- Me llamo Jace, ven túmbate a mi lado, hablemos – me tumbé a su lado algo desconfiada, empezamos a hablar, era simpático y se podía hablar con el de cualquier cosa, por un momento me olvidé de lo que me habían contado de él y lo conocí un poco más afondo, al fin y al cabo era buena persona, no se cuanto tiempo estuvimos hablando y riéndonos pero no muy fuerte ya que mis padres se encontraba al otro lado de la puerta, en un momento dado nos quedamos en silencio, pero no era incomodo sino todo lo contrario, de un momento a otro sentí como me acariciaban uno de mis brazos, yo me encontraba con los ojos cerrados, me empezó a dar frio por lo que me acerqué a Jace y no se en qué momento me quedé dormida.

Al día siguiente me levanté, lo primero que pensé era... Jace, me levanté de un golpe y miré a mi alrededor, pero no lo ví por lo que supuse que se fue cuando descampó la lluvia, me sentí algo triste y decepcionada cuando no lo encontré a mi lado, cosa que me inquietaba muchísimo. Un olor magnifico vino a mi nariz, canela, solo podía significar una cosa y era que mi madre estaba haciendo el mejor desayuno del mundo, tortitas, corriendo baje a la cocina y parecía un perro moviendo su colita esperando a que le diese de comer, esa idea me hacía bastante gracia, por el simple hecho de estar comparándome a mí misma con un perro. Después de un delicioso desayuno me dirigí al cuarto, hoy pensaba tirarme todo el día en la cama viendo Netflix o tal vez leyendo algo sobre cualquier cosa interesante que viese por internet, me puse a investigar un poco sobre Jace, pero no había nada de el en internet, por no tener no tenía ni Facebook. El día pasó muy normal, por la tarde mi hermano me propuso de ir a correr por el bosque, el me enseñaría todo sobre el bosque para cuando así quiera salir yo sola por ahí no perderme, mi hermano y yo encontrábamos al principio del bosque, un ruido muy familiar llegó a mis oídos, durante estos años me acostumbré al sonido de huesos rompiéndose, mi hermano aprendió a soportar el dolor mejor y ya no gritaba como un loco, ahora solo gruñía hasta que se convertía en lobo, ya convertido me miraba, yo con una sonrisa le dije, - ¿preparado?-, el solo asintió con la cabeza, ya que los lobos no podían hablar, claro está, entonces proseguí,- a la de una, a la de dos y... ¡a la de tres!-, salimos corriendo, yo tenía algo de fondo ya que me encantaba correr con la música en la cinta de correr que tenemos en casa, era bastante rápida, pero no tanto como mi hermano, él contaba con la ventaja de tener dos patas más para correr. Cuando yo me cansé nos quedamos sentados encima de un enorme tronco de árbol en el que podíamos ver un hermoso lago, nos tiramos toda la tarde allí sentados hablando y haciendo un poco el tonto, desde luego, mi mejor amigo era mi hermano, cuando empezó a anochecer nos volvimos a casa donde me duché, justamente después de salir de la ducha mi móvil empezó a sonar, era Emma.

- ¡Hola tris!, te llamo por si te apetece venir esta noche a mi casa a ver una película, sé que nos conocemos desde hace poco, pero he pensado que tal vez podríamos hacernos más amigas y eso...

- ¡Claro! Espera tengo que preguntarle a mi madre un segundo. – llamé desde mi cuarto a mi madre preguntándole si podía ir a lo que ella se negó rotundamente ya que no conocía a esa chica de nada, por lo que le propuse de que, si ella se podía venir aquí, a lo que también se negó, pero después de una discusión acabó aceptando. – oye Emma mi madre no me deja ir ya que no te conoce y eso, por lo que he pensado que podrías venir a cenar y así conoces a mi familia y eso.

- Me parece bien. ¿A qué hora estoy allí?

- A las 9 es cuando cenamos, pero estaría bien que llegases un poco antes.

- Pues entonces estaré allí a las 8:30, nos vemos ahora.

- Nos vemos. – Y seguidamente colgué, era la primera vez que alguien se quedaría a dormir en casa.

Sé que es una situación complicada por como es mi familia pero no podemos estar siempre teniendo miedo de que nos descubran, yo al fin y al cabo soy una adolescente y esto pertenece a la experiencia de ser adolescente y si mal no recuerdo mi hermano se iba de fiesta y no aparecía hasta el día siguiente aunque eso no le resta la bronca que le echaban mis padres, mi hermano no podía llegar a emborracharse ya que al ser un hombre lobo se cura mucho más rápido que los humanos por lo que el alcohol solo le afecta como unos minutos, nunca ha podido emborracharse tanto que se ha puesto malo, eso es una gran ventaja por su parte, yo no podría seguro que me pondría malísima. Ya eran las 8:30 cuando sonó la puerta, era Emma.

Un secreto que revelarHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin