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Imagina tener ocho años y comenzar a escuchar a las personas hablar de lo que es el amor, creando una inocente curiosidad. A medida creces, el oír y observar este sentimiento te acompaña a todos lados, en la casa, en la escuela y en cualquier lugar donde alguna vez hayas estado, el amor está por todas partes. Cuando mamá escuchaba las canciones que hablaban de él y te aprendías las letras sin tener una idea de lo que éstas significaban.
Luego llegas a cierta edad, donde todo aquello que viste en películas, libros, composiciones y demás, comienza a cobrar sentido, los días parecen más soleados, las sonrisas se vuelven más frecuentes, tu mente se mantiene ocupada creando escenas y recordando a esa persona.
Y te voy a contar acerca de la mía.
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