12. Los labios más dulces

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—Difícil.

—Caótica.

—Suave.

—Interminable.

—Complicada. —dijo ella.

Todas rotaron la vista a la chica que nunca hablaba y luego a la nueva.

—Una mierda.

—Una sola palabra Celia. —la directora del grupo le reprendió con una sonrisa.

—¿Mierda?

—Mejor, —volvió hacia las demás— gracias chicas, ¿Hay algo que quieran compartir?

Todas guardaron silencio. Melissa seguía acariciando la palma de su mano mientas viraba la vista en cada una esperando que cualquiera tome el primer lugar.

—Verónica... ¿Por qué tu semana fue difícil? ¿Hubo algún cambio?

Ella desató su cabello y volvió a atarlo en una cola de caballo. Juntó sus manos apretando sus dedos y miró a la directora.

—Había podido salir sin problemas a hacer las compras, sin mamá, fui muy temprano para no estar entre multitudes. Pero en la cena de Año Nuevo, nuestra casa se llenó de personas, estaban en todas partes, sus voces, hacían mucho ruido... Muchísimo, como esa vez.

>>Mis tíos, la mayoría son hombres, y aún me pone nerviosa acercarme a ellos. Tuve que salir de mi cuarto a compartir la cena, por eso fue difícil... Fueron muy amables y no quería, la verdad que no quería sentirme incómoda entre ellos.

Las palabras le salían sin poner puntos ni comas, lo tiraba todo como si tuviera que deshacerse de esos recuerdos lo más rápido posible. Aunque eso solo demostraba cuanto le había afectado.

—¿Te sentaste con ellos?

—Entre mi tía y mi mamá, después de cenar ya no pude quedarme mucho tiempo ahí. Sé que ellos lo entienden, pero tampoco quiero hacerlos sentir mal.

—Estoy segura de que ellos te comprenden.

—Mi mamá se molestó un poco...

Ella habló unos minutos más, y para cuando pasó la palabra, ya se la notaba mejor, como en otras sesiones. Siempre era ella la que les daba un poco más de valor. La palabra giró de un extremo a otro volviendo a marcar constelaciones. El llanto aparecía y se desvanecía de la misma manera.

—¿Melissa?

Soltó su mano y regaló un vistazo a todas, como si hubiera estado durmiendo y recién quisiera prestar atención. Aunque ocurría lo opuesto. Escuchaba a todas, pero cuando era su turno deseaba desvanecerse.

Tragó saliva porque pensó que guardar tanto silencio le había quitado la voz.

—Al principio de la semana volví a tener un ataque. Me corté la mano sin querer en mi nuevo trabajo, las pastillas estaban lejos... y yo solo quería que termine... —Un nudo apareció en su garganta y para no llorar se centró en los ojos de Celia, quien estaba enfrente suyo—. Pero en Año nuevo pude caminar hasta el Jardín.

—Eso es muy bueno Melissa. ¿Fuiste y volviste sin problemas?

Ella asintió con la cabeza antes de seguir.

—Y estoy durmiendo mejor. Todavía necesito que me acompañen, y la lluvia de estos días me puso nerviosa, pero puedo decir que hoy me siento bien.

Solo cuando pronunciaba las palabras en su boca podía ver que era un gran cambio. Sonaba tan simple decirlo; pero, dentro suyo, sabía todo lo que aquello la había hecho sentir, las transformaciones que pasó para llegar a ese punto.

El silencio de las Mariposas | GL | +18Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ