2 -La familia.

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Pasaron varios días sin que James tuviera noticias de Dylan y no paraba de recrear en su cabeza el encuentro que habían tenido.

-¿Ya estas pensando de nuevo en tu amigo de la infancia?-le dijo Sara mientras dejaba el libro sobre la mesita de noche y entraba en la cama junto a James.- Solo ha pasado una semana, dale tiempo.

-Lo sé, pero tenia tantas ganas de hablar con él.

James reconocía que Sarah tenía razón, pero tenía el remordimiento de no haberle pedido su número de teléfono. Ahora solo podía esperar a que él se comunicara.

Pensaba que Dylan podría haberse sentido algo molesto por su actitud. Al fin y al cabo hacía muchos años que no se veían y James había actuado como si fueran un par de semanas.

Recordaba perfectamente dónde vivía la tía de Dylan pero no le pareció buena idea aparecer por allí sin avisar. Ni siquiera sabía si aún vivía allí realmente. Recordaba a Hope siempre que pensaba en el tema. Ella había sido siempre la persona que más había llegado a admirar y con quién más había reído. Sabía que él había sido el primer amor de Hope o al menos eso es lo que decían los demás chicos por aquel entonces. ¿Qué habría pasado si Víctor no hubiese muerto? ¿Hubiese sido abogado? ¿Hubiera correspondido al amor de Hope?

De repente Sarah bostezó y le alejó de sus pensamientos.

-Vamos, tienes que descansar.

Mientras Sarah le decía esas palabras, James ya se estaba quitando las gafas y dejando varios papeles que estaba ojeando en la mesita de noche. Sarah se estaba desatando el moño desenfadado que sujetaba su cabello largo y rubio. James era consciente que Sarah era una mujer muy atractiva, pero cuanto más atractiva la veía era justo antes de dormirse; sin maquillaje, cabello suelto y con ese pijama ancho. Sus ojos azules sobresaltaban sobre sus mejillas sonrojadas y su piel tan pálida.

-¿Te he dicho que si tu campaña la dieras en pijama, toda la ciudad te votaría?-dijo James cuando pudo salir de su encanto.

-Un dia te haré caso y haré un cartel publicitario que ocupara todo el edificio de los juzgados.

-Ese dia iré muy motivado a trabajar.

Sarah se había presentado para sustituir el cargo que había ocupado su padre antes que ella; alcalde. La política le venia de sangre y su pasión por su oficio había cautivado a James desde el primer momento que la conoció. Aún recordaba aquella cena de sociedad donde sus padres les presentaron, pasaron la noche hablando y jamás había estado tan a gusto con una mujer. Ella era divertida pese su porte serio y tenia ese brillo de esperanza en sus ojos que James tanto buscaba.

-Claro, como si te faltara motivación.- dijo Sarah mientras se tapaba y buscaba el costado de James jugando.- ¿Mañana no es cuando vuelves a tener en el juicio al detective Choi? Con él si es con quien deberías buscar hablar.

Sarah sabia todo sobre el pasado de James, nunca habían tenido secretos entre ambos. Pero también sabia el motivo por el que James había negado a volver establecer una amistad con Tae Yang. James creía firmemente que una de las causas de que el grupo de amigos dejara de verse fue Tae Yang y sus conspiraciones; causó que el grupo no pudiera superar y pasar página de la muerte de Víctor.

Al ver por primera vez el nombre de Tae Yang como testigo policial en uno de sus juicios, James casi pierde los nervios. No pudo creer que finalmente hubiera seguido los pasos como policía después de todos sus estudios. Finalmente, James decidió ignorarle y tratarle formalmente solo en caso de trabajo.

Recordar lo unidos que habían estado en su adolescencia le provocaba un sentimiento frustrante de melancolía. Habían sido mejores amigos durante mucho tiempo y siempre le había envidiado por su inteligencia. Pese su amistad, James siempre había tenido un sentimiento de competitividad con él. Sabía por los informes que Tae Yang había acabado los estudios de medicina y hubiese sido un gran médico pero, Tae eligió ingresar en la policía al poco de acabar un máster en medicina forense. Sabía que había sido el primero en su promoción y un año adelantado. En su adolescencia, James veía el desinterés por destacar de Tae como algo propio de su personalidad y reconocía que en aquel entonces le gustaba eso pero, que ahora dejara una gran salida profesional por su terquedad de "vengarse" del hermano de Victor... Era una estupidez de niño pequeño. James había madurado y esta vez sí se sentía con las fuerzas y autoestima de mirarle por encima del hombro. 

El suave tacto del metal.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ