— Así es Dexter, pero, es mi esposa, y como tal debemos escaparnos de esta fiesta, tenemos muchas cosas que hacer en casa – sonrió Ryan.

— ¿en casa? – cuestionó Sandy con desconcierto, ya que ella supuso que se irían de luna de miel, eso era lo más lógico.

— Si en casa amor, mañana temprano se leerá la otra parte del testamento de mi padre y debo estar presente.

Sandy confirmó que Ryan solo la quería usar para sus intereses personales en cuestión de la herencia, por lo que se sintió un poco melancólica ante ese aspecto, pero recordar que su relación con él no era más que una farsa, la hizo de nuevo sonreír y desvanecer el rostro adusto que ya había puesto.

— Lo que tú digas amor – fue su respuesta.

Lo que hizo Ryan después fue cargarla entre sus brazos, ante las miradas enfadadas de Dexter y Annie que de pronto llegaba a escena frente a ellos. Ryan clavo su mirada en los luceros esmeralda de su esposa, que resaltaban más con el color blanco de su vestido largo.



El apartamento de Ryan era un lugar muy acogedor, espacioso en tonos oscuros con distintos detalles de objetos en colores metálicos, a simple vista parecía limpio, estaba en un veinteavo piso en uno de los edificios más altos en Manhattan, frente a la sala tenía unas amplias ventanas de cristal que cubrían desde el techo al suelo.

Las cortinas eran automáticas pudiéndose abrir o cerrar, a control remoto. Sin duda la tecnología se hacía presente en cada espacio de ese apartamento, incluso el baño tenía un inodoro automatizado.


— Guao, veo que vives en un lugar muy acogedor y moderno, la vista desde aquí de la ciudad es espectacular, desde aquí todo luce tan hermoso – sonrió Sandy mientras observaba con interés a través de la ventana principal, recargando su mano al cristal.

— Sí, es hermosa la ciudad donde vivimos, pero más hermoso será disfrutar esta noche a tu lado – Ryan lo dijo, colocándose detrás de ella, rodeándole con sus brazos la cintura entretanto le besaba el cuello, haciendo a un lado sus rizos – hueles delicioso amor, me encantas.

Sandy sentía escalofríos cuando Ryan le besaba el cuello, subiendo hasta su oreja para decirle palabras lindas al oído. Todo parecía tan normal, a Sandy le gustaba Ryan, era un hecho que era un hombre apuesto; castaño de color de ojos azul zafiro, delgado con el abdomen firme e irresistiblemente seductor.
Pero ella pensaba que todo era una mentira, que aunque él mencionará todas esas palabras, no eran más que parte de su juego, porque quizás en poco tiempo se desharía de ella, recordar eso ocasionaba mucha cólera en Sandy.

— Será mejor que nos vayamos a descansar – exclamo Sandy, soltando los brazos de Ryan de su cintura, alejándose de él.

— ¿Descansar? – Cuestiono desconcertado – Amor ¿Por qué habríamos de descansar?, es nuestra luna de miel.

Tenía razón, Sandy debía inventarse una mejor excusa que solo alegar que estaba cansada, ella no tenía la intención de pertenecerle, de que hicieran el amor, su rencor se lo impedía, además de que no quería formar lazos con él. Ella conocía bien su punto débil, tal y como se lo había dicho Raquel, era una mujer sensible y cuando se enamoraba perdía la cabeza.

Ryan le gustaba, le fascinaba, cada vez que la besaba hacia tambalear su mundo y era un hecho que tenía muchas ganas de ser suya, de que hicieran el amor esa noche, pero bien sabía que tenía que controlar sus impulsos si es que deseaba que su plan fuese un éxito.

— Ryan no puedo hacer el amor contigo – le dijo de sopetón y él le miro sorprendido.

— ¿Por qué?

Ryan estaba confuso ante el rechazo de Sandy, durante todo el noviazgo, ella se había mostrado tan condescendiente, incluso parecía estar muy enamorada, pero ahora justo el primer día como su esposa, estaba evasiva, de pronto unos celos comenzaron a invadir el cuerpo de Ryan al pensar que ella tuviese algo que ver con Dexter, como se lo había mencionado Annie.
Ryan no estaba enamorado de Sandy, o al menos eso creía, él quería tenerla, que fuese suya, le fascinaba, despertaba en él deseos que nunca antes alguna otra mujer había despertado. La forma en que lucía su cuerpo en ese vestido, resultaba tentador para él, en muchas ocasiones la soñó desnuda, tumbada sobre su cama, entregándosele.

Sin embargo parecía que esa noche en sus brazos, seguiría formando parte de sus sueños, al menos esa ocasión.

Corazón Traidor © (Borrador)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن