Todo era tan... raro. ¿Qué rayos me habían hecho, como para que mi cabello se volviera blanco?
— ¿Estás segura de que no sabías de esto? —me preguntó Addison, mientras veíamos como Zed y Bonzo hablaban con un alien, y los lobos con otro alien.
— No sabía nada. No... sé que se supone que le diré a mis padres. Ni siquiera yo entiendo esto. —dije algo frustrada.
— Mira el lado bueno. Ahora... ambas tenemos el cabello blanco. —dijo chocando levemente nuestros hombros.— Solo que el tuyo parece estar brillando.
— Gran idea separar a los alienígenas, directora Lee. —dijo el padre de Addison, llegando con su esposa y la directora Lee.
— Suelo tratar con adolescentes ingenuos. —dijo con orgullo.
Una... parte de mí comenzó a pensar que se refería a nosotros, y no sabía cómo tomarlo.
— Deben venir a clonarme, para crear una fuerza imparable de animadores. Porque... ¿quién no querría tenerme? —el primo de Addison llegó con nosotros.
Yo. Definitivamente, yo. Estaba con... casi no cruzarme con él en la escuela.
— No fueron invitados, y deben irse. —dijo la mamá de Addison.
— Pero invitamos a todos a participar por la copa Seabrook de animadores. Además... tenemos que descubrir que le hicieron a Lena.
— Eh... En realidad prefiero mantenerme alejada de ellos.
— Y no puedes entregar mi gema. —se volvió a meter Bucky.
— Perder no es mi intención. —le dijo con obviedad, antes de girarse a los adultos.— Y siempre he pensado que animar puede unir a la gente. Hasta podría unir mundos.
— O... destruir nuestro mundo. Grábate esto, esos alienígenas vienen a quitarnos lo que es nuestro...
— Basta, Bucky. —dije algo irritada por su insistencia.
Pero, en el momento en que me giré a verlo, parecía que... un ventilador gigante estuviera encendido justo frente a él, porque su chaqueta se movía hacia atrás, y su sombrero no salió volando, solo porque lo sostenía con sus manos.
— ¿Qué...? —dijo la mamá de Addison confundida.
Pero el grito de Bucky la interrumpió. La fuerte brisa había desaparecido, pero uno... de los aliens estaba detrás de él. Y quiero enfatizar el "estaba". En cuanto lo vio, saltó a abrazar a su prima. Pero al ver la expresión de esta, la soltó y trató de actuar con normalidad.
— Tranquilos. —dijo la directora Lee.
— Saludos. ¿Querían que siguera esperando solo?
— Ah, eso creo. / Creo que sería lo mejor. / Ah... sí. —dijeron los adultos confundido.
— Mejor, sí. —terminó la mamá de Addison.
— Entonces, ¿quieren que repare su joyería ceremonial y reinstale este panel?
— Eso sería...
— Ridículo. —murmuró la directora Lee, pero cambió de idea, al ver la mirada de la alcaldesa.— Sí, por favor.
— Sí. —dijo ella.
— Ah. Que puedan encontrar armonía. —estaba por irse, pero su mirada recayó en mí.— Es impresionante cono... —dio un paso hacia mí, y, automáticamente, retrocedí mientras levantaba mis manos en su dirección.
— Prefiero mantener distancia... amigo. —y, otra vez, ese efecto como de una gran brisa apareció. Solo que ahora en dirección al alienígena.
— ¿Eso otra vez? —la voz de Bucky hizo que dejara de mirar al alien por un segundo, y cuando regresé mi vista a él, ya todo estaba... normal.
— Entiendo. Me retiro. —dijo antes de... volver a la celda, supongo.
— Eso... ¿salió de ti? —me preguntó Addison.
— No... Bueno, no lo sé. Jamás me había pasado.
Ella me miró algo pensativa, pero no dijo nada.
— Que... encantador. —dijo su mamá.
Esto era muy... raro.
Había algo sospechoso en ellos. Pero... la verdad es que no tenía problema con que se quedaran hasta... cuando sea que se iban a quedar. Solo tenía una condición. Que estuvieran lo más lejos posible de Lena.
— Podemos compartir algunos desarrollos con su gente primitiva. —dijo A‐li mientras caminábamos a encontrarnos con los demás.— Creamos una fermentación bacteriana digerible de lactosa en extasis bajo cero. —eso me sonaba a... Froyo.
— ¿Yogurt Helado? Ya lo tenemos. —en ese momento, vi a Lena con Addison, y, automáticamente, mi instinto protector se activo. Rápidamente, me acerqué a ella.
— Impresionante. —escuché decir a la alien.
— Ey, ¿estás bien? —le pregunté. Estuve a nada de tomar sus manos, pero ella las retiró.— ¿Qué?
— Estoy bien, pero... algo raro pasó hace unos minutos.
— Cuando el alien se acercó hubo una... brisa rara.
— ¿El alien se acercó? ¿Brisa rara? —inconscientemente tomé una de sus manos, y ella la sacudió para que la soltara.— El... ¿cosquilleo otra vez?
— No sé qué está pasando, y comienza a asustarme.
— Buscaremos la forma de arreglar esto, te lo prometo. —quería acercarme, pero... no quería lastimarla. Esto iba a ser muy complicado.
— Si vienen a invadir Seabrook, nuestra manada no caerá sin pelear. —dijo Willa, llamando mi atención. Todos estaban a unos pocos metros.
Tal vez... los aliens tenían las respuestas que necesitábamos. Ellos fueron quienes... volvieron su cabello blanco, así que... era lo más lógico.
Con la cabeza le indiqué que nos acercaramos, y ella no puso resistencia.
— No queremos su planeta de una estrella. Son tan emocionales. —A‐li le dijo lo último a sus compañeros.
— Sí, pero... a dónde fueres... En Seabrook liberaré mis supresores emocionales. Me interesa saber qué se siente tener emociones. —levantó su brazo, y... la misma pelotita de antes apareció ahí. Rápidamente me puse frente a Lena. No dejaría que le hicieran algo más. Pero parecía que... los afectados ahora eran ellos.— ¡Excitación! Es una... emoción. Se siente... ¡exitante!
— Pueden quedarse hasta la competencia de animadores, pero... ni un día más. —les dijo la alcaldesa.
— Gracias, Alcaldesa. Será un honor estar en su competencia de animadores.
— ¿Qué es eso?
— Ah, no te preocupes. Te lo mostraré. —contestó Addison.
— Oigan, ¿y qué es competencia?
— Retar a otros y demostrar que eres el mejor. —explicó con simplicidad.
— Ah, no. Somos un grupo en armonía. No competimos entre nosotros. —si se suponía que venían a competir... ¿cómo es que no sabían nada de esto?— Aunque es un interesante concepto, ¿no es así? —dijo A‐lan, acercándose a Zed.
— Hola, soy Zed, zombie. Estrella de fútbol. En general le agrado a la gente.
— Ah, soy A‐lan, extraterrestre.
— Sí, yo tengo un lado extraterritorial.
Él le ofreció su mano. A ver si ahora sí le contestaban el saludo.
— Oh, competencia. —susurró el extraterrestre.
— Ah, no. Es solo un saludo... —le contestó el saludo, pero le dieron una descarga... gigante.
Al ver eso, mi instinto me hizo acercarme a Lena. Pero ella volvió a quejarse. ¡Los cosquilleos!
— Perdón. —me disculpé.
— ¿Yo gané?
— No, tú... no... ganaste. —dijo mientras se sacudía.
— Me disculpo. Nuestra gente tiene... chispas de estrella. —explicó la líder.
— Pueden causarle dolor a especies inferiores. —dijo A‐li.
— Ok, sí. Genial. Todo lo que... quieran. —interrumpí.— Yo quiero saber que le hicieron a mi novia.
— Oh, eso. Solo usamos nuestras chispas de estrella, para obligarla a revelar su identidad. —explicó como si no fuera la gran caso.
— Ya basta. —interrumpió Willa, antes de activar su collar y amenazar a los aliens. Pero ellos solo la miraron sorprendidos.— Bienvenidos a Seabrook. —les dijo con falsa amabilidad.
— Gracias. —que ellos no notaron.
Luego de unos minutos, todos salimos de la estación de la patrulla Z.
— ¿Segura de que no prefieres que te acompañe? —dijo Wyatt, mientras caminábamos muy lentamente.
— No... Probablemente hagan más preguntas de... las que ya me harán con esto del cabello.
— No sé si sirva, pero... te queda increíble el cabello blanco, linda. —dijo sonriéndome.
— Lo dices solo para hacerme sentir mejor. —dije tratando de no sonreír.
— En parte, tal vez. Pero es verdad. —se detuvo frente a mí. Aunque no sostenía mis manos, como siempre que hacía esto, sentía como si solo estuviéramos él y yo.— Te ves hermosa. Hace que tus ojos resalten más de lo normal.
— ¿En serio? —era un lobito adorable.
— Sí. —dijo con una suave risa.— Tus ojos se ven... demasiado brillantes. Y ni hablar de cuando me miras a mí. —comenzó a acercarse lentamente.— Es... como si todas las estrellas del cielo estuvieran atrapadas en tus ojos. —estuvimos mirándonos por unos segundos, mientras nos acercábamos cada vez más. El beso estuvo a punto de suceder, pero cuando sus manos rozaron mis brazos, el cosquilleo volvió a aparecer.— Perdón. —dijo alejándose.
Era muy... extraño. Como si algo saliera de las zonas que él tocaba. Y... dependiendo del tiempo en que me tocaba, me podía llegar a sentir... desorientada.
— No importa. —dije tratando de dejar eso de lado.— Se siente raro, pero puedo soportarlo. —ignoré esa extraña sensación, y tomé suavemente sus brazos.
— ¿Estás segura? —dijo mirando momentáneamente la zona que tocaba, antes de volver a mirarme.
En cuanto asentí, él sonrió.
Me sentía... rara, pero eso dejó de importar cuando nuestros labios se unieron.
Era lindo saber que, sin importar lo que los aliens me habían hecho, él seguía mirándome de esa forma tan dulce.
— Te veo mañana. —susurré tratando de calmar mi respiración.
No entendía porqué estaba tan agitada. El beso había durado solo algunos segundos.
— ¿Segura de que no quieres que te acompañe?
— Ve al bosque, lobito. —dije riendo.
— Bien, pero en unas horas iré a verte. No me quedaré sin... nuestra cita nocturna del día. —besó rápidamente mis labios, antes de alejarse.
— Nos vemos. Y ve rápido, antes de que tu hermana crea que te hice algo.
— Sabemos que, en el remoto caso de que sea la situación, los cosas serían al revés. —me guiñó un ojo, antes de irse.
No me moví, hasta que lo perdí de vista.
Wyatt... era increíble. Definitivamente lo era. No podía imaginar que pasaría si no podíamos estar juntos.
Estaba por irme a casa, mientras pensaba que excusa iba a darles a mis padres acerca de mi... cabello, cuando...
Lena...
— ¿Hola?
Lena...
— ¿Alguien está ahí? —nadie contestaba. Esa voz solo... seguía llamándome. Parecía... parecía mi propio voz. Pero... ¿Qué rayos era eso?— ¿Hola?
Luego sentí una brisa... dando vueltas alrededor mío.
Por alguna razón, seguí a... lo que sea que era eso. La... ruta que estaba siguiendo era rara. Todo lo que conocía del bosque era... de la propiedad de los lobos. Pero estaba segura de que esto no era de ellos.
— Lo siento. —dije cuando choqué contra una niña.
— No te preocupes. —su cabello... su cabello también era blanco.— Eh... ¿Eres nueva? No te había visto nunca.
— ¿Nueva?
— No entiendo porqué te enviaron. Quiero decir... estamos completos, pero...
— Niña, yo...
— Lorena, me llamo Lorena. Y creo que solo soy un poco menor que yo. —me interrumpió.
— Bueno, Lorena. Yo... no entiendo de qué hablas. Yo no...
— ¿Lena? —habló otra voz. Un niño, más o menos de la misma edad que la niña que estaba frente a mí, me miraba... completamente asombrado.— Yo... no creí que volvería a verte.
— Luke. Dije rápido. Tenemos que... Lena... —el mismo chico que me... crucé en el baile de otoño de Addison estaba ahí también.
¿Quiénes eran ellos? ¿Y por qué rayos tenían el cabello blanco? Como... el que yo tenía ahora.