Encontré un tesoro "calle MCJ...

LagrimasDulces tarafından

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"Dicen que lo mejor llega sin ser buscado. Yo encontré una chica de color marrón; si, de color marrón. Sus oj... Daha Fazla

Aviso.
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.

Capítulo 4.

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LagrimasDulces tarafından

POV' Camila.

-¿Estás lista, Camila?- preguntó Adrián y yo negué con la cabeza, pero como siempre, a él no le importó.

No estaba lista y nunca lo estaré.

Adrián me tomó de la cintura, arrastrándome entre las bolsas de basura de aquel sucio callejón, el cual tanto miedo le tenía de tan solo pisar la primera grieta del suelo. Cuando llegamos a la tan conocida esquina para mi, en una pequeña "casa" de cartón, él se aclaró la garganta, dando a entender que habíamos llegado. Se escuchó el sonido de unas bolsas y vidrios rotos; luego de unos segundos, apareció aquel hombre de aspecto igual o peor que nosotros. Sonrió de esa manera perversa y diabólica, dejando ver sus amarillos dientes.

Aquel hombre y Adrián intercambiaron algunas palabras que no pude oír, supongo que hablaban sobre el intercambio. Lo último que oí de Adrián fue un "vengo por ella en dos horas".

-Es un gusto verte, nena ¿lista para la acción?- preguntó aquel hombre. Yo no respondí, simplemente no podía hacerlo.

Él me indicó que entrara en su "casa", obligándome a que me acostara en el piso que estaba cubierto con una bolsa plástica grande, sin embargo, aún podía sentir los trozos de vidrio clavándose a mi espalda. El vagabundo se encargaba de quitar sus zapatos con huecos y sus pantalones sucios, acostándose sobre mi para disfrutar de mi cuerpo.

Otra vez en el maldito infierno

****************

No sé cuántas horas han pasado exactamente, pero Adrián ya está aquí y yo todavía no me he puesto mi ropa, aunque, puedo ver que tiene una bolsa en mano con comida lo suficiente pasable para comer.

Eso es lo único bueno que sale de todo esto; el poder saber que al final del día, tengo algo en el estómago, así sea lo más mínimo para mantenerme con vida.

Termino de colocarme mis prendas, sacudiéndolas un poco para quitar los vidrios que se pegaron a ellas. Adrián toma mi mano para así poder irnos a nuestra esquina. El hombre dice que espera volver a verme pronto, pero yo tengo otras ideas en mente. En toda la ciudad de Miami habitan vagabundos, y a pesar de que a veces contamos con comedores sociales y algunas prendas de vestir y comida que nos brindan las iglesias, no es suficiente. En cada calle hay un grupo de vagabundos, son como pandillas, dueñas de los basureros o contenedores de desperdicios detrás de los restaurantes. Nosotros pertenecemos a la calle "MCJ11", sin embargo, lo único que tenemos son un Starbucks que no nos sirve de mucho y un gimnasio que lo único que obtenemos de él son las botellas plásticas que arrojan los clientes que van a hacer ejercicio; dichas botellas, las utilizamos para recaudar agua de un pozo más o menos limpio que queda a unos 20  minutos de aquí, y si recogemos suficientes botellas, podemos cambiarlas por unos cuantos dólares.

Con Adrián he hablado sobre irnos a otra calle, una donde haya más locales de comida, pero lamentablemente, todas están adueñadas por los otros vagabundos y estos no aceptan "competencia" por lo que si hurgamos en "su" basura, nos podemos ganar unos cuantos golpes, por eso existe esta especie de "organización", es algo parecido a un prostíbulo, donde los vagabundos de las mejores zonas, les dan de lo que consiguen a los de las peores zonas a cambio de sexo, y ahí es donde entramos nosotros, o por lo menos yo, quien es que hace todo el trabajo, pero ya no más; he estado investigando y desde las 3 de la tarde hasta las 4:20, según el reloj público de esta calle, los vagabundos de la calle continua, se van a su trabajo de buscar comida y agua, dejando así solo su territorio; algo que nos favorecería mucho ya que podemos buscar en la basura de los locales sin que ellos nos vean.

Cuando llegamos a nuestra esquina, Adrián se tira de una vez en su cama de cartón a dormir y esto hace que yo pueda ir a la siguiente calle sin que él me regañe.

Con sumo cuidado, veo por todos lados en busca de los vagabundos de esta calle y cuando estoy completamente segura de que no hay nadie, avanzo casi corriendo a un contenedor de basura de una cafetería en busca de alimento. Registro en lo más profundo, llenándome la cara de desechos y demás, pero no me importa, porque lo que conseguí, para alguien como yo, es la gloria. Una caja con dos waffles a medio comer ¡incluso tiene una fresa entera!《¿Quién podría botar esto?》quien sea que lo haya hecho, me salvó la vida.

Agarro la caja y la guardo en mi chaqueta.

-¡Hey, indigente! No puedes estar ahí- sale una mujer de la cafetería, supongo que la dueña《Oh no, pillada》me doy vuelta para disculparme con la mujer y cuando la veo, no puedo creer lo que ven mis ojos -¿Camila?-《¡Demonios! Me reconoció. Hora de huir》

Corro lo más que puedo hasta mi calle y entre tanto jadeo, despierto a Adrián.

-¿Camila..?- se queja mientras despierta -¿Dónde estabas?-

-Estuve... En... La calle... Vecina- digo tratando de recuperar el aire -¡Mira lo que encontré!- exclamé sacando la caja de la chaqueta.

-¡Te he dicho que no podemos salirnos del territorio!- me gritó.

-Pero... Pero nadie me vio- dije bajito.

-Pero pudieron, Camila. No quiero que lo vuelvas a hacer- ordenó y no me quedó más remedio que asentir.

Le di la caja con los waffles a Adrián para que comiéramos y como siempre, él comió más que yo con la excusa de que los hombres comen más《Por lo menos me dio la fresa》 nos acostamos y dormimos hasta mañana, pensando en cómo conseguir comida para seguir existiendo.

*****************

Los ladridos de los perros nos despiertan y un nuevo día comienza para nosotros, las personas abren sus locales, van a trabajar a las empresas, autos van de aquí para allá y de allá para acá.

Observo los autos pasar, pensando los días en donde Adrián y yo teníamos uno. Sonreí. Eran buenos días y hubieran sido más sino fuese por mi estupidez en causar todo aquello. Por mi culpa es que estamos así, por mi culpa metí a Adrián en esto, arrastrándolo conmigo a éste hueco en donde caímos los dos.

Una mujer se para enfrente de Adrián, entregándole dos panes, él le agradece y la mujer se va.

Me acerco a él.

-¿Qué haces?- pregunta alejándose de mi.

-¿Me das?-

-¿Te doy qué?- le miro algo confundida mientras el se lleva otro pedazo de pan a la boca.

-Pan ¿me das?- volví a pedir.

-No-

-¿¡Qué!?, ¿por qué no?- pregunté indignada.

-Solo tengo uno- respondió con simpleza.

-¡No es cierto! Yo vi que esa mujer te dio dos- traté de acercarme a él, pero volvió a alejarse -Por favor, dame un poquito- le supliqué, sin embargo, Adrián no accedía. Solo tengo un pedazo de waffle y una pequeña fresa en el estómago, si él me diera el pan que le sobraba, aguantaría hasta un día entero -Por favor, es solo pedazo... tengo hambre- le volví a rogar con lágrimas en los ojos.

-Hey...- escuché una voz detrás de mí; alcé la mirada y entonces... La vi. Una mujer de piel blanca como la nieve y el cabello negro azabache, estaba de pie a unos pasos de nosotros con un café en mano y un cupcake en una bolsa -Tu, eres un egoísta con... lo que sea que es ésta chica para ti. Esa mujer te dio dos panes y uno de ellos lo escondiste para no compartirlo con ella- la mujer le dedicó una mirada de odio a Adrián y luego fijó su vista en mi. Ella se acercó y se agachó para quedar más o menos a mi altura, ya que nosotros estábamos sentados en nuestras "camas" de cartón en aquella acera. Al tener su cara a la misma altura que la mía, pude ver que sus ojos son de un verde intenso, tiene los ojos más bonitos que he visto en mi vida; ella sonrió levemente -Ten..- me tendió el café y el cupcake -Es para ti, y no quiero que le des ni un pedazo a éste infeliz ¿entendiste?- preguntó y yo asentí destapando el café. Tenía mucho tiempo sin beber café y mucho menos comer un delicioso cupcake, sin duda alguna, ya hasta había olvidado su sabor.

La mujer se levantó, dando unos pasos hacia atrás, apoyándose de la pared《¿En verdad se iba a quedar ahí hasta que termine de comer?》al parecer sí porque cuanto terminé, sonrió de nuevo y yo no puede evitar pensar que esa sonrisa, era la de un ángel.

-Esto también es para ti- de su cartera, sacó un envase con comida dentro -Esta si quieres la puedes compartir- dijo y se fue. Yo quedé observando el camino por donde se ha ido《¡Joder!, ¿eso ha sido real? ¿ella fue real..?》Un vacío en mis manos me hizo sacar de mis pensamientos, dándome la vuelta, encontré la mirada enojada de Adrián quien me arrebató el envase de comida.

-¿Quién demonios era esa mujer y por qué le aceptas comida? ¡es una extraña!- me reclamó Adrián.

-¡Tu le aceptaste los panes a esa otra mujer!- ataqué de vuelta.

-¿Así que todo esto es por los panes? Bien, hagamos un trato, yo te doy el pan que me sobró y tu me das la comida-

-¡Ni de coña! Esa comida me la dio a mi-

-¡Pero dijo que si querías la podías compartir!-

-Tu mismo lo dijiste mi querido esposo "si quería compartirla" ¿y adivina qué? ¡no quiero!- le dije arrebatandoselo de las manos.

-¿Es en serio?- me preguntó haciendo pucheros; cosa que me convenció.

-Está bien, pero no vayas a tirar el envase- le dije mientras leía algo en la tapa.

Lauren Jauregui

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Bien, si se lo preguntaron, el de la foto NO es Jesús de Nazaret, es como me imagino físicamente a Adrián Silvian (aunque, el actor quien interpreta a Adrián, estaba haciendo de Jesús o quizás algún personaje de la época cuando tomaron la foto xD)

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