U n o

154 19 3
                                    


Me miro al espejo por última vez antes de bajar a desayunar, buscando alguna imperfección, pero no la encuentro. Mis pantalones negros están limpios, mi blusa roja tiene el nivel de escote perfecto para que me sienta cómoda, y mis botas negras siguen tan sucias como siempre.

Bajo las escaleras de mi nueva casa con velocidad y voy hasta la cocina para encontrarme con mi madre, mi padrastro y Alex, mi medio hermano.

–Buen día –me dicen los tres al mismo tiempo, como si estuvieran entrenados.

–Buenos días –les respondo antes de sentarme en la banqueta y ponerme a comer mis tostadas y prácticamente tragar mi café con leche.

– ¿Cómo están? ¿Preparados con el primer día de clases en tu nueva escuela? –Pregunta mi madre, Mandy, con su mejor sonrisa, aunque claramente se la nota algo preocupada por mí.

–Ya saben que la respuesta es no, no me interesa tener que sociabilizar con otro grupo de personas.

–No me costaba nada preguntar para mantener la esperanza. –Me dice mi mamá con una sonrisa, y yo se la devuelvo.

–Yo no estoy tan preocupado esta vez, de hecho ya conozco a algunos de los chicos que van a estar cursando con nosotros y parecen bastante divertidos.

–Me tengo que ir en diez minutos, si quieren los puedo dejar en la escuela. –Sugiere James.

–No va a ser necesario, voy a ir con la moto. –Me levanto lo más rápido que puedo para poder evitar tener una discusión con mis padres al respecto de la moto.

No logro moverme lo suficientemente rápido, así que mi madre me observa antes de hablar.

–En serio preferiría que fueras con James en auto, nunca fuiste hasta la escuela sola y no quiero que te pase nada. –Ruedo los ojos, pero sin que me vea, no quiero que se enoje conmigo, y luego decido contestarle.

– ¿Qué mejor momento para aprender que el primer día? Ninguno. Además no voy a ir sola, Alex va a venir conmigo, no te preocupes.

–No voy a ir en la moto contigo, voy a parecer un idiota. –Me responde Alex, pero al ver la cara que le pongo y la cara de preocupación de mi madre al lado, refunfuña y asiente.

–Voy a lavarme los dientes y agarrar mis cosas y luego me voy, te amo. –Le doy un fuerte abrazo desde atrás para tranquilizarla y la saludo con un beso en la mejilla. –Alex, te quiero abajo en cinco minutos.

Subo y termino de prepararme, lavándome los dientes, agarrando una colita de pelo para dejar en mi muñeca y protegiendo mis labios con manteca de cacao. Después de guardar el labial en la mochila junto con dos cuadernos y mi cartuchera, bajo y me dirijo hasta la puerta.

– ¡Vamos a llegar tarde! –Grito desde la escalera para que Alex se apure y, unos segundos después, lo veo bajar a toda velocidad. – ¡Nos vamos!

No espero que me respondan, aunque escucho a Mandy y James saludar desde la cocina. Agarro ambos cascos y le paso el negro a Alex, quedándome con el rojo, que es un poco más chico. Mi hermano cierra la puerta y nos subimos a la moto con agilidad.

–Escucha, ¿te molestaría dejarme un poco antes de llegar a la escuela? Mis nuevos amigos van a estar esperándome en la puerta. –Me pregunta antes de ponerse el casco.

– ¿Te da vergüenza que tus amigos vean que tu hermana es la que maneja la moto y no tú? No pensé que tendrías un ego tan pequeño y del siglo pasado. –Le respondo, un poco de manera juguetona pero también enojada.

–No es eso, es solo que... bueno puede tener algo que ver. Es solo por hoy, lo juro, mañana voy hasta la puerta con mis brazos enredados en tu cintura, pero por hoy no.

Ruedo los ojos pero asiento. Siento como mi hermano se agarra de mi cintura cuando enciendo el motor y unos segundos después salgo a la calle. Aprovecho el momento para observar un poco de San Francisco. Nos mudamos hace tan solo una semana y todavía no tuve mucho tiempo para observar el lugar.

Unos diez minutos después, veo que estamos a dos cuadras del lugar, así que dejo a Alex en la calle voy hasta el gran establecimiento. Es blanco, enorme y simétrico, parece demasiado perfecto y eso me asusta un poco. Intento ignorar mis ganas de vomitar y me dirijo hasta el primer lugar que encuentro para estacionar y dejo la moto con seguridad.

Camino lentamente, intentando observar lo más posible todo lo que está a mí alrededor. Puedo sentir como algunas personas me observan, pero no hago contacto visual para no sentirme más incómoda de lo que ya me estoy sintiendo. Por suerte no me toma mucho tiempo encontrar la puerta con el cartel que dice "administración".

–Buen día –saluda la chica de la administración –soy Gemma, ¿qué necesitas?

–Hola, soy Selena y soy nueva en la escuela, esperaba que pudieras darme los horarios y todo eso. –Mi voz cambia un poco, como cuando hay que hablar por teléfono con un desconocido y quieres ser extremadamente dulce.

–Claro, déjame buscarte, ¿nombre completo?

–Selena Marie Gomez –le dedico una sonrisa y espero a que busque en su computadora mis datos.

–Selena, estás a un año de graduarte, déjame buscarte los horarios y explicarte como llegar a tu primera clase. –Asiento, dándole a entender que voy a esperar.

Presiento a alguien detrás de mí esperando a ser atendido, por lo que me muevo a un costado y dejo que un chico alto y delgado se ubique en donde estaba unos segundos antes.

Le observo el perfil, tiene un cabello rebelde que asemeja rulos y ojos claros. Mis ojos van directamente hacia su ropa, tiene unos jeans y una camisa con un estampado floreado, pero que igualmente lo hace ver masculino porque marca sus músculos semi-formados debajo.

– ¿Puedes entregarme mi horario por favor? –Le guiña al ojo a la chica de administración y no puedo hacer otra cosa más que rodar los ojos, claro que es un mujeriego.

–Claro, ¿nos vemos a la noche? –Le pregunta Gemma, aunque no se detiene a mirarlo, en lugar de eso busca su horario.

–Claro que sí –responde el chico con una sonrisa de suficiencia.

–Aquí tienes, y este es para ti –me entrega un horario a mí y en ese mismo instante el chico se percata de mi presencia.

–Oh, hola –me dedica una sonrisa llena de encanto, lo que hace que quiera volver a rodar los ojos, y de hecho lo hago.

–Harry, Selena es nueva y no sabe cómo llegar hasta su clase. Ya que les toca ir juntos, ¿podrías guiarla?

–Encantado –le vuelve a guiar el ojo a Gemma y se acomoda a mi lado. Lo observo sin creer lo típico que es, con su sonrisa encantadora, su ropa digna de Coachella y un nivel de seguridad demasiado alto para ser real.

–Que se diviertan en su primer día, cualquier cosa no duden en consultarme nada. –Nos saluda con la mano, dándome a entender que estoy sola a partir de ahora, sola con este chico.

–Soy Harry, ¿tú eres? –No deja de sonreír ni un segundo, lo que me pone extremadamente incómoda e irritada.

–Selena. Ahora vamos, no quiero llegar tarde. –Comienzo a caminar por el largo pasillo con Harry a unos cuantos pasos detrás de mí.

Estoy por doblar a la derecha cuando siento una mano en mi hombro izquierdo, deteniéndome.

–Es para el otro lado–su tono es entre divertido y cariñoso, como si fuera una niña de cinco años.

Detesto a este chico.

Escapando de los clichés | HarlenaWhere stories live. Discover now