—Me gustas, ¿sabes? Porque... porque eres Taehyungie. Eres un beta y siempre me has respetado y tratado bien por quien soy y no solo porque soy un omega. Además... siempre me haces reír—murmuró, soltando una risa adorable y luego, repentinamente hizo una mueca—. Pero no creí que t-tú también...

Taehyung lo agarró de la cintura y lo alzó del suelo. La risa cantarina de Seokjin se dejó escuchar en toda la cocina.

—¡Suéltame!

—No, no lo haré. No lo voy a hacer nuuuuuuunca—canturreó Tae con una de sus hermosas sonrisas cuadradas, emocionado por las palabras del omega, completamente—. Me gustas, me gustas, me gustas.

Seokjin se agarró fuerte a Tae, cuando este empezó a saltar por la cocina, juguetón. Los dos reían como dos niños demasiado felices. Cuando Tae se detuvo, dejó al omega en el suelo y este se deslizó por la cocina hasta llegar a las ollas. El omega siguió revolviendo las verduras, incapaz de dejar de pensar en la confesión de Tae.

Algo en su corazón se llenaba de emoción al saber que el beta gustaba de él desde antes.

—¿Cómo es que yo pude gustarte? —le preguntó, sintiéndose tímido y prestando demasiada atención al trozo de pollo que estaba cocinando—. No soy una beta a la que puedas conquistar y... y tampoco una omega.

Taehyung soltó un resoplido, posándose tras Seokjin y abrazándole por la espalda.

—¿Cómo no ibas a gustarme? —repuso como si fuera lo más obvio del mundo el que sí lo hiciera—. Eres la persona más interesante y hermosa que conozco, Jinnie. Además... te preocupas por mí y me gusta mucho como hueles—dijo el beta, con los ojos cerrados y dejando ligeros besos en la suave piel del cuello del omega.

Seokjin se dio vuelta en el círculo de sus brazos, quedando de frente a él. Taehyung volvió a buscar el aroma que provenía desde su cuello y casi dio un respingo cuando Jinnie instintivamente expuso su cuello para él, en un signo universal de confianza de los omegas.

El olor a flores de Seokjin le encantaba, porque le recordaba a los prados, a las mariposas y a cosas cálidas.

Jinnie y él se habían conocido por las casualidades de la vida. Había encontrado al omega solo en la noche y Tae, pidiéndole que no se asustara, lo había acompañado de vuelta a la perfumería. Incluso él sabía que no era seguro para los omegas estar solos por las noches, porque había muchos alfas de mala muerte rondando por todas partes. Increíblemente, Jin le permitió acompañarlo -para la sorpresa de ambos, porque era obvio que él era un beta- y le invitó también a entrar a la perfumería a beber algo de té caliente. Se habían llevado bien desde el momento en que se habían visto y Taehyung todavía no podía olvidar la primera impresión que tuvo del omega. Era la persona más linda que había visto en su vida y tenía una risa muy contagiosa. Era adorable. Así que, con el tiempo, el beta se había dejado caer cada vez más en la perfumería y terminaron convirtiéndose en amigos. Y en ningún momento al omega pareció importarle que Tae fuera un beta.

Desde entonces, Jin significaba hogar en la vida de Taehyung.

Con cariño renovado por los recuerdos, acarició el cuello del omega otra vez. Pasado un rato, las caricias de Tae se volvieron más apremiantes y, mientras su boca daba besos a la parte del cuello del omega de donde emanaba su aroma, sus manos fueron hasta la cinturilla del pantalón del omega, deslizándose por debajo de su camiseta hasta rozar la piel desnuda de su espalda. Por la Luna, la piel de Seokjinie era tan suave que sus dedos rogaban por tener más contacto con él. Además, podía sentir como Jin se acercaba más, tratando de pegarse a las formas de su cuerpo. Se sentía bien, tan placentero...

The scent of your skin || Omegaverse || Taejin-YoonminWhere stories live. Discover now