Andar a tu lado ✔️

由 GisyRipoll14

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🥈Finalista de los Wattys 2021🥈 Danielle Robson es una joven arquitecta que debe asumir la remodelación de u... 更多

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Epílogo
Nota de la autora
Nota de la autora 2

Capítulo 31

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由 GisyRipoll14

La semana fue difícil para los dos. Ben fue a casa de Thomas a hacer los deberes los siguientes días, pero Danielle no entró a la casa. Lo recogía siempre en el jardín o en el porche, y Thomas se mantenía en el interior de la vivienda. Era una actitud muy inmadura de parte de los dos, pero de esa manera llegaron al fin de semana.

Danielle estuvo en contacto con sus padres a través de WhatsApp, la estaban pasando de maravillas en París y ella se alegraba por los dos. Se sentía muy sola, echaba de menos a Thomas todo el tiempo, y a veces en las noches lloraba un poco luego de que Ben se quedara dormido. Habló con Janice para que la ayudara profesionalmente y había ido a un par de consultas durante la semana. Se trataba de una ayuda especializada para enfrentar su temor al compromiso. La terapia le había resultado muy útil, y uno de los consejos lo iba a cumplir ese mismo sábado: iría a ver a Benjamín al cementerio.

Janice le había dicho que hablara con él, que exteriorizara sus sentimientos y frustraciones. Solo cerrando un ciclo podría ser capaz de empezar otro. Solo dejando ir a Benjamín realmente, podría amar a Thomas como él se merecía.

Danielle había escogido el fin de semana porque se cumplían seis años de la muerte de su esposo. Por esas fechas siempre estaba muy triste, pero este año lo estaba aún más luego de su separación de Thomas. Ben incluso lo había notado y le había preguntado si ella estaba molesta con Tom, pues no había vuelto a entrar a la casa. Ella le contestó que no, que solo tenía mucho trabajo.

Había dormido mal, pues padeció de dolor de estómago en la madrugada, y en la mañana apenas tuvo deseos de desayunar ya que tenía náuseas. Despertó a Ben, a pesar de ser sábado, pues lo dejaría al cuidado de los Vermont por un par de horas. A ella no le gustaba que Ben la acompañara al cementerio, creía que era muy niño todavía y prefería que la imagen que tuviera de su papá fuera por las fotografías y videos, no por una fría lápida en el cementerio.

—¿Te vas a quedar conmigo en casa de Thomas? —le preguntó el niño.

—No, cariño, ya te expliqué a donde voy. Después pasaré a ver a tus abuelitos y te recogeré sobre el mediodía.

—Estás triste por papá y por Tom, ¿verdad?

Ella asintió.

—¿Y por qué crees que estoy triste por Thomas también? —le preguntó Danielle, acariciando los rubios rizos de su hijo.

—Pues porque Thomas está molesto contigo desde que no le diste un beso en el juego de los Dodgers. Soy un niño, mamá, pero soy muy inteligente para mi edad.

Danielle no pudo evitar sonreír, aunque sintió de nuevo aquel dolor de estómago, por lo que la expresión de su rostro se desfiguró.

—¿Estás bien, mamá? —preguntó Ben preocupado.

—Estoy bien —dijo ella haciendo un esfuerzo—. Solo iré al baño un momento y luego nos vamos, ¿de acuerdo?

El niño asintió. Tenía muchos deseos de ver a Thomas. La pasaba muy bien en esa casa: jugaba con él, con Tim, andaba en bicicleta, cuidada a su gatito... Cada vez estaba más unido al hogar de los Vermont.

Thomas se levantó temprano, pero no esperó que Mónica lo hiciera también, tratándose de un sábado. Su hermana bostezó un poco, y se sentó a su lado en el sofá de la casa.

—¿Qué haces despierta tan temprano?

—Estoy esperando a Ben; quedé con Danielle en que cuidaríamos al niño durante la mañana.

—No sabía nada —contestó él extrañado.

Mónica no se lo había dicho, pues respetaba el dolor que sentía Thomas con la separación e intentaba no agobiarlo de más hablándole de Danielle.

—Dani va al cementerio —le explicó al fin—; se cumple aniversario de la muerte de su esposo, y no quiere llevar al niño. Yo también creo que es muy pequeño para acudir a un lugar como ese. Como sus padres están de viaje y los abuelos paternos irán al cementerio también, me ofrecí a cuidar de Ben.

Thomas sintió pena por ellos.

—Hiciste bien, yo te ayudaré, sabes cuánto quiero a Ben. —Hizo una pausa—. ¿Y cómo está Danielle?

—Está triste, Thomas, no solo por la fecha, sino también por lo que sucedió entre ustedes. Sus padres no están y se siente más sola que nunca. Creo que deberían hablar.

Tom no le contestó; se le encogía el corazón de saber que ella también estaba sufriendo, pero creía que había hecho lo mejor. Incluso, aunque ella lo quisiese, él solo sería una carga para ella.

Unos minutos después, Mónica salió a recibir a Ben, que bajó del auto entusiasmado por pasar la mañana con los Vermont.

—¿Y Tom? —preguntó Ben ansioso.

—Está en el salón, jugando con Cotton. Los dos te están esperando.

El rostro de Ben se iluminó y salió corriendo en dirección a la casa.
Mónica se acercó para saludar a Danielle; la notó muy demacrada y aquello no le gustó en lo absoluto.

—Traes muy mala cara, Dani, ¿te sientes bien?

—No te preocupes, solo dormí mal a causa de un dolor de estómago que tengo, no creo que sea la gran cosa. En un par de horas estaré de vuelta. Muchas gracias por cuidar de Ben.

Mónica le dio un beso de despedida y observó al auto salir por la verja de la entrada principal. Le había asustado un poco el semblante de Danielle, pero lo atribuyó a lo triste que estaba, y no pensó más en ello.

Danielle llegó a un cementerio en Hollywood, donde estaba enterrado Benjamín. El corazón siempre se le hacía un nudo cuando iba. No quería recordar a Ben así, quería pensar en cuando lo conoció en la Universidad, en aquel proyecto de energía limpia que desarrollaba su profesor. Ella era una novata y él un profesional. De inmediato lo admiró, era tan inteligente... Sus ideas eran muy buenas; era un excelente dibujante y se le daban muy bien las habilidades informáticas.

A las dos semanas de conocerse, la invitó a salir. Ella le dijo que no, pues tenía miedo —siempre fue insegura—. Nunca había tenido novio, y aunque había salido con otros chicos, jamás lo había hecho con alguien mayor que ella. Sin embargo, Benjamín no desistió y lo volvió a intentar varias veces, hasta que ella le dijo que sí.

Le gustaba mucho: era apuesto, divertido e inteligente, y era muy amoroso. Hacían la pareja perfecta y se casaron muy enamorados. Ben fue un niño deseado y planeado, pero justo cuando creyó que su felicidad sería completa, la tragedia sobrevino.

Aquellos eran sus pensamientos cuando llegó a la lápida de Ben. Una lágrima bajó por su mejilla, y sintió un nudo en su garganta que le fue difícil deshacer. Había comprado flores, así que las colocó en la tumba y se forzó a hablar, como le recomendó Janice. Debía cerrar un ciclo, para poder comenzar otro.

—Hola, Ben, aquí estoy. Te echo mucho de menos... —la voz se le quebró—, aunque imagino que ya lo sabes. También sé que cuidas de nuestro pequeño, ¡se parece tanto a ti! Me alegra que sea tu viva imagen, porque siempre que estoy con él, te tengo presente... —Dani suspiró y se llenó de valor—. Hay algo que no te he contado... He conocido a alguien, se llama Thomas. Tiene un daño medular y está en silla de ruedas, y lo conocí por la remodelación que realicé en su casa. Es un hombre maravilloso que nos quiere mucho a Ben y a mí, pero yo no he sido capaz de luchar por nuestra relación. La lealtad a tu memoria me ha impedido seguir adelante, así como los miedos de volver a sufrir algo terrible como lo que nos sucedió a nosotros. ¡Te extraño tanto todavía! —dijo enjugándose las lágrimas—. Intenté evitarlo, pero me he enamorado otra vez... Y lo más difícil de todo esto, es que, por mi obstinación, terminé perdiéndolo a él también.

Danielle estuvo hablando por cerca de media ahora; Janice tenía razón, le había hecho mucho bien aquel momento tan íntimo, y cuando terminó tenía el corazón más ligero. Era como si Ben la hubiese comprendido en cada palabra. No podía explicarlo, pero se sentía mejor consigo misma.

Sin embargo, el dolor en el estómago se hizo más fuerte, así que no demoró más la despedida y, colocando un beso sobre el frío mármol, se marchó.

En la entrada del cementerio se encontró con los señores Robson. Había pensado en ir a verlos, pero no se sentía nada bien, así que agradeció que la providencia los hubiera puesto en su camino.

Dani les dio un abrazo a cada uno, y la expresión llorosa de Grace le hizo indicar que extrañaban a Ben tanto como ella.

—Dani, ¿estás bien? —le preguntó Mark.

Ella negó con la cabeza.

—No he estado muy bien de ánimo, tampoco del estómago, pero no se preocupen: estaré bien.

—Gracias por venir a verle —le dijo Grace tomando sus manos.

—Usted sabe que siempre lo llevaré en mi corazón.

Grace asintió, conmovida. Danielle era una gran mujer, pero estaba demasiado sola.

—Sabes cuánto te aprecio, Dani, pero voy a decirte algo precisamente por el cariño que te tengo. No tengas miedo de rehacer tu vida... Sé qué Ben estaría de acuerdo, y nosotros te apoyamos.

—Eres muy joven, Danielle —continuó Mark—, lo más natural es que encuentres la felicidad junto a otra persona. No podemos ser egoístas y pretender que continúes sola por el resto de tu vida...

Danielle no comprendía aquellas palabras, era como si los señores Robson estuvieran enterados de algo. Al ver su mirada de extrañeza, Grace la sacó de su duda.

—El día del cumpleaños de Ben estuvimos charlando con Richard; él nos contó algo del dilema que estás viviendo...

Danielle se ruborizó.

—No tienes por qué avergonzarte, Danielle —intervino Mark—. Tu padre no fue indiscreto, fuimos nosotros quienes insistimos al preguntarle. Yo había visto el día anterior el partido de los Dodgers y te reconocí...

Danielle estaba muy apenada.

—Lo siento, no fue algo que yo buscara... Simplemente sucedió. De cualquier forma, Thomas y yo estamos separados. Nuestra relación no funcionó.

—Es una pena saber eso, Dani —le dijo Grace tomándole de las manos otra vez—, pues, aunque apenas lo vi un instante, me pareció que era una excelente persona. Además, Ben habla de él con mucho cariño, y yo creo que ambos lo necesitan en sus vidas. Si lo amas, como me imagino, no dejes pasar esta oportunidad.

Los ojos de Danielle se llenaron de lágrimas y se abrazó a Grace; luego hizo lo mismo con Mark, y se despidió de ellos.

—Gracias por todo.

Danielle codujo con dolor hasta la casa de Beverly Hills. No sabía qué le sucedía, pero se sentía mal. Cuando se estacionó frente al hogar de los Vermont, no dudó en llamar a Mónica, pero le pidió que saliera sin Ben. Mónica así lo hizo, aunque estaba un tanto extrañada por la petición. Sin embargo, al ver a Danielle, supo que algo estaba mal.

—¿Qué sucede? ¡Sigues muy pálida!

—Continúo con dolor —le explicó Dani—, ya no es en la boca del estómago, sino más bajo. Necesito ir al hospital, pero te pido que por favor te quedes con Ben...

Mónica notó lo afligida que estaba. No tenía familia que pudiera auxiliarla y en esas condiciones pretendía irse al hospital por su cuenta.

—Nada de eso, yo te llevaré al hospital. Tom se quedará con los niños. ¿No quieres entrar un momento a tomar un poco de agua?

Danielle negó con la cabeza. Además de lo que le estaba sucediendo, no soportaría la frialdad de Thomas.

—Gracias, Mónica, pero prefiero quedarme aquí.

La aludida asintió.

—No me tardo, solo voy a hablar con Thomas y a tomar mis documentos. Llamaré a Michael, Sarah me dijo casualmente que estaba de guardia hoy en el hospital.

Mónica entró rápidamente a la casa; no le fue difícil hallar a Thomas, pues él la estaba esperando con el ceño fruncido. Le había parecido extraño que Danielle llamara a su hermana y le pidiera que saliera sin Ben.

—¿Qué sucede?

—¿Dónde están los niños?

—Salieron al patio a ver a Jack —respondió Tom—. ¿Qué sucede, Mónica? Me estás asustando...

—Danielle no se siente bien; voy a acompañarla al hospital.

El rostro de Thomas de inmediato se ensombreció:

—¿Qué tiene?

—Dolor de estómago, pero por favor, Tom, no me hagas perder más tiempo. Voy a buscar mis documentos e iré con ella. Tú cuida de los niños, recuerda que Rob no regresa del trabajo hasta las cinco.

Thomas no podía estar tranquilo. Sabía que Danielle no había entrado a la casa para no verle, pero aquella distancia entre los dos era insostenible. No lo pensó dos veces y salió al porche. El auto estaba estacionado frente a la casa y pudo apreciar la cabellera castaña de Danielle recostada al asiento del copiloto; tenía los ojos cerrados. Tom se deslizó por la rampa hasta llegar al auto.

—Dani...

Danielle abrió los ojos de golpe. No lo había sentido llegar... Sus miradas se encontraron y por unos segundos no le contestó.

—Te ves muy pálida... ¿Qué tienes?

—No lo sé —susurró—. He tenido náuseas y dolor estomacal, pero desde hace una hora siento una punzada en bajo vientre.

Thomas frunció el ceño. Aquello no le gustaba nada. Extendió su mano y Danielle la estrechó a través del cristal.

—Todo estará bien, cariño.

Ella esbozó una breve sonrisa:

—Cuida a Ben, por favor...

Thomas asintió.

—Como si fuese mi hijo, te lo prometo.

Mónica llegó en ese instante y el momento se rompió. No demoró en ponerse frente al timón, pero antes de marcharse le dio un par de indicaciones a su hermano respecto a la casa.

—Por favor, Mónica, mantenme al tanto... Estaré esperando noticias.

—Te escribiré enseguida que sepa algo —le aseguró ella.

A Danielle la recibieron en urgencias del Los Ángeles Medical Hospital. Michael las estaba esperando, pero por lo que le explicaron, decidió que fuera un colega cirujano quien la examinara. Por el examen físico, los análisis y el ultrasonido que le hicieron, pudieron corroborar el diagnóstico.

Thomas estaba en la casa, muy agobiado con la situación. Al estar Nancy ese sábado, se ocupó del almuerzo de los niños, y él tan solo los acompañó. No podía comer nada, sabiendo que Danielle se sentía mal. Cuando la miró se sintió impotente por no poder aliviar su dolor. No quería verla así, pues sabía que había sufrido mucho en los últimos días a causa de su separación.

Sintió que el teléfono de su pantalón vibró y no demoró en tomarlo. Su corazón comenzó a latir aprisa cuando leyó el mensaje de Mónica:

"A Dani le están preparando para hacerle cirugía; tiene apendicitis. Michael dice que no debemos preocuparnos, está en muy buenas manos. Te mantendré al tanto. Cuida a los niños. Un beso".

Thomas rogó al cielo porque todo saliera bien.

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