Una Tomboy Secuestrada ✖️Kryber✖️ [Bloque 1]

14.- Yours Again ✖️

✖️Amber✖️

Abrí mis ojos por instinto,mi vista se fijó en el banco techo pero empecé a sentirme mareada y todo me daba vueltas, me lamenté rápidamente y eso fue lo peor que pude haber hecho pues los mareos incrementaron. Sin dudarlo fui al baño a echarme agua.

Las vueltas y mareos bajaron poco a poco, regresé a la habitación y vi varias botellas de alcohol, vendas con sangre, el látigo con manchas rojas en el suelo y muchas imágenes/escenas aparecieron de repente en mi cabeza lo que provocó que me doliera y me punzara. Negué muchas veces para que el dolor cesara, me salí de ahí y fui a la cocina. Krystal se estaba haciendo un sándwich.

—Preciosa, me siento mal –dije, sentía mi garganta muy reseca y para el colmo hacía mucho frío en el ambiente.

—Pensé que ya no te despertarías –me espetó, ella no está de buen humor, me posé en una de las paredes ya que sentía que perdía el poco equilibrio que poseía mi cuerpo.

—¿Tan mal me veo? –pregunté, ¿Tanto me excedí anoche?.

—Si, muy mal –me dijo con un tono bastante frío así como el clima de hoy.

—Hey, ¿qué pasa? –con mis manos abracé torpemente su cintura, mi cuerpo hoy no está bien.

—Nada –para mi ese "nada" es todo.

—¿Por qué no te creo? –encarné una ceja.

—Cree lo que quieras –espetó seria.

—Dime lo que te tiene así, me importas....–

—¡Mientes! ¡Yo no te importo! –Me gritó. ¿A caso ya me descubrió en mi movida?. —No me amas y de eso me di cuenta ayer, "amar duele". Haces todo eso para poder salir de aquí, no soy idiota, ¿con quién crees que juegas?.– ¡Joder! ¡Me descubrió!. —Da igual, me lastimaste, eso es lo que querías y lo obtuviste –se zafó de mi agarre.

—Si lo sabes entonces ¿por qué aún me tienes aquí? Sabes que nunca te voy a amar – espeté molesta, ya no hace falta fingir.

—Porque se me da la gana de tenerte aquí –dijo sentándose para desayunar. Tan despreocupada y alejada de la situación.

—No es eso, tienes miedo, miedo a estar sola ¿me equivoco? –cuestioné de forma cruda.

—Si ya lo sabes, ¿para qué preguntas siempre lo obvio? –ella no estaba inmutada y eso aumentó mi rabia.

—Pues ayer no estabas dolida, ayer me disfrutaste, niégamelo Jung, ayer gritaste mi nombre. –con mis puños golpeé la mesa de la cocina. —Ayer te hice mía –yo estaba cólica. ¿A caso no sirvió nada marcarla como mía?.

—No te creas tan importante – soltó simple.

—¿Te haz acostado con alguien más? –no sé porque me molesta tanto esta situación. Ella no me interesa en lo absoluto pero entonces.... ¿por qué me siento tan traicionada y tan celosamente posesiva?.

—Eso no tienes porque saberlo –dió un sorbo a su jugo.

—No Jung, yo debo de ser la primera en tocarte, ¡Yo! –seguí  dando golpes en la mesa y ella desayunó como si nada, me molesta mucho, ella es mía, la marqué con mis besos, todo en ella me pertenece.