Últimamente has sufrido un par de altibajos, al igual que todos, pero por suerte tenías a Cameron a tu lado para apoyarte. Él te acompañaba cuando lo necesitabas, pero a veces la presión te ganaba.
Él no sabía que llegaste al punto de cortarte. Lo hacías porque creía que era lo mejor. Era la única manera en liberar el dolor y de desahogarte. La única manera de que el dolor que te atormentaba, se fuera.
Luego de cada vez que te lastimabas, te cubrías con maquillaje para que Cameron no se enterara. Hoy Cameron vendría a tu casa y tuviste que usar un buzo de mangas largas.
El timbre sonó. Era Cam.
—Hola, nena—dijo él, dandote un beso corto.
—Hola, Cam—dijiste sonriendo.
—¿Que quiere hacer mi princesa hoy con su fabuloso novio?—dijo él, tomando tus manos.
—Ugh, ¿podemos quedarnos en casa?
—Claro, ¿que sucede? ¿Estás bien?
"no".
—Nada, no estoy en mis mejores ánimos—dijiste alzandote de hombros.
—Lo que sea por mi chica—dijo entrando—Podemos acurrucarnos juntos—dijo llevandote al sillón. Eligieron una película y ambos se acurrucaron juntos a verla. Durante la película, sentías calor y olvidandote de los cortes, te arremangaste.
Luego de un rato, recordaste el estado de tus brazos y cuando miraste a Cam, el estaba átonito, mirando tus brazos.
—¿Que tienes en los brazos?—preguntó con la voz ligeramente temblorosa.
—Ehr, nada.
—¿Por qué?
—¿Qué?
—¿Por que lo haces?
—No es lo que crees, Cam—dijiste bajando tus mangas, pero él las arremangó nuevamente. Se veía abrumado. Y no podías manejar la idea de mentirle—No puedo. No puedo soportarlo, Cam—dijiste sollozando—Lo lamento, ¿de acuerdo? Pero es tan dificil mantener la cabeza en alto y una sonrisa todos los días—bajaste la mirada, dejando caer tus lagrims sobre tu buzo—Es insoportable.
—Mirame. Ey, mirame...—dijo tomando tu mentón y luego, tus manos—Siempre he estado aquí para ti, recuerda eso. Siempre lo estaré. Por favor, quiero que sepas que te cuidaré por siempre, mi princesa—te abrazó con fuerza y por unos eternos y silenciosos segundos después, tomó tus brazos y los besó—Por favor, no vuelvas a lastimarte.
—Lo... prometo—dijiste abrazandolo nuevamente y ocultando tu rostro en su pecho.
—Te amo. No quiero perderte, por favor. Sin ti, mi mundo se derrumba—te besó nuevamente y volvieron a acurrucarse.
Ya para cuando terminaba la película, ambos se quedaron dormidos en los brazos del otro.