CapítuloCuarentaYNueve|Aclaraciones|

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—Para evitarte un sufrimiento. Noah, sabía que lo que tú querías era alejarte de todo lo que tuviera que ver con ella y, si sabías que yo era prima suya no me querrías como lo haces ahora. 

—Me has traicionado. 

—No lo veas de esa forma, hijo...

—¡No te atrevas a llamarme así! Yo no soy hijo tuyo. Sólo fui el bastardo que rescataste de una muerte segura. 

Nora lo observó con lágrimas formándose en sus ojos. Le dolía muchísimo la expresión de odio de Noah hacia ella. Jamás pensó, en todos los años que llevaba a su lado, que él llegaría a mirarla de esa manera. 

—Si no te hubiera querido jamás hubiese hecho tantas cosas por ti. Te rescaté porque sabía que necesitabas ayuda. Necesitabas un hogar al cual pertenecer y en el cual te amaran, ¿y quién más que yo para ofrecerte el mío? Te dí el amor que siempre añoraste. Yo nunca te vi como un Bastardo al cual crié—recalcó—. Te vi y te amo como mi hijo. 

Noah se mordió el labio inferior y salió de allí. Su corazón latía con fuerza y no sabía muy bien qué pensar en ése momento. Condujo sin rumbo, dando vueltas por las calles y avenidas. Se detuvo en frente de la mansión Campbell. Miró hacia la calle, recordando al momento que por allí, fue su accidente. 

Estaba casi inconsciente en la carretera, sangre manchaba la mejilla que estaba contra el suelo y ni siquiera sabía de dónde provenía. Escuchó el sonido de una puerta de auto cerrándose seguidos de los pasos de una persona que se dirigía hacia él. No podía abrir sus ojos, la pérdida de sangre lo estaba debilitando cada vez más. 

—Se siente tan bien verte ahí—habló una voz masculina que no pudo identificar—. Creíste que todo estaría perfecto. Que la salvarías y que nada podría ocurrirte—el hombre rió con fuerza—. Pero qué equivocado estabas. Lo que es mío, siempre lo será. Ella volverá a mí y no podrás hacer nada al respecto. Kara regresará a esa vida de la que tanto querías salvarla. 

El recuerdo terminó tan rápido como comenzó. Una sensación de agobio se centró en su pecho y sintió la necesidad de ver a Kara. Lo que él le había dicho sobre ella le llenó de miedo.

Maldición, quería recuperar todos sus recuerdos con ella. Recordar los buenos y los malos. Gruñó con frustración y recordó el embarazo de Melannie. 

¿Cómo había podido él engañar a Kara con ella? Se conocía a sí mismo, si estaba tan enamorado de ella, no la engañaría con nadie; por ello pensó en la posibilidad de que había sido engañado. Estaba seguro que ella no había sido la que le había susurrado aquello esa noche. Ahora, que había recobrado un poco de sus recuerdos, estaba seguro que esa mujer había sido Kara. 

Decidido a hablar con ella, condujo hasta el portón y el vigilante salió. Lo miró durante unos segundo y negó con su cabeza.

—No puede pasar. La señora dio la orden de no dejarlo entrar cuando la Srta. Kara esté. 

 Maldijo por lo bajo. Sabía que Carol no lo quería, no sabía muy bien por qué, pero estaba seguro que no lo quería con su hija. Retrocedió y estacionó un poco lejos, fuera del alcance de las cámaras de seguridad. Pensó en Carol. Ella nunca se mostró amable con él. Siempre era tan... cortante. No sabía la razón para que ella lo odiara y ahora quería saberlo.

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