Capítulo #1

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Cumpleaños

La vida es cómo un sube y baja. Algunas veces estás arriba y otras veces estás abajo.

Yo, por ejemplo, estaba arriba. Aunque mi vida no estaba llena de lujos mis padres siempre se encargaron de darme lo mejor que podían.

24 de Octubre

La mañana de mi cumpleaños número veinte. Mi día favorito lo inicié con el pie derecho y una de las mejores sorpresas.

Un "Feliz cumpleaños" se escuchaba desde el otro lado de mi puerta. Desde que tengo uso de razón a mamá siempre le a gustado prepararnos pastel de cumpleaños por la mañana, así que inicio mi día con una gran sobredosis de azúcar.

Despejó mi cuerpo y doy un salto dirigiéndome a la puerta para poder ver a aquella mujer tan fuerte y valiente que a sabido tomar las riendas de la familia, aunque papá dice que él las lleva todos sabemos que eso no es verdad.

La puerta se abre antes de que yo pueda tomar la perilla y me deja ver a una Andrea con una sonrisa de oreja a oreja cantando el último verso de aquella conocida canción. En sus manos un gran pastel con las palabras "Felices Veinte" que inundan mi habitación con un delicioso olor a fresas y azúcar. No puedo evitar sonreír al verla.

—Feliz cumpleaños, mi niña— Dice por fin, después de haber terminado la canción. —Te amo demasiado— Dijo mientras colocaba el pastel en mi tocador y abría sus brazos para brindarme uno de sus abrazos tan reconfortantes.

Me acerque a ella sin decir nada. La rodeé con mis brazos y la apreté con la suficiente fuerza para hacerle saber que la amaba y amaba los gestos que tenía conmigo. Aún después de todo ella no perdía ese toque que la hacía especial y diferente a las demás. Su sencillez y bondad la hacían relucir de entre todos. Ella era la luz que iluminaba mi vida, era mis fuerzas para seguir adelante. Ella era mi motivación. Sin ella yo estaría perdida.

—Yo también te amo, mamá—  Dije por fin mientras clavaba mi nariz en su pecho y aspiraba ese aroma que solo ella tenía. Vainilla, su favorito.

Los segundos se convirtieron en minutos y nuestra conexión no se perdía y no hacíamos esfuerzo por romperla.

—Lamento la tardanza— La voz de Mike, mi padre, interrumpió el momento que estaba compartiendo con mi madre. —Feliz cumpleaños, hija— Éste susurro mientras se unía a nuestro abrazo y yo cambiaba de posición para ahora abrazarlo a él.

No éramos perfectos. Todas las familias tienen sus altibajos, pero siempre encontrábamos la manera de estar bien.

Su abrazo duró poco, pero fue igual de bueno.

—Bueno, alístate. Tengo una sorpresa para tí en cuánto bajes—. Giño un ojo a mamá y ella le regreso el gesto.

Ambos salieron murmurando de mi habitación y yo me adentre al baño, preparando el agua. Deje la regadera corriendo mientras buscaba mi conjunto del día. Jeans negros, camiseta blanca y hoddie gris. Este último se lo robé a mi hermano una de tantas noches que nos quedábamos fuera hasta tarde y hablábamos de todo y nada la vez.

Una vez terminada la ducha y con el conjunto puesto me dirigí al tocador a maquillarme. Soy fan de lo natural, pero vamos no todas nacemos con la gracia de ser lindas sin maquillaje. Un poco de rímel y brillo en los labios son mis únicos acompañantes. Mi cabello en una coleta sencilla y unos pequeños mechones adornando mi rostro.

Tomé mi mochila y mi móvil. Baje las escaleras mientras veía a Jordan en el teléfono. Una más de sus conquistas. Llegué hasta la cocina y el holor a café y pan tostado golpeó mis fosas nasales. Papá estaba leyendo el periódico y mamá servía el que, supongo, sería mi desayuno.

Protegiendo al Enemigo Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora