Chan's christmas fantasy.

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Mantener sus manos fuera del cuerpo de JeongIn le resultó aún más doloroso que la enorme erección que amenazaba con hacer explotar su pantalón. Pero entre jalones y besos demasiado obscenos en los pasillos de su casa, llegaron finalmente a su vieja y querida habitación, donde en primer lugar no lo había llevado porque quería que sea una especie de sorpresa, o algo así. Dios, le encantaba la idea de ensuciar sus sabanas con la esencia de JeongIn, y tan sólo no podía esperar a estar dentro de él, siendo apretado por aquellas paredes estrechas que siempre conseguían asfixiarlo en placer y volverlo loco.

Abrió la puerta lentamente y dejó que JeongIn entrara primero. El menor observó, dentro de lo permitido en su excitación, su habitación con ojos brillantes. Se apresuró hasta llegar a la cama y gateó sobre ella. Chan sonrió, a su novio no le gustaba para nada esperar y siempre prefería ahorrarse las charlas previa. Se lamió los labios y, antes de lanzarse sobre el otro, decidió abrir sus cortinas. Entonces la luz de la luna iluminó los ojos pecaminosos del dulce ángel tirado en su cama, con la mano entre sus piernas y empujando sus caderas hacia arriba, mientras lo miraba con la boca mojada y sus orbes entre abiertos.

Chan se quitó los zapatos y también los de JeongIn. Sin realmente querer molestarlos, dirigió sus manos hasta el cinturón de cuero del otro y lo desabrochó. Quitó los caros pantalones de un tirón y probablemente los había roto, pero poco le importó a los dos. Mordió su labio inferior cuando notó un círculo húmedo en la ropa interior azul de su novio. JeongIn quiso llevar su mano hasta su propia erección, pero él gentilmente la tomó, sin permitirlo, y le besó el dorso, mientras le sacaba los boxers. El de cabellos negros gimió ante el roce de su sensible piel contra la tela de la prenda, que en menos de un segundo terminó en el otro lado del cuarto.

El mayor se inclinó lentamente y besó el hueso sobresaliente de la cadera de JeongIn, para luego dejar caer su aliento directamente en el miembro de este. Su novio siseó y se estremeció. Chan tomó el miembro de JeongIn con una sola mano y lo llevó a su boca, succionó la cabeza sólo una vez y luego lamió desde la base hasta la punta. Lo metió hasta el fondo de su garganta y gimió cuando JeongIn jaló de su cabello. Apretó los níveos muslos del menor, dejando sus dedos marcados, mientras subía y bajaba su cabeza en un ritmo lento y constante. El pelinegro estaba hecho en desastre bajo su tacto, empujaba sus caderas hacia arriba y ansiaba más.

Sacó el miembro de su pareja de su boca y tragó, subiendo rápidamente a besarlo ferozmente en los labios. Jaló de las piernas de JeongIn y este las enredó en su cintura mientras ambos se quitaban las camisas. El menor gimió bajito ante el roce de la dura tela del pantalón ajeno contra su sensible área baja. Chan se lo quitó enseguida, siendo acompañado con sus boxers y calcetines. Y ya nada los separaba, ahora sus pieles se frotaban sin cuidado alguno, logrando que JeongIn soltase los ruidos más eróticos que Chan había escuchado en dos años de relación. Lo besó aún más profundamente, degustando el dulce sabor de la saliva ajena mezclándose con la suya y ambas lenguas acariciándose sin fin. Mordió el labio inferior del menor y arrastró su boca por la filosa mandíbula de este, mordiendo suavemente. Lamió un camino hasta su garganta y succionó insistente, probablemente dejando una marca pero no dándole importancia.

Bajó hasta llegar  a su pecho, aún sosteniéndole de las piernas, y estiró su cuello. Calzó una de las rosadas protuberancias entre sus dientes y la mordió. JeongIn ahogó un gemido y llevó las manos hacia la cabeza de su hyung, acariciando su cabello mientras él succionaba sin piedad alguna sus sensibles pezones. Se contuvo de gemir ruidosamente, no quería que toda la casa los escuchase. Chan prosiguió besando y lamiendo su pecho hasta llegar a su estomago. Dejó pequeñas caricias con sus labios que hicieron al pelinegro suspirar y echarse nuevamente sobre la cama. Chan lo giró suave.

—Dame una almohada, cariño.

JeongIn tomó una de las almohadas en las que anteriormente había enterrado su cara para acallar sus ruidos y se la pasó. Chan lo ayudó a levantar levemente su cuerpo y la dejó debajo de su estómago. El culo pomposo y pálido de JeongIn quedó justo en frente de la cara del mayor. Masajeó suavemente las nalgas y las apretó un poco, dejando sus dedos marcados como en el resto de la blanca piel. Las separó cuidadosamente y sonrió de costado cuando la entrada rosada de su novio se dejó ver. Lamió sus labios y acercó su rostro, sin tener un poco de vergüenza, dio la primera lamida. JeongIn se estremeció de sobremanera y gimió bajito. Chan lo acarició con la lengua, de arriba hacia abajo y haciendo círculos. 

JeongIn pudo controlarse hasta que él tuvo que comenzar a follarlo sin remedio con su lengua. Apretó su rostro enrojecido contra la almohada y apretó las sábanas con fuerzas, pero aún así, levantó aún más su culo. Chan metía y sacaba su lengua constantemente, lo lamía y acaricia con ella. Mordió, también, con fuerza. JeongIn se estaba volviendo loco y no creía siquiera llegar a correrse junto a él si seguían a ese paso. Entonces Chan corrió su cara y masajeó su entrada con la punta de su dedo antes de meterlo.

Se sentía apretado, como siempre, y tuvo la necesidad de gemir tan sólo por anticipar lo bien que se sentiría su miembro allí adentro en pocos minutos. Metió otro dedo cuando JeongIn meneó el culo. Comenzó haciendo tijeras para estirarlo porque, a pesar de haber tenido sexo hacía menos de dos días, el menor siempre estaba estrecho. Siempre. Al tercer dedo, JeongIn se follaba a si mismo mientras cubría su boca con la mano que no tenía apretando sus pezones. Se veía genial desde allí, tan sucio y lascivo que parecía ser sacado de alguna película para adultos. Lo mejor de todo era su piel perlada cubierta por una fina capa de sudor siendo iluminada por la luz que entraba desde la ventana. Era simplemente etéreo. 

—Hyung, cógeme—JeongIn pidió en un fuerte gemido. Chan jadeó y sacó sus dedos. Antes de bajarse de la cama en busca de condones, su novio lo tomó de la mano—. Ahora.

Lo vio en sus ojos, y no fue necesario que le dijera quiero que acabes adentro mío. Chan sabía que JeongIn amaba sentir su semen en su interior, sabía cuán loco se volvía por ello. Pero, a pesar de su novio tomar anticonceptivos y de follar bastantes veces sin condón, más allá de todo, a veces era mejor prevenir que lamentar. Pero si JeongIn lo quería así, pues...Él no era nadie para negárselo.

Hizo que se de la vuelta completa y lo miró a los ojos mientras levantaba sus piernas hasta llevarlas a sus hombros. Alineó su pene en la entrada de JeongIn y empujó lentamente. El pelinegro contuvo la respiración, después de todo ese tiempo, aún seguía sin acostumbrarse fácilmente al tamaño de su pareja. Chan esperó unos minutos hasta que la tensión en el rostro de JeongIn desapareció, y entonces sí se movió. Lento y cuidadoso, sin quitar su mirada de la del menor.

Sólo fue cuestión de un minuto hasta que JeongIn llevó sus manos hasta su rostro y lo besó. Se movió fuerte y certero entonces.

—Gime todo lo que tengas que gemir, grita para mí—Chan mordió el lóbulo de su oreja y lo embistió fuertemente. JeongIn jadeó y se aferró de su cuello.

Las estocadas que el mayor proporcionaba estaban lejos de ser brutas, pero lo estaban arrastrando hasta la locura. De su boca se escapaban ruidos que él no podía controlar y la vulgaridad de las palabras de Chan lo llevaban a contestarle de la misma manera. Estaba enloqueciendo. Los movimientos rápidos y el sonido obsceno de sus pieles chocando sin remedio o verguenza. JeongIn amaba sentir aquella bestialidad dentro suyo, podía sentir sin problemas las venas latiendo contra su carne caliente. Se mantenía en una nube y no se creía ser capaz de poder bajar. Chan lo sostenía de los muslos mientras tenía un pie en el suelo y su pierna sobre la cama, no supo en que momento habían cambiado de posición, pero se sentía muy bien.

Y se sintió aún mejor cuando tocó ese punto. Ese que lo hizo quedarse sin aire y le nubló la vista.

—Hyung, hyung ahí, hyung por favor—pidió desesperado y cubrió su enrojecido rostro con ambas manos. Chan golpeó su próstata sin piedad  alguna y él no pudo sostener los gemidos que se escapaban de lo más profundo de su garganta. No aguantaba más, su miembro estaba a punto de estallar. Lloraba de placer y dolor mientras Chan tiraba ligeramente de su cabello. Las estocadas no se detuvieron hasta que el mayor, sin avisar, estalló en su interior. Gracias a Dios, él lo siguió unos segundos después. 

Chan salió de él cuidadosamente y lo acomodó en la cama. Se levantó, fue hacia el baño en busca de una toalla humada. Lo limpió con suavidad y le besó la cabecilla antes de echarse a su lado. JeongIn se aferró a él y besó su boca. 

—Feliz navidad, hyung—sonrió contra sus labios y él rió.

—Feliz navidad, mi amor.



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bueno saben qué las segundas partes de mis two shots siempre van a ser cortas fight me on this i will cry and then win bueno nada felis nabidad

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⏰ Last updated: Dec 25, 2018 ⏰

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