Ella no dijo nada y él la tomó del brazo pero ella se soltó.

—Odio depender de alguien —dijo con los ojos llorosos—. Solo dime cuántos pasos hasta la entrada.

—No —dijo volviendo a tomarla del brazo—. ¿Tú hermana es así de terca? De ser así voy a empezar a creer que el diablo está pagando algo muy malo.

   Ella no respondió.

   Hurs se acercó de nuevo a ella y la observó.

—Está bien, me rindo —dijo dejando un beso en su frente—. No debí besarte.

   Ella no dijo nada.

—No vuelvas a besarme como si fuera una mocosa.

—¡Carajo que no te besé por eso! —dijo alzando la voz de nuevo—. ¿Qué esperabas que hiciera?

  Se acercó un poco más a ella si es que eso era posible, hasta que su aliento se mezcló con el de la chica.

—Esperabas un beso más duro, más rudo, ¿qué esperabas?

—Nada.

   Suspiró de nuevo y tomó su rostro entre sus manos antes de volver a besarla, esta vez lo hizo con mayor dureza y demanda, colando su lengua dentro de los labios y abrazándola por la cintura.

  Dejó que sus labios se apoderaran de los de ella y la sostuvo con fuerza.

  Scarlett se dejó envolver por la sensación y se aferró a sus hombros dejando que sus labios tomarán los suyos mucho más demandantes y con la lujuria clara entre ellos.

  Los brazos de Hurs la apretaron un poco más acariciando su espalda mientras saqueaba su boca con avidez y dejando claro que también sabía besar de forma salvaje.  

  El sonido de su celular los hizo separarse. Hurs respiró antes de que sacara su celular y observara el número.

    Maddox le llamaba por lo que atendió la llamada de inmediato.

—¿Qué pasa? —preguntó aún con la respiración agitada mientras no apartaba la vista de ella.

—Solo saber si han llegado a casa de la chica ya —respondió al otro lado.

—Estamos justo a la entrada —Mintió.

  Su amigo le pidió que le pasara a la chica y así lo hizo.

  Le dio el teléfono a Scarlett que de inmediato habló con quien él suponía era su hermana.

   Hablaron algunos minutos hasta que Scarlett dijo que se encargaría de que su madre no supiera nada, incluso se aseguró de saber una hora en que llegaría.

   Le devolvió el teléfono después de algún tiempo y él comprobó que habían colgado.

—Mi hermana no llegara aún —dijo apretando los labios—. No puedo volver a casa o mi madre se dará cuenta y aún peor va a reprender a Brooke por dejarme sola.

—Puedes quedarte aquí —dijo tomándola de la mano y guiándola al sofá.

—Gracias.

  Se sentó frente a ella mientras la veía mover sus manos nerviosa por lo que se acercó de nuevo al sofá y se sentó a su lado tomando su mano.

—Eres preciosa —dijo sonriendo—. Solo que no recuerdo si me has dicho tu nombre.

    Ella comenzó a reír de verdad y dijo su nombre.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Where stories live. Discover now