9: Black butterflies and Deja Vú

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Dasha le había pedido a Jon que la dejará a una cuadra del café porque estaba nerviosa, aunque la verdad era que aún no se sentía con la confianza de presentarlo y dejar que Damián indagara más en su vida privada, quería empezar poco a poco y ya después le dejaría entrar más en su vida, pero mientras tanto, no lo iba a dejar que llegara tan lejos.

Se sentó a la orilla de la acera y revisó, ya estaba más cerca la hora acordada y eso le puso nerviosa. Se levantó y cuando estaba a punto de ir al parque de unas cuadras, lo vio acompañado por dos chicas: con la que había peleado, que conservaba cierta distancia, y otra peliblanca, quien parecía chicle en el zapato según la perspectiva de Dasha.

Damián sintió su mirada y volteó discretamente, descubriendo que ella lo observaba con una mirada sospechosa.

– Chicas, perdón que las deje, pero tengo unas cosas que hacer, las veo luego.

– Uh... Vale, hasta otro día – dijo Emma fingiendo una sonrisa.

– Nos vemos mañana Dami, gracias por acompañarme – Rose besó su mejilla.

– No se peleen, por favor... Nos vemos luego – y caminó en dirección a aquella chica que lo esperaba.

Al principio, Dasha no había notado que Damián caminaba hacia ella, quizá porque nunca había visto a Damián vestido casual con un pantalón de mezclilla y un saco sobre una camisa lisa negra que le quedaba casi ajustada, todo perfectamente hecho a la medida para hacer caer a cualquier chica. Cuando ella reparó en que se acercaba ya era tarde.

– Señorita, no pude evitar notar su mirada. ¿Le gustaría acompañarme por un café?

Dasha no pudo ocultar la gran sonrisa que se formó en sus labios seguido de una pequeña risa.

– No lo miraba específicamente a usted, pero con gusto lo acompaño si me dice su nombre, amable caballero – Aunque lo sentía muy formal, le gustaba seguir ese juego.

– Damián Wayne, un placer conocerla señorita... – extendió su mano derecha para tomar la de ella.

– Dasha – correspondió dándole la mano – Dasha Volkova, y el gusto es mío.

Damián besó tiernamente el dorso de su mano y ella se sonrojo levemente mientras sonreía. Ambos caminaron juntos sin soltarse de la mano hacia la cafetería a pesar de que llevaban tan poco tiempo de conocerse.

Mientras esto pasaba, Rose los observaba del otro lado de la calle, la cabeza le ardía sólo de ver esas acciones, mientras Emma fingía desinterés.

– ¿Porqué no me dijiste que Robin apareció en ese encuentro en el callejón? – Y Emma guardó silencio – Estamos en peligro ahora... Tendremos que esperar un poco más de tiempo por tu culpa.

– ¿Perdón? Tú sólo pediste informes de ella, más no de Robin, además, ¿Cómo sabes que estuvo ahí? – Emma se cruzó de brazos.

– Por que acabamos de hablar con él, personalmente... Espero y a partir de ahora tengas más cuidado con todo.

Emma sólo asintió y se fueron.

Damián entró a la cafetería detrás de Dasha y se sentaron en una mesa al lado de la ventana.

– ¿Te gustaría un muffin de chocolate o de vainilla? Para pedirlo.

Dasha rió, y antes de que pudiera seguir hablando, les tomaron la orden. Cuando el mesero se retiró, Dasha continuó hablando.

– Damián, se siente extraño hablar así, ¿Podríamos hablar como personas normales? – Damián rió también y luego asintió.

– Esta bien, al final se supone que tenemos que conocernos, ¿no?

– Si, también eso... Hablando de – Damián la interrumpió.

– No me puedes negar que el café capuchino con moka es tu favorito.

– No lo voy a negar, pero yo te iba a preguntar por la música – hizo una pequeña mueca y luego una expresión sería.

Antes de que Damián pudiera contestar, les llevaron lo que habían pedido.

– Dos cafés capuchimoka con canela y dos rebanadas de pastel imposible – los chicos asistieron y les dieron las cosas – Buen provecho.

– Gracias – dijeron al unísono y la chica se retiró.

– Bien, ¿En qué estábamos? Ah, si si, la música... ¿Qué te gusta a ti? – Damián trató de desviar la atención que había hacia él.

– Primero quiero escuchar que te gusta a ti – Dasha hizo un ademán para señalarlo.

– Mejor hagamos esto, tu dices el nombre de una canción y te digo si la he escuchado y si me gusta o lo que pienso, y luego yo digo también el nombre y tú dices lo demás, ¿Vale?.

Dasha dudó por un momento, pero después asintió y tomó un poco de su café mientras pensaba en alguna canción.

– Ya sé, la canción se llama Black butterflies and Deja Vú de una banda llamada The Maine.

– Uhm.... No la conozco, lo siento.

– Yo la tengo, ¿Quieres escucharla? – él sonrió y Dasha se puso a buscar la canción.

Damián comió un poco de pastel y bebió de su café, para después de pensarlo, hablar.

– Y si mejor hacemos una lista de las canciones y la próxima vez que nos reunamos ¿Las escuchamos?... Digo, podemos seguir con esto de las canciones, pero las que tengas tú, las guardas en una lista, o las que me quieras enseñar.

– De acuerdo, entonces te toca.

Damián asintió y miró por la ventana. ¿Qué canción podría gustarle a Dasha? ¿Qué expectativas tiene sobre sus gustos? Bueno, sus dudas se disiparon al contestar.

Badly Broken de una banda llamada Get Scared.

– Me aparece en recomendaciones pero no me llama la atención o me distrae algo más ... – comió un poco de pastel – ñum... Ya sé, Heart attack de Demi Lovato.

Fue entonces cuando a Damián se le borró la sonrisa lentamente y volteó a la ventana, con los ojos llenos de melancolía y recuerdos.

– Oye, ¿Qué pasa? – dijo Dasha preocupada por la rápida reacción de todo él.

Damián no contestó, siguió viendo la ventana un momento y luego volteó a la comida.

– Damián.... – Dasha logró llamar su atención a pesar de que seguía algo distraído por las imágenes que se amontonaban en su cabeza.

– Yo... No pasa nada, sólo... recuerdos...

Agarró su tenedor y comió un pedazo de pastel ante la vista incrédula de Dasha.

– ¿Eso es todo lo que dirás? – preguntó levemente molesta.

– Si es que hablas de porqué estoy así, por el momento sí – comió otro pedazo de pastel – Mi turno... ¿Haz escuchado Down of Nothing? – Su rostro ya no parecía afligido.

– No, creo que no. ¿Cuándo podré saber cómo una canción tan genial te pone mal? – ella también comió de su pastel sin quitarle su mirada.

Damián suspiró mientras se decía mentalmente que había sido una estupidez demostrar eso. Dasha no insistió por un rato mientras ambos comían, hasta que casi se acaba su rebanada.

– Sigo esperando una respuesta...

– Si tanto insistes... – Damián dejó de comer y se levantó, agarrando su saco – 22 horas, arriba del edificio Wayne, lleva los títulos de tus canciones.

– ¿Te vas así?

– Tengo que, por cierto, te ves bien. No llegues tarde cosita – él le sonrió tiernamente.

Dasha se ruborizó mientras Damián se acababa su café, y se fue, dejando a una chica confundida en la mesa, sola.

You Make Me Die (Damian Wayne [Robin] y tú)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu