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De ifqlk13

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โ›โ› you were my crown, now i'm in an exile seeing you out, I think i've seen this film before... Mais

๐„๐—๐ˆ๐‹๐„, ๐›๐ž๐ฅ๐ฅ๐š๐ฆ๐ฒ ๐›๐ฅ๐š๐ค๐ž ยณ
act three
i. prologue
ii. eowyn
iii. commander of death
iv. commander of blood
v. no one fights for me
vi. i can't love you anymore
vii. blood must not have blood
viii. broken hearts club
ix. traitors in arkadia
x. blair's loyalty
xi. you're not skaikru
xii. sentenced to death
xiii. jusheda can't give up
ivx. may we meet again
xv. dear lexa
xvi. checkmate, thomas
xvii. i miss you, i'm sorry
xviii. loss and acceptance
xix. too late to apologize
xx. frustration
xxi. highway to hell
xxii. war of hearts
xxiii. till forever falls apart
xxiv. back to black
xxv. new allies
xxvi. head over heels
xxvii. embers of hope
xxviii. the final countdown
extra ii. let her go
i know places!!

extra. late night talking

502 43 8
De ifqlk13

𝐋𝐀𝐓𝐄 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐓𝐀𝐋𝐊𝐈𝐍𝐆
extra chapter

❛❛ If you're feelin' down
I just wanna make you happier
Wish I was around ❜❜





















Blair.

NUNCA LO HABÍA PENSADO, hasta ahora.

¿Acababa de escoger entre skaikru y trikru?

Habían pasado dos días exactos desde que Bellamy, Pike y Octavia interrumpieron la cumbre en Polis en la cual skaikru se acababa de convertir en el decimotercer clan. Dos días desde que decidí quedarme en Polis, junto a Clarke y Lexa, en vez de marchar con mi pueblo. Aunque, quizás no lo eran. Tantos meses en Eowyn me habían hecho darme cuenta de que a lo mejor Arkadia no era mi hogar. Nunca lo fue.

Bellamy estaba enfadado. Lo sabía. Pero por mucho que hubiera preferido irme con él, sabía que tenía que hacer lo correcto. Y lo correcto era quedarme en Polid y ayudar a mi pueblo lo más que pudiera, así que es lo que estaba haciendo. Por otro lado, me había sorprendido bastante la presencia de Charles Pike. No recordaba haberle visto nunca deambulando por el Campamento Jaha, pero me extrañaba que hubiera sobrevivido solo tantos meses en la Tierra. De todas maneras, tenía que intentar estar alejada lo más que pudiera de él. Ese hombre nunca me cayó bien, y mucho menos después de que Murphy me contara lo que le hizo en una clase de supervivencia en la Tierra.

Rodé en la cama hasta quedar tumbada de costado en la derecha. Mi vista se mantuvo fija en la ventana de la habitación que Lexa había preparado para mí. Me costaba dormir. Desde hace bastante tiempo. Desde que me aislaron, para ser exactos. Estuve cambiando mi posición un buen rato, buscando alguna manera posible de conciliar el sueño, pero nada me fue posible, así que no tuve mejor idea que levantarme de la cama, vestirme con un traje terrestre, y abrir la puerta de mi habitación para salir de ahí cuanto antes. Aunque me llevé conmigo el arco.

Me crucé con algunos guardias mientras pasaba rápidamente por los pasillos de la torre, pero estos simplemente me saludaban con un asentimiento. Cosa que me sorprendió, pero tampoco iba a decirles nada. Por lo menos tenía un poco de libertad. Bajé por el ascensor de la torre, y nada más salir a las calles de Polis, inhalé aire profundamente.

Me adentré entre los puestos, ahora iluminados con antorchas, para atravesarlos rápidamente y encontrar un pequeño edificio, cuya azotea era accesible gracias a una escalera. No dudé en subirla y sentarme allí. Podía visualizar toda la ciudad, y de pronto, sentí unas ganas inmensas de llorar.

Era algo que me pasaba a menudo, así que no me asusté, pero no dejé que las lágrimas cediesen. Y permanecí quieta, abrazando mis rodillas para intentar retener un poco de calor en mi cuerpo

Justo cuando estaba a punto de dejarme vencer por las lágrimas abrumadora, escuché unos pasos acercándose detrás de mí. Levanté la vista y vi a Lexa, parada allí, subida en la azotea y frente a mí, con una expresión de preocupación en su rostro.

—¿Blair?— me llamó suavemente Lexa, acercándose más con cautela.— ¿Estás bien?

Bajé la mirada, sintiendo un nudo en la garganta. No quería que Lexa me viera en este estado, pero al mismo tiempo, anhelaba desesperadamente la compañía de alguien.

Lexa se sentó a mi lado, sin decir ni una sóla palabra, simplemente dejando que su presencia hablara por sí misma. Agradecí, sintiéndome reconfortada, el gesto silencioso y dejé que las lágrimas finalmente brotaran, sin poder contenerlas más.

—No sé qué hacer, Lexa— sollocé, sintiendo un alivio momentáneo al poder expresar mis emociones— Todo parece tan abrumador en este momento.

Lexa me rodeó con un brazo y me dio un suave apretón.

—Estoy aquí para ti, Blair.— dijo con ternura— Juntos encontraremos una manera de superar esto, lo prometo. No te preocupes por skaikru.

Asentí, sintiendo un destello de esperanza en medio de la oscuridad. Sabía que con Lexa a mi lado, podría enfrentar cualquier cosa que la vida me lanzara. Nos quedamos en silencio por un momento más, mirando juntas el paisaje urbano extendido ante nosotras, encontrando consuelo en la simple presencia de la otra.

—¿Puedo preguntarte una cosa?— rompió el silencio Lexa, haciendo que asintiera casi de inmediato— ¿Por qué nunca más has hablado de ti? ¿O de tu vida?

Me encogí de hombros, nunca había pensado en ello.

—No sé, no creo que mi vida sea interesante.

—A mí me interesa— contestó la comandante, y entonces sentí como mi estómago se revolvía. ¿De verdad alguien como yo y mi historia podría interesarla?— No tienes por qué contármela, es simplemente que me gustaría conocerte mejor.

—¿Y qué quieres saber?— me reí suavemente, limpiándome las lágrimas anteriores con las mangas del traje.

—Puedes comenzar desde el inicio— sugirió— Si te sientes cómoda, claro.

Asentí una sola vez, preparándome mentalmente para soltarlo todo. Ese era el efecto que tenía Lexa sobre mí, y eso que no nos conocíamos de mucho tiempo. Clavé mis ojos sobre los suyos y respiré profundamente, dispuesta a hablar.

—No sé muy bien cómo comenzar, pero bueno, ya sabes que nací en el Arca— comencé, y observé como ella cambiaba su postura para prestarme más atención— No recuerdo mucho de mi infancia antes de que muriera mi madre. Supongo que sería normal, dentro de lo que cabe. Mi padre nunca estuvo presente. Pero aún así, yo le quería. Cuando mi madre se enteró de que estaba embarazada de mí hermano, me obligó a prometerla que no se lo diría jamás a mi padre. Y eso hice, pero él acabó enterándome cuando mi hermano ya había nacido y tenía unos pocos meses de edad.

—¿Fue él quién os delató?— noté como la mandíbula de Lexa se tensaba, y asentí lentamente.

—Mandaron a mi madre y a mi hermano a flotar al espacio, siendo yo apenas una niña— expliqué, posando la cabeza sobre el hombro de la chica a mi lado— Desde ahí mi vida se desmoronó. Conocí a Monty y a Jasper, y de verdad, fueron lo mejor que me pudo pasar. Mis únicos amigos. Los tres teníamos una vida difícil y juntos nos distraímos como podíamos.

—Entonces tengo que agradecerles la próxima vez que les vea— solté una risita que hizo que Lexa sonriera— Continúa, quiero oír más.

—Eso, hasta que una noche tuve una pesadilla horrible y al escuchar unos pasos cerca mía, saqué la pistola de mi padre y al pensar que alguien venía a atacarme en la oscuridad, disparé, disparé a mi padre— recordé, sin mostrarme muy arrepentida de aquello— Antes de eso, me había dedicado a ir haciendo tatuajes ilegalmente con una máquina que Jasper y yo habíamos robado. Todo eso fue la gota que colmó el vaso, y mi padre habló de mi al consejo, consiguiendo que me encerraran.

—¿Encerraran?

—En el Arca, muchos delitos tienen pena de muerte, pero sólo cuando eres mayor de edad. En mi caso, yo no lo era. Entonces te aíslan en una sala que lo único que tiene es una cama metálica, esperan a que cumplas los dieciocho y después te flotan. Cuando quedaba poco tiempo para que lo hicieran conmigo, nos bajaron a los cien a la Tierra— suspiré— Y a partir de ahí lo sabes todo.

—La vida en la Tierra es dura pero también tiene su belleza.— comentó Lexa, con la mirada fija en la ciudad al frente.

—Sí, es cierto. A veces me sorprende la capacidad de adaptación que tenemos como humanos.

—Los terrestres hemos vivido en esta tierra durante generaciones— recordó— Hemos aprendido a respetarla y a trabajar con ella.

—Nosotros fingimos que lo hacemos, pero lo único que skaikru hace es arruinarlo todo— suspiré, sabiendo que mis palabras eran duras, pero ciertas— Cosas de haber vivido tantos años en el espacio, supongo.

—¿Cómo era vivir en el espacio?

—Era... diferente. Todo era controlado, predecible— reflexioné, encogiéndome de hombros suavemente— Aquí, en la Tierra, cada día es un desafío. Pero también es más libre, más... salvaje. Y eso está bien.

Lexa sonrió, y entrelazó nuestras manos, trazando suaves caricias en formas de círculos en mi dorso. Disfruté de su compañía.

—La libertad tiene su precio, pero también su valor.

—Sí, lo tiene. A veces me pregunto si alguna vez podremos encontrar un equilibrio entre nuestro pasado en el espacio y nuestro presente en la Tierra.

—El equilibrio es frágil, pero no imposible de alcanzar.— susurró ella— Depende de nosotros, de cómo elijamos vivir nuestras vidas aquí. Por cierto, quiero darte las gracias.

—¿Las gracias?— fruncí el ceño— ¿Por qué?

—Por lo que ocurrió la noche de la cumbre— tragué saliva. No quería recordar la mirada que me dedicó Bellamy al pensar que yo les estaba abandonando— Lo que sucedió... No puedo ignorarlo. Es un gran gesto

—Yo tampoco puedo ignorarlo, Lexa.— admití— Pero tomé una decisión por mi pueblo. Y tengo que pagar las consecuencias.

—Sacrificar tu felicidad no garantiza su seguridad.

—Lo sé, pero... no puedo arriesgar sus vidas.— el bienestar de mi pueblo siempre iba a estar sobre mí, y eso estaba marcado dentro de mí. Lexa lo comprendía— Bellamy estaría de acuerdo conmigo. Aunque ahora esté cabreado.

—¿Y tú? ¿Estás de acuerdo contigo misma?

—No lo sé. Estoy confundida, Lexa. No quiero lastimar a nadie, y mucho menos a Bellamy pero siento que no tengo otra opción.

—Bellamy te ama, Blair.

—Lo sé, pero... ¿cómo puedo enfrentarlo? ¿Cómo he podido mirarlo a los ojos y decirle que no puedo irme con él?— me pregunté, casi que a mí misma. Lexa suspiró, y me abrazó un poco más— Y si tomo la decisión equivocada? ¿Y si nunca puede perdonarme?

—Estoy segura de que todo saldrá bien, Air— aseguró, trazando suaves caricias en mi pelo— Si quieres olvidarte de esto, podemos pensar en algún juego que jugar.

Solté una carcajada sonora. No sabía a qué había venido aquel comentario, pero había conseguido hacerme sonreír. Lexa me dio un golpe suave en el hombro, y me aseguró que iba en serio.

—Es fácil, tú me haces una pregunta y yo respondo, y luego al revés.

Volví a reír.

—¿Qué es ese juego, Lexa?— sentí como la tripa me empezaba a doler de tanto reír para burlarme de la chica, pero al conectar miradas con ella, supe que iba enserio— Está bien, pero empiezas tú.

—¿Cuál es tu lugar favorito de la Tierra?

—Si esperas que diga Polis, estás jodida— vacilé, y ella me dedicó una mala mirada. Rodé los ojos con diversión y me incorporé un poco más en mi sitio— El bosque, sin duda— ví su mirada inquiriendo más información, pero negué varias veces con la cabeza— ¿Has pensado alguna vez en dejar de ser comandante?

Silencio.

Eso fue lo que continuó mi pregunta. Me arrepentí enseguida de haber formulado aquella pregunta. Quizás había indagado demasiado. Pero entonces entendí, al ver la expresión de Lexa, que estaba intentando pensar en una respuesta sincera del todo. Posé mi mano sobre la suya, y la dediqué una sonrisa tranquilizadora.

—Sí, una vez— abrí más los ojos, con curiosidad— después de traicionaros en Mount Weather. Aquello que hice... me debilitó muchísimo. No te haces idea de cuánto, Air.

—Era lo mejor para tu pueblo.

Lexa de giró hacia mí, con la boca abierta en "o" por sorpresa. Me encogí de hombros, restándole un poco de importancia al asunto. Entendía que estuviera sorprendida, teniendo en cuenta que hace unos días la escupí por aquella misma razón.

—Me alegro de que por fin lo entiendas.— confesó, esbozando una leve sonrisa— Vale, mi turno.

—No, espera— la interrumpí, regalándola una sonrisa traviesa. Lexa pareció entender lo que iba a decir a continuación, y por eso sus mejillas se tiñieron de un color rojizo— ¿Qué sientes por Clarke?

—Clarke es como un rayo de sol en medio de la oscuridad —dijo Lexa, con un tono lleno de reverencia— Su fuerza y ​​determinación son tan palpables como su compasión y su corazón.

Sus palabras fluían con una intensidad que me dejaba sin aliento, y pude sentir la profundidad de sus emociones llenando el aire a nuestro alrededor. Ojalá que alguien hablara así de mí alguna vez.

—A veces me pregunto si ella entiende cuánto la admiro, cuánto la respeto —continuó Lexa, su mirada perdida en la distancia— Pero incluso eso se queda corto comparado con lo que siento por ella. Es como si estuviera atrapada entre dos mundos, dos identidades. Tengo miles de tareas como comandante, tantas responsabilidades. Y una mala decision podría costarnos una guerra—confesó Lexa, con un suspiro—. Y en medio de todo eso, está Clarke, brillando como un faro en medio de la noche.

Mientras escuchaba atentamente, sentí una oleada de empatía hacia Lexa, hacia la complejidad de sus sentimientos y la carga que llevaba como líder.

—No sé si alguna vez podré expresar adecuadamente lo que siento por ella —continuó Lexa, con sinceridad—. Pero sé que nunca dejaré de intentarlo, nunca dejaré de luchar por ella y por lo que representa.

Observé a Lexa con admiración y respeto, reconociendo la valentía que mostraba al abrir su corazón de esa manera.

—Debes decírselo, Lexa.

—Tengo miedo— fruncí el ceño— No por lo que pueda decir ella, sino por lo que pueda pasar con nuestros pueblos. No creo que estemos bien vistas. Y creo que todo eso no hará sentir bien a Clarke. No quiero que se agobie.

Asentí, comprensiva. Entendía lo abrumador que todo podía parecer en estos momentos. Azgeda acababa de declarar la guerra, de una manera u otra, a skaikru. Y, Clarke acababa de dejar a su pueblo para quedarse en Polis con ella.

Un hombre se acercó a Lexa y la tocó el hombro, devolviéndola a la realidad. Ella no pudo ni despedirse, pues parece que la acababan de decir algo urgente. Sonreí mientras veía como me miraba dándome las gracias por pasar un raro con ella a la vez que se marchaba guiada por el guardia.

Yo tampoco tardé mucho en volver a mi habitación. Y cuando lo hice, me tumbé en la cama bocarriba. Con las manos posadas en mi estómago. Cerré los ojos para poder conciliar el sueño, pero lo único en lo que mi mente podía pensar era en Bellamy. La manera en la que me miró cuando le dije que prefería quedarme fue horrible, y me entraban nauseas al recordarla. Sintiendo de repente nuevas ganas de llorar, rodé en la cama y me forcé a mí misma a dormirme.

Y por primera vez, pude cerrar los ojos sin sentir una opresión asfixiante en mi pecho.

Bueno pues este sería el primer extra de exileee💕

Necesitaba volver a escribir a mis niñas. De verdad que no tenéis ni idea de lo mucho que me va a costar no escribirlas en i know places.

No hay mucho que decir del capitulo, simplemente quería que Air y Lexa profundizaran mucho más y pudierais ver la complicidad que tienen entre ellas (necesito una lexa en mi vida🙏🏻)

El próximo extra (y último de Exile) será basado en los primeros caps de la t3 y será narrado por BELLAMY, así que pido perdón por todo lo que vais a ver que se pasa por su cabeza.

Y después del extra... SALDRÁ I KNOW PLACESSSSS🥳. Llevo ya cuatro caps enteros escritos y estoy bastante contenta de lo que está saliendo porque creo que Azgeda le va a dar mucho desarrollo a nuestra chica Blair.

Y eso es todo, muchísimas gracias por leer y cualquier opinión del cap es aceptada con muuucho cariño💕💕

Nat

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