A mi también me habían quitado ya los puntos y solo tenía que tener cuidado con los esfuerzos por una semana o dos, pero eso al final no era el problema real.

Tal vez debía hablar con el Maestro y pedirle que empezara con la preparación psicológica... pero no sabía si Aike lo aguantaría.

–Ahí se siente raro –Murmuró al sentir como le daba un beso justo en la cicatriz.

Si, sabía a lo que se refería.

–Es por la cicatriz, tienen una sensibilidad muy diferente, es un cosquilleo muy ligero –Respondí dándole otro beso al lado de la cicatriz donde sabía que ya se sentiría normal.

–Para –Pidió al sentir como mis labios seguían y seguían–. Si sigues así voy a querer más.

–Está bien, Klari está distraída y es pronto, tenemos tiempo para hacer más –Tenté llevando mis manos a su frente consiguiendo que volviera a apoyarse en mi tapándose la boca al ver mis manos comenzar a jugar con sus pezones bajo la tela.

Llevábamos ya mucho tiempo sin hacer nada... más específicamente desde que llegamos a casa de sus padres.

No se negó a mis movimientos terminando inclinando la cabeza para dejarme vía libre a que besara su cuello.

Su aura al fin se estaba calmando y volviendo rosa de nuevo.

–Tus heridas... –Murmuró aún intentando quejarse ya comenzando a mover las piernas intranquilo por lo que estaba despertando en su pantalón.

–Está bien, si lo hacemos muy lento no me tiene que pasar nada –Respondí llevando una de mis manos a su pantalón.

Me encantaba cuando se preocupaba con esa dulzura de mi.

     *.      *.      *.      *.

Siro al final me hizo olvidar absolutamente todo.

Solo podía centrarme en él.

Pero al final tocaba volver a la realidad.

–Entrenas conmigo Siro? –Preguntó Klari una vez llegamos al gimnasio.

No entendía muy bien que quería el Maestro que hiciera aún con el brazo inmovilizado, pero dijo que debíamos seguir con la rutina.

–No, mi cuerpo aún no está para entrenar –Negó Siro dejando que Klari se fuera a su bola.

–Entrena con nosotros Siro, nunca viene mal meditar –Sugirió el Maestro ya sentado en la esquina de la que se había apoderado para mis entrenamientos.

–La verdad es que quería hablar con usted –Respondió Siro sentándose al mismo tiempo que yo.

Hablar con el Maestro?

–Dime.

–He estado pensando que tal vez... con toda esta situación debería... –Trató de hablar dudando bien como expresarse mirando hacia a mi por un segundo antes de mirar de nuevo al Maestro– yo tengo una preparación psicológica... pero Aike no...

–Hasta que no controle su energía no se puede preparar psicológicamente para nada –Negó el Maestro entendiendo mejor que yo que pasaba.

Prepararme?

–Tu has pasado por esos entrenamientos, sabes lo que pasa en ellos y a los límites que te llevan –Siguió hablando el Maestro haciendo que Siro agachara la cabeza.

El aura de Siro terminó dejando de ser blanca y pasando a ser entre violeta y verde.

–Lo se, pero...

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