Borracha.

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3 de noviembre

Una noche inundada de estrellas, la luna sobresaliente, las luces de las calles dándole un toque hermoso.

Él llegaba de una misión, una misión fácil, pero debido a que aún no controlaba bien su brazo costo un poco.

Aun no sabía cómo añadir la porción indicada de poder en ellos, se descontrolaba, aun si simplemente usaba técnicas más fáciles, lo único que podía hacer bien era los clones.

Dejando eso de lado, se sentó en el asiento, reposando los músculos de su cuerpo, simplemente relajándose, aunque sea en una banca.

Un sonido alerto a sus sentidos, era normal que pasaran borrachos por estos sectores, aun celebrando el triunfo de la guerra.

Una sombra apareció, tambaleándose de lado a lado, un silbido, entré cortado por hipos se escuchaba.

La sombra se detuvo, mirando al cielo tan bonito de esa noche.

De repente un sonoro 'PAM' se escuchó.

Mirando como la oscuridad de la noche dejaba al descubierto una cabellera, se levantó con un poco de molestia, a ver el cuerpo.

Sin pensarlo mucho, agarró el cuerpo por la cintura, llevando el cuerpo a algún refugio, sin embargo, al pasar por las luces del camino, se dio cuenta del raro cabello que tenía el cuerpo.

Un color purpura, bastante raro, conocía a una antigua amiga con ese color de cabello, parando debajo de las luces, apoyando el cuerpo en el suelo, mira la cara del cuerpo.

Llevaba una máscara un poco arriba, dudaba que pudiera ver con ella, la retiro lentamente, con un delicado cuidado.

Lo primero que vio fueron unos labios color rojo, un poco desaliñado, seguido de una piel pálida, la sombre de sus ojos, hacían que se viera como si hubiera llorado oscuridad.

Dejando a un lado la máscara DE kitsune, vio el demacrado rostro de su amiga.

Dándose un momento para observarlo bien.

Suspirando, volvió a recoger a su amiga, llevándola a su casa.

Mientras caminaba, empezó a recordar, aquellos tiempos, cuando ella lo cuidaba, eran un poco borrosos, pero ahí estaban, fue un apoyo cuando era pequeño.

Además, que gracias a ella aprendió a hablar.

Pero dejando eso de lado, debía llevarla a casa.

4 de diciembre.

[YUGAO]

La pesadez de sus ojos le impiden abrir los ojos, podía sentir como su cabeza resonaba, al mismo tiempo que su corazón.

Sentía una cómoda sensación por su cuerpo, la cama en la que estaba no era suya, esta era más... ¿reconfortante?

Espera...no era su cama.

Abriendo los ojos sobresaltada, sé sentó sobre la cama, observando la habitación.

Estaba, completamente desordenada, pocillos de ramen por aquí, ropa por casi todo el suelo, unas kunai's por ahí.

Poniéndose de pie, en un modo sigiloso, se acercó a la puerta, y en cuanto la abrió, un delicioso olor, inundo sus fosas nasales.

Abriendo un poco más la puerta, pudo ver una espalda, una ancha espalda.

Un brillante color rubio acompañaba la cabeza del objetivo en cuestión, un cambio de color drástico en su brazo izquierdo.

—Despertaste— esa voz le tomo por sorpresa.

—¿Quién eres? —

—acaso... ¿no te acuerdas de mí? —Aun sin darse cuenta, el pregunto, con la voz un poco más alegre.

Esa voz le producía nostalgia, no podía despegar la vista de aquel cabello rubio.

—¿Cómo estas...Yugado? —

El se voltio a verla, revelando una hermosa sonrisa de dientes blancos, unos eternos ojos azules, y tres marcas en cada mejilla.

—Naruto—

Aquellos tiempos.Where stories live. Discover now