Narrador omnisciente:
Hagrid había dejado a los chicos en la tienda de varitas de Olivander, mientras, él iba a buscar un regalo para ambos.
— ¿Creés que haya alguien aquí? – le preguntó Harry a Draco siendo la primera vez de todo el día donde se hablaban, y el rubio negó – ¿dónde estará?
Justo cuando Harry preguntó lo último un hombre anciano y con aspecto algo loco llegó encima de una escalera.
— Por fin han venido, los esperé por muchos años – les dijo a los dos y ellos lo miraron algo asustados.
— Eh, hola, señor…– saludó Draco – vinimos a comprar nuestras varitas.
— Ah, si, claro – le contestó él y escogió dos cajas – haber, ésta es perfecta para tí – se dirigió hacia Draco, pero cuando la utilizó la varita explotó algunas cajas más – haber prueba ésta.
Está vez la varita se adaptó perfectamente a Draco, ésta era la indicada.
— Haber, es una varita muy buena, señor Malfoy – mencionó el anciano – es una varita de 25 centímetros de largo, hecha de madera de espino, y tiene un núcleo de pelo de unicornio, es perfecta.
Draco sonrió y tomó la varita nuevamente, mientras, Harry pasaba al frente. Para Harry fue muy complicado encontrar una varita apta para él, de hecho; probó unas cinco varitas hasta encontrar la indicada.
— Interesante….– dijo el hombre – una varita de 28 centímetros, hecha de acebo, y con una pluma de fénix…que es la gemela de la varita del mago que te hizo esta cicatriz – Harry lo miró con los ojos abiertos y Draco solo prestaba atención – él hizo cosas grandes, muy malas, pero grandes…fue un señor muy pod…
— ¡Harry, Draco, feliz cumpleaños! – el viejo Olivander fue interrumpido por Hagrid que llevaba con él una lechuza y un gato – Vengan debemos irnos.
Los chicos salieron de la tienda y caminaron junto a Hagrid, de vuelta al caldero chorreante, pues; ya habían comprado todo lo necesario y debían volver a casa de los Dursley y al orfanato.
— Hagrid…cuando estábamos en la tienda – comenzó Harry llamado la atención del semi gigante – el señor Olivander…me dijo que alguien muy malo me hizo esto..¿me puedes contar?
— Planeaba no hacerlo, no quería ser yo quién se los dijera, niños – contestó Hagrid con algo de tristeza – quién te hizo esta cicatriz, Harry, fue el mismo que asesinó tanto a tus padres como a los de Draco…su nombre era vold…ni siquiera puedo pronunciarlo.
— Escríbelo, Hagrid – le dijo Draco y éste negó.
— Su nombre…era Voldermort – les dijo en un susurro – él atacó a sus padres y a ustedes también..
— Voldermort…– dijo Draco conectando puntos en su cabeza – ¿a él lo llaman el señor tenebroso, cierto?
— Si, Draco, si – le contestó Hagrid y ninguno volvió a hablar hasta que llegaron a Privet Drive – adiós, Harry, nos vemos en unos días.
— Nos vemos, Hagrid – dijo el castaño y entró a la casa sin despedirse de Draco, el cuál se sintió indignado por eso.
— Bueno, Draco, hasta acá llegó nuestro día – mencionó Hagrid enfrente de la puerta y Draco sonrió – nos vemos en Hogwarts.
— Adiós, Hagrid – se despidió el rubio – fue un placer conocerte, nos vemos.
Cuando Draco entró al orfanato muchos niños lo miraron mal, Draco no podía creer como en ese lugar que se creó con amor para niños como ellos, haya tanto odio.
Y es que el orfanato Madame Smith fue fundado el 08 de febrero de 1930, en la pequeña ciudad de Doncaster, Londres.
Fue fundado por un hombre llamado Louis Smith, en honor a su hermana; Charlotte "Lottie" Smith.
Quién fue una gran amante a los niños en su corta vida, ella había fallecido a su apenas 16 años por una horrible enfermedad.
— Idiotas – susurró Draco y fue a su habitación donde sacó las fotos de sus padres – los amo tanto, papi y mami, los haré sentir orgulloso de mi…
Hogwarts…
A la oficina de Dumbledore iba entrando Hagrid con la cosa tan importante que el hombre envió a buscar.
La piedra filosofal..
— Profesor, acá está lo que me pidió – le dijo y Dumbledore asintió.
— Gracias, Hagrid – habló Dumbledore luego de durar cinco minutos examinando la piedra – ya puedes retirarte, espero y pases una buena noche – Hagrid asintió y se fue – esto me va a ayudar demasiado….