Hay gente que dice que los sueños son solo eso, sueños, cosas que te gustarían que pasaran pero que nunca se cumplen. Yo estoy segura de que las personas soñamos por algo, para impulsarnos a vivir, a hacer que nuestra vida sea preciosa, a que seamos felices, y a esa gente que no cree en los sueños he de decirles que los sueños, se cumplen.
La historia que viene a continuación fue un sueño, un sueño que se cumplió y fue precioso. Todo empezó con una mamá y un papá que decidieron que era el momento de tener un bebé, pero la mamá estaba muy asustada porque hacía tiempo estuvo muy malita y un médico le dijo que no podría tener hijos.
Aunque cuando le dijo eso el médico ella se puso muy triste, decidió no dejar de soñar y creer en que su cuerpo estaba sano y preparado para traer un bebé al mundo. Así que tras tomar esa decisión, la mamá y el papá empezaron a buscar ese bebé.
Pero... ¡ahora había otro problema! La mamá estaba trabajando en un país muy lejano, y el papá no había podido encontrar trabajo allí así que estaban separados por muchos kilómetros. Ese pequeño impedimento no los paró. Los dos estaban muy emocionados con la decisión de buscar un bebé, así que planearon un viaje por el país lejano para estar juntos y así buscarlo. El papá tuvo que coger dos aviones para llegar donde estaba la mamá pero estaba muy contento porque estarían juntos durante dos semanas, así que el viaje aunque era largo, no se le hizo tan pesado.
El papá y la mamá estaban felices: por fin podrían empezar a buscar al bebé, juntos. La primera semana estuvieron visitando las ciudades cercanas a la casa de la mamá y en una de ellas les pasó algo muy curioso. A estas alturas de la historia solo parece una anécdota, pero pronto comprenderéis el sentido de ella. Los papás anduvieron por las calles durante horas, hasta que el frio los hizo buscar cobijo para comer y descansar. Al salir de nuevo a la calle, la mamá vio a lo lejos un animal que se acercaba corriendo. -¡Un zorro!- Dijo ella emocionada. -¿Un zorro? ¿Cómo va a haber un zorro en medio de la ciudad?- dijo el papá. A medida que el animal se acercaba se iba viendo más claro. Sí que era un zorro, un zorro precioso marrón con la cola blanca que corría para intentar esconderse de la gente que andaba por la calle. Aunque el papá intentó sacar una foto del animal, solo pudo captar su cola antes de que terminara de esconderse en unos arbustos.
Por desgracia la mamá se puso un poco enferma durante el final de la primera semana y el principio de la segunda, lo que hizo que la búsqueda del bebé fuera un poco más complicada. Pero los papás no se desanimaron ya que solo faltaba un mes para que la mamá volviera a casa por navidad y tendrían tiempo para seguir buscando y de camino, también tendrían tiempo para pensar en el nombre que le pondrían al bebé.
En la segunda semana, la mamá y el papá se alquilaron un coche y se fueron al norte del país, donde el frio era tan grande que en el cielo, a veces, y solo a veces si tenías suerte, se podían ver las luces del norte. Ellos deseaban ver esas luces, pero por si no lo conseguían se hicieron una ruta en la que pudieran ver otras cosas. La primea ciudad que visitaron fue Rovaniemi, ciudad famosa porque es donde vive Papá Noel. Después de muchas horas de coche y cuando ya faltaba poco para llegar a la ciudad, decidieron parar para descansar un ratito y hacer un cambio de conductor. Al retomar su viaje, la mamá empezó a ver unas nubes blancas en el cielo. – ¿Qué será eso? No son nubes normales... creo... o tal vez si... ¿serán las luces del norte? Si lo son... ¡son muy normales! – le dijo la mamá al papá mientras éste conducía. –Mira al cielo, puede que estén empezando y en un rato se vean diferente... aunque yo creo que son nubes normales. Esta conversación duró por varios minutos. La mamá miraba al cielo y a veces decía con toda la seguridad del mundo que si eran las luces del norte, otras veces volvía a decir que no... hasta que de pronto algo cambió.
