- Introducción -

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Heme aquí, al parecer aquí terminará mi vida, bajo la orden del consejo de hadas y con la aprobación del rey, el hombre que amo. No sé cómo es que llegué tan lejos pero creo que mi historia debería empezar por el principio, ¿No?

Mi nombre es Noah Mayer y soy mitad hada. Claro, eso no lo supe al principio, era solo un adolecente cuando me enteré y quiero que me acompañes en mi relato a través de mi historia, aprovechando estos momentos que me quedan de vida porque al parecer el verdugo llega tarde ¿Quién lo diría?

Tenía 16 años cuando todo sucedió pero empecemos un poquito antes. Yo vivía con mi padre Isaac Mayer, un hombre de negocios, antes éramos muy unidos hasta la muerte de mi madre, Teresa Mayer, no tengo muchos recuerdos de ella porque murió cuando tenía apenas 3 años, pero nunca supe la causa, desde ese punto mi padre cayó en depresión y se distanció cada vez más de mí, cosa que no le fue difícil gracias a los viajes de trabajo que, a veces, duraban meses. Crecí con los cuidados de mi vecina la señora Martha Goth que al paso del tiempo me enseñó a cuidarme solo por si algo le llegaba a pasar, cosa que por suerte nunca pasó, ella es como una madre para mí. En ese momento creo que ella tenía unos 23 años, ahora me pregunto ¿Porque la llamaba señora siendo ella tan joven? Bueno, sigamos. En la escuela tenía muy buenos amigos con los que salíamos a jugar al parque y a andar en bicicleta, siempre estuvieron ahí para mí cuando ni mi padre o la señora Goth podían, por lo que los considero mis hermanos.

A la edad de 10 años mi padre y yo nos mudamos a una nueva ciudad. En ese momento me sentía triste por perder a mis amigos y a mi vecina pero también me sentía emocionado porque creí que la distancia con mi padre desaparecería, lo cual pasó al contrario, los viajes se volvieron más frecuentes y extensos, aún recuerdo las noches en las que me dormí llorando por causa del vacío que sentía. Por suerte Martha, una vez al mes, pasaba unos días en mi casa para ver que esté bien, ella había conseguido un trabajo cerca de mi casa para tener una excusa para viajar y visitarme. En cuanto a la escuela, todo cambió, me volví muy tímido, era un solitario en una institución donde ya todo el mundo tenía a sus amigos por lo que encajar costaba horrores. Prefería quedarme sentado viendo como los demás se divertían porque me recordaba a mi tiempo en mi antigua ciudad. A lo largo de ese tiempo se han ido acercando personas para relacionarse a las cuales acepté porque se estaba volviendo aburrido solo observar. Esas amistades no eran tan cercanas pero estaban bien para pasar el rato por lo que no se si podría llamarlos "nuevos amigos". El más cercano, por así decirlo se llamaba Erik Homero, con el la relación era un poco más "especial" que con los demás.

Ya tenía 13 años cuando inicié la secundaria pero no tuve la misma suerte como con la primaria, el progreso que había hecho con mis nuevas amistades fue en retroceso. Todos tomaron caminos separados, las niñas se fueron con otras amigas y se volvieron inseparables, los muchachos, más de lo mismo, se unieron todos a clubes deportivos a los cuales no podía acceder por la falta de dinero en mi casa, y tampoco le iba a pedir a Martha que me ayude porque ya sería abusar de su gentileza. Tuve que volver a ser solo un espectador de la vida de los demás.

Las Memorias de un NadieHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin