—¿sabías que tus preguntas en realidad no son preguntas? —sonrió después de eso haciéndome girar los ojos —estere con unos familiares, por unos días.

—¿no tienes que ir al colegio, la universidad o algo? —pregunté confundida.

—estudié en casa ya te lo había dicho y además estoy dejando un tiempo para definir cuál será mi siguiente paso —sonrió soltando mi mano para ir a sentarse de nuevo en mi cama.

—te entiendo —coincidí tumbándome a su lado mirando el techo de mi habitación— al menos tu estas donde quieres estar.

—¿Dónde quieres estar tu? —preguntó confundida.

—no aquí —dije queriendo ser una persona enigmática también.

—entonces no deberías —dijo sonriendo y recostándose a mi lado tomando mi mano nuevamente.

No dije nada, nos limitamos a escuchar nuestras respiraciones no era un silencio incomodo al contrario era agradable. No sé cuento tiempo duramos en esa misma posición hasta que mis ojos comenzaron a cerrarse y me quedé completamente dormida.

El sonido de cascos de caballos galopando retumbaba en mis oídos, no sabía porque solo sabía que debía correr, alguien nos estaba persiguiendo y mi mano estaba fuertemente aferrada a la mano de una chica de cabello negro de alguna manera tenerla conmigo me hacia feliz y estaba segura que no dejaría que nos alcanzara quien sea que nos este persiguiendo.

Siempre tomadas de las manos nos adentramos a un bosque donde las raíces de los frondosos arboles nos hacían tropezar, sin embargo, el bosque era tan espeso que los caballos no podían galopar en él, de alguna u otra manera estábamos a salvo.

Nos detuvimos en un claro desde donde la luz de la luna nos iluminaba un poco, se reflejaban sus ojos verdes, sus facciones perfectas a la tenue luz se percibían con un toque algo... mágico.

—creo que los perdimos —susurró con su respiración agitada

Quedamos en silencio tratando de escuchar algún ruido que nos indicara que aquellos que nos perseguían seguían ahí, pero más allá de los sonidos naturales de bosque no había nada mi corazón se tranquilizó un poco cuando una sonrisa apareció en el rostro de la chica de cabello negro y tomando su rostro entre mis manos me acerqué a ella besándola como si mi vida dependiera de ello, un mundo de emociones y fuegos artificiales se sentían en mi interior al besar a esa chica a la que yo sentía mi corazón le pertenecía.

Perdí la noción de donde nos encontramos pues todo se desvanecía en sus besos, tanto que no nos percatamos del sonido que anunciaba que alguien nos había encontrado hasta que una mano tomó fuertemente mi hombro y un fuerte grito salió de su garganta...

El grito se prolongo tanto hasta que mis ojos se abrieron y me senté en la cama con gotas de sudor en mi frente, me encontraba sola y perfectamente cobijada, no recordaba haberme quedado dormida cobijada, busqué por todos lados a mi vecina, sin embargo, yo estaba sola en aquel ático después de tener uno de los sueños mas raros de toda mi vida, traté de calmar mis respiraciones observando el retrato que descansaba junto a mi puerta convenciéndome a mí misma de que todo había sido un sueño a pesar de aun tener la sensación de estar siendo perseguida por alguien.

Miré el reloj de mi mesa de noche que indicaba eran casi las 2 a.m. supuse que la vecina se había ido a su casa, me quedé un rato pensando en el sueño y en ella. Inevitablemente se forma una sonrisa en mi rostro cada que en mi mente aparece la chica cuyo nombre no conozco y que ahora ya puedo sacar de mi mente y de mis sueños.

Mil TormentasNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ