—No logro decidirme, ¿A ti cuál te gusta más? —pregunté con dos lipstick en las manos.
—El primero —respondió rápidamente.
—No sabes sobre qué estoy preguntando, ni siquiera me miraste.
Seguramente se debía a que tenía toda su atención en no sé qué, llevaba varias horas en su escritorio detrás de la portátil.
Días antes habíamos planeado pasar la tarde de hoy juntos antes de salir de fiesta, pero ahora no estaba segura, tal vez él lo había olvidado.
—Tenés razón, linda... Perdón —suspiró cerrando los ojos por un momento.
—Estás estresado, deberías dejar lo que haces y relajarte... Es viernes, vamos a salir con tus amigos y aún no te veo listo.
Después de ducharse esta mañana, se había colocado el pijama nuevamente y no había hecho más.
—Sí, sólo un par de minutos más y lo dejo. —respondió —Pero antes necesito tu ayuda.
—¿En qué exactamente?
—Te explico rápido, esta madrugada no pude dormir nada y durante el insomnio recordé que llevo meses guardando videos que yo mismo documenté de un viaje que hice con amigos a Córdoba —habló lleno de emoción. —Me pareció buena idea transformarlo y hacer un cortometraje con todo ese material... y desde entonces empecé a editarlo.
—Suena increíble, pero ¿Ya está terminado?
—Todavía no, pero quiero saber qué opinas, si te parece bueno o malo.
Lastima, le preguntaba a la persona incorrecta que menos sabía de cine.
—No soy experta, pero aún así te daré mi opinión —reí.
—Vení —pidió y me acerqué hasta quedar a su lado.
—¿Estás lista?
—Lista y un poco nerviosa también.
Presionó la barra más ancha del teclado y comenzó a reproducir el video.
Como primer plano había un chico que se colocaba lentes oscuros y un bucket hat o "sombrero de pescador", la cámara lo seguía mientras él caminaba por un prado, por instantes hacía pausas para sacarle fotografías a un deslumbrante sol o a pequeños caprinos que se cruzaban en la marcha, luego hablaban entre ellos arriba de un auto que se tambaleaba por el desequilibrio del suelo y finalmente bajaba, cuando había llegado a su destino.
—Ahora sí, ¿Qué te pareció?
—No sé que decir...
Era todo espontáneo, un viaje improvisado entre amigos, la esencia de la naturaleza, una caminata para explorar o para reflexionar en compañía...
No podía definir lo que acababa de ver. Muy subjetivo, porque cada persona era libre de interpretar el cortometraje de una manera distinta.
—¿No es lo que esperabas?, ¿Tan terrible es? Falta sumar un par de videos, puede que con eso mejore.
—No intenté decir que era malo, al contrario, es increíble.
—No lo sé, no me siento tan seguro.
—Dices que no está terminado, pero hasta donde yo pude ver pienso que es único, capturaste algo muy propio y original.
Asintió no tan convencido.
—¿Lo decís en serio o sólo para no hacerme sentir mal?
—Me conoces, sabes que siempre digo la verdad, él que parece dudar aquí eres tú.
Los humanos somos inseguros por naturaleza, pero yo quería lograr que confiara más en él mismo.
—Todo lo que haces es espectacular, y esto no es la excepción, entiendo que es algo nuevo pero quiero que sepas que lo estás haciendo muy bien.
—Te creo.
—Entonces, ¿Qué sigue?
—Terminar con la edición y después pensaba subirlo a youtube, pero no lo sé, aún no me decido.
—Claramente deberías subirlo, así lo compartes con más gente.
—Prometo que vas a ser la primer persona en verlo —respondió con una sonrisa y una expresión más tranquila.
—Que afortunada me siento.
—Cambiando de tema, ¿Sobre qué me preguntaste hace un rato? Estaba tan distraído que no presté atención.
—Nada interesante, sólo quería saber qué labial te parecía mejor.
—No importa el color, siempre te ves hermosa.
—¿Lo dices en serio o sólo para no hacerme sentir mal? —dije imitando sus palabras.
—Sabes que no es así —giró la cabeza en mi dirección y me observó con detenimiento, como si intentara descifrar algo.
No sabía cuál era su intención, pero comencé a sospecharlo cuando hizo una señal para tenerme más cerca. Hice lo que pidió sin preguntar la razón, terminando sobre su regazo.
De pronto nos fundimos, el calor que nos rodeaba no era producido por la temperatura, sino por el contacto, mismo que hacía crecer la tensión entre los dos.
Disfruté la sensación de sus labios, mientras que sus manos sobre mí causaban un efecto insaciable.
—Me encantas.
Él no quería perder el tiempo y yo no planeaba algo distinto.
Justo cuando sus caricias comenzaban a filtrarse por debajo de la ropa se detuvo.
—Victoria... —habló —Mírame.
Sus dedos viajaron hasta mi mandíbula obligándome a mirarlo. Era evidente que la timidez que mostraba cuando acababa de conocerlo no existía más.
—¿Qué pasa?
—Necesito saber qué sentís por mí.
La cercanía, nuestras respiraciones agitadas, sus pupilas expandiéndose, la dopamina y el interés me hacía anhelar todo de él. Felipe necesitaba una respuesta y yo simplemente no arruinar el momento, tenía que encontrar las palabras correctas.
—Cuando estoy contigo no siento más que felicidad... y amor, estoy enamorada.
—Era lo que quería escuchar —dijo antes de mostrar una sonrisa de triunfo. —No sabes lo mucho que esperé por eso.
—Fue una larga espera, lo siento.
—Valió la pena —respondió. —Disfruto sentir como se te acelera el corazón y saber que es por mí.
—¿Eso es bueno? —pregunté en medio de una risa nerviosa.
—Totalmente... ¿Querés continuar? No quiero presionarte.
Era tan considerado, pero justo ahora era imposible pensar en algo más.
—En verdad quiero.
[...]
Habíamos pasado de cenar en un food truck a buscar el mejor bar de la ciudad, estaban los amigos de Felipe y algunos míos que se terminaron uniéndose de último momento.
No era mal día para celebrar.
Más tarde encontramos el lugar perfecto; que es aquel que tiene música urbana latina, amplia variedad de bebidas y gente con la mismo ambiente de fiesta que todos nosotros.
—¿Qué es eso?
—Fernet con coca cola —respondió Santiago mientras Felipe me ofrecía del vaso —Es una de las mejores cosas que han salido de Argentina, sí o sí debés probarlo.
Eché un vistazo y por el color no parecía apetecible.
—Dale —me anima con una cálida sonrisa.
Termino cediendo y bebo un poco, antes de que se vayan, acepto que me equivoqué por pensar que el sabor era horrible, de hecho, sabe bien.
—Estos son para ti y para mí —llega mi amiga Layla con otros vasos que también contienen alcohol.
—¿Algún motivo en especial?
—Lo hay, muero por saber la historia completa de lo que tienes con el chico argentino, ¿Van muy en serio?
Dudaba que el tiempo fuera suficiente para responder, pero después de todo había sido una gran noche... Aunque al parecer apenas comenzaba.