Mi padre ya ni me trataba... Eso tendría que hacerlo mas fácil, no? Pues, antes, lo hacia mas difícil. Es verdad que ya no sufría sus abusos, pero me había vuelto un adicto al dolor. Lo que antes me brindaba Gillian, ahora, me lo ofrecía el ver la sangre escurriendo por mis brazos, por mis piernas... Donde sea que mi fiel navaja desee clavarse.
Justo ahora estaba contemplando mis pálidos brazos, sin moretones ni rasguños.
Jajaja... Aún recuerdo la sensación, el escozor, que causaban sus azotes en mi espalda! El...ataba mis muñecas y con sus cinturón me golpeaba hasta el cansancio. He intentado golpearme yo solo, pero no es lo mismo. Quiero golpes, los quiero ya. Me ansiedad ya no, solo, la puedo controlar con llanto y cigarrillos! Quiero, necesito, un buen golpe.
Iba caminando por la calle. Mis manos sudaban y sentía ira acumulada. En el instituto ya no me trata nadie. Se esparció el rumor de que hice un trato con el diablo, ya que sobreviví a la caída de la azotea. Gillian ahora esta con Dale y me lo restriega en cara cada vez que puede. Una vez, Dale, trató de acercarse, otra vez, a mi. Gillian y otro chico lo alejaron de mi, como si fuera una víbora...
El había sido mi soporte por mucho tiempo...y ahora que no tenia a nadie, cual era el sentido de vivir? Mis pasos me llevaron hasta un cementerio.
- Beloved...- Leí. Estaba confundido, conosco esta ciudad como la palma de mi mano y jamas había visto un cementerio en esta parte de la ciudad.
No había seguridad en la entrada, así que entré con el propósito de dar una vuelta. Ya habían pasado, por lo menos, unos veinte minutos cuando encontré un árbol, sin una tumba debajo. Me senté y reposé la cabeza en el tronco de este. Respiré hondo y toda la ira, que sentía hace, ya, horas, volvió. Esta vez con mucha mas fuerza y desesperación, largue a llorar. No había visto a nadie en todo mi transcurso hasta aquí, por lo que, supuse, estaría solo. No me importó y solo prendí un cigarrillo, seguía llorando.
Cuando las lagrimas, ya, no salieron mas me levanté y salí de aquel lugar. Por la calle no pasaban muchos autos, de hecho, cada vez que pasaba uno...recordaba cada intento fallido.
La segunda vez que lo intenté...me paré frente a un auto, que iba a gran velocidad, pero algo o alguien me empujó a un lado. Al voltear a ver no había nadie cerca, no tanto como para haberme empujado. Tuve que asistir a terapia por seis meces, a petición del instituto. La tercera vez, me esposé a las escaleras de la piscina de la casa de ese hombre, que ni me trata, y esperé a que todo el aire se fuera de mis pulmones. Estuve a punto de lograrlo! Pero, sin razón alguna, las esposas se abrieron y mi cuerpo flotó hasta la superficie. Desperté, flotando, aún, al lado de las escaleras. Recuerdo que salí de la piscina totalmente frustrado.
Encendí el ultimo cigarrillo que me quedaba y me dirigí a una tienda que estaba cerca. Tenia un DNI falso para cuando me preguntaban por mi edad. La chica de la caja me miraba con recelo, pero no me lo pidió al ver que, ya, estaba fumando uno.
Salí del lugar y, solo, sentí repugnancia. Ya era primavera. Todo era muy colorido y la gente se veía feliz. Como me fastidia... Que es que no se dan cuenta?! Que el color es una ilusión?! El mismo tipo de ilusión que el amor. Me había tomado dieciséis años y medio, pero, al fin, encontré la respuesta a la pregunta de mi vida. El amor es real. El amor existe en realidad! Pero no es lo que todos creen. Enamorarse es como hacer un trato con el demonio. Todo comienza como un sueño! Pero, al acabar, te das cuenta del error que cometiste y ya es muy tarde. Te han arrebatado el alma de un zarpazo. Que bonito, no?! No?!
Por otro lado, aún, sigo visitando al viejo Brooks. Su nieto se fue a vivir a Holanda por razones familiares. Ese viejito saca lo mejor de mi... Esta vez no tenia dinero para el pan. Mi vicio me lo estaba cobrando muy duro.
Cuando llegué toque a la puerta y no tardo en abrirme el hombre, al que consideraba un padre. Sin embargo, el sentimiento, solo, resultó ser algo secundario. Se disipó tan rápido como el humo que salía de mis pulmones.
- Hola, Casey. Como te va?- La voz del viejo sonaba apagada. Sonrió forzosamente y me dio permiso para pasar.
- Me va bien? Como siempre.- El ya sabia de mi estado.- Señor, que le pasa?- No pude evitar la pregunta. Jamas lo había visto así y me preocupaba.- No se sien-- El me interrumpió con las palabras mas aterradoras que he oído jamas.
- Me diagnosticaron con leucemia.- Me miró a los ojos con decisión y tristeza. Mis ojos picaban y mi garganta se sentía seca.
- Que...?- Mi voz, ya, se había cortado, pero no dejaría que las lagrimas cayeran.
- Hace unas semanas fui al medico. El me mandó a hacer unos exámenes y, hoy, llegaron los resultados. El resultado fue un cáncer en la sangre.- Parpadeé para tratar de ahuyentar las lagrimas, pero, solo, conseguí hacerlas caer. No sabia que hacer ni hacia donde mirar.- Casey...tengo un ultimo favor que pedirte. Lo cumplirías por mí?
- Lo cumpliría. Cualquier cosa...- Asentí y me apoyé contra la pared. Mis rodillas no me respondían y sentía mi corazón retumbar en mi pecho.
- Sal de esta casa y no vuelvas a poner un pie en ella hasta que, yo, muera.- No... El era la ultima salvación para mi alma. Ahora lo estaba perdiendo.
- Que...?- Esperaba haber escuchado mal. Tenia que haber escuchado mal!
- Lo que oíste. Largo.- El viejo Brooks se acercó a la puerta con su simpático bastón y la abrió. Miré esperanzado su rostro en busca de algún signo o rastro de mentira, pero no encontré nada. No había sentimientos ni vida en su mirada. Humillado y dolido salí de ese lugar tan acomode y seguro, para mi, por tantos años.
Caminé con desgane, rumbo a esa casa que odio tanto. De un momento a otro sentí que alguien me perseguía. Caminé hasta un callejón oscuro, por las sombras de los edificios y dije.
- No te voy a dar nada bastardo. Si quieres algo de mi, que sea sobre mi cadáver.- Tenia la esperanza, de que con palabras como esas, me moliera a golpes. Quiero ver mi piel cambiar de color, quiero un ojo morado, un labio roto... Cualquier cosa! Solo quiero dolor. Dolor.
Ya estaba desesperado. Quiero un buen golpe y lo quiero ahora. Me di media vuelta para confrontarlo, pero en frente mío no había nadie. Como se espera de un estúpido y tarado como yo... Cerré los ojos y un ladrido interrumpió mis pensamientos. Abrí los ojos y me encontré con un perrito. Un cachorrito, de no mas de dos meces, que me miraba feliz e intrigado.
Por primera vez, en mucho tiempo, se me derritió el corazón de ternura. Tenia las orejitas puntiagudas con marchitas negras, su carita era, en su mayoría, café y por todo el cuerpo tenia manchas negras y cafés, que resaltaban mucho sobre su descuidado pelo blanco.
Levanté a la pobre criatura con cuidado de no asustarlo y retomé mi camino a la casa. El pequeño animalito cambia, perfectamente, en mis brazos. Estaba tan descuidado y abandonado... Me dolía verlo así!
Al llegar a la casa, y cerrar la puerta, dejé al perrito en el suelo y fui a la cocina para buscar algo que darle de comer. No sabia si los perrito tomaban leche como los gatitos, así que me dio miedo y busque otra cosa.
Encontré pollo y arroz. Hice el arroz y se lo serví, en un plato hondo, junto al pollo crudo. El perrito tenia miedo. Miraba el plato y luego a mi... Habrán intentado envenenarlo antes...?
No sabia como hacerlo comer, solo se me ocurrió comer un poco del arroz, que no había sido tocado por el pollo. El animalito se fue acercando de a poco y olió la comida. Agarré un poco en mi mano y se lo acerque.
Comió con ganas lo que le pasaba en la mano, pero al acercarle el plato se alejaba. Cuando terminó de comer, me fui a lavar las manos. Me miré al espejo y en mis ojos había algo diferente. Algo que no había experimentado en mas de seis años. Amistad.
Pero sentí miedo. Y si me traicionaban, otra ves? Y si algo le pasa al perrito? Y si me rechaza? Que haría si vuelvo a sentirme solo?
Saqué a mi amiga de un cajón y la vi por unos segundos. La acerque a mi muñeca, donde estaban las cicatrices que me han causado tanta seguridad, y al momento de enterrarla... Dudé. Y me puse a pensar. Esto es lo que, en realidad, necesito? Esto es lo que quiero?
Aparté la navaja de mi mano y la volví a observar. Un llanto, poco usual, me hizo volver a la tierra. En la puerta de baño se encontraba el cachorro con las orejas agachada y chillando. Se acercó a mi y tiró de mi pantalón, queriéndome sacar del baño.
Dejé la, filosa, navaja sobre el lavamanos y lo seguí. Me llevó al primer piso y afuera. El jardín trasero de la casa... Hace mucho que nadie entraba en el. Estaba descuidado, pero seguía lleno de...vida. Sentí tanta envidia. Las flores de tantos colores, los arboles grandes y fuertes, las pequeñas malezas en el pasto, sin nada que hacer mas que estar vivas. Mis ojos se aguaron y, otra vez, me sentí patético. Le tengo envidia a un puñado de maleza...
Inevitablemente, las lagrimas comenzaron a salir, caí de rodillas y miré al cielo. Preguntándome...porque me toco esta vida? O mejor dicho... Por que, a mi, me tocó vivir?
Sentí algo sobre mis piernas y noté que era en perrito. Acerque mi rostro al suyo y uní nuestras frentes. Sin saber que hacer, alcé al animalito. Sin previo aviso lamió mis lagrimas y me sacó un poco de peso de encima.
Al soltarlo, el, se acercó a unas flores azules y las olfateó. La imagen causaba mucha gracia y me acerque a olerlas, también. El olor era sutil y delicado, pero, también, era embriagador.
Pasaron unos dias y yo estaba afuera con el señorito perrito. Aun no había pensado en un nombre para el. Pero se había vuelto en un fiel amigo. Ya comida bien y le gustaba corretear por la casa. Cada vez que encontraba algo nuevo en ella me lo mostraba! Esta cachorro se había convertido en mi razón de vida.
Y de un momento a otro, todo se me fue arrebatado. Por un taxi. No me esperaba que saliera corriendo detrás de una ardilla. El llanto de mi amigo el ser impactado por el taxi y su mirada de sufrimiento.
- N-no...- Fue lo unico que pudo salir de mis labios. No quería creerlo. Las lagrimas comenzaron a salir sin control, mientras me acercaba al inerte y pequeño cuerpo de mi amigo. Ese perrito no había hecho mas que salvarme la vida y darme felicidad. Así es como se le paga a los que hacen las cosa bien? Así se le agradece a los inocentes de este mundo?
Alcé el cuerpo en mis brazos, ya comenzaba a tomar peso. Pero al mismo tiempo la rigidez de un muerto lo fue consumiendo.
El taxista no se paro ni a pedir perdón. Solo dijo.
- Eh! Chico muévete que estorbas!- Lo asesiné con la mirada. Acabava de matar a un ser que solo daba amor. Acabada de matar a mi salvación!- Es solo un perro. Cómprate otro!- Que comprara otro? Acaso uno puede comprar la felicidad? Acaso uno puede comprar el amor de un ser que tu ya amas?! La respuesta es simple. No. "Cómprate otro."
- En ese caso. Tu cómprate un corazón y un alma, para que veas, algún día, lo que has hecho!- Apreté mas contra mi cuerpo el cuerpo de mi único amigo, al que, ni siquiera, pude ponerle un nombre.
Al llegar a esa casa, que volvía a estar vacía, agarré una botella de vodka recién empezada y, también, todas las pastillas que habían en la casa. Esta vez si me iría... jamas lo he deseado tanto como ahora. Jamas me han dado lo que quería, necesitaba. Hasta que llego ese ser de amor y felicidad a mi vacío corazón.
Aunque, ahora, frente a mi perdición, mi salvación, me daba cuenta de que no estaba vacío. Estaba podrido.
Tomé un papel y un lápiz.
"20 de junio.
Esta es mi despedida. Le deseo a todos aquellos que estuvieron, alguna vez en mi corazón, o simplemente a mi lado, o en frente a mi... A todos ustedes les deseo lo mejor. Jamas les desearía algo malo, por mas malos que hayan sido conmigo. Por que? Porque a momentos de mi muerto me doy cuenta de que todos tienen sus alas...a su manera. En los dieciséis años, casi diecisiete, que llevo en esta mundo, jamas haba experimentado el verdadero amor. Un día me encontré con el ser mas hermoso e inocente que he vista en la vida. El me mostró que por mas efímera que sea la felicidad, hay que disfrutarla. Que si uno se pasara todo el día pensando en el final de las cosas, jamas las disfrutaríamos. Me hizo arme cuenta de que la inocencia de una flor es mas hermosa que verla morir. La inocencia y el amor de un perrito de alegres ojos me salvó de mi navaja. Mi hogar era ese frágil ser con vida.
Se que es un poco raro. Pero voy a ver mi muerte por el lado bueno. Después de todo, jamas me he sentido mejor. Estuve, por mucho tiempo, con veintiún amigos que me recodaban que moría por dentro. Saben quienes eran? Los veinte cigarrillos de un paquete y mi navaja.
Una vez leí que 'Apenas nacemos, comenzamos a morir. En ese caso, eso no es vida. Esto es muerte.' Y creo que no hay mayor verdad. Yo solo me voy a adelantar en el camino.
Pero les doy la mano y me despido con un Mucho Gusto, Mi Nombre Es Casey Lehner Y Espero Que Seamos Buenos Amigos!
Jajaja! Espero que les valla bien en la vida y les dé lo que a mi no me dio, sino hasta el final. Felicidad. Amor..."
Me tome tarro por tarro de pastillas, seguido de tragos desesperado de vodka. Con cada tarro y trago, sentia que el aire y la luz me faltaban. Pero también me sentía mas cerca de mi verdadero ser. Mi verdadero yo.
De un momento a otro, mi cuerpo dejo de funcionar. Ya no veía nada que no fuera oscuridad. Sentir frío en todo mi cuerpo. Pero mi corazón no podía estar mas cálido. Sentí como caía sobre los frascos vacíos y como la botella importaba contra mi nuca. No sentí dolor. No sentí nada.
Que habrá mas alla de la vida? De la muerte?
Sonreí y me desvaneci... Por fin, pude, ser feliz...