Luciferian

Capítuo 01 Descenso

Pregunto curiosa mientras con ambas manos acomodo la capucha de mi túnica roja.

—Es el balance de los planos... no existe el bien sin mal... no existe el mal sin bien.

Un ángel, un demonio... un Olimpo...

—Un inframundo...

Completo su frase en voz baja.

—El sol comienza a ponerse... Será mejor que acampemos aquí...

Me informa deteniéndose...haciendo que quite mi mirada de la brújula y una vez más luego de horas mire hacia el horizonte. Como lo esperaba, nada frente a nosotros.

—Llevamos 6 días de viaje... deberíamos llegar a Derweze pronto.

Si seguimos, llegaremos en la mañana. Hay que continuar.

Ordeno al corcel mientras vuelvo a situar mi mirada en la brújula.

—No es que me moleste continuar... pero no haz dormido en tres días...

Deberías descansar, saliendo en la mañana llegaremos a Derweze en la noche.

Dice mientras continua a paso lento.

—Dormiré cuando lleguemos... Da igual, una vez adentro, no existirá el día o la noche.

Suspira haciendo sonar su hocico y sin decir nada, continua en la misma dirección.

En realidad, me sentía agotada, pero cuando más pronto saliéramos del desierto, sería mucho mejor.

Cierro mis ojos un poco... hasta que solamente escucho los pasos de Mantus... sus patas hundirse en la arena.

A medida que avanzábamos más por el desierto, se hacía más y más oscuro. La luz de la luna era la única que iluminaba un poco.

Ya no era capaz de ver la brújula... pero confiaba en la orientación de Mantus. Así que cerré mis ojos, pero sin llegar a dormirme. Tan solo descansaba mis ojos mientras sentía y escuchaba como nos movíamos.

A pesar de que no llegué a dormirme, si perdí la noción del tiempo. Y un largo rato después, sentí como el aire comenzaba a ponerse caliente. Abrí mis por un momento mirando hacia el horizonte, Mantus seguía caminando, y tras su melena a lo lejos, mi la luz de las llamas que quemaban la tierra... y el olor a azufre que se desprendía de sus cráters.

Faltaban más o menos 4 km.

—Comenzaba a preguntarme cuando despertarías...

Dijo Mantus de pronto sin detener su paso.

—No estaba dormida...

—Comienza a oler a casa...

—Lo imagino...

Respondí mirando hacia el Cráter al cual nos acercábamos cada vez más y más. El oxígeno comenzaba a faltar, pero no lo suficiente para afectarme.

—La entrada es más grande de lo que recordaba...

Pregunto... si tendrá algo que ver con que llegáramos antes de lo calculado.

Exclamó Mantus sacudiendo un poco su cabeza.

Tras casi una hora después, finalmente estábamos al borde. Las llamas sobre salían de la arena, y casi nos rodeaban y el precipicio que llevaba a la entrada era más profundo.

—Esto no será agradable...

Dice Mantus relinchando un poco y retirando sus patas de las zonas con fuego.

—¿Temes quemar tu pelaje?

Respondí con sarcasmo.

—Graciosa...

Mi espada había comenzado a reaccionar a las llamas... sentí por un segundo que mi cinturón se movía. Pero era mi espada colgado agitándose. Sin duda hemos llegado...

—Aun quieres hacer esto?

Me dice retrocediendo un poco mientras desenfundo mi espada y la empuño hacia el borde del cráter.

—Ya lo hicimos...

Respondo y levanto mi espada balanceando la punta hacia abajo y de un rápido movimiento la clavo en la arena. Al instante, la tierra comienza estremecerse y la arena ardiendo se sume hacia el interior, dejando ver un enorme agujero del cual sale la luz de la lava y las llamas en su interior... y a través de estas... Luciferian. Un reino oscuro habitado por los seres alguna vez condenados, y hogar permanente de los demonios que se alimentan de la agonía de los condenados. Y ahora, estábamos justo frente a sus fronteras.

—Ya estamos aquí... ahora si vas a decirme por qué?

Dijo mi acompañante corcel Mantus con un tono serio y decidido a dar la vuelta si no respondía.

Sin girarme, ni quitar mis ojos de aquella vista...

—Ya estoy aquí... Hades

Exclamo empuñando con fuerza la espada de mi padre.