Capítulo 1.

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Mis patas pisaban fuertemente el barro mientras corría, si no hubiese sido por el duro entrenamiento que Madre y Hatsu me obligaron a emprender hubiese resbalado fácilmente con el barro. A mediados de Marzo y Abril no paraba de llover y la arena de los bosques se convertía en un barro, algo parecido a las arenas movedizas, si no andabas con cuidado podrías quedarte atrapada en una y acabar muriendo. Aunque el tiempo fuese tan malo no nos impedía salir a cazar, pues necesitábamos alimentarnos, no matamos animales grandes, no somos demasiado grandes, matamos animales más pequeños así es la cadena alimenticia. Solemos cazar ratones, ardillas, conejos y pájaros, también comemos algunos bichos y frutas del bosque. Cualquier cosa que pase por delante, no dejamos pasar algo para encontrar algo mejor, es una actitud de supervivencia. El fuerte viento me zarandeaba todo el pelaje y a veces algún que otro pelo se me metía en un ojo. Es complicado sacarte un pelo del ojo cuando tienes patas y garras, y no dispongo de tiempo para transformarme solo para quitarme un pelo, simplemente abro los ojos y dejo que el viento arrastre el pelo afuera.

-¿Natsuki ya estas otra vez pensando en otras cosas? Tienes que tener más cuidado, hay que estar al acecho para que podamos comer. -Mi hermana siempre merodeando cuando mis pensamientos empezaban a nadar por mi mente, tenía razón a veces me comportaba como una verdadera humana, pensando en mil cosas a la vez. Ella y Madre solo se preocupan por la supervivencia.

-Estoy teniendo cuidado. -La conteste, mientras con mi pata arrastraba un poco de barro y se lo tiraba a la cara. Hotsu se sacudió la cabeza y se quito el trozo de barro pegado en la cara con su pata derecha. Imito mi gesto y me tiro otro trozo de barro, intente quitármelo con la pata, pero se quedo enredado en el pelo. Entrecerré los ojos y mire fijamente a Hotsu para poder habla con ella a través de nuestras mentes

-“Déjame vivir” -Sus ojos se volvieron amarillos, siempre que nos enfadábamos o cazábamos nuestros ojos se volvían amarillos.

-“Eres insoportable Natsuki” -Volteo su cabeza y empezó a correr, mire a lo lejos mientras ella corría ya a lo lejos, Hatsu era muy rápida y lo envidiaba, yo no era tan rápida. Ella era muchas cosas mejor que yo, pero Madre siempre decía que era porque nací con más gen humano que de un Kitsune. Una de las muchas cosas que envidiaba de Hatsu era su belleza, tanto humana como Kitsune. Cuando es Kitsune, tiene el pelaje marrón claro y en forma humana es bastante alta, no como yo, tiene el pelo castaño corto y unos ojos marrones a juego con su pelo, es una chica bastante guapa.

-¿Ya estáis otra vez? -Madre siempre llegaba en el momento justo.

-Siempre empieza ella, no me deja pensar, no me deja ser libre, ser yo misma.

-Natsuki, ella tiene razón a veces eres demasiado independiente y te lo dice una Kitsune, que solemos independizarnos bastante. Sueles quedarte en blanco varias veces, no se en lo que pensaras, pero tienes que cambiar, algún día ese ensimismamiento en tu misma te traerá problemas.

-Siempre estáis igual. Ojala no fuera así, ojala no fuéramos Kitsunes, quizás si no lo fuéramos te enorgullecerías de mi.

-Suki, no digas esas cosas. -Mi madre a veces pasaba de llamarme Natsuki a Suki, era mas fácil y sencillo.

-Soy Natsuki.

-Lo se, yo te puse el nombre con la ayuda de la matrona Kitsune, y además tiene un significado muy bonito.

-¿Ah si?

-Pues si, la matrona decía que eras la esperanza de los Kitsune, aunque fueses diferente lo sabía, aunque fuese matrona era una de las Kitsune más mágicas y sabias de nuestro mundo, tenía las nueve colas.

-¿Las nueve?

-Exacto, las nueve.

-Pero si tu tienes cuatro y ya eres impresionante. -Madre soltó una risa tontorrona.

-Pues imagínate lo grande que debe ser, bueno, lo que te estaba diciendo. Adivina que significa Natsuki. -Madre espero una respuesta, pero al no obtenerla contesto. -Esperanza.

-¿Como la esperanza que decía la matrona?

-Si, como esa esperanza. Venga y ahora después de esta charla a intentar comer algo, necesitamos fuerza.

-Vale. -Madre se acercó lentamente y me lamió la cara, un lametón era como un beso humano. Después dio media vuelta y se marcho corriendo.

Madre tampoco se parecía a mi, ella se parecía bastante a Hotsu, ella siempre dice que me parezco bastante a mi padre. Mi pelaje es rubio rojizo, una mezcla bastante rara y en forma humana mi pelo era igual, mi tez bastante más morena que Hotsu y Madre, pero ellas tienen forma asiática y yo soy como mi padre, europea.

A veces los vecinos y la gente de mi clase decía que quizás era adoptada, pero obviamente ellos no sabían nuestro secreto y lo que compartíamos, pero obviamente no lo podrían saber, a saber lo que nos harían si lo supieran. Madre nos enseño a llevar una vida normal, por mi, por tener tanto gen humano. Hotsu también los tiene, pero no tantos. Madre también nos obligo a ir a clase, bueno más bien obligo a Hotsu a ir a clase, era ella la que no quería, ella era la que se pasaría la vida en el bosque, todo lo contrario a mi. A mi me encanta ir a clase, me encanta conocer a gente nueva, me encanta hacer todo lo que una persona humana hace y por eso a veces odio ser lo que soy, un Kitsune o como un humano nos dirían, un zorro.

No somos zorros normales, como los que hay por el bosque, nosotros somos especiales. Nuestros antepasados se dedicaban a proteger bosques y aldeas, en estos tiempos también tenían esa función, pero no nosotras. Nosotros los Kitsune poseemos habilidades mágicas, las cuales van incrementadas con la edad y la adquisición de conocimientos, cuando la edad y los conocimientos crecen los números de colas también crecen, el máximo numero de colas es nueve. Hay dos clases de Kitsune, los Zenko que son zorros celestiales, como somos Madre, Hotsu y yo, y los Yako que son salvajes y malvados, nuestros puros enemigos. Y otra cosa bastante curiosa es que los Kitsune podemos nacer de varias formas, exactamente de tres formas, los Kojin hijos de padre o madre humano, los Shinju hijos de dos padres Kitsune y los Roko hijos de padre o madre zorro salvaje. Es bastante lioso, Hotsu y yo somos Kojin ya que nuestro padre es un humano y Madre es Shinju, hija de dos Kitsune. A veces esto de ser Kitsune es bastante estresante, por eso me gusta salir a cazar.

-Y hablando de cazar... ese conejo es mio. -Me dije mientras corría a por un conejo grisáceo que comía una hoja caída. Afile mis garras y destripe al conejo, antes de que pudiera caerse algo de sangre al suelo me lo metí a la boca y lo comí. A veces pienso que soy una asesina, pero Madre dice que es parte de la supervivencia.

La noche Kitsune.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora