—¿Shoto también podía haberlo sido?

—Su padre siempre quiso ser mejor que Toshinori, pero sabía que nunca lo lograría. Cuando supieron que su hijo recién nacido podía ser el elegido, mandaron a los cuatro con los Bakugo. Ellos no estaban siendo vigilados y allí estarían seguros. Por lo que sabemos, Toga y Shigaraki emplearon la maldición cruciatus hasta el cansancio. Es... Un destino peor que la muerte.

—¿Y dónde están ahora?

—En San Mungo, Fuyumi va a visitarles todas las veces que está en Inglaterra, pero... No ha habido mejoría en todos estos años. Sus hermanos pequeños no van a verles, creo que ninguno quiere sufrir ese dolor. Ver que tus padres no te reconocen es algo inimaginable. Supongo que Touya y Natsuo tratan de ocultarse en las bromas, tu amigo Shoto es más reservado... Al fin y al cabo es el único que no tiene recuerdos de ellos, pero no sé si es peor.

Kirishima miró a las personas de la foto. Ahí parecía que no había ningún problema, podía notar el vientre abultado de Rei, seguramente embarazada de Fuyumi o de los gemelos. Tragó saliva, pensando en los cuatro hermanos.

Él tampoco tenía recuerdos de sus padres al igual que Shoto, pero los otros tres jóvenes sí. Y eso debía ser muy doloroso para ellos.

Decidió no centrarse en ellos, y siguió mirando a las demás personas que había en la fotografía. Notó a varias que se parecían a los demás "primos" de Katsuki, y supuso que los Bakugo habían decidido criar a Ojiro y Aoyama como si fueran sus hijos también.

—Mitsuki y Masaru son unas personas muy bondadosas. Siempre han apoyado a sus amigos. Incluso trataron de adoptarte a ti también, pero como ves Toshinori pensó que no era la mejor idea. Sn embargo, ahora ya estás con nosotros. Tú y tus amigos sois la siguiente generación Eijirou, sois la nueva Orden del Fénix. Quédate con la foto, ¿sí? Quiero que la tengas.

Le revolvió el pelo cariñosamente, y asintió. Tal vez eso le ayudaría a recordar que no estaba solo. Tenía a sus amigos al igual que sus padres tuvieron a los suyos.

—¡Kiribro, nos vamos! ¡Si no vienes te vas a quedar aquí solo!

—Creo que te llaman. Vamos ve, nos veremos pronto —Hizashi le abrazó, y el pelirrojo correspondió con una sonrisa.

Él no sabía lo que le esperaba en el colegio, por eso fue tranquilo a la estación, hablando con Mina y Bakugo de sus clases. Pero en cuanto cruzaron la pared que daba al andén, Kirishima notó que había muchos alumnos que se les quedaron mirando.

Eso no le inspiraba confianza, pero trató de disimular. Fueron a dejar sus equipajes, y luego al tren tras despedirse de Fourth y Rumi, que se quedaron apartados en el andén.

—Vamos Kirishima, no pasa nada —Mina tocó su hombro y le sonrió—. Seguro que es porque el año pasado ganaste el torneo, no te preocupes.

El pelirrojo asintió sin estar convencido y subieron al tren, buscando algún compartimento libre para poder estar tranquilos. Cuando lo encontraron, se cruzaron con otra joven; Camie Utsushimi.

—Bakugo, los prefectos debemos ir al vagón especial —le sonrió y pasó por su lado, guiñando un ojo a Sero.

El pelinegro se puso un poco nervioso, y rodeó los hombros de Denki con su brazo, pasando al compartimento sin decir ni una palabra al respecto.

—Bien entonces... Me iré ahora. Nos vemos cuando lleguemos al colegio —Katsuki se despidió escuetamente de sus amigos y se fue por el mismo camino que Camie.

Mina tomó la mano de Eijirou y le llevó dentro, donde sus otros amigos estaban. Se sentaron en frente de la pareja, y trataron de contener la risa al ver a Kaminari enfurruñado y Sero tratando de explicarle.

Eijirou Kirishima y la Orden del FénixWhere stories live. Discover now