Ariel: sabes que la responsabilidad de un hijo es para toda la vida?
Daniel: claro que lo sé don Ariel, Miranda me robó el corazón desde el primer día y lo que más quiero es darle todo el amor de padre, que le ha faltado estos años.
Regina: papá, las intenciones de Daniel son buenas, además tu sabes de sobra lo mucho que lo quiere Miranda y lo feliz que se puso con la noticia de la boda.
Sofía: bien dicen por ahí que padre es quien cría no precisamente quien engendra, así que es un hermoso gesto de tu parte.
Lorenza: estoy de acuerdo, tú y mi nieta se llevan como un padre y una hija y si va a estar en un papel es perfecto, sé que has sido como la figura paterna de Miranda desde que nació pero eres su abuelo y debes seguir como tal, ella merece tener a su lado a un padre.
Uriel: si, tienes razón, discúlpame, sobra decir que cuentan conmigo para lo que necesiten, podemos hablar con un amigo notario para que nos ayude con todos los tramites.
Daniel: no es necesario, tengo alguien de confianza nos ayudara con el proceso.
Regina: sólo no le digan nada a Miranda por ahora.
Daniel: si, hasta que un papel lo diga, queremos darle la sorpresa.
Lorenza: me parece bien.
Esperanza y Miranda regresaron con el postre y el café con ayuda de una de las empleadas de la casa, se sentaron comerlo y a platicar un poco sobre sus planes de boda.
Al regresar al departamento Miranda corrió a su habitación y se puso de rodillas.
Miranda: Gracias Diosito, por fin voy a tener un papá como las otras niñas del kínder, ya nadie se va a reír de mí.
Regina y Daniel se despedían.
Regina: esta tan feliz.
Daniel: tanto como nosotros, este mes se me hará eterno.
Regina: pero valdrá la pena, porque al fin disfrutaremos de una vida juntos.
Sellaron su despedida con un dulce beso, cuando regresaron a ver a Miranda ella dormía profundamente con una enorme sonrisa, ambos le dieron un beso muy cariñoso en la frente.
Daniel: entonces mañana pasó por ti.
Regina: pero en la tarde, recuerda que debo llevar la camioneta al taller y luego voy a desayunar con mis amigas.
Daniel: vas a decirles sobre la boda?
Regina: si, hace semanas no hablamos, las tengo algo abandonadas, así que seguro alguna me da el aventón a la constructora.
Daniel: bien, entonces nos vemos mañana, no olvides que te amo.
Regina: no más que yo.
Daniel: quieres apostar?
Se dieron un apasionado beso, Regina entró a su habitación muy sonriente, Esperanza la aguardaba muy ansiosa.
Esperanza: mi Niña, la felicidad se te sale por los poros.
Regina: estoy muy feliz nana, al fin compartiré mi vida al lado del amor de mi vida, y lo mejor es que ya no hay secretos entre nosotros, él me acepta con Miranda, la quiere como su propia hija y estoy segura de que si tenemos un hijo no hará diferencias.
Esperanzas: él, es muy bueno, tan diferente al patán de Arturo.
Regina: ni me lo recuerdes, ese está muerto y enterrado para mí.
Esperanza: bueno, me voy a descansar, mañana será un buen día.
Regina: buenas noches.
Regina se puso su pijama, estaba tan emocionada que no dudo en tomar su teléfono y ver una y otra vez sus fotos con Daniel.
Regina: eres el amor de mi vida.
Mientras Daniel trataba de concentrarse leyendo un libro.
Daniel: sé que nuestro amor es más grande que todo, pero tengo miedo de tu reacción cuando sepas que soy el padre de Miranda, Dios, ayúdame a encontrar el momento oportuno y las palabras para hacerlo.
Al día siguiente Regina se encontró con sus amigas Verónica y Susana para desayunar.
Verónica: pensé que te habías olvidado de nosotras.
Regina: no digas eso, he estado muy ocupada.
Susana: si! Con tu novio, ya ni a consulta has regresado.
Regina: perdóname, es que me he sentido muy bien, mis "traumas" han sido sanados gracias a Daniel.
Verónica: la verdad te sacaste la lotería con semejante galán.
Susana: y les has dicho respecto al origen de Miranda?
Regina: si, de eso y algo más quiero hablarles.
Regina movió su mano, admirando su anillo de compromiso.
Verónica: no me digas que te pidió matrimonio?
Susana: te vas a casar?
La sonrisa de Regina fue su mejor respuesta, emocionadas la abrazaron muy fuerte.
Verónica: ay amiga que alegría por ti, mereces ser feliz.
Susana: si, ya te tocaba, y como tomó lo de Miranda?
Regina: tuve mucho miedo de decirle como pasaron las cosas, pero lo entendió perfectamente, él la adora, de hecho quiere darle su apellido.
Verónica y Susana quedaron muy sorprendidas.
Daniel terminaba de arreglarse para ir a trabajar, estaba muy feliz, contando los días para disfrutar de la mujer que tanto amaba y de su hija, estaba dispuesto a esperar que se diera la mejor oportunidad para revelarle a Regina el secreto que tanto temía.
Verónica y Susana le daban consejos a Regina sobre tiendas de novia, casas de banquetes y todo aquello que necesitaba para su boda, cuando su alegría se vio opacada al ver a Alan, a quien había citado en el mismo lugar la noche anterior.
Verónica: que tienes? Te pusiste pálida.
Regina: vean, quien está allá.
Verónica y Susana se dieron la vuelta y se quedaron boquiabiertas.
Susana: miserable, a mí nadie me quita de la cabeza que él tuvo algo que ver con lo que pasó esa noche.
Verónica: opino lo mismo, siempre ha estado enamorado de ti, y seguro no quiso perder la oportunidad de tenerte en sus brazos.
Susana: tú crees que sea él aquel hombre?
Regina: no lo sé, pero hoy mismo lo voy a averiguar.
Susana: cuidado, puede ser peligroso, no sabemos cómo reaccione al verte.
Regina: vino hasta aquí porque yo lo cité.
Verónica: qué? Cómo? Cuando lo viste?
Regina: anoche, después les cuento con lujo de detalles, lo importante es que ahora mismo me voy a encargar de que diga toda la verdad.
Regina se puso de pie y camino hasta él, quien la buscaba con la mirada por varios rincones del lugar.
Regina: Alan, buenos días!
Alan: que hermosa estás hoy.
Regina: Gracias, ven conmigo.
Regina lo llevó hasta la mesa donde estaba con sus amigas.
Alan: pero se supone que hablaríamos solo tú y yo.
Regina: si ellas no están, entonces no voy a escucharte.
Esa determinación de Regina provocó que Alan tragara saliva y apretara muy fuerte su puño, pues Verónica y Susana, jamás fueron de su agrado.
Susana: veremos qué tan machito es este.
Verónica: seguro es tan miserable como Lucia, su prima.
Alan: no! se equivocan, si vine hasta aquí fue para hablarle a Regina con la verdad.
Susana: y por qué hacerlo después de tantos años? Por qué no hablaste antes? Cuando a mi amiga se le cayó el mundo encima?
Alan: es una larga historia.
Verónica: Tenemos toda la mañana para escucharte.
Alan se sentó muy temeroso junto a ellas.
Regina: necesito que me digas todo lo que sabes respecto a esa noche donde tu prima me drogó.
Alan estaba asustado, se sentía intimidado ante ellas.
Lucia y Arturo acababan de vender su departamento, era definitivo su regreso a Mexico.
Arturo: cuando regresamos?
Lucia: en un mes según mis cálculos, así que ve llamando a tus conocidos para que te ubiquen en algún trabajo.
El primer pensamiento de Arturo al saber que en poco tiempo regresaría a su país fue Regina.
Alan: Lucia lo planeó todo, quería que tú y Arturo terminaran , por eso me buscó para que yo me aprovechara de ti cuando estuvieras bajo el efecto de las drogas, pretendía llamarlo para que te descubriera en mis brazos.
Los ojos de Regina se llenaron de rabia.
Regina: y lo aceptaste?
Alan bajó la cabeza.