El invierno se mostraba inhóspito entre las capas de sedosa blanca nieve que podías encontrar en cualquier rincón del pueblo .
Mientras que a los ojos del todo el mundo ,el frío estaba coronándose en las casas de todo el pueblo.
En aquel pequeño local , Camila y yo vivíamos el verano que nuestras almas tanto habían deseado desde que nacieron y ahora que finalmente estaban juntas no deseaban que la otra desapareciera de su vida.
El invierno había llegado , pero no a depositar su desesperanzador color grisáceo sino que había llegado para ofrecer una gama de colores que ninguna de las dos conocíamos y estábamos deseosas de comenzar a utilizar.