Juró ver cómo se le desencajaba la quijada. La copa que sostenía en la mano de pronto se vio libre y cayendo estrambóticamente contra el piso, pero Loki seguía en trance.

Tres años, vaya eso es... tres años, es que cómo tres años ¿Tres años sin...? 

El vino, Loki— se quejó en busca de una pala, escobillón y un paño. De regreso el menor no dejaba de mirarle como si le hubiera crecido un cuerno en la cabeza, incluso así no se habría sorprendido tanto.

¿Discúlpame? Creo que he oído mal—contestó parpadeando compulsivamente. En respuesta él se encogió de hombros —¡Tres años sin sexo!

No es la gran cosa.

¿Cómo que no es la gran cosa? Crecí contigo y tus infinitas novias. Tú el "jodido dios nórdico que enloquecía a todo mundo" ¿sabes como te apodaban las chicas en la preparatoria? El semental Odinson, el dios de la cama, el héroe de las pantaletas húmedas, el de manos mágicas... ¿quieres que siga?

Sólo me aburrí de eso.

Nadie se aburre del sexo porque sí, Thor.

¿podemos parar? Sólo quiero una cena tranquila y traer a la mesa mi calentura adolescente es bastante perturbador.

¿Por qué?

Ya te lo dije, es bastante extraño hablar de esto contigo— suspiró, sintiéndose de pronto muy cansado, Loki siempre sabía llegar a los lugares con espinas —...porque ya no sentía nada ¿feliz?

Pues si te aburriste de lo tradicional siempre puedes probar con...-

No me refiero al plano físico, Loki— por su reacción supo que al fin lograba darse cuenta del profundo grado en el que se metía —el placer duraba tan poco y el vacío sólo se hacía más grande. No sentía una conexión, no sentía nada. Es lógico que me cansara de todo eso— sonrió con algo de culpa —hubo un tiempo en que lo intenté, tener una pareja estable, alguien a quien amar y formar un vínculo, pero yo no puedo Loki. Estoy jodido por dentro.

Thor, yo...

Al final de cuentas ese niño y yo no somos muy diferentes, todo lo que va quedando de nosotros es un cascarón vacío— susurró sintiendo de pronto como la carne volvía a perder el sabor —Sólo finjamos que esta conversación nunca pasó.

Por supuesto que se arrepentía de haber abierto la boca, mucho más cuando por la mañana Loki se despidió con un abrazo apretado y la exigencia de reunirse a cenar en un elegante restaurante pasadas las siete. Era su modo de subirle el ánimo y mediar las cosas después de una pelea. No soportaba la idea de tener que batallar con la lástima del que alguna vez fue su hermano y mantenerse alegre durante toda la cena cuando su humor sólo rogaba un partido de béisbol y dormirse en el sillón en ropa interior.

Observó el reloj de pared, anunciando que aún le quedaba poco más de una hora. Con rapidez se metió a la ducha, luchando con su tensión y la inevitable recaída a los antidepresivos. Al salir apenas logró atarse la toalla contra la cintura cuando se percató del estridente sonido del timbre de su puerta.

¡Sé que estás ahí, poco hombre! ¡Da la cara, maldita zorra! ¡A ti te hablo, Laufeyson!— Thor parpadeó incrédulo. Los gritos lograban filtrarse por sus paredes y por unos segundos sopesó la idea de no tomar en cuenta tal llamado, pero imaginarse que tal individuo pudiera aparecerse en el trabajo de su hermano o acosándolo en cualquier otro lugar, le enfureció.

Abrió de golpe, justo a tiempo para desequilibrar al sujeto en cuestión que iba con todas las ganas de patear la puerta. Ciertamente no parecía un hombre cualquiera, luciendo muy ejecutivo y bien peinado, no obstante, sus ojos de maniático delataban todas las intenciones que tenía al encontrar a Loki.

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