WHAT?! | Jeon JungKook.

Autorstwa PWatermelon

66.5K 2.4K 1.4K

❝Desde la primera vez que te ví, supe que serías un gran problema para mí, JungKook.❞ ... Więcej

✨➖W H A T?!
0.01 »» Bienvenido, joven Jeon.
0.02 »» No me interesa.
0.03 »» Niña (I).
0.05 »» Ay, Jeon JungKook.

0.04 »» Niña (II).

3.6K 271 99
Autorstwa PWatermelon

Realmente quise equivocarme cuando mencioné que TaeHyung llegaría a las puertas de mi casa hecho un completo desastre. No podía siquiera creerme el que estuviese vomitando todo lo que había ingerido horas atrás en mi pulcro y límpido baño. Y todo porque el muy tonto no consiguió a HyunHae en la casa de sus padres y porque se sentía demasiado herido por los tratos de su rosa de galleta (como solía decirle a su ex-novia), sino estaba segurísima que correría a sus brazos y le pediría a mi amiga que le rascase la barriga (Ya que esa clase de mimos sí que lo complacían, según me había dicho cuando me obligó a hacerlo la primera vez que le dirigí la palabra).

Ahora que lo pienso, aquello fue extraño.

En cierto caso, rodé los ojos como por tercera vez seguida en menos de un ápice diminuto de tiempo, mientras veía como él tomaba té de mi taza favorita.

Luego de que mi madre me preguntase unas dos veces quién demonios se hallaba en el cuarto de arriba provocando gemidos ahogados y suplicios extraños; no tuve más remedio que comentarle lo ocurrido y decirle que no se preocupara, que mi amiga y yo lo resolveríamos. 

Sin embargo, mi madre era tan poco confiada, que terminó por preguntarme todo lo que le viniese a la mente. Y no mentiría, quizá hasta había creído que mi progenitora subiría hasta arriba para decirle a mi amigo que se fuese de casa y que dejase lo fiestero; pero en su totalidad lo único que hizo fue prepararle un té verde y ofrecerle algunas camisas y pantalones de mi padre, ya que su ropa parecía un basurero de los más cutre y grotesco. Además de sobarle la espalda con calidez y susurrarle un: "No te preocupes, mi niño. Te prepararé un tecito".

Oh, claro. Ella se había enterado de su ruptura amorosa y de lo mal que se sentía por culpa de ello (HyunHae se lo había comentado). Pero el cariño con el que le trataba y la calidez con la que le preparaba unas cuantas tostadas me hacían sentir bastante celosa, un poco invadida y egoísta por querer el cariño de la mujer sólo para mí.

Y no, tampoco es que me creía el centro del mundo pero, ¡Joder! ¡TaeHyung estaba borracho! ¿Cómo es que no le daba un casquillo en la cabeza y no le decía que era un idiota y que así no se resolvían las cosas? Porque apostaba millones a que si hubiese sido yo en vez del castaño, los regaños no cesarían sino hasta las tantas de la mañana. Netamente no lo entendía. ¡Los adultos eran muy confusos! 

Aunque y, a pesar de que no quisiese admitirlo, también me sentía muy mal por el estado anímico de mi otro mejor amigo. Es decir, adoraba a TaeHyung. Él había estado conmigo desde antes que conociese a HyunHae (Lo cual fue gracias a él), y ver que se hallaba bastante inestable y muy decaído por su pasado amorío, me dejaba en bandeja de plata una amarga patraña. Una que más que engañosa, había sido hecha por su antigua y amada ex-novia.

Y con todo lo que había ocurrido, realmente él me angustiaba.

Observé de pleno como mascaba una tostada con una parsimonia sumamente letárgica y como arrugaba el entrecejo cada cuando sentía un sabor nuevo, o demasiado tostado. Y suspiré, sopesando en lo mal que podía estarlo pasando últimamente. Quería preguntarle el qué le había llevado a tomar con tan despreocupada obsesión; sin embargo prefería llamar primero a HyunHae para que esta supiese algo de él. Anticipaba el que ella no estuviese enterada de nada, así que escribirle un texto le ayudaría a saberlo. 

Tomé mi móvil de mis bolsillos traseros y escribí en un mensaje instantáneo un: "Ya, TaeHyung está aquí, en mi casa, a tomado muchísimo y parece decaído. Lo mantendré a salvo mientras tú corres por soquilio, ¿bien? Nos veremos mañana, uvita mía". Guardé mi teléfono luego de enviarle aquello y con una mueca en los labios avancé dos pasos, hacia la cocina. 

Parecía que me estaba esperando, pues TaeHyung alzó el rostro en cuanto escuchó las suelas de mis pantuflas chocar contra las baldosas de cerámica y, una vez que tragó con lentitud un trozo de pan con mermelada, me sonrió acongojado a la par de afligido, casi lánguido y muy, muy desanimado. Consumé asiento en una de las sillas frente a él y le mostré una mueca; una que muy bien podía ser calificada como decepcionada y preocupada, un tanto enfadada por el trato tan vano que se había dado a sí mismo. 

Él pareció comprenderlo, saber que quería decir mi inminente mirada, pues con un gesto amargo y alicaído alcanzó mi mano, sobre la mesa, asegurando con sutileza mis nudillos y brindándome un suspiro exhaustivo, bastante cansino.

—¿Qué ha ocurrido?—le pregunté cual madre a su hijo. Y justo en ese instante comprendí a través de sus ojitos marrones que él realmente no deseaba dialogar sobre ello. La verdad era que no quería adentrarme demasiado en el tema, pues reconocía que algo como eso debía ser enteramente duro para él; sin embargo pensé en que, así como se había emborrachado y llegado casi llorando a la puerta de mi casa, al menos debía contarme una porción de qué era lo que pasaba. Tenía un mínimo de derecho a saberlo, ¿no?—. Sé que no soy la más indicada para preguntarte el porqué de tu descuidado aspecto. Menos del qué es lo que piensas pero, TaeHyung, me preocupa muchísimo que te quieras destruir por algo que simplemente no vale la pena.

Tensó su agarre con afianza y metió los labios al oírme. Sabía que mis últimas palabras le habían sido duras y bastante honestas, mas no podía decir que lo que hacía estaba bien cuando era obvio que no era así.

Porque Kim TaeHyung se estaba destrozando a sí mismo.

Lo había notado desde la vuelta al instituto y en ocasiones por cacharlo un poco cabizbajo. El haber roto con aquella chica en serio le estaba pesando. Y yo... Yo no quería que aquello fuese así. Porque ansiaba verlo feliz. Era mi mejor amigo y pese a mi disgusto por su irritante idiotez; deseaba verlo sonreír, otra vez, como antes, con su característica sonrisa grande y ojos diminutos.

Amaba mucho cuando él lo hacía, el sonreír, porque cada vez que sus pómulos se alzaban y su nariz se achicaba un poco, fuera como fuera; presentía que, arriba en el cielo, los ángeles como él también brillaban de la misma manera, con una pureza infinita y una castidad inigualable. Porque TaeHyung siempre había sido un ángel.

Siempre había sido mi ángel.

—HyunHae se enfadará conmigo...—murmuró abatido, volviendo a envolver mis nudillos con sus largos y finos dedos—. Me ha dicho que no bebiera, que me fuese a mi casa y que dejase de pensar en ella pero—se detuvo unos segundos. Y justo allí pude percibir como su nuez de Adán bajaba lentamente y como la tónica alegre y característica de su agravada voz se extinguía, abriendo paso a la nostalgia misma—, realmente le amo, Kiyong. Daría lo que fuese por volver a tenerle en mis brazos y por decirle cuán guapa siempre ha estado. Ella es una parte muy importante de mi corazón. Es... mi primer amor. De verdad amo a Aeni. Pero... parece que ella a mí no—dicho eso hizo descender su rostro, bastante acongojado como para mantenerme la mirada.

Y es que era capaz de percibirlo. Su tristeza era tan grande que si acariciaba su aura, podría palparle.

—TaeHyung...—quise arrullar sus mejillas y abrazarlo, mas me privé de hacerlo. No me parecía indicado.

Pese a ello me dolía oírlo así, tan depresivo, tan melancólico. Y las ganas de salir de mi casa para acribillar a la fémina me estaban consumiendo en serio. Ahora entendía muy bien las palabras de HyunHae respecto a nuestro amigo. Él era demasiado puro como para ser herido. 

TaeTae chasqueó la lengua, en medio del efímero mutismo, y prosiguió con su habla:

—Lo sé. ¡Qué absurdo!—rió de imprevisto y se colocó ambas manos en los cabellos, asustándome en el momento pues su cambio de actitud había sido demasiado repentino—. ¡Soy tan estúpido que nunca me dí cuenta del enorme aprecio que le había adquirido! Ella siempre me decía que iría a la casa de sus padres, que no debía preocuparme por no recibir una llamada y que estaría realmente ocupada. ¡Y vaya! ¡Sí que lo estaba! Pero con él...—masculló entre dientes. Por lo tanto aproveché el que estaba distraído y me levanté de mi asiento, no siendo capaz de tolerar su rostro compungido y caminando hasta llegar al suyo para asimismo rodear sus hombros con disimulo, tratando de reconfortarlo—. Realmente fui un estúpido... un ingenuo. Nunca debí ir a ese evento y menos salir a mirar los fuegos pirotécnicos. Si tan sólo... Si tan sólo me hubiese metido a abrirgarme y no hubiese vislumbrado el enorme jardín donde ella saltaba y disfrutaba... Yo no sería ni estaría así. Y ella... sería feliz, sin mí—musitó sutil, para añadir—. Y estaría bien que fuese así, ¿no es cierto? Claro que sí.

Escucharle hablar de esa manera tan penumbrosa realmente me dejaba mal sabor de boca. Me obligaba a sentirme culpable aún sin yo haber hecho algo o ser responsable de dichos actos. Por lo cual opté por serle sincera y decirle lo que en ese instante creía y veía, lo que muy a mi pesar él debería haber visto u oído.

—No eres un estúpido y menos un ingenuo, TaeTae. Nunca lo has sido y seriamente no comprendo por qué demonios te echas la culpa tú solo—fruncí el entrecejo, como una madre disgustada—. Esa chica también tuvo que hablarte con sinceridad desde un principio. Decirte que estaba con otra persona y no salir contigo por simple capricho. Aquí la idiota y la sinvergüenza es ella, y no digas que estoy errada porque sabes con verdadera insistencia que lo que he dicho es completamente cierto.

—¿Pero si no fui un estúpido y un ingenuo, cómo es que jamás me percaté de la venda frente a mis ojos?—giró su rostro un ápice de milímetro, viéndome desde abajo mientras yo estiraba mis brazos, alejándolos de sus hombros, abrazándome a mí misma—. Dime, Kiyo, ¿qué excusa le tienes a eso? ¿También lo creó un estúpido capricho?

Cerré los labios por unos segundos. Y no porque no tuviese un argumento para responder a ello, sino porque trataba con demasía mesura buscar las palabras adecuadas.

TaeHyung expulsó un bufido durante mi corto mutismo, y así como una vez se había girado para verme de costado, hizo lo mismo en la dirección contraria, evadiendo mi mirada. 

Me acuclillé a su lado cuando sopesé lo que realmente quería decirle. Y él no tuvo más remedio que examinarme directamente cuando mis manos tocaron sus muslos, mientras asimismo me apoyaba en ellos. 

Vislumbré como un atisbo de tristeza se fundía cual estrella culminada en el brillo de sus ojos y experimenté el retorcijón de tripas más grande de mi vida. Nunca le había visto tan alicaído y menos tan entristecido, con los ojitos medio aguados y con los labios titubeando. De verdad lucía muy herido, demasiado roto. Y cuando me armé de osadía para levantarme y estrecharlo en mis brazos, TaeHyung provocó que cayese en su regazo y me enrollase a su lado.

No me sentía del todo incómoda. Le tenía muchísima confianza a TaeHyung y aunque este fuese un chico; casi siempre le había visto como un amigo, un hermano, por lo que uní mis dedos detrás de su nuca y recargué mi cabeza en su hombro, mientras musitaba con sintonía las frases que provenían abarrotadas desde lo más hondo de mi alma.

—Mira, TaeHyung. No soy una experta en las relaciones amorosas y la verdad no encuentro muchas palabras para expresarte lo que siento y creo pero, nunca has sido un idiota. Simplemente estás enamorado de la persona equivocada y así como en su momento le quisiste y amaste, también aprenderás a no hacerlo, a olvidarle. Una vez leí que el amor te deja ciego; que te ciega de la peor manera y que entre más tratas de evitarlo siempre caes ante su encanto. Pero, no debes desear el no haberle conocido por un altibajo. Menos decirte a ti mismo que no tuviste que haber ido a aquel lugar para no cometer un error y salir herido. Todos somos simples humanos, nos equivocamos. Y así como lo hacemos también aprendemos a repararlo. El que ella haya sido una mala persona no quiere decir que por tú enamorarte también lo seas, ¿bien? Sólo te aconsejo que seas fuerte y que no demuestres lo que su indiferencia en ti causa. Trata de sonreír más seguido y de ver el lado positivo a los sucesos. Porque, así como bien pudieron ser sufridos y dolidos; también pueden transformarse en unos lindos y reflexivos, ¿lo entiendes?—él asintió, aunque algo dubitativo, moviendo ligeramente su flequillo y provocando que un hormigueo picoso atacase parte de mi cuello y cien izquierda. Sonreí—. Ahora olvida lo malo de tu día y desahoga todo lo que te ha enfadado. No soy HyunHae, pero en algo puedo ayudarte, ¿no lo crees?—finalicé viéndolo a los ojos, sonriendo con dulzura y apeándome de su regazo, para volver a mi espacio.

Parecía que se tomaba las cosas con más cautela, porque aunque creí que le había convencido con mis palabras, TaeHyung aún parecía dudarlas; dudar el si decirme lo que había ocurrido sería correcto, que no me enfadaría. 

Sin embargo y, sorprendentemente, luego de un diminuto silencio que fue interrumpido por un inmenso exhalar acongojado, él abrió sus fauces rosáceos dispuesto a soltarlo, a decirme lo que realmente había acontecido. 

—Te pediré que tú se lo cuentes a HyunHae, ¿vale? Siento que si vuelvo a reiterar algo tan ridículo y poco masculino como esto romperé en llanto como un puto niño—asentí una vez me vio directo a los ojos y le pedí con la mirada que prosiguiera sin pausas—. Lo resumiré, ¿te parece? No me apetece contar todo lo que sucedió porque realmente no me acuerdo de mucho—asentí otra vez, invitándolo a continuar con su relato—. En fin, luego de que fuésemos a KoKorea a cantar un poco y a beber unos cuantos tragos, a la salida, ví a Aeni. Ah...—suspiró, desilusionado pero de igual modo algo risueño—. Se veía tan preciosa con su cabello medianamente largo y con sus bonitos zapatos de tacón alto. Yo... Pensé en acercarme. Quizá hablarle y saludar por simple cortesía, ya sabes. Sin embargo, cuando quise ir hasta la otra acera y verle más de cerca, un chico le besó, Kiyong. ¡Un maldito hijo de su madre le besó en los labios! ¡En mis putísimas narices! ¡¿Cómo mierda se atrevió a hacerlo?!

—Shh, baja la voz y cálmate, TaeTae—pedí bajamente al ver que comenzaba a exaltarse. No obstante y, pese a mi petición, él se negó, sin importarle el que mi madre estuviese durmiendo y que por sus solos arranques pudiese despertarle.

—No, Kiyong. Estoy en todo mi derecho de enojarme, ¿y sabes por qué?—me preguntó, con un brillo entre cabreado y entristecido en el medio de sus párpados. Negué sin saberlo, tratando de no enfadarlo (más de lo que ya estaba)—. Porque el muy mal nacido no era su actual novio, Kiyo. ¡Era otro hijo de sandía!

Aquello me tomó por sorpresa, realmente. Por lo que cubrí mi boca con mis manos y abrí los párpados, muchísimo.

—¿Qué?...—solté sin creerlo. Seguramente había sido una equivocación de TaeHyung. No podía ser que Aeni cayese tan bajo como para estar saliendo con otro teniendo ya un novio; un reemplazo de mi mejor amigo. No podía ser tan rastrera—. No puede ser, TaeTae. Tuviste que haber visto muy mal. Seguro estar bajo la influencia del alcohol te afectó demasiado. Me cuesta creer que Aeni sea tan miserable como para salir con otro teniendo ya un novio—noté que lo último le había sentado como sal a la herida, así que traté de remediarlo—. Digo, se supone que dijo que tuvieron una historia y que si te dejaba era porque te amaba muchísimo y no quería herirte más de lo que estabas.

Mi amigo trinó cargado de sorna e incredulidad. 

Literalmente me impresionó con ello, con ese ademán inexpresivo y de burlesco semblante. En mi corta vida, era la segunda vez que lo veía.

Es una perra, Kiyong.

—¡TaeHyung!

Francamente no dejaba de asombrarme. Y mucho menos con ese arrebato de altanería y vulgaridad en sus palabras.

 Porque a lo que a mí concernía, TaeHyung nunca había sido tan grosero y menos tan despreciativo con sus pasados amoríos. Siempre había sido muy diligente, cuidadoso, a la hora de referirse a dichas personas y por muy molesto que se hallase jamás ofendería u degradaría a una de sus ex-novias (o a cualquier mujer). Y ahora, con ese increíble calificativo como lo era la palabra perra, en su vocabulario, era demasiado para digerir. 

En serio, Kim TaeHyung tenía que estar con demasía molestia si llegaba a soltar semejantes blasfemias sobre dicha fémina.

—Es la verdad, Kiyong. Aeni es una perra. Pude haber estado alcoholizado y hasta drogado, pero ese chico que le estaba besando y abrazando no era aquel otro. Lo ví bien, con mis propios ojos. El muy mal nacido hasta le apretó el trasero y ella gustosa le dejó hacerlo. O sea, mira, yo nunca llegué a sobrepasarme ni a nada porque le respetaba, Kiyo. Y ¡ah! ¡Dios! ¿Quieres saber qué es lo peor?—moví la cabeza, renegando, sin poder encontrar alguna frase para ayudarle a tranquilizarse o algo con lo cual replicarle—. Que le sigo amando... Aún viendo todo lo que hizo frente a mis narices, aún sabiendo a riendas que me engañó y que engaña a otro; le sigo amando, Kiyong. ¿Y cómo crees que me hace sentir? ¡Cómo una maldito estúpido! ¡Cómo un idiota enamorado! ¡Joder!—pausó, bajando el rostro y sujetándose las manos, en una especie de crisis nerviosa—. Aún quiero volver con ella y enseñarle que no necesita de otros para sentirse querida y agraciada, que yo sí puedo amarla como a una reina.

Tragué seco, cambiando mi semblante a uno lo suficientemente serio a la par de nulo y neutro, un poco escolarizado. 

Es decir, me estaba jodiendo, en serio. ¿Cómo demonios podía decir eso?

—¿Estás seguro que no te echaron una mierda rara en la bebida? Porque estás jodídamente loco, TaeHyung—espeté harta, sin asimilar del todo lo que decía—. Y borracho, pequeño idiota. ¡Dios! ¿sabes qué? Vete a dormir a la casa de tus amigos si quieres, no te tendré aquí porque eres un estúpido.

—¿Por qué soy un estúpido?—inquirió de forma obvia, como un completo tonto.

—¡Y lo preguntas!—bramé, lo suficientemente fastidiada como para sacarlo de mi casa con una patada—. Hace rato me estabas hablando de lo hija de puta que es tu ex-novia y luego vienes a decirme que aún así la amas. ¡No jodas! No puedo creer lo ciego que te deja el amor, el enamorarte sin siquiera pensar. Y ¡ah! ¡Qué frustrante!—pataleé, como una niña berrinchuda y enrabietada—. ¿Cómo es que eres así? Tan idiota, tan ingenuo, ugh. Retiro lo que dije sobre que no lo eras, sí lo eres. Y ojalá estuviese HyunHae para darte una colleja por bobo, porque si lo hago yo, te dejaría sin cabello.

—Ah, Kiyo... Sé que me la dará cuando se entere—vaciló desanimado, con la vista en el suelo. 

—¡Y te la mereces!

—Kiyong...

—¡Ya, fuera!—me reincorporé de un salto y le encaré—. Idiota cegado. Vete a olerle el trasero a uno de tus amigos. Anda, ve a la casa de NamJoon a molestar. Fuera.

—Kiyong-ah...—suplicó, con su tierna cara de perrito lastimado. Arrugué la nariz y no me permití ceder ante sus ojitos de bebito—. No me corras de tu casa, ¿umh? Mis padres no están en la Kim-cueva y no puedo ir a ver a NamJoon-hyung porque él al igual que los otros están borrachos. Posiblemente en una alcantarilla de Namsan, ¡O hasta de Japón!—exageró lo último.

—¿Y el nuevo?—cuestioné, con una ceja alzada—. Vete con él, que temprano noté que se llevan de maravilla.

TaeHyung arrugó el ceño ante mi mención y se apresuró a negar, antes de decir:

—¿JungKookie? No sé dónde está. Se fue luego de ver como los chicos se estaban emborrachando y no tengo idea de en donde vive ahora.

—¿Y Jimin? ¿Qué hay de él?—sugerí como otra opción, pero él volvió a negar ante mi segunda mención. 

¿Qué todos estaban indispuestos para ir a por él? ¡Joder! ¡Qué mierda de amigos!

—Está borracho, Kiyong. ¿No te lo dije? Todos están flipando de lo ebrios que están. Dime, ¿Cómo voy a ir a por él si está más prendido que una antorcha? Le coqueteó como un novato a un poste de luz. ¿Entiendes? ¡A un poste de luz!

Aguanté una risilla.

No era el momento.

—Quisiera reírme, pero no le quitaré seriedad al asunto. ¿Tienes el número del chico nuevo?—le pregunté, como última carta y as bajo la manga.

Él asintió.

—Sí, pero no sé si conteste. Seguro está dormido.

¡Valía pepino!

Me sujeté el puente de la nariz y luego me cubrí la cara con ambas manos, soltando un grito amortiguado por mis palmas y en el cual se percibía con creces la fatiga y exasperación de la situación. Rebusqué mi teléfono en los bolsillos livianos de mi pijama y le tendí el aparato a mi mejor amigo, quien lo tomó dudoso.

—Llámalo. Dile en dónde estás y que lo esperas al final de la cuadra, no quiero que sepa que estás en mi casa.

—¿Por qué no?

—¿Te he dado el permiso de indagar, grandísimo bobo?—ataqué y mascullé, con ímpetu.

TaeHyung se encogió de hombros, resentido.

—Está bien—obedeció, a regaña dientes, con la incertidumbre u extrañes aún palpada en su cara. Y me miró más tarde, cuando agarró mi móvil, expectante y curioso, como si quisiese preguntarme algo. Lo cual no dudó en hacerlo tampoco—. ¿No te cae bien JungKookie? Hoy ví el odio que le dedicaste cuando el profesor anunció que sería tu pareja. Además, cuando te pidió ir a ensayar un rato lo despreciaste como si fuese una mosca inmunda.

—¡Eso no-

—Fue así.

Tragué saliva y destensé mis brazos, replanteándome en mente su imprevista pregunta y su afirmación tan segura.

¿Qué si el nuevo me caía mal? Obviamente no lo sabía. 

Es decir, ¿Cómo demonios iba a saber si el chico me caía mal sin siquiera conocerlo e intercambiar nada más que unas pocas palabras? Sí, era un pesado y un molesto según lo que había visto en el día. Sin embargo llegaba a la conclusión de que no podía definir con tan rauda rapidez si me disgustaba o pesaba el que fuese un chico tan extraño. Así que negué, limitándome a socavar demasiado en el tema.

Y netamente le respondí:

—No lo sé—dije al final, ocupando de nuevo mi puesto en la silla, frente a él—. No lo conozco y menos puedo decirte el si me cae mal o no. Y ya, da igual—lo corté antes de que me interrumpiese para decir algo, ya que había hecho amago de hacerlo. Proseguí con mi diálogo—. Lo que sí he notado es que es un antipático bien raro. Quizá hasta sea pandillero, lmao—bromeé por simple gusto. Y me reí eternamente al ver la expresión de asombro y negación en el semblante del castaño, como si de hecho no hablase del mismo chico que él, según, conocía desde hacía tiempo. Tan tontito y lindo. Kim TaeHyung bobo—. Ya, que estoy bromeando, estúpido borracho.

—Deja de decirme así, Kiyong-ah. Soy mayor que tú. ¡Ten más respeto!

—No. Borracho.

TaeHyung se acarició la barbilla, expulsando un inspiro agotado y negando con la cabeza, a sabiendas de que no había remedio. 

Cambió de tema, volviendo al inicio.

—Pero, Kiyong-ssi—habló de pronto, acercándose un poco a la cornisa de la mesa y haciendo que su pecho y barriga se pegasen a ella. Asimismo, luego de haber enviado un mensaje desde mi móvil, a lo que esperaba, fuera su amigo—. JungKookie es muy buena persona. Sí, es muy raro. No puedo negarlo. Pero eso no quiere decir que sea antipático. Jeon es un buen chico, de verdad. Siempre trata con muchísima cortesía y jamás te diría una mala palabra en su vida—frenó al ver mi cara de "no te creo un pepino" y continuó con su habla—. En serio. ¡No puedo creerlo! Es decir, ¿Qué cosa te ha dicho o hecho para que pienses que es un raro y un pesado? 

—¿Cómo tú?—inquirí, con sátira.

A parte de mí—refunfuñó.

Enarqué ambas cejas después de eso, denotando su semblante bastante serio. Y es que daba la impresión de que estuviésemos hablando de otra persona porque, yo recordaba muy bien al Jeon JungKook que conocí ese día. 

De hecho, él había sido tan poco educado, tan suelto y descortés, que de verdad me temía el que TaeTae estuviese viendo todo al revés. Debía estar chiflado, definitivamente. Y sí, estaba ebrio. Podía ser por eso que mencionaba cosas tan inalcanzables que aún no veía en mi compañero. Pero, ¡vamos! Si el muy tonto lo más amable que me dijo era que me veía mona haciendo aegyo. Lo cual fue más una burla hacia mi persona, que un elogio en concreto, cabe destacar.

—Definitivamente estás loco—le solté con desdén y escepticismo, procurando que mi cara asqueada fuese notada—. Ese chico, hoy, se burló de mí. Me hizo sentir mal y bastante inútil. Además, sumemos que no quiere que cumpla con mi deber como su guía escolar—chisté, a la defensiva—. ¿Qué clase de chico bueno trata a una chica con egolatría y le aparta de su tarea porque le fastidia su presencia?—expulsé como pregunta, más para mí misma que para él—. ¡Ah, sí!—chasqueé los dedos y agregué—: Jeon JungKook. Muy para mi desgracia: mi compañero de danza.

—Ay, Kiyong...—sermoneaba como si fuese mi madre—. No replicaré más, y no porque no tenga con qué hacerlo, sino que tú no estás en lo cierto—se apeó seguidamente de la silla y allí mismo distinguí como llevaba los platos que usó al fregadero, para abrir el grifo y asearlos en el proceso—. Sólo te digo que pronto te darás cuenta de lo buena persona que es JungKookie. Y ojalá no sea muy tarde para hacerlo, umh. Te arrepentirás luego.

Viré los ojos y le ojeé de soslayo, demasiado mosqueada entre pensaba y anhelaba que el otro mocoso llegase pronto para que se llevase al bobo borracho de una vez por todas.  

Me levanté de la silla y la acomodé encima de la mesa, tapa abajo, para que no se cayera. Mi amigo siguió con lo suyo y, como en mi teléfono había visto un: "Hyung, deja me visto y voy a por ti", no tuve más remedio que avisar como si fuese TaeHyung de que lo esperaría por ahí, posiblemente en la esquina de la cuadra.

—Le dije a tu amigo que le esperabas a la mitad de la cuadra—informé y añadí—. Ojalá venga pronto por ti, antes de que termines castrado y sin hijos, TaeHyunggie.

—¿Q-Qué es lo que...?

Fue imposible aguantarme y reí sin querer. 

Me reí por el indudable gesto de pánico y asombro que adornaba el semblante de Kim TaeHyung.

Él se acarició el pecho con una de sus manos mojadas e inspiró, al darse cuenta de que sólo era una mísera broma.

—Idiota—liberé sólo por mofa, cubriendo mis labios con ambas manos.

Ah, él era simplemente tan bobo, tan lindo e inocente. Se creía todo. Y eso, a mi parecer, lo hacía ver sumamente bonito.













✨ 🌙 ✨

🍑➖Nota de melón/con acotaciones, 2020/:

(Para que no se pierdan, bebés. Las partes con paréntesis y en cursiva son actuales, y las que están normal /así: "Ejem"/, son de la fecha en que publiqué el capítulo)

🌸

Pensaba actualizar esto a fin de año, pero decidí hacerlo ahora porque a partir de aquí, comienza la importancia de TaeTae en el fic. (Siempre me emociono cuando viene esta parte dshss)

¡Y ES SU CUMPLEAÑOS! (En Corea) Ay, pero, ¡SE MERECE TODO! Así que aquí lo tienen, umh ㅠㅠ

Tae se lee un poco grosero en esto, pero sólo es un enamorado molesto que fue herido por quien él más quería. Entenderlo... ESTÁ ALGO CIEGO. 💃🎉

Aunque, aquí entre nos... ahora deberán esperar un poquito, margaritas. Tengo borradores de WHAT guardados en mi tabla, sin embargo necesito pasarlos a Wattpad¡No se preocupen por nada! Iré a un centro de computación y subiré los que pueda para darles la segunda ojeada desde el teléfono. Y puede que vuelva antes de fin de año, lol. (En este caso, iré corrigiendo las erratas en mis tiempos libres, eh. Así que esperen los capítulos ♥) 🌸

¡Ah! Lo siguiente que viene les derretirá el pecho, o les frustrará un poco (idk) (?
Y, bueno, sospecho que será muy extenso así que, lo siento mucho~. ㅠㅠ 💔

¡GRACIAS POR LEER, VOTAR Y COMENTAR, DULCES DE KOOKIE! Amo leer los comentarios y ver sus votos, de verdad, me alegran tanto que... muchísimas gracias, y perdón por si hallan unas erratas por allí (incluso ahora, lo siento mucho) ㅠㅇㅠ 💕💕💕

¡Y FELIZ CUMPLEAÑOS A TAETAE PRECIOSO! 

Aunque él no lo sepa, le dedico este capítulo, lolol. 💕

🌸 Kim TaeHyung 🌸

✨✨DESBLOQUEADO:

(Estos gif's son una monada, hshs)


#WHAT.

🍄➖29/12/2017 - 13/12/2020.

Czytaj Dalej

To Też Polubisz

126K 17.3K 101
𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 || 𝙴𝚕 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚎𝚜 𝚎𝚗𝚐𝚊ñ𝚘𝚜𝚘, 𝚢 𝚌𝚘𝚗 𝚜𝚞 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊 𝚑𝚊𝚛á 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎 𝚊𝚛𝚛𝚎𝚙𝚒𝚎𝚗𝚝𝚊𝚜. Teen Wolf...
87.1K 5.1K 27
Chiara, una farmacéutica profesional y dispuesta a la que el mundo se le pone patas arriba por una pelirroja sin receta. ⚠️ +18 (incluye contenido ex...
444K 16.6K 52
No hace falta explicar nada, ya saben de que trata esto. La portada NO es mía, créditos a su artista. Historia dedicada simplemente a entretener. OJO...
258K 25.5K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...