Capitulo 4: incesto

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Ángel, Jonathan, Valentina y Elizabeth se reunieron en el departamento de los niños para terminar la tarea que debían hacer en equipo, ninguno de los tres soportaba a Valentina, pero debían  aguantarse para poder terminar el trabajo. 

-Ya terminé-. Anunció Elizabeth con un tono bajo.

-¿Quieres irte ya?-. Preguntó Jonathan mientras levantaba algunos platos de la mesa de café.

-Debo hacerlo, mamá trabaja en la tarde y debo llegar para cuidar a mis hermanos.

-Incluiremos tu parte al momento de juntarlo todo, gracias Elizabeth-. Agregó Ángel en un extraño tono amable, Elizabeth solo agradeció y se fue. -Valentina, también podemos incluir tu parte si quieres irte ya. 

-Aún no he terminado-. Respondió con su voz chillona.

-Ni si quiera haz empezado-. Replicó Ángel imitando su voz.

        En ese momento entró Haydee siendo un poco imprudente, necesitaba ayuda para colgar un cuadro en su habitación , al ver a la visita ahí decidió solo llevarse a uno. Eligió a Ángel que era el más fuerte, él se levantó algo inseguro de dejar a su hermano, pero no tenía opción. No tardó más de quince minutos en volver y encontrarse con una horrible escena , tanto que ni si quiera pudo decir alguna palabra. Pasó de largo hasta su habitación dejando a los otros dos atrás y sin querer mirar más el beso.

    Después de que Valentina se fue de casa, Ángel salió de ahí sin decir nada, caminó y caminó hasta llegar a un parque, ahí encontró una silueta familiar, era Elizabeth quien jugaba con sus hermanos en los columpios. 

 –Hola Elizabeth–. dijo sin mucho ánimo. 

–¡Ey, Ángel!– Exclamó la dulce voz de Elizabeth quien lo saludaba sin descuidar a sus hermanos. –¿Qué te trae por acá?–

–Solo caminaba, es relajante de vez en cuando–.

–Estás de malas–. Afirmó.

–¿Cómo sabes?–

–Tienes los ojos tristes y la voz más apagada de lo normal–.

–¿En tan poco tiempo ya me conoces?– respondió con una risa fingida.

–No tienes idea–. Lo miró directo a los ojos y le lanzó una sonrisa que lejos de hacerlo sentir incómodo, le parecía muy familiar. –Siéntate, traeré unos helados y podrás desahogarte–.

Francamente era extraño que Ángel quisiera contarle sus problemas a alguien, pero esa vez solo obedeció y se sentó para esperarla, los niños comenzaron a correr al rededor de el y a picarlo, el se mantuvo tranquilo hasta que una risa escapó y se levantó para correr detrás de ellos, tenía una afinidad por los niños, quizá de las pocas personas que no lo sacaban de quicio a pesar de ser tan activos y correr de aquí para allá todo el día. Ya los tenía capturados a ambos y se morían de risa, cuando Elizabeth llegó y los miró con una expresión entre sorprendida y enternecida.

–Ellos empezaron– Exclamó Ángel sin poder dejar de reír.

–Así que te gustan los niños–. Dijo entregándole un helado a cada uno.

–Bueno, no te joden a propósito–.

–Solo algunos, pero platícame, ¿qué te pone mal?–.

–Valentina–.

–Te entiendo perfectamente–. Ambos rieron.

–El día que te fuiste del departamento... Se besaron–.

–¿Te gusta Valentina?– hubo un silencio largo –No... ¡Ángel!–.

–No es mi culpa, yo no sabía que era posible, ya se que soy un maldito enfermo, no pensé que se podía sentir algo así por un hermano–.

Olimpo: Una infancia complicadaWhere stories live. Discover now