«...»

«¿Quieres que te ayude? Me disculpo» La chica lo miró, incrédula «Por lo que te dije. No tenía que hablarte de aquella manera. Y te pido disculpas por la comida en tu pelo»

Evelyn sonrió

«Tenías razón...en lo que me dijiste»

«Quizás, pero no tenía que decirlo de esa manera, lo siento»

«Yo...Yo también lo siento por lo que dije de ti y de tu madre, no tenía derecho. Sinceramente...lo dije porque...»

«Yo había sido malo contigo»

«No, porque habías sido sincero. Por primera vez, desde que estoy aquí, has sido el único en decirme la verdad. Y no lo pude soportar porque todo el mundo....me miente o es amable conmigo por interés»

«Lo siento por ti, de verdad»

«Yo también siento lo de la comida, y por ese castigo que nos llevamos. Por cierto, he ido a ver al director, y le he dicho la verdad. Ha sido comprensivo»

«Ok entonces»

«¿Y si empezamos de cero, ok?» ella le tendió la mano «Hola, soy Evelyn. Evelyn Mills. ¿Y tú? ¿Eres nuevo?»

Henry arqueó una ceja, divertido, pero le siguió el juego

«Henry Swan. Sí, vengo de Maine»

«Oh, interesante»

Al estrecharse la mano, estallaron en carcajadas los dos. Finalmente, Henry había encontrado una aliada en ese mundo hostil, mientras que, por primera vez, Evelyn había encontrado una persona que era sincera con ella.


Emma había cogido el turno de la mañana. Pocos clientes, pero, en una semana de trabajo, se había podido quedar con los habituales: en la mesa cinco, había una pareja, bastante joven, que todas las mañanas se tomaban un café y bollería antes de ir a clase. En la mesa ocho, un hombre mayor, viudo, que leía su periódico mientras se comía una magdalena con arándanos y un café negro. Después, en la mesa tres, siempre la misma mujer rubia con gafas, seguramente una ejecutiva a juzgar por su traje chaqueta y su maletín.

«Hey Em'...¿Te tomas tu descanso?»

Emma echó un vistazo a su reloj

«En cinco minutos, Jerry» A continuación, ella tomó una carta antes de dirigirse a una nueva mesa donde una persona, escondida tras un gran periódico, se encontraba «Buenos días. Tome la car...» se detuvo cuando el periódico bajó para dejar aparecer a «¿Señorita Mills?»

La bella morena entonces se enderezó, ofreciéndole una sonrisa educada

«Buenos días, señorita Swan»

«Oh, euh...¿Qué hace aquí?»

«Quería verla»

«¿A mí? Pero, ¿cómo se ha enterado de dónde trabajo?»

Regina arqueó una ceja

«Tengo mis recursos. ¿Podemos hablar cinco minutos?»

Emma se quitó rápidamente su delantal y se sentó en el sitio libre frente a Regina y se rehízo raudamente su cola de caballo.

«¡Hey, Em'!»

«¡Me tomo mi descanso, Jerry!» gritó ella, haciendo sobresaltarse a Regina «Lo siento» dijo con un crispada sonrisa «¿Qué...qué quiere de mí?»

Se dio cuenta de la repentina incomodidad de la bella morena que carraspeó antes de hablar

«Quería excusarme por las palabras que le dije ayer»

Yin & YangWo Geschichten leben. Entdecke jetzt