosas que ahora reposan en un costado del mueble, paso mis manos por mi cabello y lo peino con mis dedos, salgo de allí directo a mi habitación tomando en mis manos el hermoso girasol, al salir de la habitación de Bruno lo primero que encuentro es a un Amos parado en la puerta quien me sigue sin decir nada.

La seguridad es algo que no va a cambiar en la casa, debía estar acostumbrada ya a esto,

Una vez dentro de mi habitación, me meto en la ducha y me doy un leve baño, he estado pensando mientras recorro mi cuerpo con el jabón, todo lo que sentí la noche anterior con él, es un hombre maravilloso, es un hombre deslumbrante.

Me coloco un vestido de flores morado, junto a unas zapatillas, peino mi cabello en una media coleta y me dirijo al jardín.

- Señorita ¿Que desea desayunar? - pregunta una de las empleadas.

- Lo que sea estará bien.

- Luce de muy buen humor hoy.

- ¿Lo parezco?

- Si, luce como una mujer enamorada. Me retiro.

¿Enamorada? ¿En realidad esto se siente el estar enamorada?

Después de desayunar, decido sentarme a esperarlo en uno de los muebles de la sala, sus hombres me miran despectivamente, como siempre lo hacen, sé que no les agrada mi presencia en la casa, y esa era otra de las razones por las que me fui, pero aprendí a ignorar cada una de esas cosas.

Después de esperarlo por más de una hora, a pesar de que sé que lo odia, que lo repite todo el tiempo, lo hago.. porque cuando siempre pides algo logras lo contrario, no podía simplemente ignorar que me sentía angustiada cada vez que se iba.

- Hola - susurra mientras lo veo entrar seguido de Simone y de otros de sus hombres.

- Hola – respondo.

- Camila necesito hablar algo contigo, te espero en mi oficina - sube la escaleras y me deja sin nada que pensar. ¿Qué ha sucedido?

No doy más tiempo y lo sigo subiendo las escaleras que conducen a su oficina.

- Estoy acá - digo detrás de la puerta.

- Entra – responde del otro lado.

Entro en la oficina y lo encuentro sentado en la enorme silla de su escritorio, bebiendo un vaso de whisky y con unas cuantos documentos regados por la mesa.

- Siéntate – me ordena.

- ¿Qué querías decirme?

- Debo ser claro contigo.

Claro conmigo ese tono de voz no se escuchaba bien.

- De acuerdo.

- No esperes de mí un romance, no esperes una vida junto a mí, si estás de acuerdo con eso no habrán problemas.

¿Que acaba de decirme? Después de lo de anoche, creí que... mi corazón se estruja, no era lo que esperaba escuchar.

- ¿Te arrepientes de lo de anoche? – pregunto mientras lo veo abrir sus ojos como platos.

- No, no me arrepiento de lo que sucedió entre nosotros, pero debo ser honesto, sabes el mundo que manejo, no pretendo mostrarte como un trofeo a nadie, porque no lo eres, sabes de mi vida, lo que estas limitada a saber. Necesito que entiendas que no puedo ofrecerte lo que esperas de mí.

- Tú no sabes lo que espero de ti, aun no te lo he dicho.

- Sé que puede estar pasando por esa cabeza, entiende esto es totalmente nuevo para mí, si econtrara palabras para decirlo... te juro que lo diría.

- Lo acepto – suelto sin más.

- ¿Tú....

- Dijiste que las cosas serían diferentes, confié en ti, y lo voy a hacer esta vez de nuevo.

Aunque sé que esto no llevara a nada bueno, porque estoy jodidamente enamorada de él. Y aunque me esté diciendo que no espere nada de lo que mi cabeza imagina, es lo que más deseo en mi corazón.

- ¿Estas segura?

- Completamente.

- No sabes lo feliz que me hace eso – sonríe bobamente-. Hay algo quiero pedirte, cuando decida algo respecto a tu seguridad, respecto a llegar a la mansión, harás lo que te pida, las reglas de no salir de la habitación están claras, no bajes cuando te lo pida, ¿puedes entender eso?

- Las entiendo.

- Nadie te tocara, o hará algo tan estúpido como lo del incendio, nadie va a pasar encima de mí, pero necesito que me prometas que lo horas, estaré mas tranquilo – apretó sus puños como si aquel recuerdo removiera el odio en su ser.

- Prometo que cumpliré lo que digas. Y que serás la primera persona a la que llame si algo pasa.

- Va bene dea. Solo no vayas en contra de lo que te pido.

- Supongo que ya puedo irme.

- Camila, no es como si te vaya a tratar como un objeto, te he dicho que no esperes romance de mi parte.

- Ya me lo has dejado claro. Quedo claro eso.

- Ven aquí, solo... danos tiempo ¿sí? Te ves hermosa, no necesitas de un vestido elegante o de mil adornos para que mis ojos se deleiten con tu figura.

Me acerco hasta donde está, y él me da una sonrisa.

- Y asi dices que no espere romance – dibujo una mueca con mi boca.

- Me sale contigo.. ¿Te ha gustado el girasol?

- Sí, es muy bello. Gracias.

- Ten, esto te pertenece – coloca sus manos alrededor de mi cuello, me ha devuelto el collar que le había dado aquel día.

- Bruno..

– Solo luce hermosa en ti.

Entonces me acerca rápidamente hasta él y hace que me siente encima suyo, mientras me besa de forma apasionada en los labios, su boca sabe a una mezcla entre whisky y tabaco. Empieza apretar mi trasero, mientras paso mis dedos por sus cabellos.

- Te haría mía ahora mismo, sobre esta mesa – me susurra.

- Y yo quisiera eso. Pero me dejaste adolorida anoche..

El sonido de su móvil, aparta el momento de nosotros. Solo hay una razón, son de nuevo sus negocios, se irá, se irá de nuevo, me dejará sola como lo hace por las noches.

- ¿Ciao?, ¿Dónde es? Con que ahí se escondían, malditos bastardos. No muevas nada, iré yo mismo por ellos.

- ¿Qué sucede?

- Tendré que salir.

- ¿Cuándo regresas?

- No sé, puedo demorarme.

- Cada vez que cruzas esa puerta imagino lo peor.

- Debes empezar a hacerte esa idea.

- Bruno....ten cuidado.

- Volveré – dice tomando mi rostro en sus manos y dándome un beso.

- Te espero.

- No lo hagas, duérmete temprano.

Me devuelvo a mi habitación y lo veo alejarse, las horas pasan y no vuelve, he cenado en soledad, he mirado una y otra vez el girasol, he tratado incluso de escuchar música para hacerme la idea de que no está en peligro .Salgo de la habitación y le pregunto a Amos si sabe algo pero no esta dispuesto a darme información. Ninguno de sus hombres lo hace nunca.

- ¿Desea un té? – pregunta una de las empleadas al verme asomada en el balcón.

- Está bien.

- El señor regresara, solo descanse. Se ve pálida.

- Tengo una mala sensación – toco mi pecho que late a mil por hora.Suena tan fácil hacerlo, pero en realidad no lo es, es difícil lograr dormir. Una vez traído el té, me recuesto en la cama doy vueltas en ella una y otra vez pero no consigo nada.

¿Porque he aceptado la propuesta? Lo he hecho porque lo quiero a mi lado, es por eso que lo he aceptado, porque aunque quiera hacerme la idea de que no me afectara el que no mantengamos una relación amorosa, sé que terminara sucediendo lo contrario. Dejo que el sueño se apodere de mí. A la mañana siguiente despierto, me doy una leve ducha y me coloco algo sencillo. Bajo las escaleras, a toda velocidad con la esperanza de encontrarlo en el comedor, en su oficina o en su habitación, pero no hay rastros de él.

- Amos ¿Dónde está el señor Lombardi? ¿Regreso anoche?

- No regresa desde ayer.

- ¿Qué? ¿No sabes nada?

- No sé nada señorita.

- Por favor si sabes algo, dímelo, me están matando los nervios. No hay ningún mensaje de su parte tampoco para mí.

- En realidad no sé nada señorita, el don nunca tarda tanto tiempo, algo tuvo que suceder.

- ¿Y ustedes se quedan sin hacer nada? ¿No lo piensan buscar? ¿Que no su tarea es protegerlo? Porque siempre recalcan aquello cuando estoy cerca de él, yo no le haría daño.

- Entiendo su angustia, pero si vamos a buscarlo, la mansión quedaría expuesta, le harían algo a usted, eso sería lo peor. Solo queda esperar a que regrese o en el peor de los casos, enterarse de su muerte por las noticias.

Me niego a aceptar que eso suceda, ¿Porque no regresas Bruno? ¿Qué ha pasado? ¿Porque te has ido y no te has comunicado? ¿Porque nadie sabe de tu paradero?

Paso toda la tarde, angustiada, desesperada por saber que sucede, no hay un segundo en el que no piense en los peores escenarios, las palabras de Amos se han metido en mi cabeza, y se repiten una y otra vez, ¿y si está muerto? No, no, no quiero encender la televisión y encontrarme con esa noticia.

Me quedo en la entrada de la sala, como siempre lo hago, dejando que mis lágrimas me invadan, debo acostumbrarme, no es la primera vez que sucede, ¿cómo puedo pensar en arriesgarme con él, o en siquiera permanecer a su lado, si aún no me hago la idea de que el mundo al que se dedica es sumamente peligroso? El sonido de la puerta me hace despertar de mis pensamientos, me levanto rápidamente del mueble y dirijo mi mirada hacia la entrada, esperando verlo, pero en cambio, me encuentro solo a Simone.

- ¿Simone? - pregunto cuando lo veo entrar solo a la casa-. ¿Dónde está el señor Lombardi? – pero no escucho respuesta de su parte.

Oh Dios..

Olvasás folytatása

You'll Also Like

332K 12.1K 44
una chica en busca de una nueva vida, nuevas oportunidades, de seguír sus sueños. todo iba bien hasta que el la vio. el la ve y se obsesiona con ell...
17.3K 2.6K 15
Hoseok no soporta el aroma a durazno. Yoongi huele a durazno. Adaptacion todo los créditos a @anya_pink_
251K 16.8K 33
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
1.6M 117K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...