โ‚ ๐‹๐š๐ฌ ๐ž๐ฌ๐ฉ๐ข๐ง๐š๐ฌ ๐๐ž...

Por stargaryen_b

20.1K 1.7K 573

๐‹๐€๐’ ๐„๐’๐๐ˆ๐๐€๐’ ๐ƒ๐„ ๐”๐๐€ ๐‘๐Ž๐’๐€ โ”‹ โRegarรญan con sus lรกgrimas esa pequeรฑa rosa, para sentir el dolo... Mรกs

๐‹๐€๐’ ๐„๐’๐๐ˆ๐๐€๐’ ๐ƒ๐„ ๐”๐๐€ ๐‘๐Ž๐’๐€
๐†๐€๐‹๐„๐‘๐ˆ๐€ ๐†๐‘๐€ฬ๐…๐ˆ๐‚๐€
๐๐‘๐Žฬ๐‹๐Ž๐†๐Ž
๐€๐‚๐“๐Ž ๐ˆ
๐ˆ
๐ˆ๐ˆ
๐ˆ๐ˆ๐ˆ
๐ˆ๐•
๐•
๐•๐ˆ
๐•๐ˆ๐ˆ
๐ˆ๐—
๐—
๐—๐ˆ
๐—๐ˆ๐ˆ
๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ

๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ

584 70 34
Por stargaryen_b

Capítulo ocho.
Parte uno.

Expecto Patronum

✦ ˚ * ✦ * ˚ ✦

Esa noche, la luz de la luna se filtraba por las ventanas sin cristales. El viento era escaso, pero de vez en vez soplaba con fuerza calando los huesos.

La torre de Astronomía estaba a oscuras, vacía hasta hacía un par de minutos en que, enfundados con la siempre útil capa de invisibilidad de James, los cinco merodeadores se habían infiltrado para saciar sus deseos personales en busca de un solitario rincón, amplio y equipado, para poner en marcha su práctica de aquel día.

—Listo, llegamos —anuncio Roselind satisfecha. Al escuchar un quejido, volteo a ver a Peter—. Peter, ya puedes bajar eso libros —le aclaro entre risas. Peter suspiro de alivio y dejó con cuidado los libros en el suelo.

Camino a la torre, Filch el celador, se había cruzado en su camino y había escuchado por accidente un estornudo de Sirius, cosa que les costó una buena carrera para que Filch desapareciera de su trayecto. Invisibles o no, el horrendo celador era capaz de escucharlos y, por tanto, saberse acompañado.

—Tuvimos suerte, Peeves hizo ruido llamando la atención de Filch — repuso Remus también con una sonrisa.

Por increíble que pareciera, para ellos cinco resultaba mucho más interesante una carrera nocturna por el castillo que un paseo tranquilo a la luz de la luna.

—Bueno chicos, basta de carreras. Manos a la magia, por favor —pidió James con un nuevo ánimo en la voz.

A esa petición, Roselind y los demás sonrieron en complicidad, mientras Remus se sentaba en algún rincón de la torre rodeado de los libros que habían llevado consigo.

¡Lumus! —susurró con su varita en mano.

Sirius se acercó a él, también con la varita en mano.

—Bueno, ¿qué hay que hacer? —le preguntó.

Remus releyó algunas líneas, pasó la página, volvió a leer, susurró palabras sin sentido y finalmente cerró el libro, poniéndose de pie.

—Pues es sencillo, o al menos, eso parece. Presten atención, la utilidad del patronus, no es solo proteger al mago de un dementor, sino también poder comunicarse e incluso advertir alguna clase de peligro. El núcleo de la magia, no es la varita —comenzó a explicar.

Roselind estaba recargada en el alfeizar de la ventana, pero prestaba completa atención a Remus.

—Y si no importa la varita o la magia que surja de esta, ¿qué sí importa? —cuestionó el oji gris.

—La felicidad —respondió Remus, sonriente—. Para invocar un patronus debemos pensar en algo feliz. Un recuerdo de suma alegría, fuerte y sólido, ya que, de este depende el resultado.

—Y sí... ¿Si el recuerdo que elijamos no es lo suficientemente fuerte o alegre? —cuestionó Peter.

Muchos podían tacharlo de tonto, pero lo cierto era que, aunque no era un mago destacado como los demás, era lo suficientemente capaz de seguirles el ritmo. En su compañía, con su guía y sobre todo sabiéndose apoyado por los cuatro, Peter podía llegar tan lejos como quisiera.

—Un patronus corpóreo, debe mostrar el cuerpo completo de un animal. Este como ya saben no lo podemos elegir, pero si nuestras suposiciones son correctas, podremos no solo saber la forma del patronus sino la de sus formas animagas, ya que dichas representaciones, son pequeñas muestras de nuestras personalidades y características más íntimas alojadas en el alma —expuso Remus.

—En caso de no elegir un recuerdo lo suficientemente poderoso para esta magia, los patronus no serán corpóreos —continuó Roselind, que había leído los mismos libros que Remus—, tan solo una voluta inútil de humo plateado que no serviría ni para conocer su forma ni para ahuyentar un dementor que, en todo caso, es para lo que se invocan los patronus —concluyó.

Sirius sonrió. Peter pareció ahondar en sus recuerdos tratando de encontrar uno de gran poder para invocar su patronus.

— ¿Qué esperamos? Vamos chicos, ¿quién primero? —preguntó Sirius bastante emocionado—. ¿Qué tal tú Remus? ¿James? ¿Rosie? Vamos... ¿quién? —Remus miró a James y Roselind. Ambos sonrieron, pero fue ella quien respondió.

—Peter, has los honores —el pequeño Peter los miró aterrado y a la vez conmovido.

Roselind sabía que James, Sirius, Remus y ella, eran los mejores en todo. Eran buenos volando, en Pociones, en Herbología, en Transformaciones, en todo. No había nada que ellos no pudieran hacer, no hacían nada mal. Aparte eran guapos, eran ricos; bueno, al menos James, Sirius y Roselind eran ricos. No les faltaba nada.

Peter a veces se sentía insignificante a su lado, lo sabía porque lo habían hablado, y por eso trabajaban en su confianza. Así que darle a él, "un chico insignificante", la oportunidad de abrir la magia más avanzada que en cuatro años habían practicado, era un gran gesto.

Sirius sonrió a sus amigos y se acercó a Peter para tomarlo del hombro.

—Vamos Pete, tú puedes, confiamos en ti. Eres un merodeador. Los merodeadores podemos lograr todo lo que nos propongamos. Vamos, recuerda algo alegre y has la magia —le dijo animadamente. Los demás asintieron con la cabeza a la espera.

Con una bocanada de aire en sus pulmones para tomar valor, Peter trató de recordar algo de suma alegría... Entonces, lo hizo.

Era su primer año en Hogwarts. Estaba asustado. Había hecho amigos fácilmente, pero no así había podido seguir el ritmo que se tenía en las clases. McGonagall siempre lo reprendía, Flitwick quería echarlo de su aula y Slughorn lo humillaba abiertamente en las clases. Esa tarde, por si fuera poco, tendría que presentar a McGonagall sus avances convirtiendo una cerilla en una cuchara... Y fracasaría. Lo volvería a reprender. Todos reirían de él, de Peter Pettigrew, un mago más squib que nada; un bueno para nada.

Entonces, James se sentó a su lado, Roselind y Sirius enfrente, Remus al otro extremo. Estaban en el Comedor, la comida había terminado, la siguiente hora sería Transformaciones. Pero sus amigos, sus perfectos amigos, habían decidido ocupar los últimos minutos de su descanso en otra cosa.

Tú puedes Peter —dijo Roselind, sonriente. Usualmente, siempre tenia una bonita sonrisa en su rostro.

Solo mueve la mano con mucha delicadeza —indicó Remus, riendo a pesar de aquellos nuevos cortes que tenía en el rostro.

Eres un gran mago Peter, vamos hazlo —le pidió James.

La cerilla, estaba justo frente a él. Negó con la cabeza, no podía...

No puedo, no soy tan bueno. Soy pésimo, se reirán de nuevo de mí y... —comenzó a decir, Sirius pegó un puñetazo a la mesa, enfadado.

Dime quién, ¿de Slytherin? ¿Ravenclaw? ¿Qué tienen esos de buenos? Dímelo Pete, dímelo ahora y te juro que sus calzoncillos van a sacar chispitas toda la tarde —amenazó, robando una sonrisa de labios de Pettigrew.

Nadie se reirá de ti, amigo —comentó Remus—. No lo vamos a permitir.

—Eres un gran mago, solo necesitas practicar, todos los necesitamos —acotó con paciencia Roselind—. Sé que tú puedes lograrlo.

Ten fe Peter, la misma que nosotros te tenemos. Hazlo, concéntrate. Recuérdalo cada que temas fracasar, recuérdalo bien, no importa quién no crea en ti, da igual si nadie en Hogwarts piensa que eres un buen mago, nosotros cuatro si lo creemos, lo sabemos. Siempre te apoyaremos —le dijo James.

Y cuando movió su varita, la cerilla cambió. Fue la primera vez que logró algo y la primera vez que ellos lo apoyaron.

Fue cuando lo aceptaron, cuando supo que era uno de ellos, cuando se dio cuenta que eran lo mejor de su vida.

¡Expecto Patronum! —movió la mano con cuidado, su ceño fruncido por el esfuerzo que estaba poniendo.

Y entonces, algo comenzó a brotar de la varita. Algo blanco, un débil humo, espeso y brillante que comenzó a tomar forma, que se volvió corpórea. Y ahí estaba. Corriendo por todo el lugar, una rata plateada, pequeña y regordeta mostró una parte de la personalidad de Peter.

Sirius rio. Peter se mostró sorprendido, pero al tiempo, frustrado. Remus sonrió y James aplaudió lentamente, contrario a Roselind que aplaudía rápida y emocionalmente, junto con una sonrisa orgullosa.

—Bien hecho Peter, lo lograste. Sabía que podrías —le dijo la oji azul.

Quita esa cara hombre, date cuenta. Es igual a ti dijo James—. Pequeña, rechoncha, alegre, las ratas comen demasiado, corren demasiado y son tachadas de inútiles, pero si lo piensas, son rápidas.

Es cierto asintió Roselind—. Se escabullen fácilmente y pueden esconderse en muchos sitios, si tú forma animaga es una rata... —Sirius pareció comprender lo mismo que Roselind porque saltó de alegría.

—Es verdad Pete, si puedes convertirte en rata, podrás entrar a todo sitio en Hogwarts, podrás ir y venir por donde quieras y ayudarnos a la parte más complicada de la luna llena: inmovilizar el sauce boxeador.

Peter pareció comprender que la misión del Sauce boxeador era vital para sus planes porque se hinchó se orgullo al sentirse responsable de algo tan importante. Con un abrazo de Sirius, su sonrisa se ensanchó y el logro de su patronus, volvió a hacerlo sentir bien.

—Bueno Remus, te toca a ti. Vamos, hazlo —le dijo Roselind, entusiasmada.

Sirius y James apoyaron a la castaña cobriza con un pulgar en alto dirigido a Remus, Peter asintió con la cabeza.

De los cinco, Remus era uno de los cerebros detrás del plan. Sus bromas siempre estaban supervisadas por él, que con su mente brillante pulía cada detalle y revisaba cada estrategia. De todos, Remus era el brillante, el tímido y él come libros, era capaz de seguirle el ritmo estudioso a Lily Evans y debatir temas importantes con Minerva McGonagall sin aburrirse, bromear o escapar. Si alguien debía intentar lograr un patronus, ese, era Remus John Lupin.

Tras un momento de meditación, Remus asintió con la cabeza. Cerró los ojos, respiró y alzo la varita, comenzando a recordar.

Luna llena una vez más. La peor de todas.

Era Navidad, su segunda Navidad en Hogwarts. La segunda que mentía para huir y refugiarse en la soledad de la casa de los gritos. Con la última transformación ya pasada, ni siquiera así, podía volver a su dormitorio. No. Tenía que quedarse, estaba mal herido y Madame Pomfrey no quería dejarlo ir así. En esos momentos, la enfermería esta desierta, las velas estaban por consumirse, sus sueños no eran agradables, resultaban más un recordatorio de lo que no podría tener.

James, perdón... —susurró.

No te disculpes Remus —respondía su amigo en sueños.

No quiero perderlos... —suplicaba el castaño.

Aquí estamos.

Y de repente, ya no era así. No era un sueño. Roselind, James, Sirius, Peter, los cuatro estaban ahí, los cuatro con él. Viéndolo, sabiendo lo que era. Un monstruo. Un hombre lobo. Pero no huían. No le temían. No lo odiaban. Las lágrimas corrían por sus ojos, de repente, una gran revelación cayó sobre él. No estaba solo.

—Por favor Remus... Sirius y yo estamos medio exiliados de nuestras familias, Peter tiene problemas para relacionarse y James no tiene hermanos de sangre. Somos una familia —las palabras de Roselind surgieron de un sollozo, porque una lágrima traicionera resbalo por sus mejillas—. A la familia no se la abandona. A la familia se la quiere, y yo los quiero. Te quiero. No quiero perderte, a ninguno. Quiero que sigas siendo mi amigo, quiero que confíes plenamente en mí, quiero que sepas que pase lo que pase, seas lo que seas, nos tienes a los cuatro —Remus no pudo más, cómo a Roselind el llanto lo traicionó. Las lágrimas comenzaron a caer.

Las palabras, las lágrimas, cada sentimiento puesto. Roselind limpiado sus lágrimas de su tersa piel, con sus largas pestañas mojadas y sus ojos zafiros más brillantes que nunca. Sirius con sus ojos plata vidriosos y su trompa inconsciente en los labios, la que ponía cuando estaba triste sin darse cuenta. Peter con las mejillas rosadas de llorar y el ceño fruncido. James, tratando de que sus gafas no resbalaran por su cara mojada. Sus amigos. Sus hermanos.

No lo pensó más, con el recuerdo en su mente, sostuvo firmemente la varita y sonrió, las palabras surgieron firmes y seguras de su boca.

¡Expecto Patronum! —de la punta de su varita una voluta de humo plateado salió, extendiéndose frente a él y tomando forma poco a poco.

A simple vista parecía algo pequeño, pero de repente, el humo siguió extendiéndose y las delineadas patas de un animal comenzaron a trazarse. Poco a poco, surgieron cuatro patas y un pelaje plateado, un cuerpo esbelto, unas orejas puntiagudas, un hocico alargado y unos colmillos un tanto notables. La imagen de un fascinante depredador se alzó ante los chicos.

Un lobo, plateado y brillante, terminó corriendo por la torre de Astronomía, luciendo sus increíbles patas y meneando la cola.

— ¡Impresionante! —exclamó Peter.

— ¡Más que impresionante! —sonrió James.

—Por Merlín, Remus, es genial. Un lobo... —comentó Sirius, con los ojos bien abiertos.

—Era de suponerse... —rio Roselind. Mantenía los brazos cruzados y seguía recargada en la ventana, pero su risa pronto invadió el lugar.

—Ros, ¿por qué lo dices? —le preguntó Remus, aún asombrado por su patronus—. Si es por...

—No, no por tu pequeño problema peludo, Rem —se corrigió Roselind—. Bueno, los lobos son animales que viven en manada, leales a su familia y cariñosos con los suyos, como Remus lo es con nosotros, tanto sufría por su condición que sus transformaciones eran mucho más violentas antes por el hecho de que mentía a su manada, por así decirlo —explico sonriente—. Además, los lobos son astutos, inteligentes, como Remus, defienden a sus crías y parejas como salvajes, igual que Remus cuando algún Slytherin nos molesta, más a Peter y a mí, que a James y a Sirius. En la mitología nórdica, también son símbolo de victoria, Remus es victoria, quién lo tiene con él, tiene las notas altas seguras y una amistad única. Y son guías, Remus como los lobos, nos guía siempre, como ahora... Son símbolo de miedo y se les asocia a las sombras, pero son solo animales, ellos no eligieron ser como son y su instinto de supervivencia, los orilla a ser crueles a veces; Remus es parecido. Él es un hombre lobo, considerado como un monstruo y un asesino, pero él no lo eligió, él no quiere serlo. Fue orillado a ser lo que es, pero no lo desea y no por ello significa que lo es. Es bueno, leal, valiente... Es un lobo, en su fuero interno —bromeó.

—Nunca lo habría pensado así, supongo... que entonces los patronus si reflejan la personalidad de uno —susurró Remus, sonriente.

— ¿Y qué pensabas que era su patronus? ¿Un ratón de biblioteca? Guarda eso para Lily Evans, ella sí... —comenzó Sirius

—Black, cállate, deja a Lily en paz —la defendió James.

Ante la mirada de Sirius, el pobre James se sonrojó. El oji gris se mofó de él.

—Ya. Lo rechazaron, pero la defiende. Nunca antes se quejó y ahora...

—Es una ratoncita de biblioteca, ¿sí? Solo ella puede pasar tanto ahí metida con Pince, pero bueno ya —lo calló James, todavía sonrojado.

—Te toca, Sirius intervino Roselind, en defensa del pobre James—. Invoca un patronus, aunque seguramente será un poni o unicornio, por vanidoso que eres —bromeo. Las risas de James, Remus y Peter, no tardaron en escucharse.

Sirius le sacó la lengua, pero sacó su varita, preparado para ejecutar el encantamiento.

Sus recuerdos, comenzaron a vagar desde el nacimiento de su hermano Regulus, el día que conoció a Roselind, hasta el día en que supo que se iría de casa, cuando su carta llegó. El día que conoció a Remus, a James y Peter, el día que James y Roselind lo apoyaron tras el vociferador de su madre, la ocasión en que decidieron ser merodeadores, cuando descubrieron a Remus... pero solo un recuerdo, logró hacerlo sonreír tanto, como la alegría que infundía a su ser. Respiró y cerró los ojos, intentando retener el momento.

La Mansión de los Potter no era tan grande como la de los Black. Grimauld Place contaba con una habitación solo para el árbol genealógico y varias para todos los cachivaches de su padre y las mil y una horrendas cosas de su madre. En cambio, Euphemia, había preferido un lugar amplio, pero no ostentoso, a pesar de sus riquezas no deseaba alardear de ello o era fanática a la sangre limpia. Como su hijo, James y como su marido, Fleamont. Los Potter eran diferente; eran ricos, pero humildes; sangre pura, pero amigos de muggles y sangre sucia, eran de esas pocas personas de buen corazón.

Esa noche, sobre todo, Sirius lo comprobaba. Navidad había llegado y era la primera Navidad que no pasaba en Grimauld Place o en Hogwarts. James lo había convencido de ir con él a casa de sus padres y pasar ahí las Navidades, Remus había vuelto con sus padres, Roselind había sido castigada y Peter viajado con su abuela. Las vacaciones habían ido excelentes en lo poco que llevaba ahí. No lo negaba, extrañaba ver a Regulus abrir los regalos, aunque eso lo añoraba desde hacía tres años que había sido exiliado de casa por ser un Gryffindor.

La cena de navidad había estado estupenda, Euphemia preparaba una excelente tarta de melaza y Fleamont se había tomado la molestia de comprarle un regalo, ni más ni menos que un surtido de bromas de Zonko, la tienda de bromas de Hogsmade, conociendo su tendencia a ser travieso. James había jugado con él y habían encantado un par de esferas para hacerlas explotar en brillantes luces, en esos momentos se suponía, que él, debería estar durmiendo. Pero no podía, se sentía abrumado. Tanta felicidad, tanta alegría, tanto cariño... Los Potter eran una familia. Eran lo que él no tenía y lo que Walburga y Orión Black nunca le darían; eran sus padres, a pesar de todo, los amaba, pero aun así, no eran una familia.

Sin pensarlo, se puso de pie y se puso la bata, salió de la habitación y bajó en silencio las escaleras. El árbol de Navidad brillaba y la chimenea seguía encendida, pensó que era extraño, quizás el elfo doméstico de los Potter (qué era casi tan mimado como él en esa casa) la habría encendido escuchando su bajada, pero pronto, descubrió otra cosa.

Euphemia estaba ahí, sentada en un sofá, con su bata y un libro grueso en las manos.

¿No puedes dormir, cariño? —le preguntó ella en un susurro sin girarse a verlo.

Por el mote, Sirius dedujo que pensaba que era James.

Soy... —carraspeó, nervioso, acercándose poco a poco—. Soy Sirius —aclaró, casi al lado de Euphemia.

Ella sonrió y se giró a verlo.

Ya lo sé. James siempre baja corriendo, sea la hora que sea —aclaró ella, extendiéndole la mano para invitarlo a tomar asiento a su lado.

Oh... ya veo —fue lo único que respondió cuando se sentó.

Pero vamos, ¿por qué no duermes? ¿Te sientes mal? —le preguntó ella, abrazándolo por los hombros, Sirius pensó en mentir, pero sus palabras lo traicionaron.

Pensaba en mi familia... me pone melancólico hacerlo.

James me ha contado. No creas que, por metiche o chismoso, no... es solo que, se preocupa por ti. Por ti y Roselind. Nunca vi a James, querer tanto a alguien como los quiere a ustedes. Es un chico con un corazón muy puro, cómo ya habrás visto —le susurro ella alegre.

Sirius asintió, sonriendo al recordar a James.

Sí, bueno... nuestras familias... son complicadas. No es cómo ustedes, quiero decir, ellos nos odian. En la mía, ya no soy un Black para ellos, no tengo hogar, mi madre nunca me ha querido... y yo... —no supo cómo se le quebró la voz, Mia lo acercó más a ella y limpió las lágrimas que se le habían escapado.

Tu familia te quiere, en el fondo nadie puede odiar a sus hijos. Además, eres un chico muy agradable Sirius, eres amable, tierno, eres inteligente, sociable y muy guapo, no hay alguien en este mundo que no podría quererte. De todas formas, si un día sientes que quieres un hogar, que necesitas ir a casa, no lo dudes, ven. Aquí siempre tendrás un hogar, siempre serás bienvenido, la puerta no estará cerrada nunca, ni la chimenea apagada. No lo olvides Sirius... Y tampoco olvides, que yo te quiero. Eres el hermano de James, y no solo por eso ¿eh? Eres Sirius Black y te quiero... no llores... sé que no soy tu familia y que no puedo reemplazarla, pero aquí nos tienes, a mí, a Fleamont, a James. Dónde tu corazón lata desbocado de alegría, ahí está tu familia, no solo los Black, también nosotros.

Una lágrima traicionera estuvo a punto de escapar de sus ojos, pero se negó a dejarla salir, cuando sus ojos plateados brillaron en la oscuridad y su boca se abrió para conjurar el encantamiento, la felicidad de aquellas palabras dichas por Euphemia, fue lo único que dejó que lo embargara. El recuerdo de la familia que lo había aceptado y que lo quería sin que él lo hubiera deseado, pedido o si quiera imaginado, era suficiente para hacerlo sonreír, para recordarle lo quera felicidad, lo que gracias al chico de gafas que había conocido en el tren, había podido obtener.

¡Expecto Patronum! —exclamó.

Fue apenas un destello, pero pronto, la luz que su varita despidió se volvió más brillante que cualquier Lumus y mucho más cegadora que una estrella, contrario a las varitas de Remus y Peter, la suya no expulsó volutas de humo, apenas hubo terminado de conjurarlo, dos patas comenzaron a salir de su destello de luz.

Un cuerpo esbelto, una figura depredadora, pero menos salvaje. Dos patas más y pronto las facciones tomaron forma. Pelaje, orejas, ojos brillantes, lengua fuera, orejas un poco caídas, cola mediana. Un perro.

Su patronus, era un perro.


Buenas noches,

Tal vez este capítulo les sea confuso porque es desde la perspectiva de Roselind, pero a la vez, en la parte de los patronus, es de la perspectiva de cada merodeador.
También lo dividí en dos partes porque era muy largo; más tarde o mañana subo la otra parte.

✨No se olviden de votar y comentar si les gusta la historia✨

Saludos,
≫───°❅•❀•❅°───≪
     🇧​​​​​🇪​​​​​🇱​​​​​🇮​​​​​     
≫───°❅•❀•❅°───≪

Seguir leyendo

Tambiรฉn te gustarรกn

74.7K 4K 52
Juanjo Bona y Martin Urrutia se conocen en el casting de Operaciรณn Triunfo, ยฟDรณnde les llevarรก la experiencia?// Historia de los agapornis, lo mas fi...
883K 131K 101
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decรญan ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
200K 25.5K 120
๐…๐€๐Š๐„ ๐‚๐‡๐€๐‘๐Œ || ๐™ด๐š• ๐šŽ๐š—๐šŒ๐šŠ๐š—๐š๐š˜ ๐šŽ๐šœ ๐šŽ๐š—๐š๐šŠรฑ๐š˜๐šœ๐š˜, ๐šข ๐šŒ๐š˜๐š— ๐šœ๐šž ๐š‹๐šŽ๐š•๐š•๐šŽ๐šฃ๐šŠ ๐š‘๐šŠ๐š›รก ๐šš๐šž๐šŽ ๐š๐šŽ ๐šŠ๐š›๐š›๐šŽ๐š™๐š’๐šŽ๐š—๐š๐šŠ๐šœ. Teen Wolf...
211K 11.8K 20
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ยฟQuรฉ suce...