Me ponía de los nervios pensar que ahora tendríamos que darle alguna explicación coherente a Jackson. ¿Qué le vamos a decir? ¿Qué voy a morir en meses? Eso no se le puede decir a una persona así tal cual.

– Ten – giré mi vista y vi que Jackson estaba a mi lado junto con un vaso de agua y una pastilla color blanco – Tómatela.

Obedecí y la cogí de su mano. La coloqué en mi lengua y con ayuda del agua conseguí tragármela. Él sonrió, y, en eso la puerta comenzó a emitir sonidos, indicando que Connor estaba golpeándola como un desesperado.

Me acerqué hasta la puerta y la abrí.

Connor pareció no verme, ya que entró corriendo a la casa en dirección hacia la escalera como alma que lleva el diablo.

– Estoy abajo – dije y Connor, con los ojos muy abiertos a mitad de la escalera, volvió corriendo hacia mí y me dio un gran abrazo. Si no llega a ser porque me cogió en brazos, me caigo de la fuerza que utilizó – ¡Connor! – exclamé – Estoy bien.

– ¿Qué fue lo que pasó? – preguntó separándose un poco de mí para hablar mejor y volviéndome a dejar con los pies en el suelo – Estas bien – suspiró intentando tranquilizarse – No te pasó lo mismo que la otra vez, gracias a Dios – alargó.

– Connor – de nuevo llamé su atención – Desperté con fiebre, temblando, empapada de sudor... – él tragó saliva – Volvió a ocurrir – susurré.

– ¿Qué?... – alargó mientras sus ojos comenzaban a aguarse – No es posible, tú, tú, tú estás bien – habló trabándose con sus propias palabras – no te pudo ocurrir eso de nuevo y conseguir pararlo tú sola, no es posible...

– Lo hizo Jackson – susurré – Yo le dije lo que tenía que hacer y él lo hizo.

Connor relajo todo su cuerpo y me miraba con una expresión de miedo y dolor en su rostro. Parecía que le acababa de dar la peor noticia del mundo. La forma en la que me mira... Parece que va a romperse en cualquier momento.

– ¿Lo hizo Jackson? – preguntó en un volumen casi inaudible – ¿Todo? – asentí – ¿Te puso la inyección en el pecho, te bañó y te puso en un lugar limpio? – volví a asentir con la cabeza y él tragó saliva.

Pude observar por el rabillo del ojo que Jackson se encontraba observándonos desde la puerta de la cocina. Giré la cabeza hasta mirarle al los ojos. Mi hermano, al verme mirando hacia ese lado, hizo lo mismo, y le vio.

Jackson tragó saliva nervioso como si pensara que Connor se iba a lanzar encima de él, cuando en realidad lo único que había hecho era salvarme la vida.

Si Jackson no me hubiera despertado, yo no estaría ahora aquí.

Abrí mucho mis ojos en el momento que Connor de comenzó a acercar lentamente a Jackson con una mirada seria, aunque sus ojos estaban prácticamente encharcados. Y ocurrió. Mi hermano se tiró sobre él. Pero para darle un gran abrazo.

– Gracias por salvarla – habló – Gracias, gracias, gracias – se separó de Jackson y llegó hasta mi – Siento muchísimo no haber estado para ti, siento que haya sido otro el que haya tenido que salvarte la vida, Emily, lo siento mucho – me abrazó, pero esta vez con más suavidad.

{...}

Connor y yo le explicamos a Jackson lo que me había ocurrido antes.

Bueno, no del todo.

Lo que le dijimos fue que eso me ocurre a veces, no se sabe cuándo ocurrirá. Le dijimos que lo causaba una enfermedad rara sin nombre, ya que si le decíamos que era un glioma, sabría que iba a morir, pero eso se lo íbamos a ocultar.

¿Podré con tanta sobreprotección?Onde histórias criam vida. Descubra agora