A JongIn también le ha dejado conocer su estatus cómo alfa soltero y ahora también sabe que emana una esencia a jengibre y té verde.

—Y dime KyungSoo, ¿qué tipo de cambia forma eres?

—Uno que pega con mi personalidad. Intenta adivinar.

—Uhm... ¿Un búho? —KyungSoo sonríe—¿Un lobo, un conejo?

—¿Tengo la personalidad de un conejo? —JongIn niega riendo—Un oso. Oso pardo.

—Increíble.

—¿Por qué?

—¡Porque yo también lo soy! —el moreno responde entre sonrisas y deja que sus redondeadas orejas de oso se asomen en su cabeza—¡Mira esto! ¡Ta dah!

—Oh, eres un oso.

—¡Déjame ver tus orejas!

—Eh, no, no lo creo. No me gusta mostrarlas en público.

—¡Pero sólo estoy yo! ¡Anda, vamos Soo!

KyungSoo jadea por el sobrenombre y sonríe. —Está bien, pero sólo una vez ¿de acuerdo?

El moreno asiente frenéticamente, el alfa suspira y agita su cabello, luego, allí están. Un par de orejas redondeadas sobresaliendo de sus mechones oscuros, su pelaje es ligeramente más oscuro que el de JongIn y si pudiera decirse, haría dudar a quien sea de su posición como alfa, pues la orejitas le restan seriedad a su apariencia, haciéndolo lucir un tanto adorable.

—¿Feliz ahora?

—¡Tengo que tomar una foto!

—¡Ese no era el trato!

JongIn ignora las protestas de KyungSoo y saca de su bolso la Polaroid que siempre lleva consigo, trata de conseguir un buen ángulo para la toma y, sobre todo, trata de que KyungSoo no esconda sus orejas. Es difícil. Pero entre jalones y empujones juguetones, logra tener al alfa entre sus brazos, sus orejas de oso siguen afuera y sólo restan disparar el obturador.

Pero la foto pasa a segundo plano.

Gracias al ajetreo por tratar de tener a KyungSoo cerca de él, sus rostros quedaron demasiado cerca en el momento en el que JongIn se volteó para pedirle al alfa una sonrisa. Sus narices se rozan y pueden sentir la respiración del otro, el corazón les late a lo loco y sus mejillas están ruborizadas.

Es el pelinegro quien cierra despacio la distancia entre sus labios, obteniendo una sonrisa cómo decreto de aceptación para poder besar al omega, quien cierra los ojos y se entrega a las delicadas caricias en sus belfos, suspirando en medio del beso cuando la mano del mayor le toma del mentón y su lengua se abre camino en su cavidad oral, de tal modo que el beso jamás pierde la delicadeza y detona fuegos artificiales por todo su organismo.

El beso termina cuando sus pulmones exigen oxígeno, JongIn luce más sonrojado que KyungSoo, sus labios se han hinchado un poco y lucen brillantes por la sesión previa. Después de eso, ninguno se dice nada, porque no es necesario. La sensación de pirotecnia por su sistema, los latidos acelerados, la idealización de un hogar en conjunto y ese sentido de pertenencia con el que se han quedado, hablan por ellos y dicen más que las palabras. No cabe duda. Son compañeros.

El extremo final de su respectivo hilo rojo del destino.

KyungSoo deja a JongIn en su edificio, su turno en el DANDANIE está por empezar y ahora se sienta más que motivado.

—¿Nos vemos luego? —el omega pregunta aun con las mejillas sonrosadas.

—Ojalá pudiera verte todos los días.

Esas palabras sonrojan aún más a JongIn, quien golpea suavemente a KyungSoo antes de besarle la mejilla y entrar a su edificio. El alfa regresa a su auto y está listo para brindar el mejor servicio de la noche. Está inspirado.

De pronto siente que JongIn lo inspira.

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Los meses siguen su andar, KyungSoo y JongIn continúan conociendo más aspectos el uno del otro y aunque se saben compañeros destinados, siguen el protocolo tradicional del coqueteo y la galantería. JongIn recibe chocolates caseros, abren la puerta del auto para él y le dedican canciones de amor; KyungSoo recibe mensajes melosos, fotografías con dedicatorias en las redes sociales y notitas más melosas en la guantera de su auto.

Son como adolescentes en conquista.

—LuHan, estoy enamorado.

—Espero que no de mí, no eres mi tipo.

—Ni tú el mío—el rubio lo ignora—Podrías ser mi amigo en estos momentos ¿sabes?

—¿Ahora si tienes tiempo para mí? Como siempre estás con JongIn...

—Oh ya veo, estás celoso.

—Por favor lárgate de mi consultorio y programa una cita para cuando me importe.

KyungSoo ríe, LuHan es de sus pocos amigos cercanos. —Siento tenerte tan abandonado Lu, es sólo que en verdad estoy enamorado. JongIn es... Maravilloso. Me encanta.

—¿Y se has dicho a él o sólo me lo dices a mí?

—Quiero decirle, confesar mis sentimientos, pero quiero que sea una confesión realmente digna de él. Algo especial.

—Se me ocurre algo—LuHan hace a un lado sus carpetas—Esta noche lo invitas a cenar al DANDANIE tomas el micrófono de la ambientación musical, cantas "Sugar" de Maroon 5 y listo, tendrás novio para el final de la noche gracias a la presión social que ejercerán todos los comensales ¿qué te parece eso?

—Hoy es mi día libre del restaurante, estás loco, pero me has dado una idea. Te amo LuHan.

—¿Me amas? Yo no, págame la consulta psicológica.

KyungSoo ignora a su amigo, toma un par de caramelos del cuenco en el escritorio y se va. Tiene una confesión que planear.

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—¿A dónde me llevas? —JongIn pregunta, sus ojos están vendados y KyungSoo lo guía—¿Soo?

—Sigue caminando, no es nada malo. Lo juro.

—No vas a descuartizarme y hacer mi carne en un estofado, ¿cierto?

—¿Qué has estado viendo?

—Investigation Discovery.

—Eso lo explica todo—el moreno sonríe—No, no voy a incursionar en el mundo de los asesinatos y el canibalismo. Sólo espera.

KyungSoo abre la puerta de la terraza, el viento es algo frío y golpea el rostro de JongIn, quien tirita unos segundos antes de que la venda en sus ojos se desvanezca, dejándole ver un bonito jardín de tulipanes en cuyo centro se encuentra una mesita para dos, una botella de champaña y una caja.

—¿Qué es esto?

—Ehm, él te lo dirá—KyungSoo saca el contenido de la cajita.

JongIn recibe un peluche bastante tierno, de esos hechos cómo calcetines de estambre bordado y que tienen un animalito de un lado y otro animalito al reverso. La parte externa tiene un oso abrazando una pierna de pollo frito, el omega sonríe y le da la vuelta a la tela, sonriendo apenas ve el mensaje bordado en la pieza de pollo que el otro osito sostiene.

—¿Y bien? ¿Qué dices?

—Qué seremos la receta perfecta. Te quiero.

—También te quiero JongIn.

Fue una confesión sencilla, pero original. El inicio de sus largos momentos por delante:

"¿Quisieras ser la cubierta crujiente de mi pollo?"

JongIn dijo "sí".

The One 🍫 SooKai 🍫Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt