Frágil

De danielacgalvis

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Chiara parece tenerlo todo en su vida, está cursando su último año en la universidad, tiene al novio soñado y... Mai multe

Sinopsis
Personajes
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Epilogo

Capitulo 32

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De danielacgalvis

Dos meses habían transcurrido desde aquello, el abuelo Vittorio aún estaba recuperándose de su crisis, pero lo visitábamos con frecuencia para que no se sintiera solo de nuevo, en cuanto al tema de Carina y su relación con aquella enfermera aún seguía, Alessandro había descubierto que esa mujer había planeado todo aquello de los fármacos porque algunas personal de la clínica las habían visto juntas.

No podíamos actuar aun sin saber dónde se encontraba oculta aquella enfermera, y sin ninguna prueba en nuestras manos Carina seguiría libre, debíamos obtener una confesión de su parte para poder enviarla a prisión.

Alessandro ahora tenía otras preocupaciones en su cabeza, sabía que no las decía porque prefería ocultarlas de mi para no asustarme, sin embargo sabía que mi condición era la misma, a pesar del tratamiento que estaba siguiendo el medico había mencionado que aun había altos riesgos al dar a luz por mis problemas de presión.

Me preparé para lo que fuera en aquellos meses, preparé a mis seres queridos para aceptar lo que me sucediera, pero había alguien que se negaba y era Alessandro. Él no lo decía con palabras, pero lo demostraba con sus acciones.

No quería que se sintiera solo después de irme, pero no había forma de reemplazar lo que no puedes reemplazar.

—Chiara, ¿has hablado con Alessandro de lo que piensas de todo esto? —me preguntó la doctora Marcella—. ¿Has intentado hablar de lo que puede ocurrirte?

Negué.

—Alessandro se vuelve muy tenso con el tema, no quiero que se sienta mal por mi insistencia.

—Hablar de nuestros temores puede ayudar a liberarnos.

—Se lo he dicho, pero él se niega a venir. Creo que le cuesta aceptar algunas cosas en su vida, puede ser muy reservado y serio cuando se lo propone.

—Dime, ¿tienes algún miedo que quieras confesarme? Algo que no le hayas dicho ni al mismo Alessandro?

Me quedé en silencio un par de segundos y me llene de valor para confesarlo.

—Si lo hay. Tengo miedo de que Alessandro haga a un lado al bebé cuando nazca, tengo miedo de que lo odie. De que se olvide por completo de Alessio. ¿Cómo podré decirle que lo está haciendo mal si no estoy con él?

Me limpié las lágrimas.

—Lo que más deseo es que Alessio sea amado, tan amado como yo lo amo.

—Las personas no reaccionamos muy bien frente a la pérdida de un ser querido, estoy segura que tu esposo solo tiene miedo de que te vayas y lo dejes solo sin él antes hacer las paces consigo mismo. En el fondo Alessandro no se ha perdonado por el daño que pudo hacerte en el pasado. Tiene miedo a fallar como padre, y es compresible. No nacemos con un manual para ello.

—Tengo miedo a no estar en la vida de Alessio, yo no quiero irme —me aferré a mis piernas dejando escapar mis lágrimas—. No quiero perderme su vida, quiero ser su madre. Quiero serlo con todas las fuerzas del mundo —admití en medio del dolor el mayor de mis miedos—. Me asusta morir.

—Chiara tranquila —me susurró tomando mi mano—. Estoy segura de que podrás estar cerca de él y tu hijo, no te angusties por eso.

—Ya me he hecho la idea de que puede suceder —me encogí de hombros resignada—. Así que he decidido que si estos son los últimos meses, días o instantes los disfrutaré siendo feliz al lado de quienes más amo.

La doctora Marcella después de ello me dio algunas indicaciones para incluir en mi terapia, incluso me pidió que le dijera Alessandro que estaba dispuesta a escucharlo, pero no sabía si él aceptaría hacerlo.

—Hola ángel, ¿cómo ha ido todo? —pregunto Alessandro en cuanto me vio abandonar el consultorio.

—Ha ido bien —me limite a decir.

—¿Segura? Te noto extraña.

Suspiré.

—Aless, ¿por qué no aceptas ver a la doctora Marcella? —lo tomé de sus manos—. Me dijiste que irías con un terapeuta para tratar tus miedos, he sido testigo de las noches que pasas sin dormir, no es bueno para ti.

Él alejo sus manos de las mías, noté el disgusto en su mirada.

—Yo no quiero ir con una persona que me diga cómo hacer las cosas en mi vida, no quiero que alguien me dé indicaciones de cómo poner en orden mi vida si te sucede algo —dijo serio.

—¿Eso es lo que crees realmente? Alessandro no estás bien, quiero entenderte, pero....

—Y yo quiero hacerlo contigo de igual forma —refuto—. He encontrado lo que tenías oculto en la habitación del bebé.

—¿De qué hablas?

—Del diario Chiara, del diario con esas fotografías en las que le hablas. ¿Creíste que no me daría cuenta de ello?

El enojo se apoderó de mí, no podía creer que Alessandro hubiera leído lo que estaba allí escrito, se suponía que lo haría cuando yo lo deseara, y ahora husmeaba entre mis cosas como si tuviera aquel derecho.

—¿Cómo has podido invadir mi privacidad Alessandro? —le dije enojada—. Ese diario lo hice para Alessio.

—Mientes —dije enojado—. Lo hiciste para despedirte de mí, porque has creído que soy un estúpido al que puedes consolar con palabras bonitas de un viejo cuaderno de estúpidos recuerdos.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos.

—¿Crees que es estúpido lo que he hecho para Alessio? Era mi regalo especial, ese cuaderno era mi refugio para los días en los que me sentía triste, era el lugar que escogía para hablarle a mi hijo. Pero me he dado cuenta que quizás no tenga el mismo valor para ti Alessandro.

Me alejé de su lado y caminé furiosa en dirección al auto.

—No quise decir que era un regalo estúpido Chiara...—intentó tocarme y lo alejé de mí.

—Tú y yo no pegamos ni con pasta, eso fue lo que escuché una vez. Ahora empiezo a creer en esas palabras Alessandro, tu y yo somos muy diferentes, y he hecho lo posible para que dejes de ser el hombre que se encierra en sí mismo y que se niega dejar salir su dolor, lo he intentado pero no lo he logrado.

—Tú me conoces más que nadie en el mundo Chiara, yo solo...

—No, no te conozco Alessandro. Creí que lo hacía, pero me he dado cuenta que te cuesta sanar tus heridas aun, te cuesta perdonar, olvidar y aceptar el cariño de otros. No aceptas que nadie entre en tu vida y te haga ver que todo está en perfecto orden cuando no lo está —me limpié las lágrimas del rostro—. Y está bien que creas que ese libro es estúpido, pero no lo es para mí, cuando creía que estaba sola sin nadie a mi lado recordé que había una única cosa con la cual podría contar y era el bebé, siempre ha sido el bebé. Antes de ti y de nosotros fue él y lo seguirá siendo.

Subí al auto y por el resto del recorrido de regreso a la casa no cruzamos ninguna palabra, creo que él no esperaba escuchar aquello de mi parte pero ya no podía callármelo, incluso lamenté el decirle aquello de esa forma.

Hiciste lo correcto Chiara, lo hiciste. Solo le dijiste lo que sentías.

—Chiara hablemos, amor, espera —me llamó antes de que fuera en dirección a la habitación de Alesio en busca del cuadernillo, pero lo ignoré.

Lo tomé en mis manos y volví a salir de la habitación.

—¿A dónde vas? —preguntó metiéndose en mi camino.

—Déjame pasar Alessandro —le reclamé cuando me impedía caminar.

—No, dime primero a donde irás.

—Voy a guardar esto, en un lugar donde mis sentimientos no sean una molestia para ti —le contesté.

Él se hizo a un lado y permaneció en la sala mientras me dirigía a una parte de mi antigua habitación para guardar aquello con llave en un baúl que había traído conmigo.

—Voy a seguir escribiéndote Alessio, lo haré y le daré la llave a tu abuela Giovanna, así tu padre no leerá lo que he escrito para ti. Al menos hasta que yo lo decida —me susurré tocando mi vientre.

Deje el baúl debajo de la cama y tome las llaves en mis manos para guardarlas en otra parte, luego de eso volví a bajar al primer piso para buscar algunas sabanas limpias, la voz de Alessandro me detuvo una vez más.

—Tú eres la primera —me dijo.

Me detuve dándole mi atención.

—Eres la primera que dejo entrar en mi vida y con la que puedo ser yo mismo —admitió—. Tú haces que mi vida duela menos, haces que todo se vea luminoso y hermoso aun por más horrible que se vea. No tengo una explicación para lo que hiciste en mi vida, tampoco puedo mostrarte como mis ojos te ven a través de mí, pero sí puedo decirte algo de lo que estoy totalmente y absolutamente seguro. Mi vida no tiene nada en especial si no estás en ella.

Me quedé en silencio ante lo que me estaba confesado.

—Fui un idiota al decirte aquello, lo siento mucho por herirte, siento mucho hacer infeliz. Es solo que me niego a dejarte ir de mi lado. ¿Podrías perdonarme una vez más?

Permanecí pensativa un par de segundos.

—¿Sabes cuál es mi debilidad? —le pregunté y el negó—. Mi debilidad es no enojarme con las personas a las que quiero —dije sincera y corrí a su lado para abrazarlo.

Alessandro me rodeo el cuerpo con sus brazos.

—Si pudieses descubrirme en una sola palabra ¿cuál sería? —le pregunté.

Alessandro me tomo del rostro y sonrió.

—Te describiría como mágica.

Le devolví una sonrisa y él a cambio me dio un beso en la cabeza.

—Aless... —susurré mientras tomaba sus manos en las mías y las llevaba a mi vientre—. Mira, siente como se mueve, es bastante inquieto.

Él bajó su estatura hasta allí dio unas ligeras palmadas.

—¿Eres feliz allí adentro hijo? ¿Quién no lo sería? —me observó—. Tienes a la mejor madre del mundo.

Pase mis manos por sus cabellos desordenándolos, era la primera vez que le hablaba al bebé de esa forma y se veía demasiado tierno haciéndolo.

—He comprado una casa para los tres, va a gustarte Alessio, tendrá flores plantadas por tu madre, un gran columpio para los tres y un hermoso jardín para que corras por todo el prado. Y mientras tu madre pinta sus hermosos cuadros, nosotros podremos sentarnos a verla mientras comemos un rico helado de mandarina, supe que es tu preferido.

Me solté a reír con aquello.

—Creí que le dirías que un batido de apio.

—¿Qué dices? ¿Odias el apio?

—Estoy segura de que lo odia.

—No importa que lo odies, tendremos toda una vida para saber que te gusta o no. Tendremos muchos momentos felices los tres.

Alessandro se levantó de allí y me miró a los ojos.

—Eso ha sido muy tierno señor Marchetti.

—Voy a hacerlo —dijo de repente.

—¿Qué?

—Ir a terapia, iré.

—¿Vas a hacerlo en realidad?

Asintió.

—¡Es una maravillosa noticia Aless! —me abracé a él—. ¿Sabes? Tengo en mente algo que puede hacer más que feliz a Alessio, no sé qué pienses de ello.

—¿De qué se trata? —enarcó una ceja curioso.

—Vamos a un refugio de animales, adoptemos un cachorro para él.

Él dibujo una sonrisa en sus labios.

—¿Quién quiere un cachorro? ¿Tú o él?

—Si lo deseo yo, lo desea Alessio.

—Claro Alessio...

—Dime que si iremos —insistí.

—No lo sé, aun no puedes convencerme.

—¿No?

—Aunque pensándolo bien, puedes convencerme, si me das un beso.

—Eso es soborno.

—No te llevaré si no me da al menos un beso —señaló con su dedo su mejilla—. Un beso aquí señora Marchetti y cumplo lo que desea.

—Creo que no tengo otra opción que darle un beso señor Marchetti —me burlé del asunto y pegué mis labios a su mejilla para besarlo—. ¿Con eso basta?

—Sí, con eso basta —dijo para robarme un beso de los labios—. Pero me conformo con este.

—Me parece que ha hecho trampa señor Marchetti —me cruce de brazos.

Alessandro se burló de aquello y después de eso dejamos la casa para ir en dirección de un refugio de animales que había cerca de allí, no fue difícil convencerlo de llevar una mascota a casa, pero si fue difícil elegir entre todos esos animalitos abandonados.

No podía irme sin escoger uno solo, todos allí tenían historias bastante tristes y conmovedoras.

—¿Y bien señora Marchetti ha decidido a quine de estos lindos perritos se llevara a casa? —preguntó la voluntaria.

—Es realmente difícil, todos son tan lindos, merecen una segunda oportunidad.

—Así es, mucho de estos perros fueron abandonaos por sus dueños o tirados en cajas al desagüe. Realmente hay personas que no pueden ser consideradas como buenas personas si maltratan a un animal indefenso.

Seguí observando cada una de aquellas jaulas hasta que pude encontrar a un cachorro. Su pelaje era entre blanco y beige, temblaba y parecía estar muy asustado.

—Creo que adoptaremos este.

—Señora Marchetti ese cachorro no sabemos aún si pueda sobrevivir, ha llegado en muy malas condiciones cuando lo rescatamos.

—Eso no importa, Alessandro y yo lo llevaremos con un médico veterinario y se pondrá muy bien ¿verdad precioso? —lo tomé en mis manos y lo abrigue con ayuda de mi saco—. Pobrecito, la has pasado muy mal en la calle, ahora tendrás un hogar.

—Chiara cariño quizás ella este en lo correcto, escogeremos otro perro.

—Aless no voy a dejar que se quede después de saber que se puede morir. Míralo, es muy pequeño e indefenso.

Él suspiro y resignado terminó aceptando.

Regresamos al auto con el cachorro en nuestras manos, ahora me encargaría de llevarlo un médico que pudiera ayudarlo para que se recuperase por completo y pudiera estar en su nueva casa con nosotros.

—Hay que darle un nombre —dijo él.

—¿Quieres un nombre cariño? —le susurré—. Voy a darte un nombre bonito.

—Perfecto, ahora un perro tiene el cariño de mi esposa, solo lo viste una vez y ya enamoraste de el.

—No seas celoso. Ya he escogido un nombre para ti, tu nombre será Bello, ¿te gusta? Es que eres demasiado lindo pequeño —juguetee con el en mis brazos.

—Interesante nombre —se burló Alessandro.

—Serás una linda compañía para Alessio.

Alessandro me tomó de la mano y la besó.

—¿Ves cómo eres mágica?

—No soy mágica Alessandro, soy solo yo misma.

—Y esa es la misma razón por la que te amo.

Y en ese mismo instante desee que el tiempo fuera eterno para los dos, aunque ya no existiera el tiempo para ambos.

***

QUIERO AGRADECER POR EL APOYO QUE LE HAN DADO A LA HISTORIA, MUCHAS GRACIAS POR TODO SU CARIÑO Y AMOR, COMO SIEMPRE PASO AQUI A HACER UNAS CUANTAS PREGUNTAS:

¿Les ha gustado el capitulo?

Ya han pasado dos meses más y Chiara cada vez esta mas cerca de dar a luz ¿Qué creen que sucederá?

¿Creen que Chiara estuvo bien en decirle aquello a Alessandro sobre el diario?

Carina ha sido la culpable de todo, ¿podrán descubrirla?

Adoptaron un perrito, ¿les gusto el nombre?

¿Cuál ha sido su parte favorita del capitulo?

NO SE OLVIDEN DE COMENTAR Y DEJAR SUS VOTOS, SI LES GUSTA LA HISTORIA COMPARTANLA.

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