Mientras los soñamos estamos vivos,
cuando nos damos cuenta que son imposibles...
Despertamos y morimos.
Estoy entre acantilados…
en constante equilibrio para no caer,
mi cuerpo tembloroso como único escudo
para evitar que se me escape huyendo el alma.
No puedo evitarlo,
bajo la cabeza y miro hacia abajo,
me mareo, pierdo el equilibrio y caigo.
Estoy volando,
y miro admirado los bellos paisajes
de aquellas montañas nevadas
¿Nevadas?
¿Y cómo puede ser si... estoy en casa?
Oh, de pronto comprendí,
de mi cuerpo...
Se me evadió el alma.