21 de mayo de 1815
Al llegar a Armstrong-Jones, la joven bajó del carruaje con algo de dificultad, en sus brazos llevaba a la pequeña que aún dormía, lo que era más difícil aún más con su vestido.
- Permítame le ayudo milady. - Le sugirió Richard, quien ya no le podía llamar por su nombre, pues estaban en Londres frente a más personas.
- Gracias. - Le agradeció cuando puso los pies en el suelo.
Inmediatamente caminó con la bebé aún en brazos hacia la puerta de una casa algo grande, vio a un mayordomo en la puerta vestido elegantemente que de inmediato le dio la bienvenida.
- Buenos días milady, Lord Armstrong-Jones la espera en su estudio, ¿Quiere que le muestre el camino?
- Por favor. - Sin decir más caminó mientras ella le seguía el paso.
- Espere aquí, le avisaré que ha llegado. - Entró por una puerta de madera oscura cerrándola detrás de sí, para después de unos momentos salir. - Milord pide que pase.
- Gracias. - Le agradeció con una pequeña sonrisa.
El ambiente en la habitación era tenebroso, a ella examinaba con la mirada cada rincón con algo de miedo, jamás había visto a sus tíos, sólo había oído de ellos cuando su madre le hablaba de ellos, que era muy pocas la veces, pero de allí en más, no sabía nada.
- Georgiana, siéntate. - Le dijo en cuanto entró y cerró la puerta, se sentó en silencio esperando a que hablara. - ¿No has traído niñera?
- No tío, mi padre no tenía más dinero para pagar una y todas regresaron a sus campos después de que mi madre falleciera.
- Bueno, te conseguirán una aquí, tú no puedes estarla cuidando frente a la sociedad londinense.
- No es necesario, me gusta cuidarla...
- Empezamos mal Georgiana, si yo digo algo, se cumple.
- Lo siento.
- Tu tía no tarda en llegar, ella te dirá qué es lo que hagas.
- Gracias por aceptarme, con permiso. - Dijo levantándose.
- Espera, no hemos terminado. - Se volvió a sentar. - Escucha con atención lo siguiente que te diré, no se te olvidé jamás. Nunca digas que eres hija de William Aldrich, jamás o serás odiada por todo Londres ¿entendiste?
- ¿Por qué seré odiada por todo Londres si digo de quien soy hija? - Dijo con curiosidad y temor por su mirada.
- Eso no es algo que me incumbe decir, tienes que preguntárselo a tu padre, tampoco que eres hija de Jane, o será igual, aquí en Londres tú no eres una Aldrich.
- Entonces, ¿cómo me presentaré?
- Georgiana Griffin.
- ¿Griffin?
- Ellos son tus otros tíos, viven en Francia por lo que no hay problema con eso, aceptaron que llevaras su apellido al igual que ella. - Señaló a Anne. - ¿Cuál es su nombre?
- Anne, así lo quiso mi madre.
- Entonces serán Georgiana y Anne Griffin.
- Siento mi imprudencia pero, ¿tengo más tíos?
- Si, ellos viven en Francia, son Griffin y han aceptado que seas su "hija" frente a la sociedad londinense, vienes a pasar la temporada a la ciudad, eso debes de decir, tengo que decirte que si piensas seguir en esta casa debes de empezar a procurar algún caballero para casarte, no estarás por siempre con nosotros.
- N-no se preocupe. - Dijo algo incómoda por el tono usado.
- Bien, puedes retirarte, George te mostrará tu habitación y la de la bebé.
- Con permiso.
Siguió nuevamente al mayordomo por las escaleras, la casa era grande, pues a comparación en la que vivía en el campo está se le hacía grande, cuadros hermosos y jarrones caros decoraban los pasillos hasta que él le abrió la puerta de una de las habitaciones que era grande y hermosa con vista al jardín, una cama espaciosa donde fácil cabrían más de una persona, estaba pintado en color rosa pastel, lo que no le molestaba. Luego abrió la puerta que era la habitación de Anne, no era grande, era algo pequeña pero bonita, con hermosas decoraciones y una bonita cuna al igual que sillones y jugetes, adorable.
- Señorita Griffin, Lady Armstrong-Jones la espera en su sala de té, ¿Necesita que la guíe?
- Por favor.
- Sígame. - Siguió a la persona del servicio con su hermana en brazos, hasta que llegaron a una puerta la cual abrió para que pasara.
- Ven Georgiana, acompáñame a tomar el té. - Sirvió las tazas de té para ambas. - ¿Cómo fue tu viaje?
- Fue agotador, más que tenía que cuidar de Anne y sin ayuda, los caminos están en mal estado.
- Lo suponía, pero dime querida, ¿has traído niñera y nodriza?
- No tía, mi padre no cuenta con el dinero suficiente para pagar una nodriza y una niñera.
- He mandado a que trajeran a una nodriza, la pequeña no puede estar sin alimentarse.
- Lo sé, se lo agradezco.
- También he mandado por una institutriz para que te enseñe modales y como debes de comportarte ante la sociedad.
- Oh... bueno yo no estoy segura que asista a bailes la ver...
- Asistirás querida, toda joven de tu edad debe de asistir y casarse con un caballero de título honorable.
- Yo no vine a buscar esposo... - Volvió a protestar.
- ¿Pensabas quedarte soltera para siempre?
- No pero, pensaba en casarme por amor...
- Aquí el amor no vale, si no te casas con alguien poseedor de título y riquezas exquisitas, no eres nadie.
- Entiendo.
- Espero que aprendas pronto, mañana iremos a comprarte vestidos para fiestas, levántate temprano.
- ¿Y dónde dejaré a mi hermana?
- La niñera y la nodriza llegarán dentro de poco, no te preocupes.
- Bueno, gracias. - Siguieron tomando el té hasta que tocaron la puerta y se asoma el mayordomo después de recibir una "adelante" de la tía.
- Disculpe la interrupción, pero ha llegado la señora Gordon y la señora Miller.
- Hágalas pasar.
- En seguida. - Después de unos momentos entraron dos señoras. - Georgiana te presento a la señora Gordon, ella será la nodriza de tu hermana y la señora Miller será su niñera. - Le hizo un gesto a la nodriza para que se acercara. Quitándole a Anne de los bazos para llevársela algo que le molestó un poco pero no dijo nada, seguida de ella se fue la niñera.
- Listo, ¿quieres pasar al comedor?
- Si.
- Vamos. - Se levantaron para ir hacia el comedor, tenía mucha hambre, apenas había desayunado y no podía seguir más sin comer, al igual que Anne le exigía comida, pero ella no tenía como darle, por esa parte le alegraba que hubiesen traído a la nodriza.
Comieron en silencio sus tíos y ella, cuando vio a su tío quiso volver a preguntarle porqué no debía de decir que era una Aldrich y decir que era una Griffin, pero se abstuvo de hacerlo, no sabía si se enojaría.
- ¿Estás bien Georgiana? - Preguntó su tía.
- Oh si, gracias por preguntar.
- Espero te haya quedado claro lo que hablamos, no me gustan que me fallen. - Habló su tío sin verla.
- Siento mi insistencia, pero, ¿por qué no debo de decir que soy una Aldrich?
- ¡Shh! - La calló inmediatamente dando un golpe a la mesa. - Te dije que no quería fallas, ese apellido no lo vuelves a mencionar frente a más personas, jamás. - Habló tan frío y molesto que asintió simplemente.
- Lo siento...
- Cuando termines vas a la sala del té, tu institutriz te espera. - Dijo su tía después de unos momentos en silencio.
- Claire, acaba de llegar, ¿no la dejarás descansar?
- No James, necesito que cuanto antes empiece sus lecciones, o será un desastre frente a la sociedad, ¿qué dirán de nosotros? ¡no me arriesgaré!
- He terminado, con permiso. - Dijo levantándose después de unos minutos de total silencio.
- Georgiana, te dejaré que descanses este día, tu institutriz vendrá mañana.
- Gracias, con permiso. - Hizo una reverencia y se retiró de allí para ir a tomar una siesta, estaba agotada del viaje.
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Es el primer capítulo que subo de esta nueva historia, aparte que es nuevo para mi escribir de esta manera, me gustaría que me dijeran qué les parece, si tengo faltas de ortografía y más, se los agradecería. Besos❤