Jack POV
Cuando pude acostumbrarme a la luz, abrí los ojos lentamente. Frente a mí había una mesa pequeña, cubierta por un mantel color violeta oscuro y dos sillas, una de ellas ocupada por una mujer. Yo realmente esperaba encontrarme a una anciana decrépita, por eso me llevé una gran sorpresa al ver a una esbelta y hermosa mujer.
-Jack Frost.- Sonrió ella y se puso de pie. Era alta y vestía un largo y delgado vestido color rojo oscuro, su piel llevaba alguna que otra arruga y llevaba el cabello largo y canoso.-Es un gusto conocerte.
-Eh... gracias, igualmente.-Balbuceé.
-Yo soy Marlene.-Volvió a sonreír, clavando en mí unos encendidos ojos verdes.
-Necesito tu ayuda.-Solté de repente, algo nervioso por la felina mirada de la mujer sobre mí.
-Lo sé.-Se sentó en su silla nuevamente.-Vamos, querido, sentáte.
Titubeé un instante, pero finalmente hice lo que me ordenaba.
-¿Qué es lo que querés?-Preguntó Marlene.
-Estoy buscando a Rapunzel, la hija del Sol.
-Mmm.-Ella cerró los ojos.- ¿Y por qué venís a buscarla acá?
-No sé.-Me sorprendí al escuchar la pregunta.-Tenía el reino de Corona de paso... y bueno.
-Ya veo.-Volvió a sonreír, lo que hizo que me estremeciera.-Y supongamos que yo te digo dónde está la niña ¿Qué me vas a dar a cambio?
Me quedé duro ¿Darle algo a cambio? Pero si ya había pagado ¿Por qué tenía que hacerlo de nuevo?
-Pero si yo ya le pagué a tu hijo...
-Ah, ese estúpido.-Me interrumpió.-Yo no quiero dinero.
-¿Y qué querés?-Pregunté confundido.
-Algo que valga más, Jack.-Dijo con tono irritado.
-Ah, bueno.-Asentí lentamente.- Puedo darte...-Y la respuesta llegó a mí al instante.- ¡El Sol te recompensará!
-¿El Sol?-Frunció el ceño.-Dudo que lo haga.
-¡Lo hará! ¡Te lo juro!-Exclamé.
-¿Lo jurás?
Asentí rápidamente
-Bien, confío en vos.-Dicho eso, tomó mi mano. Al instante de haberlo hecho, solté un quejido. Sentí una corriente dolorosa recorrer mi extremidad, y traté de apartarla.
-¿Qué me hiciste?-Le increpé cuando por fin me soltó.
-Hicimos un juramento mágico, que no podrá romperse hasta que cumplas tu promesa.
-¿Hacía falta que doliera tanto?-Volví a preguntar mientras me sobaba el brazo.
-Dejá de ser tan llorón.-Me cortó Marlene.-Y vamos a lo importante.
La mujer apartó el mantel y sacó de debajo de la mesa una bola de cristal. La miré sorprendido y acerqué la mano para tocarla, sin embargo, Marlene fue más rápida y me apartó.
-Solo yo la puedo tocar.
-Pero ¿Qué es eso?-Señalé la esfera y el humo blanco que flotaba en su interior.
-¡No te importa!-Exclamó enojada.- Si hubiese sabido que eras tan irritante, nunca te habría dejado entrar.
Solté un resoplido y me quedé callado, mirándola. Marlene cerró los ojos y comenzó a murmurar palabras ininteligibles mientras movía las manos alrededor de la bola. Y de repente, el humo se tornó de un rojo sangre y la adivina abrió los ojos. Clavó la vista en la esfera, como si estuviera viendo algo y susurró:
-Creo que ya lo tengo...
-¡Dejame ver!-Me abalancé contra la mesa, pero su dura mirada me frenó. Marlene miraba sorprendida la bola, pero luego de unos segundos, su semblante cambió y giró la esfera con una sonrisa felina.
-Creo que ya conocés esto, Jack.
Y cuando vi lo que mostraba la bola, me levanté de un salto de la silla. Solo se veía una torre, pero eso era suficiente para mí, para saber lo que significaba.
Me volteé y salí casi corriendo de la habitación, sin despedirme y cerrando de un portazo.
Rapunzel POV
-Vamos, Pascal, no puede ser que salir al exterior sea lo único que quieras hacer.-Me quejé, cruzándome de brazos.
El pequeño camaleón puso los ojos en blanco y soltó unos ruiditos.
-Tiene que haber algo más.-Volví a intentar.- ¡Ya sé! ¿Y si te tejo ropita?
Pascal negó con la cabeza, visiblemente alarmada, y se echó para atrás.
-Está bien, está bien, otra cosa.-Suspiré. Mi amiguito señaló con la cola la ventana.-Pascal, ya te dije que no.
El camaleón, resignado, bajó de mi hombro hasta el suelo y me dio la espalda, ofendido.
-Esperá, Pascal.-Los ojos se me habían llenado de lágrimas.-Lo siento.-El reptil se volteó hacia mí, preocupado.-Lo siento, amigo. De no ser por mí serías libre y feliz.
El camaleón corrió hacia mí, y trepó rápidamente hasta llegar a mi hombro. Allí, me dio una suave lamidita en la mejilla y apoyó su cabeza contra mi mentón.
-Ya sé que odias vivir acá.-Dije soltando un sollozo.- Por eso, cuando mi madre llegue, le pediré que nos deje salir.-Pascal sonrió.- Lo haré por ambos.
El tiempo que siguió, lo usé para planear con mi amigo cómo sería el pedido de salida a mi mamá. Al final, le preparé un jugo de naranja con galletitas de chocolate.
-¡Rapunzel! ¡Deja caer tu cabello!-Al oír el grito de ella, proveniente del pie de la torre, corrí hacia la ventana y la subí como cada día.
-Hola, querida.-Sonrió ella y me dio un beso en la mejilla.- ¿Cómo estás?
-Muy bien ¿Y vos?
-Demasiado cansada.-Suspiró.
-¡Oh, madre, esperame acá! ¡Tengo algo para vos!-Dicho eso salí corriendo y volví con el vaso lleno de jugo y el plato de galletitas.- Tomá.
-Oh, mi amor.-Se llevó las manos al pecho.- ¿Hiciste todo esto para mí?
-Sí.-Sonreí y le ofrecí la comida. Ella tomó el vaso y comenzó a beber.
-¿Cómo te fue en el trabajo?
-Como siempre.-Respondió ella luego de tragar una galletita.
-¿Eso es bien o mal?
-Rapunzel, sabes que estos no son temas para niños.-Dijo ella irritada mientras seguía comiendo.
-Mmm sobre eso...
-¿Qué?-Preguntó mi mamá de repente.
-Sabes que en siete días cumplo dieciocho.
-¿Qué?-Repitió mi madre.
-¡No me digas que te olvidaste!-Exclamé.
-No... solo que pasó tan rápido el tiempo.-Soltó un suspiro.- ¿Y qué querés como regalo?
-Bueno...-Comencé a enrollarme un mechón de cabello en el dedo, nerviosa.-Lo que quiero para mi cumpleaños, que lo he deseado por varios cumpleaños.-Dije esto último con los dientes apretados.
-¿Qué es, niña?-Mamá comenzó a perder la paciencia.
-¡Salir al exterior!-Solté rápidamente.
Su rostro se transformó súbitamente y sus ojos reflejaban enojo. Dejó el vaso y el plato en la mesa y comenzó con el sermón que ya conocía muy bien:
-Rapunzel, te he hablado millones de veces sobre los horribles peligros del exterior.
-Sí, lo sé, pero...
-Pero nada, niña.-Me cortó ella.-El mundo es muy peligroso, y más aún para vos.
-Mamá, ya cumpliré dieciocho, creo que soy lo bastante grande para tomar mis propias decisiones.-Me animé a decir en voz alta.
-¡No, Rapunzel, no lo sos!-Gritó ella.- ¡Nunca saliste de la torre! ¿¡Cómo podrás ser capaz de decidir cosas importantes!?
-¡Ya estoy harta de esto! No quiero vivir más acá.-Esto último lo dije en voz baja, con los ojos llenos de lágrimas.
-¡Oh, pero que pena, porque nunca saldrás de esta torre!
-Mamá...
-¡A tu habitación!-Señaló las escaleras.- ¡A pensar en lo que hiciste!
No hizo falta que me lo dijera dos veces, me volteé y rápidamente subí las escaleras. Me encerré en mi habitación y me eché en la cama a llorar. En serio estaba harta de vivir encerrada en la torre, lo único que pedía era un día en el que pudiera sentir la luz del sol sobre mi piel. Mi madre podría cuidarme, ella era fuerte. Incluso aceptaría permanecer escondida, mientras fuera al aire libre.
Levanté mi vista del colchón y tomé mi almohada. La calcé bien debajo de mi cabeza y cerré los ojos, decidiendo que lo mejor sería dormir por un rato.
Hola! Cómo están?? Espero que bien!!!! Ojalá les haya gustado el capítulo de hoy. No se olviden de votar y dejar sus comentarios, saben que me ayuda muchísimo!
Bueno, me voy despidiendo. Los quieroooo!!!!!!!!