Mon coeur t'appartient.~Extra~

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No había podido dormir nada. Mis ojeras eran totalmente visibles. ¿Quién hubiera dormido en mi lugar? Me sentía la persona más asquerosa del universo y no podía dejar de pensar que al fin todo cobraba sentido. Sus tartamudeos, sus sonrojos. Seré imbécil. ¿Y ahora qué se supone que iba a hacer? Lo mejor sería olvidarlo, sin duda.

Al llegar aquel día a clase me sentí tranquilo. Me autoanimaba diciendome a mi mismo "¿Ves? No pasa absolutamente nada, todo lo que paso ayer está olvidado". Pero claro, todo esto hasta que Marinette Dupain-Cheng entró por la puerta. Ahí me di cuenta que aún seguía siendo aquel avión de papel caído en el suelo, sin escapatoria.

Intenté disimular y Nino pareció notarlo, pero rápidamente se puso a hablar con Alya. Marinette se encontraba enfrente mio. Nunca me había sentido de esta manera. ¿Por qué simplemente no la dejé en esa maldita terraza?

Menos mal la profesora llegó y todos se sentaron para empezar la clase. O eso creía.

— Marinette, ¿por qué llevas un pañuelo? — La voz de Alya me sacó de mis pensamientos. Marinette se alteró tras la pregunta.

— ¡Me duele la garganta, creo que voy a resfriarme! — Exclamó llena de nervios. Una imagen se me vinó a la cabeza: la hermosa marca que le había dejado en el cuello a Marinette.

Relajate, por favor. Ni se te ocurra pensar en lo ocurrido con ella. No pienses en ella; en sus gemidos, en sus besos, en sus caricias y en como susurraba mi nombre. Mierda. Demasiado tarde. Un baño, necesitaba agua. Fría, MUY FRÍA.

— Profesora Bustier, ¿puedo ir al baño? — Notaba como mi cara ardía. Nino me miraba preocupado, realmente sin saber que me pasaba. Mejor que no supiera nada.

— Adrien, acaba de empezar la clase. — Respondió totalmente confundida. Me toqué mi frente y como lo supuse estaba totalmente ardiendo. - ¿Te encuentras bien?

— La verdad es que no... — Quizás lo mejor seria volver a casa. Encerrarme en mi habitación y jugar con mis juguetes de Ladybug. Escuchar música. Ducharme con agua fría tantas veces sea necesario. Supongo que era la mejor opción en aquel momento.

— Será mejor que te vayas a casa. — Empecé a recoger mis cosas como pude y empecé a intentar irme de la clase. — Ya que no te encuentras bien, será mejor que alguien te acompañe hasta que vengan a buscarte. — Frente en seco. No, venga. No sería tan gafe, ¿verdad? La vida tiene un limite. El karma no llega a esos limites.

Ja. Ojala.

— Delegada, Marinette, acompaña a Adrien.

Sé que es malo soltar insultos en horario infantil; si alguien se siente ofendido diré en mi defensa que avisé.

Karma, hijo de puta. Sé que me lo merecía por hacer llorar a Marinette, por estar enamorada de mí. Pero, ¿tanto? No sé, hay veces que se tiene que tener un limite.

Al final, como tenía que ser, fui acompañado por Marinette hasta la salida. Yo no dije nada, ella no dijo nada. Aunque bueno, solo faltaba que dijera algo ya que no paraba de ajustarse bien el pañuelo de su cuello haciendo que recordara sin parar lo sucedido la otra noche. Maldita sea, sentía que iba a explotar cual palomita. Mandé un mensaje a Nathalie y me contestó que en unos diez minutos llegaría el gorila a buscarme. Mucho tiempo había. 

— ¿Te encuentras bien? — Me preguntaba ella dulcemente mientras me tocaba el hombro. Normal, estando tan rojo ya parecía Nathaniel. Como pude asentí dejándola aún más preocupada. Marinette miró hacía la calle mientras aún tenía ese rostro de preocupación y yo aproveché la oportunidad para observarla. Ella, ella estaba enamorada de mí. Bueno, lo estaba de Adrien. No es que yo tuviera trastorno de personalidad y piense que Chat Noir y Adrien son diferentes personas, pero sabía que con Adrien intentaba aparentar una cosa y con Chat me sentía totalmente libre. Oh, libre, que irónico, lo que me sentía antes de caer ante la chica que tenía en ese instante a mi lado. 

Avión de papel. {Marichat} [Miraculous Ladybug]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें