018: Citas y vagabundos

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Estaba sumergida en mis pensamientos mientras caminaba junto a Heather, podía sentir la presencia de Kyle detrás de nosotras y eso, por alguna desconocida razón, me inspiraba seguridad. ¿Cómo era posible que esto me estuviese ocurriendo a mí?, esa preguntaba rondaba mi cabeza hacía ya unas horas, desde que nos había retirado de aquella calle donde Kyle y yo había compartido aquel tan anhelado beso.

Cómo era posible que aquello que durante años había deseado con tal magnitud, hoy fuera mi realidad; la ley de atracción tal vez, pensé para mi interior. Hay gente que cree fervilmente que los pensamientos de uno, ya sean conscientes u inconscientes, influyen en la vida de uno, y que de esta manera se puede conseguir que cosas inimaginables ocurran. O, tal vez, simplemente era cuestión de suerte, y por primera vez en mucho tiempo ésta se estaba poniendo de mi lado. Se podría decir que estaba en un estado de felicidad, mi cabeza estaba, después de una cantidad significante de tiempo, en un buen lugar; pero igualmente todavía rondaba por ella esa sensación de desconfianza, dirigida principalmente a Kyle.

Kyle, maldito y sensual Kyle, ¿Qué había significado aquel beso? Moría por preguntarle aquella incógnita que me carcomía la cabeza cada vez más y más, ¿Había sido algo real o solo otro de sus estúpidos juegos? ¿Hablaba seriamente cuando dijo que quería que estemos juntos?, esa y mil preguntas más se iban apilando en mi psiquis y eso me confundía aún más.

¿Valía la pena?, aquella pregunta que mi amiga había formulado era otra de las pendientes que me preocupaban, ¿De verdad valía la pena arriesgarme por alguien que únicamente me había lastimado, y no solo una, sino que, más de una vez? Yo lo quería, y el hecho de no poder dejar de pensar en él y el cómo sería estar con él, me empujaba a arriesgarme, a darlo todo simplemente por aquella persona a la cual había deseado por años.

Sacudí la cabeza y liberé mi mente de todos aquellos pensamientos que nublaban mi consciente, ya era de noche y la oscuridad comenzaba a caer sobre el pequeño pueblo donde vivíamos, una pequeña brisa comenzaba a soplar, lo que generó que mi piel se erizara mientras que un escalofrío recorría mi espalda y me hacía temblar.

— ¿Tienes frío? —la gruesa y profunda voz de Kyle interrumpió mi hilo de pensamiento, por una pequeña fracción de tiempo se me había olvidado que caminaba acompañada.

— Olvidé mi campera en casa —dije mientras que volvía a temblar. Giré mi cabeza en dirección a Heather, la cual al parecer se encontraba en un estado pensativo bastante similar al mío— ¿Vamos a tu casa o a la mía? —al parecer mi pregunta logro sacar a mi castaña amiga de su nube de pensamientos, giró la cabeza en mi dirección y me dedicó una pequeña sonrisa, la cual parecía más una mueca forzada.

Algo le sucedía, estaba segura de ello, algo rondaba en la cabeza de Heather, algo que no quería decir — ¿Estas bien? —la miré fijamente a los ojos mientras que formulaba aquella pregunta, en el poco tiempo que llevábamos de amistad había aprendido una que otra cosa acerca de ella, en este caso Heather era más sincera si al cuestionarla la mirabas directamente a los ojos.

Ella estaba a punto de abrir la boca y comenzar a escupir palabras cuando repentinamente un calor invadió mi miembro superior, lo cual me tomó desprevenida; de reojos noté como, ahora, una campera negra de cuero descansaba gentilmente sobre mis hombros. Desvíe rápidamente mi mirada hacia Kyle, el cual me miraba con ternura y con una sonrisa divertida — ¿Por qué te ríes? —pregunté sin darle vueltas al asunto.

— Mi campera te queda mejor a ti que a mí, y eso me enfurece, pero al mismo tiempo me encanta —contestó mientras se acercaba hacia mí; su cara se encontraba cada vez más cerca de la mía y mi corazón latía a un ritmo más veloz que de costumbre, odiaba como reaccionaba mi cuerpo ante su presencia. —Tú me encantas Layla. —y en ese preciso instante mi corazón di un vuelco y cayó rendido dentro de mí, pero no se la iba a hacer tan fácil, si de verdad quería estar conmigo se iba a tener que esforzar.

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