Capítulo Único

347 27 11
                                    

Yo lo quería...

Aún lo quiero...

Demasiado.

Pero él no me mira de la misma manera que yo lo hago.

Mis ojos brillan cada que vez que lo veo sonreír o cuando se ríe por algún chiste malo que le haya contado... Es una de las ventajas de ser amigos. Puedo permanecer a su lado y apoyarlo.

A veces pienso que el único que saca beneficios es él, me consideró alguien que puede usar y luego botar sin tener consecuencia alguna. Pero él no lo hace, una y otra vez vuelve a mí para que lo consuele, cuando algo no le sale bien con la persona que le gusta por ejemplo.

Es la única manera que tengo para poder besarlo, para tener relaciones sin tener que confesar mis sentimientos. Como Félix sabe que me gustan los chicos al igual que él, no perdió el tiempo para pedirme esa clase de "favores". Todo es demasiado agresivo y sin ningún tipo de caricia romántica o dulce.

Hace unos minutos llegó a mi casa con cara de pocos amigos. Yo sabía lo que venía a continuación. Le sonreí y le pregunté qué era lo que había ocurrido.

–Lo vi con otro chico, tomados de las manos. Solo di la vuelta y salí corriendo de ahí antes de que pudiera verme –Respondió quitándose la chaqueta para después lazarla al sofá y luego acercarse a mí para besarme. A la fuerza metió su lengua en mi boca y jugueteó con la mía.

No podía pedirle que se detuviera, porque... por muy irreal que fuera, a mí me gustaba que se desahogara conmigo. Porque yo nunca le fallaría, porque él estuvo para mí cuando otros me ignoraban y agredían.

Comenzó a desabotonar mi camiseta lo más rápido que le fue posible y una vez terminó, bajo sus labios a mi cuello y luego a mi pecho. No puede evitar soltar un suspiro.

No sé en qué momento llegamos a mi habitación, pero ahora estábamos sobre mi cama. Cuando Félix me toca me pierdo en mi mente y no presto atención a las cosas que pasan a nuestro alrededor. Solo somos él y yo.

Estoy recostado en mi cama cuando siento sus manos despojándome del resto de mi ropa. Estoy completamente a su merced. Mis mejillas se sonrojan al recordar todas las cosas que hemos hecho en esta misma cama y en la suya también. ¿En qué momento me volví tan pervertido?

Nunca intercambiamos palabras mientras lo hacemos, lo único que suena en la habitación son suspiros y gemidos sonoros. Nuestros cuerpos reconocen lo que quiere el uno del otro sin necesidad de comunicarnos verbalmente.

Sus manos viajan a mis muslos acercándose peligrosamente a mi entrepierna. Normalmente yo no toco su cuerpo, Félix hace todo el trabajo.

¿Me molesta? Quizás un poco, sí. Pero mientras disfrutemos, realmente no le tomo importancia.

Veo cómo se aparta un poco para quitarse la ropa. Nunca lo había visto tan apresurado. Luego me toma ambos brazos para sentarme enfrente suya. Vuelve a besarme, coloca mis manos sobre su cuello y él baja las suyas a mis pezones, pellizcándome tan fuerte que suelto un grito en medio del beso. Se han puesto rojos, realmente me duelen. Pero no digo nada al respecto.

Ahora sus manos bajan por mi espalda hasta llegar a mi trasero y también lo aprieta con fuerza. Esta vez el quejido no sale de mi boca.

Yo, aún con mis manos en su cuello, las formó en puños por la desesperación de no tocarlo. Se vuelve a separar de mí y agarra mi suéter, de nuevo toma mis brazos y me los ata a la cama.

Consuelo (FELIX x FEDE) Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora