Capitulo #52

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Grito de la rabia y coraje que tenia, mientras golpea con sus manos hechas puños el árbol haciendo que sus nudillos se colocaran moradas.

Ella sabia o muchas veces le habían dicho que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.  Ann sentía las dos cosas, de una manera cruel y dolorosa,.

El dolor en sus ambas manos eran insoportable, pero no se detuvo, continuo golpeando el árbol, hasta que vio sangre correr por sus nudillos. Se tiro al suelo y sollozo.

La de ojos azules sentía rabia en sus venas, y no podía controlar sus acciones, ya que esta se encontraba  golpeando el suelo con ambas manos.

Aferrarse a la rabia es como agarrar un carbón ardiendo con la intención de tirarlo a alguien; eres tú quien te quemas. Esa frase siempre se la mencionaba  su madre cuando tuvo su primera pelea con James, era totalmente verdad, sentía su garganta con un nudo  y esta ardía con intensidad cada vez que daba un golpe al suelo. 

-¡Ann!-grito la voz de James el cual se encuentra desesperado. La de ojos azules al reconocer su voz, no le importo, solo se quedo en silencio.

-¡¡¡Ann!! Por favor, aparece-grito pero esta vez con la voz rota.

-¿James?-pregunto la de ojos azules escondida atrás del árbol.

El de ojos esmeraldas  se acerco donde provenía la voz dulce de Ann. La vio tirada en el suelo con su pelo desarreglado y sus manos moradas y con sangre.

- ¿Que te hiciste, cariño?-cuestiono abrazándola contra su pecho. Sintiendo su calor.

Ann comenzó a llorar nuevamente contra su pecho mojando su camisa, cosa que no le importo a James. Le gusta sentirla cerca, era como si se sintiera en casa junto con Ann.

-¿Sera que la pelirroja tenga razón?¿quizás me gusta Ann?¿Acaso seré muy idiota para no notarlo?-pensó James.

-Shh esta bien Ann, todo esta bien-le susurro con dulzura para calmar los llantos desesperados de su amiga.

Ann lo abraza con fuerza, como si nunca quisiera que se separase de ella.  Y eso era lo que no quería que pasara.

Ya no escuchan sollozos, solo las respiraciones calmadas de ambos.

-Vamos a la casa para curarte tus manos.

- No-negó con la cabeza, sabiendo que su madre se encontraba allí.

- Se fue-la miro atento- Ella se fue de la casa, dijo que quería darte unos días para pensar.

-Bueno, vamos a casa-hablo levantándose del suelo.

James la imito y la abrazo mientras caminan a la casa. La de ojos azules sintió que están solos en el mundo. Que el mundo esta bajo sus pies y no podían sentir dolor o sufrimiento si están juntos.










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